Partida Rol por web

Con tanta lluvia era imposible ver nada allí, ni con la luz de Aerith siquiera, pero vuestros oídos si que pudieron escuchar el sonido de ramas crujir, el de las hojas moverse y el de las ramas chirriar. Es como si todo el bosque estuviera vivo e incluso en movimiento. Bajo los pies de las dos muchachas, unas enredaderas y raíces parecían tratar de apresarlas.

Caminaba junto a sus compañeros con las manos sobre sus armas, listas para ser desenvainadas. Mientras caminaba miraba a su alrededor. Pero de pronto se dio cuenta de que habia algo que se movia bajo sus pies.

-¿Que está ocurriendo aquí?-Pregunto mirando al suelo.-¿Por qué crujen las ramas?

En aquellas condiciones era casi imposible encender una hoguera que les mantuviera secos. Aún así aquel lugar les guarecía de la lluvia y con un poco se suerte conseguirían secar sus ropas.

La lluvia era tan densa que la luz no era capaz de traspasarla. Los escalofríos me recorrían con tanta frecuencia que lo raro es que no los tuviera. Y era lo más normal, porque sólo se oían cómo crujía todo por todos lados. Podía ser el viento, animales o criaturas. Y cualquiera de las tres cosas podría ser algo duro si querían que se marcharan de allí.

Iba a girarme hacia mis dos alumnos para avisarles, cuando me mordí la lengua. Ya no era su maestra, ya tendrían que aprender ellos solos. Podría darles consejo, por supuesto, pero siempre y cuando lo pidieran o realmente lo necesitasen. Así que, suspirando, di unos paso más hacia delante cuando noté que algo se arrastraba bajo nuestros pies. El ver cómo las raíces parecían querer cogernos parecía indicar que había alguien capaz de hacer magia

¡Estad atentos! Es posible que nos vayamos a enfrentar a alguien capaz de dominar la naturaleza

Bedric y Odyr no eran capaces de prender un fuego en aquellas circunstancias, las ramas que habían encontrado tenían mucha humedad, y en lugar de fuego solo provocaban humo. Al menos sus compañeros sabrían donde se encontraban, pero seguramente no fueran los únicos, menos mal que la noche y la lluvia, podrían mantener alejados a cualquiera de los peligros que hubiera en aquel bosque.

Gala fue capaz de esquivar las enredaderas que estaban tratando de apresarla, pero la instructora no tuvo tanta suerte. Un montón de ramas y raíces apresaron el cuerpo de la mujer, apretándola con fuerza para no dejarla huir.

De entre todas aquellas ramas en movimiento salió una figura femenina, cuya mirada era salvaje e insondable y sus grandes ojos almendrados y su cabello poseían una pronunciada textura frondosa del color de las hojas, mientras que su piel parecía madera pulida.

Hizo un gesto con la mano, al tiempo que miraba a Arthas directamente a los ojos. ¿Estaba haciendo algo aquella criatura de los bosques? ¿Les estaría atacando?

El nómada frunce el ceño sin darse por vencido. Vuelve a repetir todo el proceso, seleccionando con cuidado las ramas más secas, colocándolas juntas y aplicando la chispa del pedernal con todo el cuidado del que es capaz. Está empeñado en conseguir un fuego, que es lo que Aerith les ha pedido.

Las raices se alzaron a gran velocidad y me enredaron las piernas. No tardaron ni un segundo en rodear mi cuerpo, apresándome.

¡Cuidado! grité, pero era tarde. La criatura apareció. Estaba incapacitada, no podría hacer nada para ayudarles. Tendrían que demostrar su valía ellos solos

-¿Qué...?- Es lo único que alcanzo a decir mientras me mira la criatura.

Bedric y Odyr lograron, a duras penas, prender el fuego que su instructora les había pedido. Ahora gozaban de cierto calor que les permitiría pasar más cómodamente la noche. Pero, a pesar de que estaban llamando la atención de cualquier ser cercano, Aerith, Arthas y Gala, seguían sin venir. ¿Les habría pasado algo?

Gala cayó al suelo profundamente dormida, mientras que la criatura seguía mirando directamente a los ojos a Arthas mientras le indicaba con sus manos que se acercara a ella. La instructora vio un hueco entre todas las ramas que la habían apresado y se deslizó suavemente a través de dos de ellas, para librarse del enmarañamiento.

-Lo siento, pero no me dejas opción.-Digo alzando mi espada.-Si deseas hablar, lo haremos, pero nos has atacado y, hasta que te detengas, eres nuestra enemiga. 

Gala cayó al suelo, mientras Arthas no había sucumbido al poder de esa golfa de la naturaleza. Me liberé de las raíces sin muchos problemas y sacudí el polvo de mis brazos.

Menuda forma de dar las buenas noches dije, y desaparecí durante unos instanes, para reaparecer a su espalda y flanquear con Arthas

Les había costado, pero al final habían conseguido hacer una pequeña hoguera. Tendría que ser suficiente para entrar en calor.

Odyr miró a las paredes que los rodeaban. El fuego bailaba y parecía que las sombras cobraran vida. 

Después pensó en los demás. Hacía ya bastante tiempo que se habían marchado. El monje miró a su compañero, la preocupación teñía su rostro.

Pero les habían dicho que esperaran ahí, y eso haría, al menos por ahora