Partida Rol por web

Mirándola sorprendida, casi sin dar crédito a sus palabras. Le restauró la pierna. Hay poderes que sí que sirven para algo, salvan vidas. Le devuelvo la sonrisa sinceramente, me alegro muchísimo por ti.

Tengo que explicarme mejor, ella a lo mejor sólo sabe hasta el derrumbamiento. – Verás, nos volvimos a juntar con Rewell, Taylor y Hugo, y cuando estábamos todos hicieron dos grupos, uno fue a por Art a la casa de la familia de Jolene, no sé como están los de ese grupo, espero que bien. Ojalá que sí. El otro éramos Mortymer, Donovan, Michael, Dale y yo, que fuimos a por Jolene y su padre. Pero vinimos en dos helicópteros diferentes. El nuestro me acompañará en mis pesadillas, estoy segura. Dale y Jolene iban juntas en el mismo, en otro, no sé porque ha llegado así, no sé que puede haber pasado. A lo mejor es agotamiento.

- Esperemos que estén bien - Dice refiriéndose a los demás - ¿Habeis tenido muchos problemas? - Preguntó preocupada por las andanzas del grupo pero de pronto se dió cuenta de algo - Oh...lo siento, supongo que estarás cansada...

Asiento a sus primeras palabras. Yo también lo espero. En cuanto a nuestra misión…. Nosotros, en realidad ninguno que…. no, a nosotros no nos ha pasado nada, hemos llegado bien. Bastante ha tenido que pasar ella con lo que le ocurrió como para contarle la pesadilla de viaje.

Cuando dice de dormir, miro a Dale, si seguimos hablando podemos despertarla y además, Alice estaba durmiendo, la he despertado, así que…. Le asiento de nuevo Me encuentro bien, pero tienes razón, lo mejor es acostarnos. Tu también necesitarás descansar…. Mañana será otro día… a ver si es bueno….

Alice asintió. No tenía sueño y no sabía si podría volver a dormir pero Madi tenía que estar agotada. Al menos no iba a molestar. Volvió a meterse entre las mantas, no sin antes volver a dirigir una mirada futiva a Dale, que parecía dormir profundamente... - Buenas noches... - Dijo con una sonrisa apoyando la cabeza en la almohada.

Tras un merecido descanso en el gélido hotel de Kiruna, a la mañana siguiente la puerta de acero de la habitación se cerraba de un estridente portazo que despertó a ambas chicas. La australiana se había levantado, había salido de ahí, se había peleado con el mundo y ahora lo estaba pagando con una caja que seguramente contendría cosas suyas liándose, a patadas con ella.

Cuando se percató de que mirábais, no sólo no pidió perdón, sino que actuó como si nada, como si todo el mundo debiera estar acostumbrado a sus arranques. Levantó los índices de ambas manos y dijo:

- Los tíos son una mierda. Una puta mierda, ¿entendéis? Mi poder no es tirar rayos o alimentarme de aire... Es ser inteligente, más de lo normal, y por si os quedaban dudas, yo os digo aquí y ahora que los tíos son una MIERDA. Ninguno vale un carajo, por mucho que lo quieras, que sea tu hermano, tu padre, tu marido o el tío más bueno del cosmos. Siempre tendrá algo venenoso y chungo: La testosterona es la base de la retroevolución, señoras... ¿Os ha jodido el portazo? Nada comparado con lo que os puede joder una de esas pollas, en todos los sentidos de la palabra - terminado el monólogo, se dejó caer, dándole un nuevo puñetazo a las mantas, tremendamente enrabietada.

Un par de golpes apresurados en la puerta avisan de la llegada de alguien pues esta se abre de inmediato para revelar a un preocupado Donovan Dryden tras ella.
Por lo que parece, estaba dispuesto a salir, y de hecho debería haber estado fuera, pues va bastante arreglado y en las botas aún se pueden intuir restos de nieve.
Respira con cierta agitación y, sin solar el pomo de la puerta, revisa el interior de la habitación en busca de alguien en concreto.
¿Dale?

