Partida Rol por web

GELUS VIRICA

[ICEHOTEL] - Hobby Room

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04/10/2008, 06:38
[Milo Notara]

- ¡Motos, motos...! Ya sabes: Cuando le pidas matrimonio, en vez de anillo... Una bujía o algo así - le palmeó los hombros un par de veces, riendo ante el acceso de alegría de John, él también estaba leyendo con atención la página, y así continuó.

Cuando Rewell se pone a andar como un histérico por la habitación, Milo sigue mirando las fotos con curiosidad.

- Es muy guapo ese desgraciado, la verdad... Típico guaperas australiano, pero con aires interesantes - reconoció, mirando la foto de Mick, volviendo a reír ante la barbaridad de "dejarle la boca como la bolsa de un canguro". Lo cierto es que Callum no tenía nada que envidiar a especímenes masculinos tales como Fauchon, Balaguer, Sven o el propio Donovan. También le hizo gracia el "cómo se nota que soy un Dryden", pero no rió tanto por respeto al pobre diablo. Él sí que tomó asiento y siguió leyendo, bebiéndose el café mientras tanto.

Observó detenidamente las fotos.

- Vaya... La verdad es que la hermana es un calco de eso en lo que ella se ha convertido: Tísica y con el pelo achicharrado de tinte rubio. Habrá que decirle que la hermana guapa era ella, y que se deje de tonterías. Bueno: El tinte le va bien, pero sólo si se cuida más el pelo...

Se leyó la noticia enterita, no estaría mal saber algo de aquellos chavales, y lo cierto es que le impactó sobremanera la aparición de Donovan en aquella historia.

- Vaya... John... Ehm... - carraspeó. No sabía muy bien cómo tratar el tema... Optó por ser natural, señalando la pantalla - Aquí dice que una ex de tu hermano que... Bueno, que él y Dale son novios desde hace ya un tiempo...

Las palabras de Donovan volvían a la mente de Rewell, apenas el día anterior...

"Lo siente de verdad, Taylor. Dale no es muy diestra con las relaciones sociales y las disculpas se le dan especialmente mal."

"¿De qué me río, hermano? Me divierte que... Bah, no lo entenderías ni aunque te lo explicara bien despacio."

El arranque de ira, la pelea... El momento en que parecía iluminado...

"Has vuelto a cantar..."

"Te quiero, Dale, sin mono, sin ansiedad, sin temblores. Te lo prometí. Y este Dryden, al menos, siempre cumple sus promesas. Y por ti daría mi vida."

- No sé, tío... - reanudó Milo, algo incómodo en parte. Quería ayudar... Pero ayudar a un hombre a levantarle la novia a su hermano... Quizás chocaba un poco con su código moral...

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04/10/2008, 07:07
John R. Dryden
Sólo para el director

-¿Qué...? -pregunto, en un hilillo de voz. ¿Que llevan mucho tiempo juntos? -Pero sí... Se conocieron cuando Donovan fue secuestrado... ¿no? Hace una mierda de eso... -pero es cierto que Donovan parecía conocerla bastante bien... Demasiado bien... Incluso le dijo que la quería y... Joder... ¿Qué estoy haciendo... qué...? Parpadeo un par de veces, llevando ambas manos a la cara y, de ahí, hacia atrás, retirando el pelo-. Joder... No puede ser... -mascullo, mirando la pared. Si ella... Se me insinuó... En el baño... Eso no lo hace una novia, ¿no? Y... Donovan y María... Bueno, ellos intimaron y todo. No, no, no, no es posible... A menos que sea una relación extraña en la que se permiten hacer cosas con otras personas...-. No me encaja... Si Donovan estuvo con María al llegar al hotel... Y se conocieron hace un par de días, Dale y Donovan... Y... Joder... -intento buscar, abatido, la explicación a todo esto. ¿Mucho tiempo juntos? Si Donovan estaba con aquella modelo...-. Pero es verdad que... No sé... Donovan parece conocerla bien, y... -paso nuevamente la mano por la cara, el ceño fruncido ahora, verdaderamente preocupado y sin saber qué pensar-. Joder... Yo... no sé... No sé qué pensar, de verdad... Mira, mejor vamos a volver al comedor y... Yo qué sé... Ya le preguntaré a Dale o a Donovan si están saliendo o algo... Y, bueno, depende de lo que me digan igual tengo que ir dejando de hacer el gilipollas... -continúo, mucho más serio ahora. Igual he hecho el imbécil desde el principio... Pero ayer al hablar con Dale no me refirió nada sobre una relación entre ella y mi hermano... Las cosas no me encajan, pero a la vez encajan terriblemente...

