Partida Rol por web

Tras largas semanas de viaje la nave llega por fin a su destino, Pyke.

Los daños en el "Desconcierto" os han hecho viajar mucho más lento y vuestras reservas de comida se han reducido peligrosamente. Por desgracia mas de diez de vuestros hombres han fallecido por las heridas sufridas y el mismo número han enfermado durante el viaje y han muerto presas de la fiebre. Este duro golpe os ha servido, al menos, para reducir el gasto de comida y poder llegar a puerto sin pasar hambre y sed.

Dagon, dada su habilidad, sortea las rocas que emergen del mar y los acantilados hacia los que las olas os empujan. Al alcanzar el cabo roto por el mar en el que se erige la fortaleza de los Greyjoy la situación se calma. Parece que, incluso el viento y las aguas, respetan esta noble y belicosa casa.

Sandor y otros muchos miembros de la tripulación ven por primera vez las tres islas sobre las que se sitúan tres grandes torreones, alzándose hacia el cielo en un terreno yermo y peligroso, en contra de toda lógica, un reflejo claro de la voluntad de los Hombres del Hierro.

- Impresionante, esas torres han aguantado durante siglos viento lluvia y mareas, y siguen tal cuál. Esto es Pyke. - pensó enarcando las cejas mientras miraba las torres de arriba abajo.

Había tenido muchas bajas y no se había alimentado muy bien durante el camino, y eso le había lastrado físicamente, teniendo una barba bastante más larga de lo habitual y adquiriendo un aspecto desaliñado. Llevaban demasiado en el mar, y aunque se había acostumbrado al movimiento del barco, quería tomar tierra cuanto antes. 

Mirándose temblar la mano por la falta de bebida, Sandor respiró hondo el aroma del mar y se la agarró con la otra mano, haciendo como que se frotaba las manos. Pronto estaría bajo techo.

Paseó por el barco mirando a sus hombres e interesándose por su estado, pues era igual o más deplorable que el suyo. Escaleras arriba, se situó donde había hablado a los marineros la última vez para que le pudieran ver.

- Llegamos a tierras extrañas para nosotros marineros. Estamos lejos de casa, y nuestro cometido parece que llega a su fin. No quiero ningún alboroto en Pyke, así que repararéis el barco y descansaréis aquí. Ya habéis visto la justicia como se imparte aquí - recordando la ejecución del traidor.- así no quiero alborotos. Eso es todo.- y se acercó a Dagon- como creéis que nos recibirán?

Una leve sonrisa apareció en su boca, tras ello respondió. -Los hombres del hierro no somos famosos por nuestra hospitalidad, vendréis conmigo y no abráis la boca si no se os requiere, estás aquí para representar la voluntad de Daario, pero yo seré quien traiga el mensaje.

Lo miró de arriba a abajo, y contestó:

-Me parece correcto, ahora soy yo vuestro invitado. Esperemos que a la reina Asha le interese la propuesta- dijo bajando a camarotes a buscar su espada y su coraza de cuero.

Vuestro barco ancla en el puerto, siendo firmemente agarrada por vuestro marineros, gracias a su experiencia y a sus ansias por pisar tierra firme, comer un plato caliente y dormir en una cama cómoda.

Sin embargo nada más empezar a bajar sois rodeados por guardias Greyjoy armados hasta los dientes y listos para atacaros -¿Quienes sois y que hacéis aquí?

Sandor bajó por la pasarela con un par de sus hombres que lo acompañarían en el viaje al castillo principal de Pyke, cuando vio que se acercaban unos hombres del hierro armados. Cuando llegaron armas en ristre, levantó la mano para que sus hombres ni tocaran sus armas y miró a Dagon esperando a que él presentara la comitiva.

-¡¿Me marcho por unas semanas y los gilipollas de turno no son capaces de reconocer al Lord Comandante de la flota de la Reina Asha?! -El rostro de Dagon, normalmente imperturbable en ese momento estaba contraído por la ira. Si antes era conocido como Pata de Cuervo ahora no sería más que el recadero de Asha. -¡Dejadme pasar a verla o dadme vuestros nombres! Me aseguraré que nunca piséis tierra en ninguno de los pillajes. Olvidaros de botines y esposas de sal.

Gloria y no mensajes, era lo que necesitaba. Al menos había convertido una vulgar misión en algo que cambiaría el curso en la guerra.

Los soldados, sobresaltados, asienten a su capitán, el Lord Comandante. Uno de ellos, el que había hablado, trata de entonar una disculpa, aunque suena débil y temerosa -Disculpe, mi lord, no os habíamos visto. Ahora mismo le conduciremos con la reina Asha señor.

El grupo parte con vosotros hacia la fortaleza de los Greyjoy, dentro de la cual esperáis pacientemente a que Ashe os llame para cruzar por el puente que comunica con sus estancias personales. Puente en el que murió su padre.

Aquello no le gustaba como empezaba, su hombre y su rostro olvidado entre los que se suponían sus hombres, el veterano y curtido marinero no dejaba de atormentarse por qué era lo que vendría a continuación. Tras ello oteó el rostro de Sandor y seguro por estar en su feudo lanzó la pregunta que llevaba tiempo haciéndose.

