Partida Rol por web

Ashlyn le respondió y como él había intuido, le comprendía. Tras escucharla, supo que tenían mucho en común. Quizá ella era más directa, quizá tenía menos dudas. Quizá sólo era que Don Urik quería asegurarse de estar haciendo lo correcto y no equivocarse por culpa de aquel maldito lugar que enturbiaba sus poderes. Fuera como fuese, ambos estaban en el mismo carro. 

- Sobre Elyzabeth...yo mismo he estado a punto de iniciar una fuerte discusión con ella, por llamarlo de alguna forma. Pero me he fijado que los cadáveres que hasta ahora ha levantado y usado han sido de seres malvados o que habían cometido fechorías en su anterior vida. O al menos así me lo ha parecido a mí, quizás me equivoque, pero es como si ésta muchacha tuviera una especie de sentido de la ironía tremendo, usando la nigromancia con seres malvados para acabar con otros seres malvados...es como la ironía dentro de la ironía dentro de la ironía. Esta idea es lo que ha contenido mi mano hasta ahora. Ella está rozando siempre el límite, desde mi punto de vista, claro...pero nunca lo sobrepasa. De todas formas, he de darte la razón en que hay prioridades, pero nunca a coste de vidas inocentes. En el momento que Ely cruce ésa línea, se acabó. - 

Con ésto ya estaba todo dicho de hasta donde iba a aguantar Don Urik. 

- Sobre Gertruda y Jander y su grupo, sí, sospechoso y eso precisamente es lo que quería investigar. Cuando lo pillemos, que lo pillaremos en un renuncio, acabaremos con él y con los que le defiendan. Dalo por hecho. - sentenció. 

Y con ésto, llegaron hasta la posada, no tenían tiempo para más...si querían seguir hablando en privado, tendrían que buscar otro momento.  

Ashley no hizo si no confirmar que se pondría del lado de Don Urik con respecto a la pregunta de Elyzabeth. Ella era más directa, desde luego, pero la idea era la misma.

De repente el posadero, a instancias de Ely, echó a todo el mundo y atrancó la puerta. Él y el joven comenzaron a discutir...

Y ahí estaba. Un giro de guión que, cuando parecía todo perdido para las esperanzas de Don Urik de encontrar a la otra orden perteneciente a su iglesia, de repente aparecía. 

La revelación pilló al caballero-paladín por sorpresa, no por no sospecharlo, pues si hubiera tenido tiempo quizá le hubiera venido dicha posibilidad, la de un aprendiz, a la mente. Más bien porque ahora mismo estaba muy concentrado en la charla con sus amigos y compañeros, y su mente en otras cosas. No esperaba centrarse en ése otro asunto hasta ir al cementerio a visitar la tumba de Pyoor. 

El lugar había quedado en silencio tras la salida a correprisas del resto de clientes, y la luz de la vela le daba un aspecto clandestino a la posada. El cuervo de Don Urik voló hasta el hombro del joven, y el caballero lanzó una exclamación de sorpresa...era la primera vez que le sucedía. La revelación del joven puso una pieza más en el puzzle que poco a poco se iba completando, y su arrogancia hizo sonreír a Don Urik. 

Antes de poder abrir la boca, Ashlyn saltó en defensa del caballero, y éste asintió a la mujer, agradeciéndole la intervención. 

- Ha dicho la verdad, compañero. Soy Don Urik, caballero del cuervo, alumno de la Dama Vey Rallen, asesinada por Strahd. También busco las dos reliquias, aunque ya he encontrado una, como ya has visto y ya te han informado. - dijo mirando a Ashlyn. - Lo que dice ella es correcto. Me congratula encontrar a otro de los míos, pues pensaba que estaba sólo y era el último de los caballeros del cuervo. Te invito a unir fuerzas con nosotros, ya sabes nuestro objetivo. No cederé el amuleto, pues me he comprometido a usarlo con mi amiga Irina para librarla de los sueños sobre Strahd...pero nada me impide cederte la estatuilla si te unes a nuestra lucha. ¿Cuáles son tus objetivos, Don Bray? - preguntó.

Alzó una mano y ordenó al cuervo volver a su hombro, el lugar donde debería estar. 

Lo dicho: es realmente reconfortante escuchar historias junto al calor del hogar, con una jarra de vino delante y buena compañía alrededor. Habría sido divertido escuchar  a Walt contar la suya -aunque ya sepamos de su búsqueda paterna en mayor o menor medida- y muy interesante conocer qué historia se esconde debajo de la chistera de Zack. Tendremos que preguntárselo cuando haya ocasión.

Agradezco las palabras de amistad del Caballero y me muestro de acuerdo con la exposición moral hecha por Ely. En esa concepción del bien y el mal pensamos de forma parecida la clérigo y yo, aunque yo no comparta su afición por revivir a todo muerto que se le ponga delante.

