Partida Rol por web

Finalmente los aspirantes a Filos del Alba habían logrado cumplir con el examen. Aún les quedaba una última prueba, pero había que reconocer que, a pesar de las dificultades encontradas en la torre, habían logrado salir sanos y salvos.

Ahora llegaro a la Escuela del Horizonte, estaban cansados y agotados y era un buen momento para irse a descansar. A la mañana siguiente tendrían que realizar una última prueba que aún desconocían.

A la mañana siguiente todos y cada uno de vosotros teníais una carta en vuestra habitación. Los aspirantes a Filos del Alba habían sido llamados para ser informados de la última misión que tenían que realizar, la instructora Aerith los volvería a acompañar, pero esta vez sería parte del grupo y no la líder.

Durante aquella misión, los aspirantes tendrían que demostrar sus cualidades de liderazgo. Deberían nombrar a un líder, y cumplir sus órdenes. Para ser informados de la misión tendrían que reunirse en el vestíbulo de la escuela, donde el Sr. Brakdon los esperaría.

Cuando llegais allí os dais cuenta, que en la lista solo aparecen los nombres de Arthas, Bedric y Odyr. A pesar del estado lamentable en el que habían llegado, los tres parecían haber superado la primera prueba, ahora tendrían que hacer un último esfuerzo.

Cuando estuviesen preparados, el Sr. Brakdon les informaría de cuál era su misión.

Tras una noche de descanso total, heridas curadas y todo restablecido, pude darme un baño en condiciones. En la bañera no dejé de pensar en todo lo que había ocurrido en la misión. Sabía que las decisiones habían sido correctas, y que quizá otras podrían haber salido mejor, pero eso ya era indiferente.

No podía dejar de pensar en el guardían al que se habían enfrentado y por el que casi habían muerto. Pensó en Alarido y el dolor que sintió cuando se deshizo como su fuera sólo aire.

El tiempo pasó y se dió cuenta porque el agua se fue enfriando. Secándose con velocidad, se puso un par de moños en la cabeza y cogió el primer vestido ceñido que pilló en el armario. Con las botas altas calzadas, salió corriendo hasta el vestíbulo, esperando encontrar allí a todos los demás... Pero no había nadie

Siempre llegando tarde...

El nómada pasa una mala noche, en la que casi es incapaz de dormir. Las emociones del día anterior hacen que le cueste conciliar el sueño, a pesar de su agotamiento; y una vez que se duerme, no puede evitar tener pesadillas, en las que los recuerdos de su pueblo natal se mezclan con el miedo a no dar la talla como aspirante a Filo.

Se despierta y encuentra la carta sobre la cama. Sin embargo, Bedric nunca aprendió a leer en su lengua natal, y mucho menos en la lengua del resto, que aun habla a duras penas ahora. Así que la guarda arrugada entre sus ropas y sale al pasillo, esperando encontrarse con alguien que pueda explicarle qué pone en ella.

Odyr durmió del tirón toda la noche. El cansancio que llevaba hizo que reparara en un profundo sueño, tanto que se le pasó un poco la hora de levantarse.

Con un respingo se incorporó de la cama y, después de asearse un poco, se vistió y salió corriendo al punto de encuentro.

Con un buenos días saludó a la instructora y a Bedric. Al menos no era el último en llegar.

A pesar de que la misión no había salido todo lo bien que esperaba, Gala consiguió dormir aquella noche como un tronco. No tenían ningún remordimiento por sus acciones y tampoco le echaba la culpa de su suspenso a sus compañeros, tenía claro que la querían dar otra oportunidad y por eso la esperaba una nueva misión.

Como quienes estuvieron en su equipo la última vez lo habían hecho mucho peor, esta vez no irían juntos, tenía nuevos compañeros y eso siempre era interesante, solo esperaba no verse arrastrada otra vez por las equivocaciones de los demás. Se encogió de hombros,  y si era así, qué se le iba a hacer.

Se dio una ducha revitalizante y se vistió, no debía olvidar sus armas pues lo más probable es que se marcharan directamente al lugar donde les esperaba su primera misión. Tenía intención de desayunar primero, había que coger fuerzas.

Llegó un poco tarde y algunos de sus nuevos compañeros ya estaban allí –Hola- dijo alzando la mano con una enorme sonrisa.

Cuando los aventureros estuvieron reunidos en el vestíbulo, el Sr. Brakdon hizo acto de presencia. Observó que Arthas no se encontra allí, y lo tachó de uno de los papeles que llevaba consigo en una libretilla.

Se ajustó las gafas para analizar a cada uno de los presentes, y al comprobar que el grupo estaba formado por tres aspirantes y una instructora, asintió.

Buenos días, chicos. Instructora. Hizo un gesto educado con la mujer, que ya era miembro de la escuela. Aerith, la prueba se puede decir que fue un éxito, vuestra misión era la de proteger la torre de telecomunicaciones y así lo conseguisteis, a pesar de los sucesos que ocurrieron, salisteis con vida. Algo que es digno de alabar.

