Partida Rol por web

Donovan nunca se lo había planteado así, pero ya había jugado con la idea cuando le comentó a Dale que su padre se dedicaba a lo que se dedicaba y que tenía que tener a mucha gente trabajando para él y muchos laboratorios en diferentes países investigando muchas cosas.
Nunca lo habría relacionado tan directamente con su condición particular, pero tenía mucho sentido.
Tiene sentido.
Confirmó con un leve asentimiento mientras se imaginaba a su padre descubriendo que sus hijos eran mutantes.
Si se ha mantenido relativamente a salvo todo este tiempo... Creo que podrá seguir haciéndolo. Mi padre es muy, muy inteligente. Siempre suele ir uno o dos pasos por delante de sus iguales... Si está metido en algún problema, seguro que sabe como salir. O por lo menos como manejarlo... Aunque...
Desvía la mirada hacia la ventanilla, no muy convencido de todo lo que está diciendo, dejando paso a la duda que Dale estaba sembrando en él.

De nuevo en otra parte de las Ruinas, Dale aparca el coche.

- Le han tocado su punto flaco, Donovan: A sus hijos. Si él es mutante... Irán a por todas. Si no lo es... Harán un trato con él... Vosotros a cambio de... - suspiró, en ese grupo entraban ingleses y no ingleses... Como ella misma, por ejemplo - El resto de mutantes que sobreviven gracias a la industria Dryden y "el té de Harrods". Parece que en Inglaterra hay una auténtica "resistance", y que tu padre es uno de los alfiles en ese tablero... Lo malo es que sea quien sea el enemigo... Me juego el cuello a que juega con más peones y dos torres extra...

Estar en las Ruinas de nuevo, aunque fuese en una parte desconocida para Donovan, no era nada acogedor...

Los que juegan en ese tablero se han olvidado de algo sumamente importante
Le guiña un ojo cómplice a Dale en un gesto de confianza totalmente fuera de lugar en un lugar como las ruinas. O totalmente apropiado, según el prisma a través del que se mirara.
No todos jugamos bajo sus normas. Se creen que lo saben todo de todos. Pero el caos es algo... encantadoramente impredecible. Por mas que piensen, por mas que crean que lo tienen todo de su lado... Por mas piezas que retiren del tablero...
En esa última frase la carga de amargura era tan palpable y fuerte que podría deprimir a cualquiera.
Siempre, siempre, existirá algo que mande su planes al traste y nos de la partida. No me voy a dejar vencer. Ni me voy a dejar mover como si fuera una pieza mas de un juego cósmico. Paso. Soy Donovan Dryden. No es mi estilo. Y viajo en un coche con la mujer mas inteligente del mundo... No hay reto que no podamos superar. Ni lo hay, ni lo habrá.
Mira las ruinas con intensidad, como si quisiera fundir todo ese metal oxidado con su mirada.
No jugamos bajo sus reglas porque estemos atrapados por ellas. Jugamos bajo sus reglas porque nos conviene. No le vamos a hacer el trabajo sucio a Madsen, vamos a limpiar esta zona de delincuencia. Y lo vamos a hacer porque queremos. Porque está bien. Y que demonios... Porque va a ser divertido.

Dale escuchó el vehemente discurso de Donovan con los ojos cargados desde que éste hablase de las piezas que caerían en el camino...

Tras mirarle con aquellos ojos azules y penetrantes, que pugnaban por no mostrarse humanos pero no podían evitarlo, una amoratada Dale no reprimió lamerse los labios un instante e inclinarse a depositar un suave pero vehemente beso sobre los labios de Donovan. No era un beso de los que dicen "te amo" o "te deseo"... Éste gritaba "confío en tí" a pleno pulmón, no exento de cariño. Dejó la frente apoyada sobre la de él tras el breve pero intenso gesto y hundió su azul en el ámbar de él...

- Me juego todo a tu caballo, digger... Y lo hago encantada... Porque quiero y porque sé que ese alazán negro que llamamos "caos" es una fuerza más en tu espíritu... Donovan Dryden... - de nuevo ese nombre sonó más laureado que incluso el momento en que se le llamó a recoger aquel gran premio... Había ganado otro: La confianza de una persona, y la entrega resultaba sumamente estremecedora... Sobre todo cuando aquella muñeca triste y perdida volvió a sonreir... Perfecta.