Puesto que no hay mucho comercio de objetos mágicos, deberíamos comparar cualquier cachivache alquímico que encontremos en Barovia antes de volver a la cueva. Mañana bajaremos a las marismas a canjear a Valanthe por un buen pacto, y sellada la paz, Tendremos unas palabras con Strhad y ayudaremos a Irina a conservar la mansión, le pertenezca o no, porque es nuestra amiga.

- Me parece un plan excelente. -seguro que tiene algún que otro fleco que pulir, pero así, en líneas generales, me resulta un orden de acciones muy coherente. A ver si es verdad que logramos un buen trato con los licántropos; tenerlos de aliados ayudaría en el posterior intercambio de palabras que tenemos que tener con Strahd.- Y el final es inmejorable; brindo por ello.

Y hablando de posibles aliados, aquí ha aparecido sorpresivamente un representante de una de las escisiones de los Cuervos, en la figura del joven Bray.

- Y… ¿cuántos miembros de vuestra Orden quedáis en la actualidad? -pregunto para matizar esa “falta de efectivos” y ese indicador gesto abrazando al vacío. No sé si el número que me estoy imaginando necesita de una gran "tapadera" para seguir en la clandestinidad. 

El cuervo Hurrn volvió a volar hasta el hombro de Urik. Bray frunció el ceño, para más tarde esbozar una sonrisa.

Puede que una reliquia para cada agrupación sea lo más adecuado, y a lo máximo a lo que pueden esperar los Guardianes de la Pluma Negra dadas las circunstancias...

Según Pyoor, el icono del cuervo descansa sobre el altar de la capilla del castillo de Strahd. Ahora que dispongo de un equipo, puedo intentar el asalto al castillo para tratar de recuperarla. Sé que puede resultar intimidante, y que creéis que entrar en el castillo está por encima de vuestras posibilidades-Bray no sabía que ellos ya habían estado en el castillo, llegando hasta la mismísima cámara del tesoro-, pero esta vez contáis con mi ayuda. Los cuervos me han hablado de los exteriores del castillo. Existe un muro que separa el patio de armas del patio trasero. En el patio trasero se pueden ver los ventanales de cristales tintados de la capilla. Podemos romper una ventana y trepar para colarnos dentro desde el patio, o podemos entrar por la puerta principal, cruzar toda la planta baja y llegar hasta el Icono del Cuervo.

Cuando el semielfo preguntó por otros integrantes de os Guardianes de la Pluma Negra, Bray dudó. No era una información que hubiese que desvelar a la ligera.

En total somos tres. Arik es solo un colaborador, no sabe luchar-Arik se encogió de hombros, como tratando de decir "es lo que hay"-. Yo soy el músculo. Y el tercer miembro... El tercer miembro es el cerebro. No estoy seguro de que pueda llevaros ante ella en estos momentos, primero deberéis ganároslo, ¿de acuerdo? Atesora muchos conocimientos y os puede ayudar con información extra si lográis devolvernos el Icono del Cuervo.

Los Guardianes de la Pluma Negra eran menos que el grupo de aventureros, pero iba a la par de lo que quedaba de la Orden del Cuervo, que solo contaba con Urik, Hurrn y una inmortal tullida.

Vaya. Otra cosa más a apuntar en nuestra apretada agenda o, mejor dicho, en el pergamino de Ely que está ya lleno a rebutir de anotaciones. No sé cuándo encontraremos el momento adecuado para proceder a la sustracción del Icono, pero estoy bastante convencido de que sabremos encontrar un hueco.

Espero a que el Caballero del Cuervo muestre o no su interés en colaborar con Bray, mientras acabo de dar cuenta a la comida y aguardo las indicaciones de Ely para ir a la tienda a hacer efectiva su lista de la compra.

    Ida preguntó algo en voz baja a Elyzabeth. La clériga se encogió de hombros y respondió: –Los dioses, el destino, o la puñetera casualidad- Su sonrisa se tornó amarga -La vida es un chiste que se ríe de nosotros y, de vez en cuando, se nos permite escribir algún renglón de nuestra historia- Ely recorrió con sus dedos el margen de una página del diario de Danovich –Hay quien solo ve la luz…y están ciegos porque la moral, por sí sola, no enseña nada de la vida- No pudo evitar lanzar una mirada a los paladines. Luego señaló el texto -El mensaje está en lo negro.- Aleccionó a su pupila. –…Pero si todo fuera negro y oscuridad, no podríamos leer el libro- Explicó levantando el dedo. –El contraste entre blanco y negro permite ver las letras y aprender. Quizás por eso nos haya juntado el destino.-

Ely se aclaró la voz y leyó a sus compañeros (Sólo a ellos) lo que estaba buscando:

“Irina Kolyana no es la hija legítima de Kolyan Indirovich. Irina nunca lo supo, pero el viejo Kolyan la encontró un día en las lindes del bosque Svalich, cerca del mismísimo risco del castillo Ravenloft. Por aquel entonces no era más que una niña y no tenía ningún recuerdo de su pasado. Kolyan la adoptó como si fuese propia y la quiso como tal.”

