Partida Rol por web

La única realidad verdaderamente demostrable en éste momento, es que hace un frío del carajo. Y te lo parece así porque no ves realidad más allá de tu coche: Los cristales están tapados por la nieve, la radio no funciona y no sabes qué es del mundo fuera de tu "casa"... Y casi que no te interesa saberlo tal como está el panorama.
Estás aparcada entre callejones, por el simple hecho de que son más cálidos, y a éstas horas de la noche ya eres una con tus mantas y tus cojines... La modorra se apodera rápidamente de tí... Mirando el cristal empiezas a dormirte... Cuando de pronto ves que una mano quita la nieve del cristal desde fuera. Cuando consigues ver el rostro del mirón en cuestión, ves a un muchacho de aspecto andrajoso, probablemente un vagabundo, cubierto de nieve, que grita al verte.

DIOS. DIOS MÍO, QUÉ SUSTO. QUÉ SUSTO.

Se incorpora velozmente, pegándose a la ventanilla para visualizar con ceño fruncido al trastornado que ha pegado un grito. Una vez visualizado, se encoge de hombros y alza las manos:

Un vagabundo... Pues no tienes que llevar cuidado con ésta gente ni nada. ¿Sabes?

Apenas baja la ventanilla un centímetro para saludarle con un:

- ¿Cuál es tu problema? Largo de aquí - dice chascando los dedos de una mano, extrañada al ver la incoherente reacción del chaval. Mete la mano en uno de los cajoncillos en busca de su navaja suiza, sin llegar a sacarla por el momento.

- Tienes matirícula de Hungría... - observa, recuperando el aire tras su sobresalto - Oie... Siento haberete asustado pero nesesito esecondereme... Me peresiguen... No quiero haser danio a nadie - levanta las manos, en son de paz, mirando al callejón con cara de circunstancias, tragando saliva.

¿Y por eso has gritado, hijo mío...?

Se queda observando al chaval lamiéndose las muelas con cara de circunstancia. Finalmente, tras pensárselo unos segundos, suspira... cogiendo la navaja entre la oscuridad, manteniéndole sujeta en su mano.

- Por atrás - sube la ventanilla y se dirige a la parte del maletero*, abriéndolo para dejarle pasar - Sacúdete antes de entrar y no toques nada. Más te vale no mentirme...

Entra agazapándose y frotándose los brazos, intentando entrar en calor. Debéis estar a -4º, y las noches de ese lugar no son muy clementes...
Una vez has entrado en el coche, te da lo que entiendes por sus gestos unas cuantas bendiciones en lituano.

- Grasias... Estaba desesperado... Debo conefesarete que iba a robar tu coche para huir... Eios quieren hasereme algo horible... Po... ¿Porequé dueremes en el coche...? - mira a su alrededor, abriendo los ojos particularmente sorprendido al ver el water portátil - ¿No tienes una casa...? Io que tú arancaba el coche y me iba... Despasio para no iamar mucho la atensión... - habla nerviosa y atropelladamente...

La húngara no responde a ninguna de sus preguntas:

- Colócate por ahí - señala el espacio donde debería de estar el asiento del copiloto, y tras frotarse la cara con ambas manos para desentumecerse se sienta en el asiento del conductor, arrancando el motor y encendiendo la calefacción - ¿Quién te persigue? ¿Por qué? - le vigila de reojo mientras el coche empieza a avanzar con pausimonia, conduciendo con una sola mano mientras guarda la otra en su bolsillo...

Herkus traga saliva, acurrucándose bajo la guantera.

- Es poroblema difisil de compreneder... Y de creher... - parece realmente asustado - Io no he hecho nada malo nuneca en mi vida... Solo he tenido mala suerete...

Traga saliva, echándole una mirada apenada al muchacho... Ciertamente, no parecía que fuera a resultar una amenaza, y se le veía bastante atemorizado:

- Tranquilo. Nadie va a entrar aquí - dice con completa seguridad mientras alarga el brazo hacia atrás, palpando en busca de una manta para echársela encima al joven. Cuando se la ha tendido se lleva la mano al rostro para peinarse las cejas - Prueba a contarme qué ha ocurrido. Estoy muy curada de espanto... ¿No tienes casa? ¿Vives en la calle?

- No casa, ni familia, nunca... Oh, mushas grasias... - se emociona, arrebujándose en la manta - Estoy... Maldito o algo raro, todo pasa mal conmigo, ¿sabes? Gente que porta mal conmigo o esta serca cuando estoy mal, pasa malo. Caen en suelo, caen masetas de ventanas en sus cabesas...: Malo cosas - resume - . También a veses quien yo quiero que haga cosa mal, hase mal... Me persiguen porque disen soy... "Mutante". Mis ohos cambian raro cuando hago gente pase mal. Quieren ponereme... éste... - no se aclara buscando la palabra, hace gesto como de pinchar con una jeringuilla - Esto malo cosa... Eeeh... Virus, ¿sabes?

Se le eriza la piel escuchando el relato, atenta a la descripción de lo que sería su "gafada" mutación...

(...) Genial...

Arrima el dedo al seguro de la puerta para cerrar por completo el vehículo por fuera.

