Partida Rol por web

Y encima son unos zapatos preciosos, el calzado dice mucho de quien los lleva. Creo que no es por la caravana, es por que alguien quiere llevarnos a donde quiere y como quiere, tenemos que tener cuidado

Mejor la llevamos con nosotros... por si acaso
Sugiere con cierto tono suspicaz mientras palmea el aire y se levanta de la maleta en la que esperaba a su hermano. La verdad es que parecía que Rewell había cambiado bien poco. Quizá un poco mas grande y bruto, pero siempre tan dispuesto a cumplir las peticiones de sus hermanos.
Con una mirada de fastidio al barro del suelo del bosque, Donovan salta desde la escalerilla de la caravana, hundiéndose hasta los tobillos...
Con un continuo "flop, flop" se puso en poco tiempo a la altura de Jolene, seriamente preocupado por la salud de Amber.

Entre líos "de acá pa allá", Alexa observa que Dryden tiene algo en su posesión... Algo que le interesa sobremanera:

- ¿Me das la señal, porfa? - dice tras acercarse a Rewell, sonriendo con picardía - No importa quien la lleve. La gracia estaba en quitarla de ahí... ¿Te importa? - pestañea cual niña buena, mirando a John con sus increíbles y brillantes ojos verdes, espectante. ¿Qué más le daría a Rewell quedarse o no con aquella chapa inservible...?

Necesito usarla de anti-estrés...

Camino al lado de Jolene en silencio, sin mirar a nada ni a nadie, y todavía menos a Sven, cuando noto como otra persona se coloca cerca de Jolene... Vaya... es ese idiota... no se porque María lo mira así no es mas que un presumido... Al pensar en ella no puedo evitar el girar el rostro...

La veo hablando con Hugo, y de nuevo vuelvo a mirar hacia delante, llevando la maleta de Jolene... Dios que frío... creo que me voy a congelar... mis dientes comienzan a claquetear al ritmo que mi cuerpo tiembla cada cierto tiempo... Espero que no quede mucho...

Suspirando con tranquilidad sigue caminando con el resto de la compañia de mutantes en direccion a lo desconocido por un camino de barro dejando atras la caravana... o mas bien, la bonita lata de sardinas por que visto lo visto. Mientras pensaba la imagen de su primo seguia pasando, asi como la de las pustulas y la posibilidad de acabar como el. - esperemos que sea cierto lo de la cura

Asiento a las palabras de Donovan y recojo finalmente todas las bolsas y maletas que tengo que llevar conmigo. Antes de que Donovan se aleje demasiado, no puedo evitar decirle un: -Oye, Donnie... Luego me gustaría hablar con los dos... O con los tres, más bien... Ya sabes... La voz sale un poco entrecortada, quizá por los nervios. Seguramente por los nervios, de hecho. Justo cuando me disponía a recoger de nuevo la señal, de forma un poco aparatosa por toda la carga que llevo encima, Lex formula su pregunta con ese desconcertante pestañeo, que me hace alzar una ceja, extrañado. Vaya ojos... No es normal que me fije tanto... Parpadeo un par de veces y aparto la mirada, quedando serio de nuevo, que no ceñudo. -Claro, cógela, no hay ningún problema. Seguidamente esbozo una sonrisa tan ligera que no podría considerarse mucho como tal, y echo a caminar por detrás de Donovan.

-Oh, no lo sabia...- Dije en un tono un poco timido de reconocer que habia metido la pata.- Bueno, ya me lo contaras cuando tu veas y sobre las pizzas...- sonrei un poco y alze las cejas.- Si te gustaron las de barcelona, cuando te enseñe hacer platos con ingredientes decentes, vas a alucinar en colores.- Dije en un tono orgulloso y sonrisa facil.- Y te lo digo muy en serio.

María sonríe de nuevo mientras le hablas.

- Te creo, ya me has hecho alucinar en colores un par de veces - se puso un poco colorada y echó la vista al frente, pestañeando un par de veces, con aire confundido.

Herkus y Antti se quedaron los últimos esperando a Lex. Antti había optado por coger una sóla de sus maletas, la guitarra a la espalda y la maleta de Lex en la otra mano. Herkus llevaba otra maleta de Lex y la única que él tenía.
Cuando Rewell le dió la señal de tráfico a Lex, Herkus no pudo evitar reírse mientras echaba a andar a la altura de la escultural morena húngara.

