Partida Rol por web

- Necesita una sala con maquinaria especial carísima para mantenerle vivo, se la pagó una mutante millonaria que al parecer murió en la explosión de Sloane O'Hara... Vivió lo suficiente para decirle a Antti que invirtieran todo su dinero en ayudar a Falken... Las tenía a todas loquitas... Donovan era un gusano en comparación, y yo un protozoo, más o menos... - se levanta y sale un momento, vuelve con un libro, el autor es Adrien Caylan Falken, y en la contraportada aparece una fotografía del hombre que antes era*... Un Apolo de rasgos pefectos y cincelados, cabello castaño y asalvajado, cortado de forma irregular, labios carnosos, barba descuidada y unos ojos sobrenaturales, amarillos...

- Mi madre me trajo una fotografía de cuál es el aspecto de Falken cuando su belleza inhumana no le ayuda a ser visible, o su constitución a moverse... Te la enseñaría, pero no quiero que vomites lo que te acabas de comer... - dijo con gesto algo amargo.

Lex abrió los ojos, sorprendida. Vaya un adonis... Ni por asomo habría atinado en que aquel hombre de la foto era el desdichado Falken...

- Qué... pena... - enarcó las cejas, amargamente... Y tragó saliva, llevándose una mano a la boca - Pobre hombre... Pero el chico... Demostró ser muy resistente en la caravana. Tu madre mantiene sus poderes en el Hotel, pero los nuestros no funcionan. Isenhall dijo que era un "mecanismo de defensa"... ¿Por qué se bloquean los de Falken? ¿Balaguer no puede hacer nada con su estado...? - alzó una ceja, interrogante.

- Se bloquean sólo los poderes mutantes... Pero no sólo de mutaciones provienen las habilidades sobrenaturales... Hay personas que no lo deben a su mutación, por ejemplo mi madre, que no es del todo mutante, Isenhall, que es una diosa, Renka, que ha desarrollado una... Técnica o algo así para concentrar su fuerza vital en un golpe sin tener que morir, Arthur con su armadura, que nadie sabe de dónde sale, y Kramer... Bueno, ella es la razón por la que han evacuado el hotel ésta tarde. Las tres jefas tenían que solucionar sus "diferencias"... Y eso puede hacer que todo el hotel se caiga abajo...

Lex asintió con aquella explicación. Lógicamente, apenas entendía de poderes (incluso de los suyos). Por aquella razón se pensaba que Donovan, por ejemplo, tenía una mansalva de poderes y Balaguer podía manipular a su antojo la "energía" humana... Pero espera. Dale al pause. ¿Evacuación?

(...)

Estremécese Lex, intentando recordar...:

- ¿¿¿Evacuación...??? ¿Ha sido por lo de Donovan...? - preguntó, algo preocupada - Cuando volví de... la operación, Balaguer dijo algo de que Kramer lo echaba. Se suponía que íbamos a comer todos en grupo, ¿no? ¿A dónde han ido a parar los demás...?

- Los demás han ido a parar a Kiruna... Y... La evacuación en parte ha sido por lo de Donovan... Digamos que Kramer... Lo que tiene dentro es... - suspiró, intentando buscar la palabra más adecuada - Lo contrario a lo que es Isenhall... ¿Entiendes?

La cara de Gioconda, en aquel momento, era la mejor opción... Bajó la cabeza y siguió comiendo de su plato...

- Mmmm... Me queda claro - suspiró, inquieta - Y... Parecía tan pequeñita... Tan maja y agradable... Tan... - tragó saliva, y un escalofrío hizo acto de presencia - ¿Tu madre estará bien...?

- Oh, sí, tranquila, lleva más de cincuenta años enfrentándose a demonios, algunos incluso peores que el que Kramer tiene dentro, es muy buena - asintió, bebiéndose su vaso de agua. O Lex no había pillado lo del demonio, o se lo había tomado de perlas.

Asintió pausadamente, perdiendo la vista en la mesa... Dejó los cubiertos y bebió agua. Se bebió todo el vaso, de hecho...

- (...) No me gusta ese sitio... No me gusta ese sitio... - comentó, patidifusa. La montaña de mierda cada vez se hacía más y más grande y blanda... - Nos... Van a matar ahí dentro... A dos jefas se les va la pinza y... Dios... Dios mío... - tragó saliva de nuevo, sin apartar la vista del plato. Ahora se explicaba muchas cosas... Y ya no sabía a quién temer más.

