Partida Rol por web

Desperté con las luces del alba. El sueño había sido reparador y nada intranquilo, lo que significaba que tanto mi yo consciente como el inconsciente se fiaban de esos alumnos de la escuela. Satisfecha y sonriendo, me puse en pie y, tras hacer mis calientamientos matutinos, recé a Obad-Hai para que me concediera su favor y entregara sus poderes. Tras todo esto, me acerqué a mis compañeros.

Buenos días. Despertad, tenemos un camino que recorrer. ¿En la guardia ha habido algún incidente? pregunté

Bedric se despierta al oír a Aerith y recoge su arma. Niega con la cabeza a la pregunta de su instructora.

Mientras se pone de pie, recoge un poco de arena del suelo y la lanza al aire; justo cuando la suelta, se levanta una pequeña brisa que hace que la arena caiga a la izquierda del nómada, algo que hace que Bedric frunza el ceño.

-Malo. Hoy caerá sangre.

-Ha sido una guardia muy aburrida- respondió a Aerith. Las guardia aburridas siempre le daban bastante sueño, por suerte previamente habia tenido un sueño bastante reparador, por lo que tenia bastantes energías y ganas de emprender de nuevo el camino.

-¡Vamonos! -dijo cuando estuvo lista.

Esperemos que no sea la nuestra.

Contestó el monje a las palabras del nómada.

Listo y descansado, sigamos nuestro camino.

-Nada que reseñar.-Respondo terminando de ajustarme la armadura.-¿Todas las guardias han sido igual de aburridas? No os preocupéis por la sangre, puedo sanaros con cierta facilidad.-Añado.

La mañana había amanecido algo más fresca que el día anterior, pero el camino estaba resultando mucho más tranquilo de lo esperado. El grupo de aspirantes a Filos del alba continuaba andando alerta ante cualquier contratiempo. Pero antes de que vieran nada pudieron comprobar que el cielo se estaba nublando y unas nubes negras amenazan tormenta.

Para cuando el sol estaba en lo más alto, el aire comenzaba a ser bastante frío y había hecho descender las temperaturas más de cinco grados... mientras hablabais el vaho salía de vuestra boca, y cierta agüilla se empezaba a acumular en la punta de vuestras narices. Hacía bastante frío, pero eso no iba a impediros que siguierais avanzando.

Y al final, tras recorrer el segundo día de camino, nada ni nadie os interceptó. El viaje estaba resultando más cómodo de lo esperado. Era hora de volver a descansar, hacer guardias y abrigarse bien.

En todo el día no han tenido ningún combate, lo que parece contradecir el augurio de Bedric por la mañana.

-Haré primera guardia.- Se ofrece el nómada. A pesar de lo relativamente ligero de sus ropas, no parece molestarle demasiado el frío que empieza a hacer. Sin embargo, la amenaza de tormenta sí le incomoda, y mira las nubes con preocupación. No le gustan los rayos, y el notar a su guardián, Tesla, cargándose de vitalidad dentro de él a medida que el aire parece cargarse de electricidad, hace que su humor empeore aún más.

Señala al cielo con preocupación. -Nyniver- Parece ser algún nombre en el idioma materno de Bedric. -¿Veis? Arena tenía razón.- Aunque no llegáis a comprender del todo por qué, el bárbaro ve en la tormenta que se avecina una confirmación de que el augurio de la mañana ha sido acertado.

El frío no me amedrentaba, pues tenía algo de poder sobre ese elemento. No tanto como para controlarlo, pero sí para no sentirme del todo incómoda. Aunque me hubiese gustado mucho más que lloviera. Si algo me hacía disfrutar, era ir saltando de charco en charco, riéndome como si fuera una cría.

El día llegó a su fin sin tener que lamentar ninguna baja o herida. Miré a mis chicos con algo de preocupación: Aunque la intención del viaje era clara, algo de acción les hubiese venido bien para entrenar y practicar. Pero no se podía tener todo.

Haré la guardia contigo acompañé a las palabras de Bedric. Con este frío, puede que descienda una niebla espesa, y será más complicado ver si nos atacan.
 

En cuanto Bedric y Aerith decidieron hacer como el día anterior y montar la primera guardia, comenzó a sobar el primer trueno. Segundos después un segundo y luego un tercero. Y entonces, de improviso, una fuerte lluvia comenzó a caer sobre vosotros sin que os hubiera dado tiempo a cobijaros.

Os estabais empapando y el aire que soplaba resultaba demasiado frío e incómodo. Aunque hubiérais bordeado el bosque, quizá allí pudiérais encontrar algún refugio. Pero donde no lo ibais a encontrar era en aquel camino que cruzaba la extensa llanura.

Había llegado la hora de luchar contra uno de los peores adversarios, las inclemencias, y para eso necesitarían algo de luz y encontrar un lugar para guarecerse.

No hizo falta despertar al resto, la lluvia y los rayos se encargaron de hacerlo por ellos. Bedric se estremece ligeramente cada vez que cae uno, tiene el corazón acelerado y la lluvia empieza a entumecer sus articulaciones.