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04/10/2008, 07:23
[Milo Notara]

"¿De qué me río, hermano? Me divierte que... Bah, no lo entenderías ni aunque te lo explicara bien despacio."

Pero ahora eran las palabras de Dale las que se hacían eco de las de Donovan:

"Pues claro que estoy a años luz por delante de ser un simple polvo... Podría hacer sentirse virgen al follador más experimentado que conozcas."

"Me gusta jugar con el cuerpo... Pero me da asco que intenten jugar con otra cosa."

"No voy a ser como esa pobre chavala española y pensar siquiera que un tío que me conoce de dos días se pueda enchochar conmigo."

Y sobre todo, lo que dijo antes de que Donovan dijera precisamente aquello:

"¡Yo no soy la chica "de" nadie, joder!" para luego escabullirse, intentando ponerse digna. Quizás Donovan empezaba a oler a amargura... Y si se pensaba bien, el mediano Dryden había vuelto sin un sólo rasguño de su "secuestro", trayendo consigo como muestra de su experiencia a Dale Lantana...

- Sí, es lo mejor que puedes hacer: Preguntar - dijo Milo, apagando el ordenador y palmeando la espalda de Rewell, de vuelta al comedor.

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06/10/2008, 09:56
Andrea Scerri

Entro en la estancia, y busco acomodo en uno de los sillones, recostando la cabeza contra el respaldo, ¿dónde pillaría este maldito virus?, dicen que está por todas partes, el recuerdo de Tom hace que me estremezca, hay gente que usa sus poderes para hacer daño, pero, ¿acaso eso es nuevo en la historia de la humanidad?, siempre pagan justos por pecadores, no puedo evitar pensar eso, añadiéndose la imagen de Amber, la otra niña, incluso la de Renka y Madison, ¿qué puedo hacer yo?, soy el menos indicado para ayudar a otros, siempre puedo camuflarlo diciendo que es por mi enfermedad.

Restriego mis ojos con ambas manos, y aparto el cabello de mi cara, Isenhall intercambiando "cromos" con su amiguito, su frialdad, sus juguetes, y luego la gente como Milo, a él seguro que no lo hubieran dejado, aunque, en aquella época, antes de conocerla, no, más bien antes de que me dejara, y me convirtiera en alguien diferente, deseoso de dañar a quien me dañara, mujeres inocentes que nada tenían que ver, cierro los ojos suspirando, confundido de lo que soy, o de lo que siento, o de ambas cosas.

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25/10/2008, 11:44
Acólito de Isenhall

Largo rato después de que Andrea iniciara su descanso, un acólito llegó a la estancia, interrumpiendo al maltés en sus reflexiones con aquella voz hueca y estremecedora:

- La Dama Isenhall - comenzó - desea que transmita a Hugo Seras la misma lección con la que ella le ha obsequiado, dado que ha irrumpido sin permiso en la habitación de Lady Lior como hace un rato hizo usted, señor Scerri. Me ha pedido que le recuerde que sus deseos son órdenes, y que ha de tomarlos como tales.

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26/10/2008, 19:10
Andrea Scerri

Aquello de la absoluta libertad era un mero quimerismo para la Dama Isenhall, prometía cosas que luego no cumplía, pero no era de extrañar, pues quien más y quien menos, era culpable de ese delito alguna vez en la vida. Miro al acólito con expresión cansada, para sobrevivir aquí parece que voy a tener que recuperar una parte que creía olvidada hace tiempo, y añadirle nuevas funciones como la de actuar de matón.

Dile a la Dama Isenhall un escalofrío me recorre el cuerpo cuando pronunció su nombre, el dolor en el hombro vuelve a agudizarse, como una conjura vudú, Que me encargaré de que Hugo reciba la misma lección que yo aprendí me incorporo de mi asiento, jugar con dioses a ciertos juegos es muy peligroso. Trampas y errores del pasado, que vuelven para ponerme a prueba una vez más, me gustaría que estuviera aquí, pero eso no puede ser.

Ajustándome el mono, guardo las cartas en uno de sus bolsillos y abandono aquel lugar donde busqué una ficticia tranquilidad.

