Partida Rol por web

Me vuelvo sorprendida hacia la puerta y tuerzo el gesto cuando veo aparecer a mi padre.

-Hablar -respondo secamente-. ¿También me lo vas a prohibir?

Pero al instante relajo un poco mi expresión y doy un par de pasos hacia él.

-Quiero solicitar una reunión, con vos, con Den Iffier y con Alysa. Es necesario que hablemos de lo que ha ocurrido aunque vos ya hayáis tomado la decisión de convocar a Melara.

Hago una pequeña inclinación de cabeza e intento ocultar la sorpresa que me produce la irrupción de Lord Gendry. Si antes resultaba inconveniente meterse en las discusiones de padre e hija, ahora más. Asisto en respetuoso silencio a lo que tengan que decirse y dispuesto a cumplir las instrucciones que Sylven pueda disponer; o las preguntas que el Lord tenga a bien plantear. No parece de buen humor. 

Ante este último gesto de autoridad y chuleria el rostro de Lord Gendry se envuelve en un manto de tristeza.

Hija mía, he tratado de darte la mejor educación que he podido pero veo que es algo más que sumar a mi lista de fracasos. Tu lengua te ha enemistado con mucha gente de fuera y dentro de la casa, poniendote en peligro a ti y a todos tus seres queridos. Sin embargo cada vez has ido más lejos. Soy incapaz de dominarte hija, te sublevas delante mía y especulas y tramas actos a mis espaldas. No me queda más remedio, debes morir.

Tras las duras palabras del Señor de la Casa de la Luz el maestre Tyrell, que había permanecido callado hasta ese momento, interviene en la conversación.

Lo que quiere decir Lord Gendry es que, al ser incapaz de protegeros de vuestros enemigos y de vuestra lengua en su presencia -comienza a explicar el maestre haciendo una burla a Sylven cuando se refiere a su lengua -no le queda más remedio que simular vuestra muerte. De esa manera vuestros enemigos creerán que vos ya no sois un problema, le quitareis una preocupación de encima a vuestro padre y la vida de vuestro hermano tendrá un valor mayor.

Las palabras de mi padre hacen que por un instante se me pare el corazón. Me apoyo en el escritorio para no caer al suelo y le miro con los ojos muy abiertos, incapaz de entender.

Las primeras palabras del maestre Tyrell tardan en llegar a mis oídos, demasiado impactados por la última afirmación de Lord Gendry. Pero entonces empiezo a entender y dejo escapar el aire mirando a mi padre con reproche.

¿Lo ha dicho así para darme un susto o para hacerme ver que, si quisiera, podría hacerlo?

-¿Y crees que lo más adecuado ahora mismo es aumentar el valor de la vida de Robert, cuando es Melara quien lo tiene en sus manos? -respondo cuando logro reponerme-. Eso sólo serviría para darle más poder a ella... Si es lo que quieres, adelante. Fingiré mi muerte, pero no me quedaré escondida. Seguiré actuando, porque tú solo no puedes arreglar los problemas de tu Casa. Y déjame decirte algo: esos problemas no los ha causado mi lengua sino tu confianza ciega en Melara y sus seguidores. No les pusiste impedimentos cuando debías y ahora se han adueñado de tu hijo y de tu fortaleza. Tal vez si hubieras escuchado lo que mi lengua te decía, ahora no estaríamos en esta situación.

Suspiro cansada. Da igual lo que le diga, él ve lo que quiere ver.

Miro a Kyllian un instante. Si todos me dan por muerta podremos actuar con más libertad.

-Dime, padre, ¿cómo he de morir?

Si, creo que es lo más adecuado. Melara se confiará si cree que me tiene totalmente dominado y no se atreverá a dañar a Robert. Lo creas o no la Casa de la Luz sigue siendo mía. Varios hombres cercanos a Melara me han enviado cartas, que el maestro Tyrell me acaba de dar, informándome de la situación y pidiendome órdenes para actuar contra Melara si es necesario. La sacerdotisa se está quemando con su propio fuego -sentencia Lord Gendry de forma amenazadora -y si mi otra hija ha muerto podrá actuar libremente fuera de los muros de Desembarco del Rey, haciendo exactamente lo que desee, como siempre ha querido y, al final, siempre ha hecho -te reprocha -el maestre Tyrell te preparará para que parezcas enferma y te instruirá en los elementos de la enfermedad que hemos elegido. Ve con él a mis aposentos -ordena a su hija.