Lo primero que Donovan ve es que dos habitaciones se han fusionado en una, con dos camas muy grandes de matrimonio en ella.
En una de éstas camas, despiertas aunque envueltas en sus sacos de dormir y los restos de la grasilla reglamentaria en la cara, están Madison y Alice con aspecto de haber sido despertadas violentamente. En la otra, Dale está tirada sobre la cama como un pelele desmadejado.
El pelele suspiró, entre irritado y claudicando. "El tío más bueno del mundo". Maldito sea.

- ¿Ya has vuelto? Puedes pasar, no te cortes, ya compararemos tetas más tarde... - comentó acida, sin desviar la vista del techo.

Inmune a la acidez de Dale, Donovan esboza una amplia sonrisa, se acerca hasta la cama en la que descansa la australiana con cierto sigilo. Aprovechando que Dale estaba mirando hacia el techo y que estaría acostumbrada a poder reaccionar a tiempo gracias a sus poderes, desliza las dos manos bajo el liviano cuerpo de la chica y la levanta en peso con cuidado pero con prontitud, para evitar que pudiera revolverse mas de lo necesario.
Lamento irrumpir así en vuestro cuarto, pero Dale y yo tenemos una conversación pendiente que dejé a medias por una tontería de crío. Nos vemos y seguid descansando. Venga, un placer ¿eh?
Y con las mismas se dirige hacia la puerta dispuesto a salir sin dejar que Dale toque el suelo por mas que se resista.

- ¡JODER! - se le agarró al cuello, sobresaltada, en cuanto éste la levantó de la cama, abriendo mucho los ojos algo escandalizada - ¿¡Pero tú te crees que tu comportamiento es...!? - se dió cuenta de que no era la más indicada para hablar de cosas "normales" - Mira, ¿sabes qué? Haz lo que te de la gana, me da igual - señaló a Donovan mirando a las dos chicas alzando las cejas, como señalando una evidencia y sin resistirse.

Madison y Alice habían comprobado una vez más la falta de intimidad del Ice Hotel, pero volvían a estar en la habitación ellas dos, como si hubiesen pasado dos huracanes rubios. Vistos y no vistos.

Una vez fuera de la habitación, y sin soltar aún a Dale, Donovan empieza a reírse por lo bajo.
Mi comportamiento es infantil e impulsivo. Y no hagas como que te sorprende porque ya te lo advertí... No te hace falta tener una mente preclara para saberlo ¿eh?
Comienza a caminar, chica en brazos, hacia la salida, recorriendo los pasillos a la velocidad precisa para que les de tiempo a intercambiar algunas palabras por el camino.
Mira Dale... se que no soy el chico mas sensible del mundo... Y mucho menos el mas cuidadoso. Mas de una vez hago las cosas sin pensar en si lo que digo puede dañar a alguien... Normalmente no me importa lo que pueda pasar, de verdad te lo digo. Pero te prometo que no era mi intención enfadarte ni nada por el estilo...
Le decía todo eso sin alzar la voz, en un tono que rozaba lo dulce. Se descubre en ese momento el brazo, mostrando los pequeños enrojecimientos producto del Ígnea, que se iban enroscando alrededor de algunos puntos de su brazo.
Los he descubierto esta misma mañana... Ayer no estaban ahí... No estoy en el mejor momento de mi vida ¿sabes? De hecho, si no fuera por el buen humor y la esperanza contagiosa de María... no se muy bien como estaría ahora...
Niega un par de veces con la cabeza y se detiene, justo ante la puerta de salida del Hotel.
Esta mañana solo tenía la intención de salir a dar un paseo todo lo normal que pudiera con las dos únicas personas a las que puedo llamar algo parecido a amigas dentro de esta locura que se ha convertido en mi día a día.
La deposita en el suelo con cuidado y se aparta un paso, dejandole espacio vital.
Entiendo que todo esto te haya hecho sentir mal... Y quiero que me perdones. No soy persona de pedir disculpas por nada de lo que hago... Pero tu te las mereces aunque luego las desprecies o no les des importancia. Te prometí cuando estábamos en tu piso que te ayudaría. No solo porque te lo debo, sino porque creo que es lo correcto y, sobretodo, porque me caes bien... Siendo Donovan Dryden no necesito mas excusas o motivos para hacer algo.
Inclina ligeramente la cabeza hacia un lado y se guarda las manos en los bolsillos del pantalón, como si esperara algo de Dale y no estuviera seguro de lo que iba a recibir.
Así que... ¿Por qué no te vienes con María y conmigo a hacer esas compras? Te prometo que nada de rollos metafísicos. Solo materialismo y nada mas.