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06/02/2009, 01:05
Andrea Scerri

Sus bonitos ojos castaños sobre mi, hablan mucho más que sus palabras, no sé si ella se da cuenta de ello, creo que no. Se expresión, parece pedir perdón por existir, por ser capaz de matar a alguien con el simple contacto de sus dedos. La miro asintiendo con gravedad, me doy media vuelta, dándole la espalda, intentando reproducir sus palabras sin mirarla, tal vez así logré entender lo que dice.

Avanzó en silencio hasta llegar a nuestro destino, aquella sala vacía, y le señalo uno de esos asientos junto a la mesa, suspirando, pasando la mano por el cabello que se derramaba sobre la frente, sin sentarme aún, ni siquiera cuando ella lo hace. Estoy seguro de que ni siquiera se ha planteado no hacerlo.

¿Sabes? la miro, interrogante, alguien me dijo una vez que nada es imposible, supongo que a todo el mundo se lo habrán dicho señalo el hotel, una clara muestra de mis palabras, moviendo la mano para abarcarlo, esto era imposible hace algún tiempo ahora me acercó, acuclillándome frente a ella guardando aún cierta distancia, las rodillas se quejan un poco cuando adoptó esta posición, cuando hablo como lo que un día fui es mi cabeza quien se resiente.

¿A quién pretendo engañar?, ya no soy aquel joven, aquel niño que quería cuidar de todo, que las cosas fueran como tenían que ser, se lo entregué todo, mi mirada se pierde por unos instantes, el verde palidece, el brillo escapa, sin saberlo, sin darme cuenta, lo perdí todo en la primera jugada, ni siquiera me dolió.

Habría muerto si ella misma no me salvara abriendo de nuevo la herida, dejé de sentir.

Es irrelevante que debieras tenerlo o no, lo tienes, vuelvo con ella, a ella, y sólo hay un camino para evitar que sea peligroso, apoyo la mano en la mesa, dejo que mis ojos hablen ahora, ella sabe cual ese camino, lo sabe de sobra, ya te he dicho antes que eres lista, sabes cual es la solución para saber como funcionan las cosas me incorporo, dando un tiempo para pensar.

Camino hasta rodearla, para sentarme detrás de ella. Debo pedirle algo que no merezco, es más fácil así, esperando a que se de la vuelta, te ayudaré, sea como sea lo haré, ya vendí lo mejor de mí, tienes que confiar en mi, en alguien que se gana la vida mintiendo cierro los ojos mientras hablo, intentado recordar como era antes, antes de ella.

El precio no fue suficiente, nunca debí ponerlo.

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07/02/2009, 13:49
[Madison Greens]

Lo sigo, caminando con la cabeza gacha, cruzada de brazos. ¿A dónde? Amplio significado para la pregunta según el cariz de los acontecimientos y de la conversación. Levanto vistazos rápidos hacia Andrea, no tiene por qué hacer esto, podría irse tranquilamente a descansar… o a sus cosas. ¿Y ahora qué más? ¿Está de acuerdo?

Suspiro cuando llegamos a la sala, prefiero no acordarme de cuando estuve aquí. Puff, definitivamente tengo que cambiar el chip, si no me va a dar algo aquí dentro, me voy a consumir. Me adentro, sentándome donde me indica, con expresión confundida, no entiendo muy bien que…. hasta que empieza a hablar. No sé si me alegro de que no haya acabado la conversación, de que no me dé la razón.

Lo miro en su vehemente discurso, al tenerlo cerca, estóy segura, su mirada es triste, pero lo lleva, o intenta llevar, de otra forma…. Pero también está perdido. Bajo la vista, asintiendo débilmente con expresión sombría, claro que sé de lo que me está hablando… pero me puedo morir de vergüenza usándolo. Un entrenamiento, Madi. Milo también lo dijo. Ambos tienen razón. Aunque me de pavor… aunque me aterrorice… mi cabeza lo sabe. Si pudiese controlarlo y que fuese útil, todo lo bueno que permite siendo tan potente… buah, eso estaría muy bien. Más razón que un santo: total ya que lo tengo… Estuvieron a punto de matarme por eso mismo, cuando lo único que intentaba era esconderlo.

Retuerzo las manos que tengo apoyadas en la mesa, mirándolas con labios apretados. No hay una lucha interior. No hay más opción, se supone que he venido para eso, y siempre me he considerado una persona pacifica y prudente… tonta también.