- No se va a morir nadie. El demonio no se fortalecería si no le rodeara la maldad de los actos y palabras de algunos de los que hemos llegado nuevos, ¿a qué te crees que viene el empeño de Isenhall de ser "los mejores"? - Herkus parece bastante tranquilo. Parece que los genes de su madre han despertado ante semejante seguridad - Además, es un demonio purgatorio, es decir: Devora a aquellos que hacen mal o sacan lo peor de Victoria. Por eso a Isenhall le gusta que esté ahí: Es un perfecto guardián contra ataques externos. Tú y yo no tenemos qué temer, no somos unos cabrones. A Isenhall no "se le va la pinza". Nos lo parece, porque no nos hacemos a la idea de lo que es un comportamiento normal en un dios de cuatromil años... Eso, por lo visto, para un Dios es como tener quince años... Pero lo tiene todo perfectamente controlado. Nos pone a prueba, y además, entre mi madre y ella tienen a raya al demonio que mora en Kramer. Esa mujer proviene del siglo dieciocho, y nunca ha destrozado la Tierra. Por lo visto arrasó un pueblo, iban a ejecutarla, pero mi madre conocía a Victoria y la pusieron a su cargo. Sabe lo que hace. No comentes ésto entre los malditos histéricos que tienes por compañeros, ¿vale?

Lex negó con las palmas de las manos, volviendo a tragar saliva...:

- No, si de tu madre me fío... No sólo porque sea tu madre, entiéndeme, pero es que... - se masajeó la sién, reflexiva. En realidad se encontraba más perdida que un burro en un gallinero. Quizás por eso reía con cualquier cosa... Era mejor que echarse a llorar - Son demasiadas cosas como para que te dé tiempo a asimilarlas en dos días. Todo va tan rápido... Y no me esperaba ni por asomo lo de esta mañana, así que... Estoy un poco en cada sitio, ¿sabes? No sé a qué prestarle más atención... Aún me sigue desconcertando vuestro don familiar de... viajar en el tiempo... O tu madre, cazando demonios... De una época tan antigua... Una diosa... Ahora un demonio... - sonrió, un poco desquiciada. Ahora es cuando tenía que soltar una parida para quitarle drama a la situación... - Es como... Como cuando vas al parque de atracciones y es todo tan llamativo que no sabes donde montarte... Pues le añades dos toneladas de seriedad y dramatismo... - rió un poco, con cierto toque amargo...

Christopher miró con cierto aire preocupado a Lex...
Las cosas estaban así, no se podía hacer nada... Nada que no fuera estar a su lado el mayor tiempo posible...
Se acercó y la abrazó, atrayendo su cabeza con delicadeza hacia su hombro, para que se desahogara si era preciso.

- Me acostumbraría a cualquier ritmo de vida, a todos los dioses y a todos los demonios por tí...

Alexa acudió a su abrazo con una sonrisa enternecida...

- Lo sé... - susurró, apoyando la cabeza en su hombro. Había momentos en los que la situación se iba de las manos, pero en dos días se habían ido demasiadas veces, y sumándole a esto un contínuo desconcierto, la situación resultaba tremendamente frustrante... Por no hablar de que te sumía en una especie de innopia por la que te dejabas arrastrar, simplemente porque no había otro camino por el que optar...

Fue aferrándose a él con más fuerza, hundiendo la cara en su hombro, sin decir nada... Hasta que empezó a percibirse como su respiración se aceleraba y empezaba a sollozar y a hipar, desesperada...:

- Se nos ha muerto el niño en quirófano... - musitó, terriblemente apenada. Para alguien como ella que pretendía tenerlo todo controlado y se daba por completo a las situaciones, aquella impotencia de no haber podido rescatar a los tres menores se la comía por dentro... - Ha sido... horrible...

- Lo sé, cariño... - Le sujetó la cabeza, besándole el pelo, abrazándola tiernamente - Es horrible... Pero no es culpa tuya...

Lex negó con la cabeza, con la mejilla apoyada sobre su hombro, desganada... Era del tipo de persona que se desplomaba con un abrazo...