-Dos días después se menciona la ceremonia de entierro de la difunta Indirovich, esposa del Burgomaestre Kolyan, muerta en un doloroso parto. Tres días después el diario cuenta de modo trivial el bautismo de Irina.-

Indirovich es apellido, Kolyan es nombre de pila, los apellidos de soltera en Barovia llevan el nombre del padre terminado en -a. por eso no coincide el apellido de Irina con el de sus padres o su hermano.

Kolyan Indirovich (apellido de la familia).

Ismark Indirovich (el apellido de la familia se perpetúa con los hijos varones).

Irina Kolyana (= Irina, hija de Kolyan; por estar soltera).

Irina Von Zarovich (sería el apellido de Irina si se casase con Strahd).

Irina Indirovich (para llevar el apellido de su padre, Irina tendría que casarse con su hermano Ismark).

Elyzabeth Tergrara (sería mi apellido de soltera si fuese de Barovia).

Al recordar a su padre se emocionó y cerró el libro de golpe.

Ely se quedó en silencio tras escuchar a los paladines. Finalmente asintió con la cabeza y bufó en voz baja: -...Queréis justificar que mataríais a un compañero que ha sacrificado hasta su alma por mantenernos vivos. Gracias por vuestra sinceridad, pero no esperéis que os aplauda-

La clériga respiró hondo. Recibió al posdero con una sonrisa teatral y este les reveló la verdadera identidad del mozo.

-Esto…Esto es más de lo que esperaba descubrir- Confesó al escuchar a Bray

-¡¿Cómo has hecho para que el cuervo te haga caso?!- Aquello era lo que más le interesaba a Ely. Después trazó un plan:

-Si, si, eres un eventurero estupendo. Menos mal que contamos contigo...- Se burló de Bray. -Te ayudaremos a recuperar la estatuilla.-Asintió con un gesto despreocupado de su mano. - Buscamos en la cámara del tesoro, pero no recuerdo haber visto la estatuilla que describes. Sólo la de un diablillo dorado.-Apuntó, revelando que ya habían asaltado el castillo-  Antes de volver a Ravenloft, tenemos que equiparnos, cumplir cierto ritual y garantizar que los licántropos no ataquen a las personas. Vamos a intentarlo con diálogo y cordialidad- Dijo burlándose de su propia ingenuidad. -Luego iremos al castillo. ¿Podrás esperarnos?.-Entonces miró a sus compañeros y les preguntó con la mirada: -¿O quizás podamos dejar a nuestra invitada nudista disfrutando de la compañía de nuestros amigos un poco más...Y ahorrar así algo de tiempo- Propuso como alternativa.

Antes de volver a Ravenloft, tenemos que equiparnos, cumplir cierto ritual y garantizar que los licántropos no ataquen a las personas. Vamos a intentarlo con diálogo y cordialidad- Dijo burlándose de su propia ingenuidad. -Luego iremos al castillo. ¿Podrás esperarnos?.-Entonces miró a sus compañeros y les preguntó con la mirada: -¿O quizás podamos dejar a nuestra invitada nudista disfrutando de la compañía de nuestros amigos un poco más...Y ahorrar así algo de tiempo- Propuso como alternativa.

- Yo me inclino más por el plan original. -no es que me importe en exceso, pues seguiré como un corderito cualquiera de las decisiones que se tomen, pero eso es lo que me parece más prudente.- Creo que es prioritario arrebatar a Strhad los poderes que ha obtenido de la Tierra y hacerlos nuestros. Yo acabaría esta noche mismo con el ritual de la Montaña y aprovecharía la visita de mañana a los pantanos para indagar sobre el Santuario que nos queda.

Volver a entrar en el Castillo... -reflexiono en voz alta- Yo no tentaría otra vez a la suerte hasta haber debilitado a su propietario.

Ante la respuesta de Bray, Don Urik no pudo menos que torcer el morro. No le había gustado la asunción del caballero "amigo", al igual que no le gustaba el misterio ante el tercer componente de su "agrupación". No dijo nada ante la nueva pulla de Elyzabeth, pues ya había aprendido que la mujer disfrutaba "dejándolas caer" y haciéndose la víctima y si tenía algo que decirle, sería fuera de allí, cuando su grupo estuviera a solas y sin oídos indiscretos cerca. - Mi compañera ya te lo ha dicho, Bray. Tenemos ahora mismo otras prioridades. Puedes acompañarnos si así lo deseas, no tenemos nada que ocultar en nuestra lucha contra Strahd. Iremos al castillo cuando más nos convenga, pero si en realidad perteneces a la otra vertiente de mi orden*, entiendo que te unirás a nosotros. - dijo el caballero, temerario como siempre, dispuesto a pregonar su lucha contra el mal y contra un vampiro en particular, a pesar de la osadía que representaba y lo sorprendidos que los barovianos se mostraran ante tal actitud. También le dejó claro con ésta declaración que ellos no eran "su equipo", si no que sería él, Bray, quien se uniría al grupo y no al revés. - Sobre ése tercer miembro, si tiene información que nos pueda ayudar, lo lógico sería compartirla. ¿O acaso no lucháis contra los muertos vivientes como yo? ¿Por qué tanto secretismo conmigo? ¿qué sentido tiene eso...si somos apenas seis, no deberíamos apoyarnos al máximo de nuestra capacidad? - preguntó. **