Alice no pudo evitar sonreir mientras escuchaba los comentarios de Dale. Era increible la energía que tenía esa chica en comparación con la noche anterior. Observó divertida como se la llevaba Donovan en brazos mientras ponía en órden las mantas de la cama. Se giró entonces hacia Madi sonriente - A ver quien se resiste a Donovan si entra a tu cuarto y te lleva en volandas como a una princesita - Rió.

¿Y dónde estarán Lex y María?

Un brusco despertar para un placido sueño, pego un brinco mirando horrorizada hacia la puerta, me relajo al ver que es Dale…. Mirándola sorprendida, vaya genio tiene esta chica, y otra vez ese vocabulario que me ralla los tímpanos. Que carácter. Tendré que acostumbrarme, eso parece. La miro seria, callada, no estoy de acuerdo con lo que dice, pero no seré yo la que le discuta en algo así.

Cuando entra Donovan me relajo, están juntos, lo pensaba y ahora estoy prácticamente segura. Sólo es que están enfadados, bueno, ella. Reprimo una sonrisa cuando la coge, je, se hace la indignada, pero no ofrece resistencia, todo está controlado, la he visto actuar cuando no quiere algo, me acuerdo del momentito que compartió con Taylor.

Sonrío relajada al comentario de mi amiga, asintiendo, ciertamente no tiene que ser fácil resistirse a ese rostro, sobre todo viéndolo tan animado como ahora… Tienes toda la razón. Mantengo la sonrisa, cómplice. Un ruido de mi estómago hace que me turbe, madre mía, un día sin comer, algo así debo llevar, miro alrededor buscando ropa, espero no tener que ponerme otra vez la de Jolene. Alice,… ¿Vamos a desayunar? No sé dónde es… Luego podemos ir a ver como está Jolene…

Se cruzó de brazos escuchando a Donovan. Si tenía una debilidad aquella chica, eran las caras bonitas y las sonrisas encantadoras. Y la de Donovan sin su poder inaudito, mostrándose tal como era, rayaba un once en una escala del uno al diez.

No es que estuviera mal que su comportamiento fuera infantil e impulsivo, era divertido... El problema era que se comportase como un completo capullo. Pero eso pierde peso cuando tienes unos ojos que roban el aire.

- No, si no me sorprendo, es que quiero un pico y estoy de malas... - se excuso, casi como una adolescente mosqueada porque no le dejan ir a una fiesta.

Siguió escuchando al muchacho, mirando al suelo para no tener que ver "la cara bonita" y escuchar al hombre, en un precario esfuerzo de voluntad. Pero usando el tono que usaba Donovan, parecía que su efigie estuviese en todas partes, y le muestra el brazo... Si no encontrar un "pico" era malo, ¿qué demonios era eso? Abre sus enormes ojos azules cogiendo el brazo y estudiándolo, para de nuevo encontrar los ambares que enjoyan la cara del joven, y en ese mismo momento, consciente incluso de ello, cayó en la manipulación de Dryden. Bastaba que a Dale se le pidiera ayuda o se le diera un argumento por el que justificar una amargura, y ella hacía lo que fuera por comprender, retirándose de todo duelo o competición con tal de reducir el agobio. Se sintió fatal, otra vez, por haber nublado un poco el optimismo de la salerosa española.