- Inyección de virus. Sí, sé... - añade, asintiendo pesadamente, luchando frente al impulso de querer pisar a fondo el acelerador y evaporarse de la zona. Suspira, en cierto modo más relajada, pues por lo visto no estaba contagiado y no podía transmitirle nada malo - No te preocupes. Condúceme a algún lugar seguro de por aquí - se asoma al cristal frontal cuando ha logrado erradicar la nieve con el parabrisas - No llevaré ni un día aquí y no llevo un callejero...

- ¿Cómo es que no tienes familia? Todo el mundo la tiene - indaga al rato.

Se asoma un poco y va señalándote por dónde ir y a dónde girar.

- Io no tenego. No tenego siquiera nombere real, pero ahora m'llamo Herkus Reisel. Cuando nasido soy abandonado por mi madere en caiehón oscuro. Muher pasaba y tuvo piedad. Cuidado un poco hasta que cansado de mala suerete. Luego vagado casi muerto, luego otra mujer, paso lo mismo, y así, y así... Hombres y ansianos también... - cuenta, algo cariacontecido. Te mira entonces, con ojos de cordero degollado - No me vas llevar loquero, ¿verdad? No nesesito, sólo nesesito viahar Suesia...

Qué pobre desgraciado...

- Vaya, siento lo de tu familia... - dice siguiendo sus indicaciones, ya con las dos manos al volante. Después deja a un lado el tono serio que ha llevado hasta ahora y se muestra un poco más coloquial en conversación - ¿Herkus, eh? Qué nombres más raros tenéis por aquí... No voy a llevarte a un loquero. ¿Pero para qué necesitas ir a Suecia?

No es muy inteligente meter a un tipo gafado en TU CASA, ¿verdad, Lex? Verdad.

Se rebusca entre las capas de ropa que lleva encima, en busca de lo que parece ser un bolsillo interior, y extrae una carta arrugada y sucia, la levanta y la pone sobre el salpicadero para que la puedas coger cuando pares.

- Sto carta tenia persona importante. Mucho dinero parese por ropa, ¿sabes? Me dio, diho que hay alguien esperándome en sitio donde no posible contahio de virus, donde más mutantes como io... Importante, yo siempre solo, quiero conoser hente como io y no tener peligro...

Lex sujeta la carta con sumo cuidado de no manosearla demasiado (aún con los guantes puestos), y se la acerca para echarle un ligero vistazo mientras conduce:

- ¿...Quién te la dió? ¿No has pensado que puedan tenderte una trampa con esto? - alza una ceja, conmovida por la inocencia del muchacho - Podrían querer atraerte para luego inyectarte el mismo virus del que estas huyendo...

Herkus abre los ojos como debió abrirlos Colón cuando le dijeron "ésto no es la India, Cristóbal"...

- Puede ser, pero puede ser que bueno, y las cosas cada ves más malo... - suspira - Hase mucho que no puedo doremir con los dos ohos serados... Cada ves son peores... Cada ves son mas y mas fuerte... No puedo huir más... Stoy cansado... - detrás vuestra, no muy lejos, se oye un frenazo y un choque tremendo. Cuando miras de nuevo a Herkus, descubres que sus ojos están completamente negros...

No sonríe, más bien parece incómodo y la negrura poco a poco se retrae a las pupilas.

- Ésto mala suerte... No lo puedo evitar cuando stoy mal...

Lex frena de golpe al visualizar el choque por el retrovisor, aparcando junto a la acera y volviéndose hacia Herkus con ojos abiertos como platos. Su expresión, sin emitir sonido alguno, dibuja un "HAAAH" en su boca:

Cita:

- No me gafes, Herkus, no me gafes... - detenido el coche alarga de nuevo el brazo a la zona de los pies del copiloto, donde está la mini nevera. Saca un par de panecillos de leche con queso plastificados y se los tiende:

- Toma. Come algo - pone música (feliz) en el reproductor, a un volumen bajo - Relájate, ¿vale? - JOOOODER- coge la carta y se la lee de arriba a abajo - ¿No te dijeron nada más? ¿Quién te esperaba, o al menos un teléfono de contacto?

- ¿Para qué quiero io un teléfono? - pregunta, visiblemente extrañado, levantando las manos como quien dice "¿me ves que tenga uno?". Empieza a comerse los panecillos. Curiosamente, para llevar toda su vida siendo un vagabundo, tiene ciertos modales a la hora de comer: No habla mientras mastica, por ejemplo, tampoco tira migas ni se llena los mofletes - No me diheron más, pero me dieron un boteia de vodka Absolut... Grasias por la comida...

- Se puede llamar desde una cabina, chico... De nada - lee la carta: Concisa y al grano. Al terminar de leerla se la devuelve, rascándose la cabeza reflexiva:

Suecia... ¿Qué podemos perder por intentarlo? ¿La vida? Quizás todos empezamos a movilizarnos para hacer frento a todo esto... Llendo con cuidado, puede que las cosas salgan bien. Éste chico es un arma de por sí mismo...

- Si quieres comprobar si es cierto lo que esta escrito en esa carta... Puedo llevarte a Suecia. No tengo destino fijado - dice, volviéndo a arrancar el coche - ¿Qué me dices?

Herkus esboza una sonrisa enternecida, emocionada.

- Tú no sólo muchísimo guapa... También bien persona - hace una inclinación reverencial de agradecimiento con la cabeza - ¿Seguro? Mucho camino para Suesia... - de pronto pone cara de extrañeza, se acaba de dar cuenta de algo - ¿Cómo es tu nombre?