- ¿Para qué querido ésto cosa...? - preguntó divertido, con el ceño fruncido con curiosidad - ¡Sólo es un chapa...!

- Eh, no, no, no, tío - ríe Antti, contagiado del repentino humor de Herkus, mientras echa a andar - Es la chapa que ha hecho que veinte personas, muchos de nosotros pijos de mierda, nos bajemos de una cálida y cómoda caravana para hundirnos los zapatos de Valentino en un jodido barro sueco - se carcajeó el finlandés - Esa chapa... ¡¡Tiene PODER!! - Herkus empezó a partirse de risa también, parecía que no le afectaba tanto aquello - Tienes que fijarte en mí y en el Rambo de peluche... Yo en Finlandia tenía que atravesar un bancal de barro todos los putos días para llegar al instituto... En cuanto dejé el instituto asfaltaron aquello... ¡¡HIJOS DE PUTA...!! - rió de nuevo. Herkus se rió también a gusto - Para que luego digas que eres gafe, Herkus, que tienes más suerte que todos, mamón...

Cita:

Lex se partío el culo, alzando un dedo en dirección al finlandés - Eeeexacto... ¿Rambo de peluche? ¡¡jajajajajaja!! - Ya está. Ya había llegado al límite en el que, ya sea por hambre, sueño o desesperación, te sentías sedado y te reías con todo... - Aaaaah, y hablando de chapas, por cierto, Antti: - abre una cremallera de una de las maletas que llevaba, sacando la primera señal que Rewell recogió, la del "Arranca esta señal" - Toma. Feliz "día de la chapa cojonera". Tiene que gustarte, tío, simboliza la... violencia y el surrealismo en carretera - se ríe - Ostras, espérate, que iba a cerrar la puerta de la caravana con llave, ¡¡jajajajajajaja!! - se une a la caminata, echando un par de miraditas al vehículo mientras anda.

- Hostia Lex, muchas gracias, no sabes lo que significa para mí - finge lloriquear de emoción - Pónmela en los dientes porque vamos, de otra forma no la puedo llevar - ríe de nuevo.

Las bromas del estilo continúan por parte de Antti y Herkus. Cuando alguna de esas llega a oídos de Jolene, quien parece realmente esforzándose en la caminata, no puede evitar pararse a reírse, casi desquiciada. En una de esas, la niña se despierta y sonríe débilmente, mirando a su madre como esperando a que le contaran el chiste...
Jolene la abriga de nuevo y después de echar un vistazo a los tres del final, dueños de la caravana, sigue caminando con quienes iba...

El camino empieza a hacerse pesado llegados a cierto punto... Aparece el sudor frío, pues es un verdadero esfuerzo el tener que caminar cuando el barro es tan resbaladizo a causa de trozos de hielo, charcos y la propia tierra blanda, que hace hundir los pies hasta los tobillos y más en caso de los más pesados o más cargados...

Conforme los demás van avanzando, Donovan parece retrasarse un poco, avanzando a duras penas entre el barro son sus dos maletas cargadas, una en cada brazo.
De forma bastante curiosa consigue pasar desapercibido... Su aspecto deslumbrante ha sido tapado por lo que parece una capa de mutismo.*
El Donovan Dryden de cabellos deslumbrantes y dientes perfectos ahora no es mas que un hombre normal que camina por un bosque lluvioso...
Poco a poco va quedándose atrás, dejando que el grupo avance pero sin perderlos de vista en ningún momento.

Le ha entrado uno de sus ataques de soledad y quiere disfrutar de lo hermoso del paisaje, que aunque embarrado y funesto bajo la capa de nubes negras, no deja de tener magia.

Jolene, al volverse para ver a Leonard, traga saliva y cae de rodillas al barro, bastante cansada, echándose su perfecto cabello hacia atrás, con movimientos propios de una diosa, cautivadora hasta en el peor de los momentos...
No parece frenar a Renka mientras ésta vuelve a echar a correr con su hija a cuestas bosque a través al ver a Leo...