- Debíamos de haber sido más rápidos... Más resistentes... Estar más atentos... Fue un error tras otro, podría haber salido bien... - se apartó un poco, limpiándose ella misma la cara - Sé que no se puede culpar a nadie... Sé que hicimos lo que pudimos... Pero no fue suficiente... Es tan frustrante... - dijo mientras le cogía las manos a su amado para acariciárselas sobre sus muslos... - No soy ninguna guerrera, ni me han entrenado para la lucha... No voy a avergonzarme por tomármelo peor que otros... Aunque sí por haber estropeado la comida... - señaló con la mirada la mesa a su novio, volviendo a bajar la cabeza con una sonrisa triste...:

- No sé si me lo tomo demasiado mal, o son los demás quienes se lo toman demasiado bien... Pero te tengo a mi lado... - cogió sus manos y las besó con ternura, cerrando los ojos... - No se me ocurre mejor motivo para dejar de llorar... - le dedicó una mirada intensa y sincera, directamente a los del chico, para después pegar suavemente su frente a la suya...

Herkus tragó saliva mientras escuchaba. Realmente no podía imaginarse cómo debía ser el que una vida, y más tan joven, se escapara de las manos de esa forma tan dura. Seguramente habría matado alguna vez en su vida, no lo descarta después de romper una botella en la cabeza de otro vagabundo para poder llevarse su comida... Pero siempre que lo hubo hecho y ésta había caído inconsciente, cogía la comida y huía de ahí para no tener que ver los resultados... Le daba un miedo horrible ser consciente de ser un animal, que mata a sus semejantes por comida, el motivo más antiguo del mundo...

Pero un niño... Jamás pasó de darles una bofetada (ni de lejos con todas sus fuerzas) cuando le molestaban. Su novia en cambio era la pura atención, poseedora de un altruismo difícil de ver en nuestros días, que jamás se negaba a nada que significara ayudar a la gente, aunque fuese una niña mimada lloriqueando, una muchacha de su edad que no habla su idioma o el inglés lesionada o un vagabundo que llamó a la ventanilla de su coche... Obviamente por éste motivo iba a ver muchas más pérdidas que el resto...

Le estrechó las manos mientras se las acariciaba, escuchando cada palabra con creciente frustración. No sabía qué hacer o decir para consolarla. Al señalar ella la comida, una de las comisuras de sus labios se retrajo en un levísimo esbozo de sonrisa, que terminó pronto... Pero con aquella mirada y las últimas palabras de Lex, el muchacho finalmente conectó con los sentimientos de su novia y se arrodilló frente a ella.

- No te avergüences jamás de como eres... Porque quizás esa belleza inhumana se pierda algún día, entre los muros de un templo o del tiempo... Pero por dentro siempre serás igual o mucho más hermosa de lo que pueda ver el ojo humano... Y esa belleza depende de tí conservarla, amor mío... - tragó saliva, bajando un momento la vista y volviéndola a posar sobre los ojos de la húngara - Y por todo lo que te engloba, jamás me perderás. Incluso si te ocurriera la misma desgracia que a Falken, yo seguiría viéndote como la única mujer sobre la Tierra, Alexandra... - le retiró un mechón de pelo por detrás de la oreja - Como decís en tu tierra...: Szeretlek.

Sonrió, con los ojos pletóricos de esperanza y brillo. La pronunciación había sido excelente, el chico tenía mano con los idiomas.

- Creo en tí. Y creo que eres más guerrera de lo que tú crees... Puede que no de las que llevan un escudo y una lanza... Pero sí de las reales: De las que se levantan tras una batalla para seguir ayudando en lo que pueda a los suyos. No te avergüences, porque deberías enorgullecerte tánto como yo lo estoy de tí...

La húngara asintió a aquello último sin dejar de esbozar aquella sonrisa triste, llevándose los nudillos a la cara para limpiarse las lágrimas que escapaban a su control... Aún aparentando una escultural figura de mujer y cierta madurez, no dejaba de ser una cría de poco más de veinte años, acostumbrada a solucionar las cosas por sí misma...:

- "Szeretlek"... Tienes que ser mi novio, te ha salido perfecta la pronunciación... - rió un poco sin soltarle las manos, acariciándoselas con suavidad... - Gracias... No te haces una idea de lo que necesitaba escuchar algo así... - tragó saliva con cierta amargura - Es curioso... Sabes tan poco de mí... No te he hablado ni de mi familia y sin embargo estoy comiendo en la casa de tus padres... Y aún con todo, me siento como si te conociera de toda la vida... Como si llevara años besándote la piel... - volvió a besarle las manos... Entonces sonrió con aquella mirada cristalina y las cejas enarcadas - ¿Lo ves normal...?