El corazón no le cabía en el pecho. El gesto de Dale quizá no significara nada para otros ojos mas estúpidos y menos atentos. Pero para Donovan era una de las cosas mas grandes que nunca le habían entregado. La humanidad no dejaba de sorprender al muchacho. Siempre tan maravillosa. Siempre con esa cara que hacía frente a la maldita cruz de la que formaban parte gente como Madsen.

Es un buen caballo... un caballo ganador.
Correspondió al beso de ella, recibiendo sus labios con unos cargados de fuerza. De la fuerza de lo desconocido, de lo que otros temerían. De la fuerza del azar y el capricho, de los impulsos y las pasiones.
De la fuerza de la que se nutría en lo mas hondo de su alma Donovan Dryden.
Aunque se desbocará y algunas veces perderemos el control sobre sus acciones.
Añade con la misma seguridad con la que lo hacía casi todo. Con la seguridad de no necesitar estar realmente seguro.
Pero lo bueno de todo esto... es que siempre hay algo bueno. Estamos destrozados, superados en número y poder por fuerzas que nos quieren muertos. Nos vamos a jugar la vida a un precio muy bajo en breve y nuestro mundo se tambalea sobre la cabeza de un alfiler al borde de un acantilado sin fondo... Pero míranos... estamos sonriendo.
Y así era. Donovan sonreía. Y el sol salía en aquellos dientes perfectos, iluminando su rostro como si fuera la luz de la mañana sobre un campo de trigo.

- ¿"Trampa"...? - tras el equipo de metahumanos, una voz burlona pero grave y ronca suena, divertida - ¿A qué habéis venido, soldaditos?

Se trataba de un tipo curioso: Vestido con un traje italiano bastente bueno, pero con los ojos pintados de negro y mechas verdes en el pelo, largo hasta los hombros... Se rodeaba de compañeros mucho menos elegantes: Tipejos con las uñas de pies y manos llenas de roña, barba de varios días, varias marcas de agujas en los brazos, camisetas harapientas y pantalones cortos de colores desgastados. Muchos preparaban navajas, otros llevaban riñoneras y se cruzaban de brazos.

Por lo visto acababan de llegar a las Ruinas, y el trajeado que les encabezaba masticaba chicle, alzando las cejas sobre sus ojos esmeralda con curiosidad.

- ¿Venís a la fiesta, o a pillar? - los ojos del australiano se fijaron inmediatamente en Lex...

Dale sonrió, algo melancólica, pero incluso así, lograba que sus palabras sonaran llenas, brillantes:

- Una sonrisa como la tuya podría poner al mundo en equilibrio contra cualquier abismo... Pero si te "caes del caballo" cuando se encabrite... - pasó una mano por detrás de la nuca de él y le miró con determinación desde aquellos zafiros que tenía en ese rostro de muñeca triste y desmadejada - lo intentaré todo para recogerte en el aire...

La sonrisa se transformó en una mucho más cálida y cariñosa, abrazó a Dryden y suspiró.

- Tranquilo: Ninguno de nosotros se va a jugarse la vida, Donovan...

Donovan acogió a Dale entre sus brazos con ternura y fuerza. Le estaba dando una cantidad de apoyo terrible para una chica en ese estado y él a cambio le transmitía esa esperanza y ganas de vivir que tanto le definían.
Nos sujetaremos bien fuerte a las riendas
Permanece unos segundos mas en esa postura y con delicadeza aparta a Dale por los hombros, rompiendo la magia del momento con una sonrisa divertida y una mirada chispeante.
Si no vamos a jugarnos la vida... ¿Te parece que empecemos ya nuestra actuación? Tengo curiosidad por saber como nos saldrá la maniobra. Va a ser nuestro primer movimiento a pequeña escala. Si sale bien, al estrellato. Si no...
Deja la posibilidad del fallo en el aire, sin darle forma a través de las palabras para que tenga menos peso, ninguna sustancia real. Si ojos que no ven, corazón que no siente oídos que no oyen, corazón que tampoco siente.

Vale... Ya no solo hacía un calor del carajo ni la esperanza de vida de aquel equipo estaba por los suelos. Además de que más de la mitad del grupo se encontraba desaparecido, secuestrado o a punto de morir (o quizás muerto, tampoco hay que pasarse de optimista), ahora, a falta de más enemigos después de un capitán de las fuerzas militares un poquito confundido, aparecía una tropa de rascanalgas cochinos marranos pestosos armados hasta los sobaquillos, liderados por un mascachicles que debía de estar muerto por dentro vistiendo un traje con semejante calor... Muy bonito. Pero hacía calor. Y la situación... No cabía duda. Se intuía lamentable.