De forma casi inconsciente, hace unos gestos con su mano y toca el mango de su arma, que empieza a brillar intensamente, iluminando el camino. Deberían haber sido más precavidos y buscar refugio al primer síntoma de que el tiempo iba a cambiar, pero ahora ya era tarde, no quedaba más remedio que encontrar algún lugar en el que resguardarse a la desesperada. Y para ello, el bosque parecía la mejor posibilidad, así que Bedric se dirige hacia allí, salvo que alguien proponga un plan mejor.

Aquel dia habia sido tan tranquilo que hasta le habia resultado aburrido. Encima empezaba a hacer frío, el aburrimiento y el frío le daban mucho sueño a Gala por lo que no se opuso a dormir ella primero.

En cuanto puso la cabeza en el suelo se quedó dormida, pero no tardó mucho en salir del profundo sueño pues las gotas de agua fría empezaron a golpearle el rostro. Se incorporó enfurruñada, debian encontrar algún refugio pronto y para colmo ese tipo de cosas se le daban fatal.

Una gota, dos gotas... Miré hacia el cielo, agradeciendo ese agua que les despejaría en la guardia... Aunque caí un poco tarde que despertaría los durmientes.

¡Oh, despertad! intenté gritar, pero la tormenta pareció desatarse en ese momento, y mis palabras no se llegaron a oír. Busqué en mi cinturón hasta encontrar mi kama y susurré ¡Shirak! y su arma empezó a emitir un brillo

Daos prisa, hay que protegerse del tiempo. ¡No os olvidéis de coger todas vuestras cosas!
 

Desde luego había tenido despertares mucho mejores que ese.

No tardó mucho en que sus ropas se empaparan completamente. Tenían que encontrar refugio pronto y no tardaron en ponerse a ello.

Odyr contribuyó en lo que pudo, pero no tardó en acercarse a la luz que irradiaba la instructora.

Tan a prisa como me es posible, recojo mis cosas y me acerco a la instructora. Sin un segundo que perder, lanzo un conjuro y mi armadura se ilumina como una antorcha. Si bien no es práctico a la hora de pasar inadvertido, nos dará la luz que necesitamos.

-¿Alguno sabe de un lugar donde guarecernos?-Pregunto.-¿Habéis visto algo de camino?

Mientras espero a que respondan, busco con la mirada algún lugar apto para pasar la tormenta.

La lluvia dificultaba gran parte de la visibilidad, así que había que ser muy bueno para encontrar algún lugar suficientemente bueno para descansar. Tan solo la instructora y Arthas lograron dar con lo que parecía haber sido una gran torre en ruinas. Aquel edificio tenía gran parte de su techo desconchado, y había muchos escombros por el suelo, las plantas superiores de la torre estaban derruidas, pero la planta baja aún tenía cierto lugar protegido. Aquel pequeño espacio, aunque no os terminaría de proteger del frío, al menos sí que lo haría de la lluvia.

Lo mejor sería hacer un buen fuego protegido para aguantar el frío y vigilar para que las llamas no alteraran la presencia de criaturas o enemigos. El bosque era un lugar peligroso, y habíais hecho bien en escoger el otro camino aunque fuera más sencillo. El problema era que el clima no había acompañado y os había obligado a guareceros en aquel lugar y para colmo de males, una extraña sensación os hacía sentir que no estabais solos en aquel lugar. Algo o alguien parecía estar vigilandoos.

Me moví intranquila por el lugar. Esa torre allí en ruinas no presagiaba nada bueno. ¿Qué sería aquello? ¿Por qué había sido abandonado? Pero lo peor de todo era sentir que alguien o algo nos miraba desde la oscuridad.

Alcé el kama para otorgar un poco más de luz a la redonda.

Que dos de vosotros hagan un fuego, los otros dos que vayan a investigar conmigo dije. Sabía que no tenía que ordenarles, pero la sensación me superaba. No podía estar quieta.

Respiró tranquila cuando por fin dieron con un lugar en el que poder guarecerse, pero tenía una extraña sensación, la sensación de que no estaban solos, por lo que la idea de Aerith le pareció la mejor.

-Yo iré contigo -lo cierto es que lo prefería así, hacer fuegos no era su fuerte -comprobemos si este lugar es seguro.

-Yo también voy.-Asiento.-No sirvo para hacer fuegos y mis capacidades curativas serán más útiles contigo si algo ocurre.

Mi armadura resplandeciente no es quizas el mejor modo de pasar inadvertido, pero siempre puedo lanzar de nuevo el conjuro y evitar así males mayores. 

Bedric no cree que sea buena idea que los dos curadores se vayan juntos a explorar, dejándoles a Odyr y a él sin potencial curativo. Parece que va a oponerse, pero finalmente aprieta los dientes y no dice nada, creyendo que le hará parecer débil. En su lugar intenta recoger ramas y yesca, y los apila formando una base para el fuego. Utiliza el pedernal que lleva en la mochila para prender la improvisada hoguera.

Mantiene sus lanzas en el suelo junto a él, listo para arrojarla contra cualquier cosa que se mueva en los alrededores.

Odyr iba a presentarse voluntario cuando los otros dos se le adelantaron.

No había problemas, él se quedaría junto a Bedric. Le ayudó a recolectar leña seca, algo no muy fácil de conseguir y después se sentó en el suelo a la espera de los demás.

Odyr creía que no era buena idea separarse, les debilitaba, pero guardó silencio y cruzando las piernas dejó que su ser se proyectara fuera de su cuerpo.