Me giró a él, sonriendo mínimamente ante su ofrecimiento de ayuda, gesto que no vé, está inmerso en sus propios pensamientos… vuelvo a mirar mis manos. No es la primera promesa que me hace, ni el primer ofrecimiento. Bajo la mirada, volviendo a mis manos que se entrelazan, confiar en alguien que miente… oh, vamos Madison, si confías en personas que han matado a otros, si le has contado cosas que no habías dicho antes. Verdaderos traumas que tenía sobre tus espaldas. Muerdo mi labio inferior. No te engañes…

…Ya lo hago... Lo que realmente me cuesta es hacerlo en mi misma.

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08/02/2009, 23:15
Andrea Scerri

La sonrisa se forma antes de que los ojos se abran, a ciegas, como ella se entrega. No está todo oscuro cuando los párpados están bajados, no todo es oscuridad cuando tienes a alguien cogido de la mano.

Lo sé queda respuesta, la blanca luz vuelve, teñida de verde acuoso que se adentra a través de aquel color de la tierra límpida. pero necesitaba escuchártelo decir egoísta, sincero. Mi mano se mueve con agilidad, sobre la mesa, hasta alcanzar la suya, como una serpiente buscando una asustada víctima. Pero es engañoso, el contacto apenas es un leve roce, la yema de los dedos deslizándose sobre la palma de la chica, dibujando una invisible unión.

Debería separarme, pero siento su calor en medio de este páramo helado en el que he convertido mi corazón, hechizado por recuerdos de una infancia que se terminó sin haber empezado que supieras lo que estabas haciendo que no se engañe ella misma, tan sencilla para el resto, tan complicada en su mutismo.

Un dolor que no se comparte nunca cesa, una pena que no se libera siempre queda encerrada en la prisión de nuestro espíritu, una palabra guardada nunca se pronuncia. Jugar cuando perder no es una opción, cuando el juego deja de serlo.

El contacto cesa tras ascender por sus delgados dedos, mi mano cae con pesadez sobre la fría superficie con un ruido sordo que atrae mi atención. Y al mirar en esa dirección veo claramente el aura alrededor de ellas, esa que sólo pueden ver quienes realmente cree que existe. Puesto que la fe es lo único que tenemos la mayoría de las veces.

Alzo la cabeza, despacio, esperando encontrar aquel océano de pasionales matices que nunca podré olvidar, pero el camino hacia el interior es lo que me recibe, bienvenido sea, conquistaremos nuevos territorios, olvidando el bien mayor, buscando en el valor de cada vida, todos moriremos, pero nadie merece hacerlo en soledad.

Que al mirarme siempre veas lo que necesites sin importar lo que sea, sin importar el momento.

La veré, aunque tenga miedo, aunque no sea la apuesta más sensata.

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10/02/2009, 17:30
[Madison Greens]

Entorno los ojos a su contestación, levantando la mirada hacía él, por si me quedaba alguna duda de lo calada que me tiene. Suspiro, hay que resignarse a lo evidente.

Regreso a mi mano, a ver como la recorren unos dedos desconocidos hasta hace apenas nada, pero esta vez la mente está asimilando sus palabras, mi gesto no muda, supongo que también empiezo a conocerlo un poco también a él. Él es así, y eso es hasta mejor, no implica que lo haga por motivos mucho más incómodos de tratar o rechazar. Tendré que acostumbrarme, igual que al entrenamiento, que al hotel… que a mis compañeros, pero sólo a algunos, a otros no, me niego. Deslizo las manos a mi regazo, apretando cuando llegan, una contra otra.

Gracias, Andrea. Esbozo una sonrisa. Ha sido amable, considerado, también un poco incómodo, no iba a ser perfecto. ¿Aquí? no, no iba a serlo... Ha salido un poco el agobio que tenía... Me encojo de hombros, esbozando una sonrisa cordial. Miro durante un segundo a un rincón cualquiera, sé lo que tengo que hacer, lo que siempre me resulta tan difícil. Y… bueno… yo… me gustará ayudarte a ti también. Ya la he fastidiado: Ya me he puesto colorada otra vez. Muerdo mi labio inferior… puff, anda que no me va a costar esto… anda que no lo voy a pasar mal…

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10/02/2009, 17:31
[Madison Greens]

Sentados alrededor de una mesa de hielo, en asientos contiguos, así nos encontramos cuando aparece la nueva pareja. Un aparente silencio, muchos pensamientos y sensaciones en el aire. Muchos motivos para recapacitar y así, poder avanzar.