Quizás la pregunta se había hecho con tono inocente y en cierta medida conciliador, pero había un poso de fondo de advertencia en la misma. Don Urik pertenecía a una orden que luchaba contra el mal y los muertos vivientes, estaba orgulloso de ello y no concebía el secretismo o los favores políticos entre miembros de su Orden. Si la orden poseía información, objetos o algo que ayudara a la lucha contra el mal de sus caballeros, era obligatorio compartirlo, al menos desde el punto de vista de Don Urik. El negarse o poner trabas significaba, para Don Urik, que algo raro pasaba, y por lo tanto, pasaría a considerarlos con desconfianza.

Estaba contento por haber encontrado a más miembros de su orden, aunque fueran de la vertiente menos combativa, pero no iba a tolerar que nadie se inmiscuyera o que pusiera trabas, ya tenía bastantes problemas. Le estaba dando la oportunidad a aquel supuesto caballero que se redimiera de tan falaces palabras y actos, y contribuyera a la causa demostrando su legitimidad a pertenecer a la misma, siempre desde el punto de vista de Don Urik, claro estaba. 

Al escuchar a Reluë, asintió dando su conformidad a lo expuesto por su compañero. - Coincido. Primero arrebatar los poderes de la tierra a Strahd, luego posibles aliados o ayuda...y luego ya veremos. -
 

Escucho al tal Bray y, aunque también escucho a Elyzabeth (como para no oírla) y a Relue (con el que comparto visión) prefiero esperar la respuesta del principal interesado, Urik. Y esta no tarda en llegar.

Una sonrisa asoma a mis labios, afirmando en diversos puntos. Volver ahora al castillo sería una locura. Strahd seguramente esté preparado. Mejor debilitarle antes.

Miro a Bray. Sería un placer tener otro "cuervo" con nosotros, si quieres luchar contra el mal, como Don Urik.

El cuervo es una criatura inteligente. Fue él quién decidió acudir a mi hombro, como gesto de amabilidad.

Va en contra de la filosofía de mi Orden afrontar al Mal de frente: es así cómo el Bien cae derrotado. Para luchar contra el Mal se necesita de la capa de la clandestinidad. No me uniré a vosotros en vuestros entuertos, pero esperaré el tiempo que sea necesario para conseguir el Icono de Ravenloft con vuestra ayuda.

Sobre el tercer miembro... No. Yo... No depende de mí. No puedo exponerla sin su consentimiento. Lo consultaré. Mañana os daré una respuesta. No me miréis así. Yo... En serio, no puedo hacerlo-Bray sentía la poderosa mirada de la Justicia de Don Urik-. Agh, está bien. Seguidme.

Bray les guió hasta la cocina, cuyas ventanas estaban abiertas y tenía un ambiente menos opresivo que el salón a oscuras de la Sangre de la Viña. Tiró de una anilla en el suelo para abrir una trampilla. El grupo descendió por unas escaleras de madera hasta un sótano de completa oscuridad. El único que quedó en la cocina era Arik, que les cerró la trampilla con un sonoro golpetazo. Estaban encerrados, no veían nada y Bray era tan sigiloso que era como ser guiado por un espíritu.

De pronto, unas luces danzantes de fulgor fantasmagórico se crearon en la nada. Iluminaron a izquierda y derecha dos largas perchas repletas de cuervos que empezaron a graznar. Bray ya no estaba allí, había desaparecido de manera tan siniestra como apareció.

Por favor, acercaos...-dijo una voz anciana más adelante.

Los ojos se fueron adaptando a la luz tenebrosa de los fuegos fatuos. Al fondo del sótano había un nido gigante de ramas. Una mujer de un gran vestido ocupaba el centro del nido como si fuese una gallina empollando huevos.

Mi nombre es Keeva Sesentainviernos, líder de los Guardianes de la Pluma Negra tras la muerte de Pyoor Doscientosveranos. Si el joven Bray os ha traído hasta mí es que le habéis producido una gran primera impresión.

Los cuervos seguían graznando, pero más bajo, casi de modo respetuoso ante la voz de la vieja humana. Keeva alzó un brazo y uno de los cuervos voló desde la percha hasta la mano de su ama.