-¿Cuáles eran tus negocios con Ilyrio? Mucho interés debe tener en ti si lanzó toda una flota con la intención de hundirte.

-Digamos que... Él tenía un  encargo para mí, y yo me encontraba gestionándolo cuando tuve que zarpar. Y claro, al ser un hombre muy importante, no le gusta que no lo consideren prioritario.- dijo sin mirar a Dagon. Era cierto que estaba en peligro, pero el ser sólo un hombre, no un título o un cargo,no ser relevante, le hacía sentirse más seguro, y a la vez más vulnerable. Su vida no valía nada.

-Matar a Daario Naharis.

La conclusión del hombre del hierro flotó en el aire, pronunciada sin tratar de buscar respuesta por la otra parte.

- Creed lo que queráis Dagon Harlaw, aún quedan hombres con honor. - sentenció Sandor, el cuál, seguía sin mirar a Dagon

- Ahora creo que es más importante saber, si vuestra reina querrá tomar Poniente, o se conformará con las Islas y las costas de los Siete Reinos.

-Si sois inteligente, no volvería a decir esas palabras en estos muros y rezaría a todos los dioses antiguos y nuevos porque nadie me hubiera oído. Me salvasteis la vida y por eso lo pasaré por esta vez.

- Si he podido ofenderos en algo, disculpad mis palabras. No se cuál será la postura de vuestra Reina, nada más.-dijo y esperó a poder llegar hasta la sala de Asha para hablar cuando se le permitiera.

Tras unos incómodos minutos que se os hacen eternos se os llama a presencia de la reina. Vuestra primera prueba no es otra que cruzar el antiguo puente, luchando contra las fuerzas del viento.

Tras cruzarlo os aguarda la verdadera prueba, el auténtico peligro, que está limpiando la hoja de un hacha cuando entráis y que no os quita ojo de encima en ningún momento.

Lord Comandante, os habéis hecho esperar. Supongo que este tiempo que os habéis tomado ha merecido la pena y me habéis traido aquello que quería. Pero no quiero ser descortés, decidme ¿quien es este hombre y cual es la razón por la que está ante mi presencia?-pregunta Asha con tono neutro, aunque ambos sabéis que la vida de los dos, especialmente la de Sandor, penden de un hilo.

Dagon suspiró. En efecto sus temores se confirmaban, le habían perdido respeto durante su ausencia, por ahora no le quedaba más opción de cumplir su papel frente a su reina.

-Ha sido un viaje largo y duro debo deciros. La misión que se me encomendó ha resultado hasta el momento imposible de llevarse a cabo perdiendo en el camino el Silencio. Sin embargo, tengo algo que tal vez podría interesaros. -Tras ello señaló a su acompañante-. Este hombre es Sandor Maghallis, uno de los hombres de confianza de Daario Naharis -O eso quiero pensar- Y viene como su portavoz para proponeros un pacto, un pacto en el que nos jura lealtad cediéndonos sus... Seguidores... No obstante tienen una condición, eso obviamente no era algo a tratar con vuestro Comandante. Deberían negociarlo con vos, mi Reina.

Sandor se quedó un poco más atrás mientras Dagon daba las explicaciones pertinentes a Asha Greyjoy. Mientras tanto, observó a estancia, y después el hacha. La mujer la limpiaba el arma tan natural. Sabía que era una guerrera nata, llevaba la guerra en la sangre.

Cuando Dagon acabó, y pareció que se le permitiría hablar, avanzó un par de pasos para ponerse a la altura de Dagon, mirándola a los ojos, no mostrando temor, pues si veía debilidad en él, sería una forma horrible de empezar.

- Soy un emisario de Daario Naharis, majestad- hizo una leve reverencia- traigo una propuesta para vos, Reina Asha, pero me pidió que hablara sólo con vos.- y se calló esperando respuesta.

Asha miró fríamente a su Lord Comandante y a Sandor.

Entonces hemos perdido la "Silencio" y su tripulación y no has conseguido tu objetivo. Espero que lo que me traigas, ese pacto, sea lo bastante bueno-su tono, siempre duro, tenía un claro aire de amenaza -estáis solo conmigo y con el que, por ahora, es un hombre de mi confianza, habla ahora o te silenciaré para siempre-

Imperturbable ante la amenaza de muerte de aquella Reina que había reclamado su título como hiciera su padre, Balon Greyjoy, Sandor tomó aire y le dijo:

- Daario Naharis ofrece sus servicios como general mercenario para que podáis empezar la invasión de los 7 reinos. 20.000 hombres están bajo su mando, y una buena flota, aunque no tan poderosa como la del Kraken.

Dagon permaneció con su rostro adusto como un niño que espera un castigo, sus mente permanecía en blanco a excepción de un único pensamiento, pensamiento que estuvo atormentándole todo el viaje.

-Esta parte es la seductora, ahora vienen los problemas, las condiciones.