No has visto a María en todo el día, desde ayer a la hora de comer... Las horas se han hecho interminables desde entonces, y los nervios crecen desde tu estómago, revolviéndote todo el organismo al no tener noticia alguna de la droga que es la compañía de esa chica a la que aprecias como a una madre... ¿Está bien? ¿Le habrá pasado algo de camino a casa? ¿Has hecho algo que la haya ofendido acaso...? Las ideas inundan tu mente como un torrente arrasador, desestabilizándote cada vez más... Ya es hora de irse a dormir, y María no da señales de vida...
Me encuentro en el ala de chicos del centro, he ido a la cama, y trato de conciliar el sueño, mas parece que no hay forma de hacerlo... que le pasara a mi madre, puedo sentir como un pinchazo en el interior me impide caer en los brazos de Morfeo, me levanto y me siento en la cama, meto la mano por debajo de la almohada y saco una foto que tengo de María y yo en la entrada, probablemente una de las pocas que salgo sonriendo...
Doy un suspiro y me levanto de la cama. Visto con un pijama, así que me pongo un pantalón y un jersey, y procurando hacer el mínimo ruido posible salgo de la enorme habitación. Puedo observar, sentir, como algunos de los otros chicos me miran, pero no parece importarles...
Cierro la puerta tras de mi con cuidado, y sin soltar la foto que la llevo sobre la mano izquierda... Camino por los pasillos del centro, buscando el ruido que pueda indicarme donde puedan estar los monitores, para poder encontrar entre ellos a María...
Te sobresaltas cuando alguien te gira sobre tí mismo cogiéndote del hombro. Es María. Aunque hace frío viste con ropas de temporada primaveral, y parece algo agitada. Te hace un gesto para que guardes silencio, llevádose un dedo a los labios. Después te coge la mano y te lleva al cuarto de la limpieza, sin encender la luz.
- Marcos... Tu padre quiere venir a llevársete... Dime... ¿Con quién quieres estar? ¿Con tu padre o conmigo...? - pregunta en susurros.
De la edad de María sabes que tiene 26, aunque aparenta muchísimo menos...
Doy un pequeño salto al notar como alguien gira de mi... pero mi sonrisa es evidente cuando te veo... me voy a abrazar, pero tiras de mi enseguida y entramos en el cuarto de la limpieza...
Que mi padre quiere llevarme??... no yo quiero... quiero quedarme con mi madre... la miro, y sin perder la sonrisa, la abrazo fuerte, y negando con la cabeza...
María te devuelve el abrazo con gran cariño y alivio, apoyando la mejilla en tu cabeza y besando tu cabello. Te coge de los hombros y mirándote a los ojos te dice:
- Pues vamos a recoger tus cosas y a marcharnos a un lugar muy lejos de aquí, Marcos... Tú y yo, ¿qué te parece? - sonríe, entre esperanzada y diligente.
Siento como un escalofrío cuando besa mi cabello, siempre me ha gustado sentirla junto a mi, sentir su calidez cerca de mi, y la protección de su mera presencia...
De nuevo asiento con la cabeza, sin perder la sonrisa que tan solo ella conoce, por ella iría al fin del mundo, a donde ella dijera, y si debemos irnos, el la seguirá como buen hijo que es...
- Venga... Cuanto antes salgamos, mejor... - Se asoma para controlar que no haya nadie en los pasillos. Lleva deportivas y no hace ningún ruido al pisar. Vuelve a indicarte silencio, cogiéndote de la mano. Te lleva por los pasillos de personal hasta que salís a los aparcamientos de los médicos y enfermeros. Su coche no es ningún lujo, pero eso sí: Es espacioso. Un Seat Altea rojo... Hay un par de maletas grandes en la parte de atrás... Ella parece nerviosa...
Sigo a María por los silenciosos y oscuros pasillos del centro, agarrado a su mano, no miro hacia ningún sitio, ni cuando cruzamos cerca de las salas iluminadas ni cuando salimos a los aparcamientos despego mi mirada de su nuestras manos unidas...
Abro la puerta del copiloto y me monto, me pongo el cinturón, descalzo mis pies y los subo al asiento, quedando con las rodillas en mi pecho... noto lo nerviosa que se encuentra María... la sonrío y coloco mi mano sobre la suya, acariciándola y sonriéndole, procurando tranquilizarla...
- Échate a dormir, Marcos, tienes cara de cansado... ¿Sabes echar el asiento hacia atrás...? - pregunta, mirándote intermitentemente por el rabillo del ojo mientras conduce.
Miro a María, y asiento sonriente, mientras bajo los pies al suelo, con mi mano voy girando la ruleta lateral del asiento, mientras poco a poco el respaldo va bajando, sin que yo pierda mi postura.