Pronto sólo estáis los tres, Renka es realmente rápida...

Jolene se dedica a tomar aire bajo aquella lluvia... El agua le baña la piel tersa y tulgente, ajustando la ropa a sus perfectas curvas... Casi es imposible no admirarla como mujer...

- Joder... - resuella - ¿Quién coño es éste?

Hasta su vocablo chabacano deja de ser considerado como tal en sus labios, dándole un toque "salvaje"...

Freno en seco, observando cómo Renka continúa corriendo... Maldición, esa niña es muy rápida, y no es seguro que se lleve a la pequeña con ella en este bosque. Sin haber perdido el resuello gracias a mi buena forma física, observo a Jolene, perdida la culpabilidad anterior por la situación en la que nos encontramos. -Es Leonard Thais, un buen chico... -Digo, casi sin pensar... Y es que realmente me lo parece. -Ha venido a la cabaña por lo mismo que los demás, para buscar una cura, según creo... Vuelvo a mirar hacia donde se ha perdido Renka, quitándome la chaqueta, manchada de barro por la lid anterior y recogiéndome el mojado pelo en una coleta. -Jolene, es peligroso que esa chica vaya por aquí sola... Tenemos que ir a por ella y tranquilizarla...

Leo permanece inmóvil, asombrado por la hermosura de Jolene, casi con miedo a acercarse a ella...

- Thais, ¿eh? Hola - saluda con desgana, levantándose - No te preocupes, John... Si hay alguien aquí que sabe moverse por un puto bosque, esa es Renka... Goza de mi plena confianza. Si ella cree que hay que correr, hay que correr, y me quedo más tranquila yendo Amber con ella - se mira con desagrado, cubierta de barro, sacudiendo los brazos.

Toma un poco más de aire...

- Ahí dentro está organizándose la de Dios santísimo... - señala en dirección a la cabaña - Creo que Donovan se ha convertido en una cosa, igual que tú... Una cosa aterradora... Falken, Lex y Art están ardiendo, y como alguien no ayude, Herkus matará o a Donovan o a María, y a poder ser... ¡¡NO QUIERO QUE MATE A MI HERMANO!! - la tranquilidad con la que hablaba y relataba las cosas había pasado a ser rabia comandante, inusitadamente impactante en una niña de su edad...

Abro mucho los ojos, sorprendido. ¿Matar a Donovan? ¿Qué demonios está ocurriendo ahí dentro? Maldita sea, no puede ser... Cinco minutos fuera y la cosa se desmadra por completo... No, no puedo permitirlo... Miro de nuevo hacia la cabaña, al tiempo que mi cuerpo estalla en llamas verdes que, por el momento, no llegan a quemar carne, pelo o ropa. Miro a Jolene de nuevo, asintiendo con determinación. No dejaré que nada ocurra, no puedo permitirlo.
-No te preocupes... No le va a ocurrir nada a Donovan... Y dicho esto salgo corriendo hacia la cabaña nuevamente. En el corto camino que hay hasta allá, la carne se carboniza junto con el cabello y la ropa, dando paso nuevamente a Emmerald, desbocado.

Me dejo llevar por Michael hasta la salida, todavía impactada por la escena. Cuando el aire frío del exterior me hace reaccionar mascullo un - ¿Pero qué... qué ha pasado? todo ha sido tan rapi..... - Dejo de hablar al ver al ser llameante verde que se dirige, con total seguridad, hacia nosotros.

¡Otra vez no! - pienso concentrándome en crear una barrera que nos separe de ese monstruo*

Al ver a Eva y a Michael salir de la casa y avanzar unos pasos, me sorprendo enormemente. No sé si voy a poder detenerme a estas alturas, llevo demasiada velocidad y demasiada fuerza, mierda... Tengo que hacer otra cosa... Sin detener la carrera, doy una zancada larguísima tras la que, habiéndome impulsado, doy un potente salto, pasando por encima de ambos, cayendo al otro lado. Sin detenerme a pensar si están bien, porque sé que es así, ya que ni les he rozado, observo la puerta abierta: mi objetivo. Rezo por no llegar demasiado tarde... Y antes de llegar a la puerta en sí misma, voy frenando para detenerme frente a ella y poder entrar sin destrozar nada.