Giro mi cuerpo hacia la puerta, escuchando unos pasos que se acercan, viendo unos rostros que todavía no son familiares, pero no por eso dejo de sonreírles. ¡Hola! Los observo un segundo, ya son un poco más de aquí. Andrea ha acertado con las tallas…. Que bien. Sonrío un poco mientras me levanto del taburete en el que estaba sentada, sacudiendo, con la cabeza baja, los vaqueros. Bueno… os dejo aquí… voy a coger algo de abrigo, también tengo un poco de frío. Hasta luego. Hago un gesto con la mano de despedida a los nuevos y al italiano y salgo por la puerta.

Si puedo confiar en él, delegar también.

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10/02/2009, 19:34
Nadra Oluwatobi

Agradeció a Madison su ayuda y su sonrisa porque en aquel lugar, una sonrisa le venía bien, porque se sentía menos mal ante todo lo que estaba sucediendo. Roan se sentó a su lado y más pronto de lo que pensó, antes de decir nada al italiano, el niño se quedó dormido.

-Hasta pronto...-dijo a Madison.

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10/02/2009, 19:36
Nadra Oluwatobi

Miró a Andrea a los ojos, parecía un tipo más bien frío pero claro, allí todo parecía así. Nadra no ocultaba su nerviosismo, aunque estaba cansada, no hubiera podido dormir. Su mente estaba demasiado llena de incertidumbres, de temores y demás, como para poder concentrarse en descansar. Agradecía internamente que Roan pudiera hacerlo, al menos uno de los dos estaría con la cabeza descansada y tranquila. Miró en derredor por si había algo de beber, algo caliente de ser posible pero no dijo nada; se recordó a sí misma atendiendo mesas y sirviendo alimentos, rogó no volver a ello nunca más. Aunque no sabía qué era peor.

-¿Qué es lo que generalmente hacen aquí? Porque imagino que no pasaremos el rato mirándonos...-Nadra bajó la vista unos segundos, recordó a David.-Imagino, por lo poco que me han dicho, que no podemos salir de aquí. A ser libres me refiero.

Siguió escrutando la mirada de aquel hombre, tenía una belleza, era blanco... Eso, tenía una belleza de blanco y quizás a media calle lo habría mirado y habría pasado a su lado sin pena ni gloria pero tenía oportunidad de observarlo y era guapo; se preguntó por tercera ocasión o algo así, si tendría algo que ver con la joven Madison. Si era así, la verdad es que ambos eran lindos. Acarició el cabello de Roan.

-Pobre, está muy cansado... Esto no debería estar pasando pero claro, no controlamos nuestros destinos-aquella palabra le resultaba chocante porque el destino no había hecho más que lastimarla y la dijo como si doliera.-Lamento lo que él les hizo y quizás quieras contarme toda la historia... Aunque no sé si esté preparada para oírla. Esto da miedo, lo acepto.

Desvió la atención de su rubio interlocutor para mirar a su hijo, por mucho lo único valioso que le quedaba, si lo perdía, Nadra no tendría razones para vivir.

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10/02/2009, 23:45
Andrea Scerri

Sonrío ante la proposición de Madison, gratamente sorprendido por no haber rehuido mi contacto, algo es algo, un pequeño avance para la humanidad, puede que después de todo aunque quede algo, algo a lo que aferrarse.

Su tono de voz cuando saluda a Nadra hace que amplíe un poco más la sonrisa, salvada por la campana, así ha sonado. Alzo las cejas cuando dice lo de las tallas, no se me da mal hacerlo, ya lo sabía. Y ahora una necesidad imperiosa de desahogarse, creo que todos la tenemos, todos, pero algunos la guardamos muy dentro, tanto que a veces incluso logras olvidar que se encuentra ahí, acechando en la oscuridad, esperando a que se vaya la luz para saltar sobre ti y devorarte lentamente, una fiera de ojos azules.

Sigo la mirada de la recién llegada, apenas me había fijado en lo que me rodeaba, había jugado en tantos antros que aprendí que era mejor obviar el “paisaje”, era la única manera de mantener “la mente en paz”. Aún sonreía, triste y esperanzado, una mezcla que resultaba complicada, incluso para mí.