Sé qué anhelais mi sabiduría, mis consejos. Los conocimientos que tengo no son gran cosa, me temo. Conozco algo de alquimia-con lo que podría fabricar lustre de plata-, y también puedo hacer que Bray os guíe a una entreda oculta del castillo de Strahd. Un pasadizo que os llevará directamente a los mausoleos de las mazmorras-dónde podrían realizar el ritual de la espada solar.

También os puedo revelar el motivo por el que la luz del sol no daña a Strahd ni sus huestes vampíricas. Strahd hizo un pacto con una diablesa llamada Khyristrix. El sello de ese pacto está en el Corazón del Día, una gema roja que es custodiada por Khyristrix y sus acólitos en lo más alto del castillo. Romped el Corazón del Día y la luz volverá a dañar al Conde Vampiro.

Perdón... quizás os estoy abrumando. Tal vez sea más hospitalario dejar que vosotros hagáis las preguntas sobre los temas que consideréis. Trataré de responderlas como buenamente pueda.

    Ely asintió a los planes de los aventureros. -Cuando no sermoneáis, casi me caéis bien- Bromeó con media sonrisa. Admitir el aprecio que les profesaba le costaba tanto como un asesinato.

La joven miró al cuervo de Urik y le hizo todo tipo de monerías para que volase hasta su hombro, pero no hubo manera. Acabó torciendo los labios y aprovechó una pausa de Bray para aclarar a sus compañeros las anotaciones de su lista:

-Irina e Ismark recibieron una carta en la que una tal Sasha Ivliskova (que debe tener 300 años) les daba de plazo hasta la séptima luna del mes, antes del anochecer, para desalojar su casa, alegando que era la auténtica Burgomaestra de Barovia.-

Bray fue a continuar con sus explicaciones, perlo Ely levantó el dedo para rogarle que esperase su turno para hablar –Tsss Jovencito…Que no eres el único salvador de Barovia- En realidad, Ely podría tener la misma edad que Bray y apenas llevaba unas noches en la ciudad, pero disfrutaba interpretándose a sí misma.

-¿No habrá alguna ley por la que puedas quedarte una casa si su propietario no la reclama, digamos…En tropecientos años?...¿O si eres una vampira?- Ely se reclinó en su asiento y sonrió al “músculo” de la orden de la pluma negra. –Si fuera así ¡Podríamos desahuciar al mismísimo Strhad de su castillo!- Sus ojos chisporrotearon de locura con el descabellado plan. –Es broma- Aclaró levantando la palma de la mano.

Ely bajó la mirada de nuevo hacia su pergamino y añadió unas estacas que había mencionado Urik. –Creo que nos entrará en el presupuesto- Rezongó con tono irónico. –…Pero no pienso llevar ajos, cebollas, queso, ni nada que huela como una parte del cuerpo- Le advirtió levantando el mentón con dignidad.

Bray acabó rindiéndose a la mirada inquisitorial de Don Urik y les condujo hasta el tercer miembro.

Si la clériga hubiera tenido algún conjuro de protección cuando los encerraron en la oscuridad, no habría dudado en lanzarlo. Su mano ya buscaba el mango de su arma cuando la anciana de los cuervos los sorprendió en la oscuridad.

-Es un placer conocerla, mi señora- Se relajó y saludó respetuosamente a Keeva. Luego lanzó una sonrisa traviesa al joven. –Ves…No ha sido para tanto- Dijo restándole importancia a una mujer que parecía empollar aquellos cuervos que tanto la obsesionaban.

Ely agudizó la vista y tomó nota de las revelaciones de la anciana. -“Romped el Corazón del Día”- Repitió subrayándolo dos veces. –Mil gracias- Levantó la vista y torció el gesto: -La última vez que nos enfrentamos a un demonio, casi lo cuenta él, en lugar de nosotros. ¿Algún consejo o para enfrentarnos a esa Khyristrix?...Debilidades por las cosquillas…Esas cosas de demonios.- Ely estuvo tentada de preguntar si aquella mujer ponía huevos en lugar de parir esas personitas llamadas niños, pero le pareció una indiscreción y se limitó a agradecer de nuevo la valiosa información.

Al recordar su lista, sus ojos se iluminaron*. -¿Ha dicho alquimia?...Pues sí, unos lustres de plata, ácido, fuego del alquimista y bolsa de maraña nos podrían ayudar. No sabemos a lo que nos podemos enfrentar y podemos pagarlo- No quería abusar de una aliada tan valiosa y original.

Pues yo creo que su información podría variar nuestros planes digo, pensativa.

Los rituales para despertar la espada solar son, rezar en la tumba del príncipe caído y, el segundo, derrotar un mal no por la fuerza de las armas, sino con inteligencia. ¿No creéis que, si convencemos a los licántropos de no atacar a la gente, estaríamos derrotando un mal con inteligencia y carisma?

Pero eso implicaría volver al castillo.