Una vez el asiento está totalmente tumbado, me quito el cinturón de seguridad, le doy un beso en la mejilla a María como cada noche y me echo en el asiento...
Puedo notar como poco a poco el traqueteo del coche, va mermando mis fuerzas para permanecer despierto, hasta que el peso de los párpados se vuelve cada vez mas y mas pesado, hasta que finalmente caigo dormido...
Era un nuevo dia, uno de muchos aburridos dias en los que Hugo se despertaria de su cama e iria a trabajar otro dia aburrido a la pizerria de siempre...
Solo que esta vez se habia despertado junto a la nevera con un vaso de leche en una mano y un monton de pescado crudo desperdigado por el suelo. Por no decir que estaba desnudo. No era una buena, ni tipica mañana.
"¿Que demonios ha pasado?" Hugo, confuso y desorientado, mira el reloj de la cocina para saber que hora es.
Una pregunta ¿ mi pj sabe de sus poderes?
Sí, sabe de sus poderes.
Prosigue XD
Cuando Hugo ve la hora, no hace mas que echarse las mano a la cara de pura frustacion."Genial, llego tarde al trabajo. Es la ultima vez que me emborracho de noche. No hasta que sepa mantener la "Forma"."
Si, al parecer, la vida de Hugo habia cambiado de una manera extraña. Los dioses en vez de otorgarles un don util como la videncia y otras cosas. Le habian ofrecido el don de ser un Hombre-Gato con el don de la mala suerte. "Bueno, por lo menos ya tengo material para escribir un libro o credenciales para trabajar con una bruja."
Pero como aun no habia bruja que quisiera contratarle o tiempo y experiencia para escribir un libro. Decidio levantarse del estropicio que lavaria despues del trabajo, pegarse una ducha y vestirse para el trabajo. No veia necesidad de pasarse media hora arreglandose, su trabajo no lo requeria y el jefe no aceptaba eso como una excusa para llegar tarde.
"Con suerte, llegare para las 12:30 si tomo ahora mismo al autobus." Fue lo ultimo que penso antes de recoger sus cosas, cerrar con llave la puerta y largarse para el autobus. Ya que por desgracia, nunca pudo sacarse el carnet, ni el dinero para un coche.
Después de toda una noche conduciendo, María se detiene ante un bar de Barcelona...
- Vamos a llevarnos a un tipo de aquí... No nos dejan ir a donde pueden protegernos si no es con él... ¿Esperas o bajas del coche, Marcos? - pregunta.
En el autobús empezaste a percibir un calor insoportable...
La gente iba abrigada hasta arriba (literalmente) apretándose unos con otros para protegerse del frío... En principio te quitaste el abrigo, y ni con esas dejabas de sudar, sofocado... Casi faltaba el aire... Era como si fuese el peor día de agosto, cuando los cristales del colectivo estaban empañados por el frío y echabas vaho al intentar coger aire... Te sientes débil... Pero obviamente no puedes faltar al trabajo, porque te echarían sin pestañear...
Me medio despierto con el frenar del vehículo, me levanto un poco y veo que estamos deteniéndonos en un bar del interior de una cuidad que no conozco... Miro a María cuando me pregunta. Me incorporo sin cambiar el asiento de posición y comienzo a rascarme el ojo para quitarme una legaña...
Afirmo con la cabeza y abro la puerta, antes de bajar me pongo las zapatillas que me las había quitado para poder dormir mejor y salgo del mismo, estirando mis brazos apuntando hacia el cielo negro. Sonrío, y voy hacia la puerta de María, que abro para que pueda bajar, sin dejar de sonreírla.
Cuando sale, la agarro del brazo y la acompaño al interior del lugar...
"Argh...Que calor." Si los autobuses eran molestos y sofocantes ya de por si, ahora mismo me sentia con ganas de saltar por la ventana."Me parece que he pillado algun virus con la juerga de ayer y ahora estoy sufriendo fiebre. Je, y yo que creia que los gatos no enfermeban."
Sonrio para mis adentros y luego me dedico a mirar por las ventanas, intentado calmarme y enfriarme con el paisaje hasta que por fin llegue al trabajo."Bueno, si consigo sobrevivir hasta la tarde, podria usar mis horas libres entre el turno de mediodia y de noche, para pasarme por "Urgencias" y me receten algunas pastillas."
Guau... ¿Tan rapido? Y yo que pensaba que ibas otorgar un poco de tiempo antes de matar e infectar a los pjs.
Ante la puerta del bar donde trabaja Hugo, esperan una chica con aspecto cansado y un joven de no más de dieciséis años, con una pinta un tanto rara y una mirada penetrante e insana...
Cuando Hugo se acerca, la chica se adelanta hacia él... También suda bastante y no va demasiado abrigada, a contrario que el chico "raro"...
- Disculpa... Eres... ¿Hugo? ¿Hugo Seras...?