No te creas, mirarse unos a otros es de lo más entretenido, aunque bueno, supongo que depende de a quien mires me levanté de mi asiento para colocarme donde estaba la joven canadiense unos instantes antes, quedando así totalmente de frente a la africana. no me hagas mucho caso, creo que todos hemos tenido un día complicado paso la mano por mi cabello, desde la frente hasta la nuca, desviando la mirada hacia el niño dormido. Nunca he sentido especial afinidad con ellos, levanto los ojos hacia los de Nadra, intentando leer en ellos eso que dicen del amor materno, ese ligero matiz al acariciar su pelo, quizás mataría por él.

¿La historia?, no sé demasiado, también soy un “novato” por estos lares abarqué con un gesto de la mano el techo helado, recordando la primera decisión que tuve que tomar, asesinar a alguien, no está nada mal para ir abriendo boca. Isenhall, una supuesta diosa, es capaz de proporcionarnos una cura para nuestra enfermedad, el maldito virus ígnea, y nos deja vivir en este “beneficioso” lugar, a cambio algo parece refulgir en los ojos normalmente fríos del maltés realizamos misiones para ella, de dudosa naturaleza, por lo que he visto estudié la mejor posibilidad de exponer este asunto a la propia dama de los hielos, pero ya había catado su particular manera de tratar a los que no opinaban como ella.

Pero te diré dos cosas, nuestro destino, está en nuestras manos, de manera algo confusa, pero estoy seguro de que nada está escrito serio, apoyando los codos en la mesa, entrelazando las manos sobre la misma, acercándome un poco más a ella, afirmando algo que me enseñó, quizás lo único que no me asfixia cuando la recuerdo, y la otra es, que somos libres de irnos cuando queramos, pero parece ser que hay un grupo de psicópatas que se dedican a eliminar a gente con poderes por el mundo algo a tener en cuenta, pero tampoco suena demasiado mal comparado con lo que he tenido que ver en mi efímera estancia.

Ojalá tuviera mejores noticias que contarte, pero es lo que hay, o por lo menos lo que yo sé realidad, maldito tesoro, pero la buena noticia, es que aquí me señalo a mi pecho, tienes a alguien que está dispuesto a ayudarte como buenamente pueda, si eso es lo que quieres sonrío, volviendo a seguir los negros ojos de la chica poniendo en práctica los consejos del único tío del que me fío totalmente en este lugar. Se el bueno de la partida.

¿Y el padre? pregunto a bocajarro, si, el bueno, pero no pierdas la perspectiva.

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12/02/2009, 18:52
Nadra Oluwatobi

Nadra escuchaba a Andrea y de vez en cuando se perdía en el azul de sus ojos pero sólo unos instantes para luego volver a la ardua tarea de acarciar a Roan como si estuviera empeñada en ello. Aún así sabía que la gravosidad de las palabras que el italiano le estaba diciendo, eran reales y que tendría que enfrentarlas de una manera o de otra; la realidad es que no creía tener la fuerza para escapar como ya lo había hecho una vez.

Todo aquello era un poco como sólo la mente de Roan lo había imaginado, ella no, había pasado por alto muchas cosas que a la edad de su hijo son razonables pero a la suya son parte de algo irreal y sin embargo, ahí estaba, viviéndolo en carne propia. Meneó la cabeza lentamente cuando le habló del destino, incluso de su novatez y le miró directo a los ojos cuando le ofreció su ayuda. La verdad es que ya no confiaba en casi nadie, aunque sentía la imperiosa necesidad y el gesto de aquel hombre le pareció sincero. Sonrió apenas y por fin dejó de acariciar el cabello de Roan y puso ambas manos sobre la mesa. Hasta que escuchó la pregunta.

-Él...-Nadra bajó la mirada unos instantes recordando entonces a su hija porque era inevitable no hacerlo cuando pensaba en su esposo.-El padre-sonrió amargamente y miró por unos instantes a su hijo.-Sólo se fue porque tuve una hija que para él era una maldición.

Jugueteó con sus manos sobre la mesa pero ya se había acercado un poco.

-Es alguien que nos dio la espalda cuando pudo y podría seguir hablando de él pero no creo que quieras o necesites saber más de alguien así. Me parece que ya bastantes cosas con las que lidiar, tenemos en este lugar.

Trató de ocultar lo que dolía y agradeció que Rohan estuviera dormido, de lo contrario aquella charla simplemente no estaría sucediendo.