Pero lo que no le gustaba era oir pedir perdón. Cuando eres una de las personas que más culpables se sienten de la desgracia ajena en el mundo, no te gusta oirlo. Niega con la cabeza, bajando la vista de nuevo, avergonzada ésta vez.

- No, Donovan, por favor, no hay nada que perdonar... - otra vez salía la Cenicienta de entre un bosque de agujas y polvos de cocaína, frágil y esforzada al máximo por enmendar lo que la bruja reflejada en su espejo ha provocado. Si no le dejaba pensar que la estaba ayudando... Sería imposible que ese chico llegase a pensar que podía ayudar en asuntos como animar a su hermana, encontrar una cura para el virus... - Voy a ponerme algo más de abrigo y salgo, ¿eh? Esperadme fuera...

Dale... No me has dejado otra alternativa que hacer las cosas así... Porque te juro que no se como debería ayudarte. Si aún fueras una chica normal... pero eres muchísimo mas que eso
Parecía que le iba a decir algo mas antes de dejar que se fuera, pero acaba negando con la cabeza y quitandole importancia al asunto con un gesto de la mano que daba el tema por zanjado.
Nada, nada... te espero fuera ¿si? Que así me da tiempo a... apagarme antes de que llegues.
Le guiña un ojo cómplice y se vuelve, utilizando sus grandes dotes de actor para fingir que no ha pasado nada, aunque en su interior todo sea un maldito caos de desconcierto.
Donovan Dryden, famoso por saber tratar a cualquier tipo de mujer y decirles exactamente lo que querían escuchar había encontrado la horma de su zapato. Y era una horma enorme e imposible.

- No puedes apagarte a tí mismo - la voz queda de la australiana, enigmática y suave, sonó en aquel pasillo. Pero cuando para cuando Donovan pudo buscar respuesta, la chica ya había entrado en la habitación, esfumándose en el pasillo casi por arte de magia...

Suspira cuando la chica desaparece por la puerta y termina riendo mientras se da la vuelta para salir del Hotel.
Antes de cruzar la puerta, mira a un lado y a otro, asomando solo la cabeza, como está tomando la costumbre de hacer, para asegurarse de que no hay nadie en las inmediaciones.
En vista de que el hotel está prácticamente desierto, cruza el umbral y automáticamente utiliza su poder multiforme para mantener su belleza ultraterrena a raya por unas horas.

Recorre un par de metros hasta tener a María a la vista y le saluda con la mano, indicándole con un gesto que Dale al final si que les acompaña.

La verdad es que Alice también había notado como sus intestinos se estaban contrayendo por la falta de alimento en ese momento. Asintió a Madison y se recogió el caos rubio que en ese instante era su pelo en una cola - Vayamos a comer algo, si - Dijo dirigiéndose hacia la puerta de la habitación.

Dale entra de nuevo en la habitación, atusándose el pelo, ahora un poco más tranquila, al parecer. Recoge su cartera de una de las cajas y justo antes de salir se vuelve hacia las otras dos chicas:

- María, Donovan y yo nos vamos por ahí de compras. Os esperamos fuera - sin dar lugar a respuestas, la joven australiana sale de nuevo.

Asiento a la inglesa y me levanto tras ella, dispuesta a seguirla, buscando con la mirada algo de ropa que ponerme. ¿Puedo cogerte ropa, Alice? La tuya me queda más suelta que la de Jolene.

Dale entra y sale igual de rápido, que muchacha. Me giro hacia mi compañera con gesto dubitativo ¿Te apetece? Por mi sí, mientras podamos comer algo… Después podremos preguntar por Jolene. Si van de compras, tienen que tener dinero, les pediré para llamar a mis padres, eso tengo que hacerlo hoy, sin falta.

- Claro, ya te dije que podías servirte de mi armario - Rió Alice mientras cogía su cartera y la metía en uno de los bolsillos - Y sí...espero que nos dejen comer algo - Dijo resoplando aunque animada por la idea de salir de compras. Esperó a que Madi se vistiera junto a la puerta.