La excursión a través de pasilos completamente a oscuras acaba en una jaula subterránea llena de graciosos animalejos emplumados y la que parece la abuela de todos ellos.

- Señora Sesentainviernos... -me dirijo a ella después de que responda a las preguntas de Ely.- Mañana teníamos intención de ir de visita a los pantanos; -no sé si todavía continuará el plan en pie viendo que Ashlyn parece decantarse ahora por ir primero al castillo- tenemos algún asuntillo que tratar con los licántropos del bosque de Svalich, además de encontrar el antiguo Santuario del Valle, anegado ahora por las aguas.

Nos han dicho que los elfos-lobo están bajo la protección de una ninfa llamada Valicia. Pensamos que deberíamos parlamentar para intentar que ella y su tribu colaboren en la lucha contra Strahd. 

¿Conoce algo acerca de suyo o de los licántropos que deberíamos saber y que pueda ayudarnos en nuestras... negociaciones?

El caballero no contestó a Beth, pero intentó hacer una nota mental para recordar luego retomar el tema de la burgomaestra y el tema de los pertrechos, pues ahora tenían otra cosa entre manos.

Asintiendo fieramente a lo dicho por sus compañeros, Don Urik esperó la decisión del nuevo miembro de la orden del Sagrado Cuervo. Finalmente la justicia se abrió paso en la mente del Joven Bray, como no podía ser de otra forma, tal era el convencimiento del Paladín-Caballero, y accedió a llevarles en presencia de la sabia persona que componía el trío del ala cultural del Cuervo. Don Urik dicidió no comentar nada sobre esa falta de valentía tan flagrante que Bray había admitido abiertamente delante de todo el mundo. - ¿Que no se enfrenta al mal de cara? ¿Pero hay lugar para tamaña cobardía en mi orden? - pensó exasperado pero conteniendo su exabrupto el valiente y decidido caballero. Tendría que tener largas palabras con Lugdana luego, pues al parecer no conocía todo lo que debía conocer sobre su propia orden.

Bajando a los sombríos cimientos de aquella posada tras la sombra sigilosa de aquel joven mancebo, el caballero pronto se encontró, junto a sus compañeros, enmedio de una oscuridad total. Su mano se dirigió a la empuñadura de su arma, al igual que haría alguno de sus compañeros sin saberlo él, pero no fue necesario desenfundar pues cuando la luz retornó estaban delante de una venerable anciana sentada cual gallina ponedora en medio de un nido de cuervos. Una bandada de tales animales permanecía expectante en sendas perchas. A Don Urik ésto no le molestó en absoluto e incluso notó como su cuervo se animaba ante la perspectiva de un rato de solaz con los suyos.

El caballero hizo una educada reverencia a la señora que se había presentado a sí misma como líder de la otra parte de la iglesia de Don Urik, Keeva Sesentainviernos. La escuchó educadamente y se sorprendió al escuchar que a Strahd no le afectaba el sol, por lo que aquella información era oro para ellos en éstos momentos. También que el vampiro tenía un acuerdo con una diablesa. Todo eso les ayudaría a ir mejor preparados.

Ante las preguntas inteligentes y sabias de sus compañeros, decidió no añadir nada, pues la venerable señora ya tenía varias cosas que responder, y esperó su respuesta para poder pensar en ella y hacer alguna pregunta que les valiera la pena.

A Ashlyn le contestó con una inclinación de cabeza, convencido que era como ella decía, y quizás ahora sí, pensando que sería buena idea ir al castillo ahora que lo tenían cerca y sabían de una entrada más, para poder empezar a despertar el poder de la espada.

Las respuestas de la mujer marcarían las siguientes decisiones.

Y a pesar de todo, Don Urik seguía mosqueado por la repentina desaparición del otro caballero del Cuervo.

Khyristrix es una diablesa de una raza llamada hamátula, es decir, un diablo punzante. Inmune al fuego y al veneno. Resistente a la magia, el ácido y el frío. Para dañarla os conviene tener armas buenas. No me refiero a bien forjadas, sino a buenas... Armas reforzadas con la magia del Bien. Si tiene poderes propios más allá de los de su raza lo desconozco.

Puedo proveeros de los objetos alquímicos que me pedís, y a un precio razonable. De todos... salvo el lustre de plata. La plata es escasa en estas tierras, y deberéis aportarla vosotros. Os daré el vial de ácido, de fuego y la maraña por cincuenta monedas. El lustre me llevará un tiempo, os lo haré llegar por Bray cuando lo termine. En principio son... veamos... ciento veinticinco monedas de oro y cien monedas de plata para hacer un vial de lustre.

En cuanto al pantano... Es terreno vedado para mis cuervos. Los que envié allí nunca volvieron. Es de lo que menos información os puedo aportar.