Cómo no, Alexa se puso histérica nada más ver a semejante caterva de drogadictos, respirando sonoramente, viéndose absolutamente incapaz de defenderse... Y la miradita del líder tampoco la tranquilizaba demasiado...:

Dios mío... Por todo lo que más quieras en este mundo... Haz que sea gay...

- Bájame... Creo que puedo... quedarfe en pie... - murmuró a Mortymer, tragando saliva. Aunque aquello no se lo creía ni ella, si iban a repartirse ostias el libanés no podría defenderse cargando con ella en peso...

- Claro, vamos... Además - dirigió una mirada hacia la espesa vegetación - Kiwi y sus chicos ya están con tus compañeros. Es el momento perfecto - se bajó del coche y esperó a que le siguieras. El calor era abrasador y ayudaba a mejorar la interpretación de una persona exhausta. Llegó hasta una trampilla en la que había una señal oxidada de peligro por alto voltaje, y la entreabrió, comprobando si en aquel zulo había alguien, pero no... Al menos, nadie vivo: Un cadáver cuya herida de bala en el cráneo empezaba a secarse yacía tendido en aquel suelo de seis por seis metros... - Hijos de puta... - tragó saliva y se tapó los ojos un momento, pero finalmente respiró hondo y dijo en voz algo más alta y afectada: - Por favor... Voy a bajar... Pero no le haga daño... - Empezó a bajar lentamente las escaleras - Donovan: Tranquilo, todo saldrá bien... No le hagáis daño, por favor... - pidió. Miró entonces al cuerpo y se echó las manos a la boca, dejando salir unas lágrimas y el nerviosismo, temblándole las manos... Aunque fuese una actuación, el horror era más que sincero. Sólo fueron unos instantes antes de volver a mirar hacia arriba y decir: - ¡Ya estoy abajo! ¡Dejadle en paz, por Dios! - Una actuación oscarizable. Casi te daban ganas de darte la vuelta a ver si alguien estaba apuntándote con una pistola para que bajaras.

El aspecto de la joven húngara era terrible, nadie sabía decirme con exactitud que había pasado, así que continúe en silencio conducida a “salvar” a Donovan, seguía demasiado confundida y asustada, hablaban de dioses, mutantes y hacían cosas extraordinarias como si fuera lo más normal del mundo, el miedo comenzaba a ser tan habitual que apenas ya le prestaba atención.

Tras bajar del coche Lex parecía recuperarse, todos parecían haberse quedado sumidos en estado de estupefacción, tiene que ser Michael quien parezca tomar de nuevo la iniciativa, parece que íbamos a movernos hacia algún lugar, los miro asintiendo con la cabeza cuando otra voz interrumpe mis pensamientos, ¿Es qué las sorpresas no iba a terminar nunca?, ¿ni un momentito de normalidad?

Me acerco un poco más a Alice, como si quisiera esconderme tras ella, pero eso no va a ayudarme, se la ve igual de perdida que el resto, Dios, ¿a pillar?, no quiero ni imaginarme como son los “lugareños”.

Donovan, desde lo alto de las escaleras que bajaban a la trampilla, no podía creerse lo que estaba viendo. Nunca había estado en un agujero como aquel. Y nunca había estado tan cerca de un cuerpo muerto como en aquel momento.
Combinar las dos cosas, aunque fuera solo por un momento, iba a resultarle un verdadero infierno.
Hace de tripas corazón, inspira con fuerza, reteniendo el aire por unos instantes en el pecho y, cuando cree que está listo, sigue los pasos de Dale, realizando también una buena actuación.

Se deja caer, mas que bajó, por las escaleras, aunque con cuidado de no hacerse daño alguno. Aparta la cara con una mezcla de horror y asco en la mirada al ver al cadáver y se arrastra por el suelo, como un animalillo asustado, hasta quedar de espaldas contra una pared, de frente a la puerta. Se encoge sobre sí mismo, abrazándose las piernas con los brazos en actitud protectora aunque completamente desesperada. Unas pocas lágrimas resbalan por sus mejillas, aunque parece que son de las últimas que va a poder derramas pues tiene los ojos enrojecidos por el esfuerzo y los efectos del virus.

Alice coge la mano de Madison para tranquilizarla aunque la que necesitaría un Valium en ese momento es ella. No retira la vista ni un instante de los sujetos recién aparecidos mientras intentaba no pensar en lo mucho que le dolía el cuerpo tras la caida por las escaleras. Por el tono del chico, prometía no ser un mero palabreo pacífico, de hecho lo había dejado demasiado claro con el "pillar"...