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17/02/2009, 23:12
Andrea Scerri

Lo que yo quiera o necesite eso, no conozco a nadie que pueda dármelo, ni siquiera esos ojos azules que me maniatan desde algún maldito lugar de mi cabeza, ya no, no creo que pudiera soportar ni siquiera la posibilidad de desearlo no tiene ninguna importancia ahora sonrío, cerrando los ojos en un largo parpadeo, pensando que no hace demasiado tiempo, la historia de Nadra con el padre de sus hijos, incluso me habría alegrado.

Únicamente es importante lo que tu quieras si, decir eso tal vez ayude a aliviar mi conciencia, eso me digo para ocultarme mi propia sinceridad, tan desprotegida como una novato en la mesa cuatro de la casa de Harrington y si es no hablar de ese hombre, no oirás ni una palabra más salir de mis labios sobre él me levanto, siguiendo con la mirada la mano que constantemente tranquilizaba el sueño de alguien que realmente debería necesitarlo.

Siento lo de tu hija Nadra había que ser valiente para seguir adelante, aunque estoy seguro de que aquel chiquillo era el precursor de esa sensación, no por ello dejaba de ser admirable, por ella me habría enfrentado a todo, incluso a su pérdida.

Me muevo hasta quedar a su lado, evitando la mesa que se interponía entre nosotros, buscando la cercanía, intentando llenar de calor un lugar hecho para retar al mismísimo diablo, coloco una mano en su hombro, no se puede cambiar el pasado, sólo vivir en el presente, aunque seguro que eso ya lo sabes y probablemente no le importe demasiado lo que diga un maltés confuso, sus ojos defensivos, cansados de que le hagan daño.

Una tregua, en este lugar, ¿qué otra cosa puedo ofrecer?

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18/02/2009, 19:51
Nadra Oluwatobi

Nadra no se sentía mal al hablar del padre de Roan, en algún momento, aunque jóvenes ambos, habían sabido llevar adelante una familia y se habían amado o al menos eso era lo que ella creía; quizás sólo se les terminó con el tiempo o quizás fue en realidad su pequeña hija. Sintió un nudo en la garganta, no podía evitar sentirse sola a pesar de no estarlo. Se sintió de pronto muy pequeña y muy cobarde, ahora sólo tenía a Roan y no podía dejarse vencer porque él la necesitaba; ya no era por ella, ya no era por la pequeña y por sacarla de aquel lugar que tanto daño les había hecho, no, ahora era por Roan y ella con que él estuviera bien, pagaría el precio que fuera. Miró a los ojos a Andrea, le agradaba, se estaba bien en su compañía aunque hacía mucho que ella no sabía de verdaderas compañías masculinas.

Cuando él se levanta, todo pensamiento es opacado por la figura que se movía lentamente hacía ella, lo observó con atención era un hombre bastante agraciado y en apariencia parecía tranquilo pero Nadra sabía que en ese lugar, seguramente todos debían aparentar cosas, aunque fuera en contra de su voluntad. Por primera vez desde que llegó, se sintió parte del lugar y todo era gracias a Andrea que estaba siendo tan amable, aún a pesar de que seguramente lo que Roan le había hecho, no sería olvidado tan fácilmente. Al menos le agradaba más que aquel que había ido por ellos. La mano se sintió posiblemente más tibia de lo que estaba, aquel contacto devolvió a Nadra a una realidad lejana, esa dónde trabajaba e intentaba olvidar que era una mutante.

-Gracias…-musitó un tanto temerosa.-No sé cómo lo haces pero no consigo mantenerme en calma. Es posible que esté con Roan, que estemos a salvo de quién sabe qué cosa pero no consigo consolarme. Siento que esto empeorará…

Bajó la vista, no soportaba aquella mirada, no soportaba nada en ese maldito lugar. Quería, sentía la necesidad de matar a alguien, de escupir contra alguien, de volverse loca y olvidar amores y responsabilidades, echó a llorar escondiendo su rostro tras sus manos. Olvidándose de la vergüenza que le causaba llorar frente a desconocidos.

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13/03/2009, 16:31
Andrea Scerri

No me sorprendió que se echara a llorar, lo raro es que no lo hubiera hecho antes, pero aún así una punzada se clavó en mi interior, necesitaban la ayuda de alguien que es posible que únicamente fingiera poder darla.

Agarro las manos de la joven, con firmeza, su piel oscura contrasta con el blanco circundante, Deja que te vea llorar, que sepas que alguien sabe cómo te sientes de verdad, ¿acaso pensabas que esperábamos que fueses las más fuerte del mundo? voz baja, marcado acento italiano, acusado cuando disminuyo el volumen, mis dedos acarician suavemente el dorso de sus manos, intento baldío de confortar lo que no se puede.