Valicia es una ninfa muy antigua. Los antiguos sellos de la tierra de Barovia estaban ligados a ella antes de que el suelo que pisamos se corrompiese por culpa de Strahd. Esa corrupción la habrá consumido en el odio y la oscuridad. Mientras Strahd mantenga al menos uno de esos sellos, Bosque, Montaña y Pantano, será imposible mantener un diálogo amistoso con ella. Pero esos ojos...-dijo a Ashlyn-Tú ya has roto uno de los sellos, ¿verdad, muchacha? Si os hacéis con el vínculo con la Montaña y con el Pantano, tal vez podráis resolver vuestra disputa amistosamente.

Hace mucho que el Santuario del Valle no se llama así-corrigió a Reluë-. Desde que el río Ivlis desbordó se le conoce como el Santuario del Pantano. Y antes que eso, Pyoor enterró las reliquias de los santos, uno debajo de cada monolito, para que su pureza debilitase la unión de Strahd con las Brumas.

En el Santuario del Bosque está enterrado el mechón de pelo de Santa Markovia.
En el Santuario de la Montaña está enterrado el polvo de hueso de Santa Ecaterina.
En el Santuario del Pantano está el diente de San Bogdán.

Es posible que hayan pedido todo su poder santo a estas alturas o que aún les quede algo de magia para ayudaros en vuestra aventura; pero si se han corrompido por completo, absorviendo a lo largo de los siglos el Mal de la tierra, las tres reliquias pueden ser peligrosas si caen en malas manos.

En cuanto al Sello del Pantano, si lo rompéis le quitareis a Strahd la resistencia al fuego, al ácido y al sonido, y ganaréis esas defensas para vosotros. El Sello de la Montaña os hará la piel tan resistente como el de una armadura.

De los elfos lobo no sé mucho. En ocasiones se les ve merodear cerca de los límites de los bosques de Svalich. No dejéis que os muerdan.

¿Puedo ayudaros en algo más?

¿No creéis que, si convencemos a los licántropos de no atacar a la gente, estaríamos derrotando un mal con inteligencia y carisma?

Ely ladeó la cabeza pensativa. Sonaba tan bien que quiso creer que valdría. Las leyendas y acertijos Barovianos resultaban más quisquillosos que los mismísimos dioses.

Agradeció las preguntas de Reluë y reprimió su impulso de morderle su orejita puntiaguda allí mismo.

Pack alquimista: por 50 po ganas 1 frasco de ácido, otro de fuego griego y una bolsa de maraña. Lustre de plata: (125 po y 100 pp.)x2

-Si pudieran ser dos Lustres, sería maravilloso- La joven rebuscó entre sus enseres y depositó en la repisa todo lo necesario para elaborar los objetos alquímicos.

Para dañarla os conviene tener armas buenas

-Conozco el poder para que nuestras armas superen sus defensas-Aseguró sin dudarlo. Pero…¿Boccob me escuchará?. Se preguntó a sí misma. Hizo una breve descripción del conjuro* y rogó porque su viejo dios no fuera celoso. -¿Dónde podríamos proveernos de pergaminos de magia divina?- Preguntó a la anciana para no forzarla. Adquirirlos allí sería más agradable que volver al campamento de Madame Eva y mucho más rápido que inscribirlos ella misma.

Si os hacéis con el vínculo con la Montaña y con el Pantano, tal vez podráis resolver vuestra disputa amistosamente.

-Entonces buscaremos las reliquias e iremos al santuario del pantano antes de hablar con la ninfa- Asintió mirando a sus compañeros. Pedirían a Walterly y Zack que custodiasen a la licántropa hasta su regreso, y de paso mantendrían “Okupada” la mansión hasta que pudieran resolver la amenaza de desahucio. Elyzabeth se apiadó del infeliz que apareciese por allí con el tepestaní dentro.

-¿Hemos encontrado alguna de esas reliquias?- Dudó repasando sus abarrotados pergaminos.

¿Puedo ayudaros en algo más?

Keeva les había ayudado muchísimo, aun así no se resistió a aprovechar semejante fuente.

-Dos preguntas más, si no es abuso. ¿Ha oído hablar de Sasha Ivliskova? Ismark y su hermana Irina han recibido la siguiente misiva- Ely dio la vuelta a su pergamino y leyó la copia que había transcrito:

Estimados habitantes de la mansión de Barovia:

Me pongo en contacto con ustedes para informarles de un requerimiento formal. Les apremio a abandonar la mansión. Esta orden de desahucio debe ejecutarse en la séptima luna del mes, antes del anochecer.

Atentamente,

Sasha Ivliskova
(legítima burgomaestra de Barovia)

-¿Puede reclamar la mansión? Según Ismark ¡Esa mujer tendría ahora unos 300 años!-

Después bajó el tono, como si se sintiese culpable de hacer la última pregunta, pero a la vez esperanzada de la respuesta. -A través de Arik y Bray ya conocerá a Jander y su grupo. Jander es como un unicornio con alas…Guapo, elfo…vampiro- Suspiró -¿Cree que debemos confiar en ellos?¿Puede haber un vampiro bueno?- Sus ojos miraron de soslayo a Ashlyn, después Ely miró a la anciana. La pregunta que realmente quería hacerle era sobre el ataúd del carromato azul, pero traicionar a Madame Eva era un paso que aún no estaba dispuesta a dar.