Pero me temo que la prueba de los chicos aún no ha terminado. Esta es Gala, aún no conoce a su guardián. El consejo y yo hemos decidido que si salís con éxito de ésta misión, y conseguís que el Guardián de la Tumba se una a ella, todos aprobaréis el examen y pasaréis a formar parte del grupo de élite de La Escuela del Horizonte.

¿Cuántas pociones os quedan? Dijo mirando a Aerith y a sus alumnos. ¿Necesitais alguna cosa más, algo que pueda abasteceros antes de partir?

La tumba del guardián... pensé, recordando mentalmente el lugar de aquella tierra tan lejana. El viaje sería peligroso, sin duda. Bueno, dependía del camino a seguir. Me quedan cuatro pociones, Señor Brakdon miré a los demás. El lugar al que tenemos que ir está muy lejos, quizá tengamos que hacer noche. Hay dos posibles rutas. Larga y segura, corta y peligrosa. Habéis salido bien parados de vuestra misión, muestra de ello es que seguís vivos. Es el momento de tomar decisiones. ¿Qué necesitáis? ¿Qué necesitaremos para el camino? ¿Qué camino tomaremos?

Me temo que a mí no me queda ninguna. 

Antes había respondido al saludo de la chica nueva con una sonrisa y un leve cabeceó en señal de asentimiento.

Seguía sin sentirse cómodo estando al lado de chicas, sobretodo si eran hermosas. Los largos años de entrenamiento recluido en su templo no le había dado la oportunidad de entablar ningún tipo de relación con ninguna mujer.

Notó como sus mejillas se ruborizaban por un instante.

Ummm ¿Guardián de la tumba? ¿Qué tipo de guardián es ese?

Queridos alumnos, esa respuesta la obtendréis cuando lo conozcais. Tendréis que ser suficientemente fuertes como para derrotarle, y cuando él considere, se unirá a Gala. Pero una cosa os digo, no será tan fácil de vencer como los vuestros. Este es mucho más poderosos y se opondrá más a los golpes. ¡Tened mucho cuidado!

Luego miró al resto de los que no habían hablado. ¿Y vosotros, os quedan pociones o necesitais algo?
 

-Aún me quedan dos.-Digo sonriendo y agradecido por que así sea.-Pero ¿Sería posible pertrecharnos un poco mejor para esta misión?-Pregunto.-Dudo que mi honda sirva de algo y estoy en las mismas con mis jabalinas... quizas una armadura algo más pesada me vendría bien. 

Sonrió a los presentes cuando el director Brakdon mencionó su nombre, esperaba que se llevasen bien y sobre todo, que consiguiesen aprobar el exámen. Además le hacía mucha ilusión poder tener por fin un Guardián.

¿Pociones? Gala se sonrojó un poco -A mi no me queda ninguna- dijo, había gastado todas en su fallido examen y encima habían suspendido, era una suerte que el Sr. Brakdon les fuera a proveer de más. -Tampoco provisiones para el viaje- dijo de pronto y respiró hondo por haberse acordado, si no iba a morirse de hambre durante todo el viaje.

La instructora había propuesto dos posibles rutas y Gala meditó durante unos instantes -¿Cómo de peligrosa es la corta? -preguntó.

Las criaturas nos atacarán. Aunque pueden ser animales corrientes, como lobos, seguramente haya seres más poderosos, tanto que pueda peligrar nuestra vida. Podríamos pasar sin llamar la atención, pero no deja de ser arriesgado.

Bedric saluda a su nueva compañera a la manera de su tribu, inclinando la cabeza al tiempo que se golpea en el pecho con el puño. Después escucha la descripción de su nueva misión.

-Tampoco quedarme pociones.- Contesta el nómada. -Mi voto para el camino largo.

Puede que algo de equipo extra no nos viniera mal. ¿De qué podríamos disponer?

Bueno, dadme un listado de lo que necesitais, y veré si podemos encargarnos de ello. Mandaré a alguno de los empleados de la escuela a por ello. Seguro que alguno puede acercarse a Talant y encontrar lo que necesitais. Dice el director abierto a cualquiera de vuestras ofertas.
 

Yo no uso armas ni llevo armadura, pero quizás algunas pociones que potencien mis habilidades o incluso algunos pergaminos no me vendrían mal.

Odyr no pretendía abusar, pero ya que eran ellos los que se ofrecían 

Bedric se encoje de hombros. Todas sus posesiones son "prestadas" por la escuela, y el único objeto mágico que conoce son las pociones de curación que ya ha usado, así que no está seguro de cómo contestar a la oferta del director. Mira hacia su alfanjón, sin estar seguro de si es posible pedir un arma mejor; está encantado con lo que tiene.

-Más pociones de curación.