Todo pasará, siempre es así, de una manera u otra, lo hará, lo único que no es queda es pensar que podremos superarlo ojos verdes que muestran tristeza, pero media sonrisa que invita a una esperanza en la que debo creer. Por él, por lo que quieras un gesto con la cabeza hacia el niño durmiente. Libero sus manos mientras vuelvo a alejarme un poco de ella, pero sin dejar de mirarla.

Yo, me gano la vida manteniendo la calma, soy jugador de póker, un ligero brillo recordando una etapa que parece cerrarse de una manera tan inesperada como apareció.

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13/03/2009, 17:41
Nadra Oluwatobi

Nadra sintió las manos que apresaban las suyas, los cálidos pero distantes ojos verdes. ¿Qué podría llevar a aquel italiano a ayudarla? ¿A intentar consolarla? A ella no le sucedían esas cosas, nadie se preocupó jamás por ella y nadie lo haría en el futuro. Tembló involuntariamente con aquel gesto del ojiverde y cuando soltó sus manos, respiró aliviada y aún más confundida que antes. Miró unos instantes a Roan que se reacomodó en su improvisado lecho y sintió que el corazón se le encogía, no era nada sin él pero tampoco era mucho más con él.

-Gracias- respondió volviendo los ojos a él.-Yo no quería ser la más fuerte, no quiero ser la mejor, sólo quiero que él esté bien...

Señaló a su hijo con la mirada, tal como el rubio lo hubiera hecho antes. Estaba perdida y lo sabía, qué pasaría después no era lo más importante. Habría como siempre, de vivir día a día. Ya antes había estado a punto de perder a Roan, ya antes había perdido uno y dos amores, seguía siendo Nadra, aunque eso tampoco le importara a nadie. A su interlocutor parecía que sí pero ella comprendía que estaba siendo amable, con una mujer siempre se intenta, a menos que seas un hijo de puta como Taylor.

-Yo era mesera, es a todo lo que podía aspirar en un país como ese...-sonreí por primera vez.

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24/03/2009, 22:08
Andrea Scerri

Esa sonrisa suavizó el día, un bálsamo contra la tristeza que parecía emanar sin fin a nuestro alrededor, es posible que no tenga cura, pero creo a los hombres capaces de realizar cualquier proeza. Y aquel sencillo y hermoso gesto proporcionaba calidez y cordialidad, un guiño a la confianza, un herida que nunca cierra, tal vez no deseo que lo haga.

El cansancio empezaba a ser notable, ni siquiera recuerdo cuando amaneció. Rodeo la mesa, y sin dejar escapar aquella sonrisa tomo entre mis brazos al niño, aunque solo cuando recibo el consentimiento de su madre. Estrechándolo de manera no exenta de ternura, sus brazos alrededor de mi cuello, y su cuerpo apoyado contra mi pecho, creo que será difícil que se despierte, sólo los niños consiguen paz en plena guerra, los labios dejan aflorar sentimientos, traidores ellos, esperando que la guardia baje.

Debe descansar en un lugar adecuado digo a aquella cuyas ambiciones van mucho más allá de ser mesera, los deseos a veces se cumplen con crudeza, pero nunca se sabe, Dios escribe con renglones torcidos, eso decía siempre mi madre, por eso cuestan tanto de entender. Y nosotros también deberíamos, dormir pocas veces ha hecho mal a nadie. Espero a que Nadra se coloque a mi altura para guiarla por los pasillo de hielo, hasta llegar a la puerta de la habitación destinada a las chicas. Me detengo y me giró hacia ella, Está es tu habitación, la compartes con Madison y espero a que se acerque para que tome al niño que le tiendo, no es mi intención entrar donde no me corresponde, aprendí aquella lección.

Cuando por fin lo deposito sobre su pecho, ella queda muy cercana, nuestros cuerpos casi rozándose, es difícil obviar su exótica belleza, pero el día tiene que terminar, todo tiene su fin. Mis labios se posan sobre los suyos, apenas unos instantes, un beso con sabor agridulce, condensando todo lo que me ha sucedido.

Si, todo tiene un fin, pero no tiene porque ser desesperanzador, Sueña Nadra, eso nunca podrán arrebatárnoslo ya no quiero pensar más, basta por hoy.

Me encamino a mi habitación, dejando aquellos oscuros ojos, luchando por no abandonarlo todo.