Afirmo en reconocimiento a la anciana sabia. Para enfrentarnos a la demonio, entonces, sería bueno haber completado alguno de los rituales de la espada solar.

Por otra parte, me pregunto si Lugdana, como ser de luz, podría hacer un arma "buena" y cuánto duraría el efecto.

Me quedo pensativa y miro a la anciana. ¿Bastaría una invocación de Encantar Arma lanzado por una persona buena para hacer un arma buena y poder dañar a Khyristrix?

Yo podría tener los dos lustres preparados para mañana y un pergamino divino para pasado mañana.

No tenían ninguna de las reliquias de los tres santos, ya que nadie cavó bajo el monolito del Bosque ni bajo el de la Montaña. Ojalá hubieran tenido esta información cuando pasaron por ambos lugares.

Sasha Ivliskova fue la Burgomaestra hace mucho, mucho tiempo. Se enfrentó a Strahd y como resultado desapareció. Sea o no sea la persona que dice ser, debéis entender cómo funciona el poder. Originariamente había un consenso tácito en la figura del líder, que lo convertía en Burgomaestre. Con el asentamiento en el valle, los Von Zarovich se convirtieron en líderes de líderes, y otorgaban la administración de las tierras a las personas que estimaban oportuno. La llegada de las Brumas lo cambió todo. El Mal en el mundo ha hecho que el Burgomaestre lo sea por valor. Aquel lo suficientemente valiente para convertirse en cabecilla y blanco de todos los ataques se gana el respeto de la gente. La mansión será de aquel que se la gane.

Eso no les aclaraba mucho sobre el asunto. Keeva tampoco podía ayudarles mucho con el tema de Jander.

No puedo deciros en quién confiar. Existe una maldad intrínseca en criaturas como los vampiros o los licántropos, pero a veces tener un objetivo puede ayudar a eliminar la tentación y a resistir la llamada. Un licántropo mantiene su libre albedrío mientras mantiene su apariencia humana. Un vampiro puede elegir alimentarse de la sangre de las alimañas del bosque en lugar de la de los seres humanos. En cualquier caso, esos estados de calma son temporales y durarán solo el tiempo en el que la voluntad de los implicados logre imponerse.

Encantar Arma no sería suficiente contra Khyristrix. Necesitaréis alinear arma... Puedo prepararos un pergamino con esa magia por ciento cincuenta monedas, pero también os puede servir la Espada Solar. La Espada Solar es buena, y puede dañar a la diablesa.

Sin embargo, primero tenían que despertar los poderes de la espada.

Si no tenéis más preguntas, Arik os hará compañía arriba hasta que encuentre los productos alquímicos que os prometí.

Algunos cuervos se lanzaron hacia las monedas brillantes dejadas por Elyzabeth y volvieron a las perchas con ellas entre sus picos. Había más dinero que cuervos y la mayoría se quedó allí dónde la humana lo había dejado.

Lo cierto es que la visita a esta venerable señora de un montón de inviernos ha sido bastante productiva, tanto en material alquímico como en informaciones varias que nos pueden aclarar -o liar aún más la cabeza, según se mire- cuáles deben ser nuestros próximos pasos. Desandamos el camino andado hasta encontrarnos de nuevo fuera de la galería subterránea.

Si os hacéis con el vínculo con la Montaña y con el Pantano, tal vez podráis resolver vuestra disputa amistosamente.

- Parece que tendremos que pasar por el Santuario del Pantano antes de ir a visitar a la ninfa. -Recuerdo las palabras de la Guardiana emplumada, que pueden hacer replantearnos nuestros planes.- Deberíamos decidir qué hacemos ahora: Acabar de una vez por todas con el tema de los Santuarios o primero colarnos en los sótanos del Castillo para despertar el poder de la Espada. -Miro a mis compañeros a ver qué prefieren. Yo, si tengo que opinar, comenzaría por arrebatarle los poderes de la Tierra a Strahd.

Por otra parte, tenemos el tema de Irina; y no me refiero al problema de la casa donde vive sino al... otro. -que, por cierto, si el cargo de Burgomaestra se obtiene ahora por valor, no se me ocurre mejor candidata que la pelirroja. Aunque claro, para ello debería estar curada de su licantropía fuera de toda duda. No creo que a los aldeanos les haga ninguna gracia tener una burgomaestra que aulle a la luz de la luna. Miro a Ely, recordando esperanzado sus enigmáticas palabras, a ver si le da por desarrollarlas un poco más.

“Respecto a Irina…-Ely lamentó el innecesario sufrimiento de la mujer. –Dejarlo de mi parte- No añadió más..”