- Lo normal aburre, por eso te liaste con un vagabundo, ¿no...? - ríe y se acerca para cogerle el mentón con suavidad y depositar un beso en sus labios, devolviéndole una mirada azul, brillante, besándole la cara con ternura y brevedad en cada beso, pero cubriendo su rostro con ellos.

- Je... - sonrió ella, cerrando los ojos y dejándose besar, riendo cuando alguno de aquellos mimos le hacía cosquillas... Cuando éste se separó a pocos centímetros de su faz, pasó una de sus manos suavemente por la línea de la mandívula... Suspiró:

- Mi madre no murió porque sí, Chriss... Se suicidó porque estaba enferma... - comentó con gesto grave, tragando saliva, y se dió golpecitos en la sién con el anular y el corazón... - De aquí más que del cuerpo... - tragó saliva de nuevo, perdiendo la vista en el suelo, con el temple serio y los párpados caídos... - Teníamos una casona en Budapest, en la zona de Buda, herencia de mi familia materna... Vivía con mis padres, mi abuela materna y mi hermano pequeño... Mi padre viajaba continuamente, era fotógrafo marino, pasaba mucho tiempo fuera de casa, pero cuando volvía recuperaba aquel tiempo que pasaba fuera llevándonos de viaje familiar, a parques temáticos y esas cosas... - cierta melancólica se dejaba entreveer en un ligero esbozo de sonrisa... Volvió a retomar la gravedad...

- Volvíamos de Eslovenia cuando sufrimos un accidente de tráfico en la autopista... Fue brutal... - se llevó una mano a la boca, con los ojos vidriosos... Muchas fueron los momentos en los que rememoraba la escena a cámara lenta... - Yo andaba fuera, junto a la estación de servicio... Salí a comprar... Sí, bueno, algo para picar, íbamos a hacer un descanso... Mi madre quedó en silla de ruedas tras aquello- negó entonces - ...Mi padre y mi hermano se quedaron en el acto... Zerind... Nueve años... No tenía más... - cogió aire, echando los hombros hacia atrás... - Yo tenía dieciséis cuando ocurrió aquello. Lo afronté. Pero ella nunca lo hizo... - No derramó más lágrimas. Quizás ya había derramado más de las posibles en aquel tiempo vivido en soledad... Lejos de todos y de nadie...

No preguntó porqué Lex le contaba eso en ese preciso instante. La chica estaba mal... Daba la sensación de haber estado sóla demasiado tiempo... Quizás el Ígnea, de una forma retorcida, era lo mejor que le había ocurrido a aquella pareja...

Se puso de rodillas ante la silla de Alexandra y la abrazó, dejando que ella descansara sobre sus hombros y se desahogara cuanto quisiera...

- Siento no poder conocer a tu familia... Pero me alegro de que tu estés aquí para contármelo, mi amor, no te mentiré... No puedo evitar alegrarme de que subrevivieras... Si te hubiese pasado algo entonces, yo nunca habría existido y nunca existiría...

Le masajeó la nuca con una mano, por debajo del cabello, mientras con la otra le acariciaba la espalda...

- Nos tenemos el uno al otro, cariño... Desde hoy hasta siempre... - le besó el pelo, sin dejar de abrazarla de forma confortante, con firmeza pero sin hacer fuerza...

Czigany respondió a su abrazo, esta vez con una sonrisa serena en el rostro...:

- Mi amor... Sólo es agua pasada... Pero me apetecía contártelo... Quiero que lo sepas todo sobre mí, al igual que espero conocerlo todo de tí... - le acarició la espalda suavemente con las llemas de los dedos, enredando éstos en sus largos tirabuzones... Al rato de estar en la misma posición, absolutamente relajada y descansando sobre los anchos hombros de su pareja con una sonrisa de paz, susurró...:

- Podría quedarme así toda la vida y dormirme entre tus brazos... - frotó su cabeza con la suya de forma tierna... y se apartó, besándole en la frente y luego en los labios... - Me apetece tanto echarme a la cama contigo y despertarme al día siguiente... - rió un poco, soñadora - Pero hay que terminar de comer y recoger todo esto... - volvió a besarlo, animándolo a levantarse.