A continuación se gira hacia Grauhai -tu te quedas aqui conmigo por ahora ¿entendido?

Carraspeo al tiempo que acomodo mi postura donde estaba de pie. Hago un gesto con el mentón hacia Lady Water.

-Como ella es quien me paga para que no le pase nada, quizás debería saber qué va a fingir para poder protegerla mejor, Lord -le digo con respeto pero un deje un tanto insolente, lo que cabría esperar de un indisciplinado mercenario-. Pero aguardaré si tal es vuestra decisión, Lord. 

Si Lady Water "muere" quizás sirva aún mejor a nuestros planes. Me pregunto si su padre ha escuchado todo lo que hemos hablado... 

No me hace ninguna gracia que Kyllian se quede con Lord Gendry pero si protesto porque es mi mercenario él me responderá que lo estoy pagando con su dinero, así que asiento con reticencias y me acerco hacia la puerta.

-Quédate con él, Grauhai, pero una vez el maestre me mate, y espero que lo haga pronto porque no hay tiempo que perder, me sacarás de la ciudad y me acompañarás a donde vaya.

Si, para protegerla a ella de nuestros enemigos. Y proteger de su lengua la paz de Poniente, a nuestra casa y a mi hijo -sentencia Lord Gendry mirando como su hija siempre intenta tener la última palabra y le apremia para que se marche.

Claro, padre, que es por mi lengua que ahora no tienes fortaleza ni hijo...

Le miro con los ojos agudos pero no digo nada más, y una vez el maestre sale de la estancia cierro con un fuerte portazo.

El maestre te saca de vuestros aposentos y os lleva a los de vuestro señor padre. Ves que en sus manos lleva una pesada caja en la cual, por el sonido, debe de haber bastantes cosas.

Una vez en los aposentos de vuestro padre el Maestre os hace tumbaros en su cama mientras os dice -No deberíais ser tan dura con vuestro padre, él trata de hacer lo mejor para todos aunque a veces se equivoque.

Destapa la gran caja y puedes ver que comienza a sacar multitud de frascos distintos, algunos con líquidos espesos de colores, otros con esencias transparentes y unos últimos con hojas variadas.

Mi hija es tonta -susurra Lord Gendry cabreado y harto ante el portazo de Lady Water.

A continuación te mira directamente a los ojos, haciendote un análisis de arriba a abajo -No me andaré con rodeos ni sutilezas ni quiero hablar con mentiras cruzadas. Por tanto seamos claros, dime tu nombre joven Dan Ar ¿te creias que podías engañarme? Tu padre era un buen hombre junto al cual luche codo con codo en mi juventud y tu eres su viva imagen.

Suelto un bufido ante las palabras del maestre.

-¡Por favor! -gruño-. Lord Gendry no es un niño al que haya que aplaudir cuando se equivoca para que no llore. Es el señor de la Casa de la Luz y las consecuencias de sus errores pueden ser fatales. Le quiero, pero es demasiado débil y por su culpa ahora estamos como estamos. Él se empeña en acusar a mi insolencia de todo lo que nos pasa, pero la realidad es que fue él quien dejó que Melara tomara lo que no es suyo.

Miro con curiosidad todos los botecitos que va sacando el anciano.

-¿No iréis a envenenarme, no? -pregunto medio en broma medio en serio-. Decidme una cosa... -agudizo los ojos y le miro fijamente-, ¿de verdad la reina ha muerto o hicísteis esto también con ella...?

El maestre, por primera vez desde que lo conoces, te mira enfadado -Ojalá sólo fuera un truco y la reina siguiera viva. Pero no es el caso, por desgracia para todos nosotros.