Estamos jodidos

Sigue la mirada del peliverde para ver que se está fijando en Lex... O va a empezar por ella o es por la belleza de la hungara...Alice reza para que sea los segundo.

A la fiesta, esta claro

Miro mientras hablo directamente al hombre que ha hablado, con mi mejor cara tranquila, algo acostumbrado ya a estas situaciones

Ya me temia yo que hubieran engañado al chaval con lo de la fiesta, y eso si que habria sido una putada, una trampa como decimos en mi casa

digo mientras doy un paso atras dando una palmada en el hombro de mortimer, en mi aparente tranquilidad prefiero estar junto al chaval que he visto partir rocas con las manos

Aunque claro, si la fiesta se da bien quiza necesitemos algo para segurila, ya sabes, ¿vais a estar por aqui o vais tambien a la fiesta?

Ya había comenzado a caminar, pero me detengo al escuchar aquellas voces extrañas... pero que pintas tienen esos tíos... ¿Fiesta?, pero no veníamos a ayudar al tío ese?... camino de nuevo hasta situarme cerca de Mádison, Alice y Lex, y sin decir nada tan solo me mantengo observando la reacción del hombre, aunque por lo que sabía, las navajas que llevaban en las manos los otros no eran para hacer nada bueno...

Mortymer dejó que Alexa se valiera por si misma como le pidió mientras no le quitaba ojo al tipo que hizo aparición ¿Otro "enemigo"? A saber... ya no se podía confiar ni en tú propia sombra. Suspiró como de costumbre - ¿Que tal esta el ambiente? - pregunto sin mas preámbulo al tipo - ¿Por una vez esto podría ser "facil"?

Lex permaneció a un lado de Lagoon, sólo que con una mano pegada a la frente y con mechones de cabello por delante del rostro. Aún seguía aturdida, y parecía no mejorar... Pero en un amago de perder el equilibrio apoyó la mano en el fórnido hombro del libanés, tragando saliva y clavando la mirada en el suelo...

Quieta... Ni te muevas...

No era muy difícil darse cuenta de que estaba luchando por quedarse en pie, manteniendo con dificultad el equilibrio, respirando por la boca y cerrando los ojos...

Aquel tipo, que por muy peligroso que fuera se hacía llamar por un mote muy cómico, sornió de oreja a oreja colgándose un cigarrillo de la comisura del labio, abriendo los brazos de forma jovial.

- ¡Pues el ambiente está magnífico, chaval! ¿Cómo no? Es la mejor época para estar en Sidney, y más den Bondi - se coloca junto a Michael, que parece ser el "experto", y el echa un brazo por encima. El francés atina a olisquear un buen perfume cuando Joe se mueve, algo que le indica que no es cualquier camello tirado... - Amigo... El chaval te ha informado bien. Hemos recibido un cargamento de blanca... Fetén. No se lo que cobran éstas maravillas que me traes, pero seguro que tengo para pagártelas. Ésta noche, por éste regalito, serás mi invitado de honor - le golpeó el hombro amistosamente tendiéndole el cigarrillo, que no parecía ser de tabaco... Pero el olor era de lo mejorcito - Nos vamos en cuanto las hogueras estén listas en la playa, no me gusta estar ahí viendo como los idiotas juntan palés a plena luz - rió, para entonces mirar a Lex - Esa mercancía, amigo... Esa mercancía sólo puede venir de Corey, nada más verte he sabido que eras uno de sus chicos. Dile de mi parte que se ha superado... ¿Ha sido mala o lleva poco tiempo lejos de Europa del Este? Cariño - le dice a Lex - : Nadie va a pegarte otra vez si te portas bien - de nuevo devolvía la vista a Michael - ¿Cuánto quieres por las tres tías? ¿Metálico o mercancía...? ¿Y cuánto por el muchacho atlético y por tí? Quiero hacerle un regalito a una clienta habitual...

Sonrío como pudo disimulando la extraña sorpresa que sentía por dentro. Tenían una hora y ahora es cuando Fauchon debe usar su grandioso don y hacer algo, por que Mortymer no tiene ganas de romper huesos sin haber desayunado en condiciones... como los campeones.

Miró a un lado y a otro buscando algo que saltara a la vista, pero poco iba a ver en ese sitio tan "marchito". Volvió a sonreír al tipo extrañamente halagado - me ponen precio y todo ¡VIVA! - pensó ironico