Subestimas a tu padre querida y, por tus palabras, creo que te sobrestimas. El trabajo de tu padre es duro y ha cometido errores, fallos fatales, pero también aciertos muy grandes que trata de ocultar para que sigan su curso. Por ejemplo tu teatral muerte será un acierto que nadie conocerá y creo que no es el único -te contesta el maestre volviendo a su tono normal, relajado -no creas que tu hermano o vos lo hareis mejor si algún día obteneis la casa. En principio ya estais enfrentados a la mitad o más de sus miembros, cosa que vuestro padre no hace. La única forma de que Melara se haga totalmente con vuestra casa es que toda vuestra linea de sangre muera, vuestro hermano, vuestro padre y vos.

Hago un gesto con la mano indicando que no quiero seguir la conversación.

¿Que me sobreestimo? No puedo creer que hayamos llegado a esto... Melara secuestra a su hijo y su fortaleza y en lugar de pudrírsele la lengua de tanto insultarla mi padre me culpa a mí. ¡A mí, que no he hecho más que advertirle frente a ella y los suyos...! Y encima parece una enfermedad contagiosa porque el maestre también lo ve así... No puedo creerlo...

-Maestre... -digo intentando mantener la calma-, nosotros estamos enfrentados a la mitad de los miembros que se han reído de mi padre en su cara, a la mitad de los miembros que nadie en su sano juicio querría en su Casa. A los traidores, cobardes y fanáticos que aprovechan la ausencia de su señor para tomar el control. Sí, claro que estamos enfrentados a ellos, y al menos yo seguiré enfrentada hasta que estén todos muertos. Pero al parecer es imposible que nadie lo vea como yo, de modo que, por favor, haced lo que tengáis que hacer para matarme y dejadme libre para actuar como considere.

Levanto un instante el mentón y miro a Lord Gendry. La sorpresa no podría ser mayor; ni se me habría ocurrido pensar que este hombre hubiera conocido a mi padre. No puedo contener una sonrisa. Quizás por eso haya podido estar al tanto de lo que hablaba con su hija y nada de esto sea casual.

-Kyllian, me llamo Kyllian, hijo de Owen Dan Ar -aprieto los dientes. A decir verdad me siento algo estúpido y no sé qué decirle. Eso me hace sentir incómodo-. Si me permitís, y sin ánimo de entrar en disputas, lo que he visto de vuestra hija no me hace pensar que sea tonta en absoluto. Muy al contrario, habéis educado a un general... o a una reina -meneo la cabeza desconcertado-. ¿Pero cómo y cuándo conocisteis vos a mi padre?

Es obvio, yo serví junto a Dondarrión y otros hombres bajo el mando del Azor Ahai, de Stannis Baratheon, mi tio -te responde el Lord -ambos teniamos motivos diferentes para luchar pero juntos combatimos contra los malvados, Los Otros.

Lord Gendry se sienta en la cama de su hija mirando las pertenencias de esta -Mi hija no es estúpida pero es demasiado impulsiva, no sabe de intrigas en la corte, de lo dificil que es todo. Estoy seguro de que ella quiere liberar por sí misma a su hermano sin importar lo que tenga que hacer. Dime Kyllian Dan Ar ¿a que crees que siguen los hombres de la Casa de la Luz? ¿que les impulsa a servir? ¿a que figura siguen en realidad?

Miro a Lord Gendry, al hombre que me han enviado a matar. Le escucho con atención, es bueno escuchar las palabras de aquellos que han visto más que uno, ¿no tendrá este hombre en parte algo de razón? No lo sé. 

-No sé tanto de esta casa... -me paso la mano por barba y le miro con franqueza- Me gustaría decir que a Lord Gendry Baratheon... pero creo que más es al Azor Ahai. Dijisteis que combatisteis junto a Lord Stannis contra los Otros pero con intenciones diferentes... ¿Cuáles eran las vuestras? Y si me lo permitís, ¿por qué tenéis depositada vuestra fe en un dios que erosiona vuestra casa y vuestro legado; que impulsa a los hombres a cometer semejantes tropelías contra aquellos que no son de su parecer? -suspiro-. Me es difícil de entender... Ya sabéis de quien soy hijo y quizás podáis por ello tolerar mejor mi parecer.