Partida Rol por web

Reglas del Club de Duelo: 

Los duelos de competición se harán por turnos, en parejas. Comenzará atacando uno, eligiendo uno de los hechizos que se detallan más abajo. Para lanzarlo, deberá realizar una tirada de dados (1d10). El contrincante deberá escoger un hechizo defensivo y tirar de la misma manera (1d10). El que consiga mayor puntuación, se entenderá que gana ese asalto, consiguiendo 1 punto. Los duelos los gana quien primero consiga llegar a 5 puntos.

Hay hechizos tanto ofensivos como defensivos que valdrán 2 puntos en vez de 1, sin embargo, contarán con un penalizador de -2 a la tirada, por lo que si los escogéis, deberéis poner ese -2 al lanzar el dado.

Lista de Hechizos: 
Se encuentran marcados con * aquellos que consiguen 2 puntos y tienen penalizador -2.

Defensivos:
Arania Exumai, Expecto Patronum*, Expelliarmus, Fianto Duri, Fiendlocked, Impedimenta*, Liberacorpus, Partis Temporus*, Protego, Relashio, Riddikulus, Salvio Hexia*, Vipera Evanesca.

Ofensivos:
Confringo, Confundus*, Deprimo, Depulso, Desmaius*, Diffindo, Everte Statum, Expulso, Flipendo, Glacius, Incarcerous, Levicorpus*, Locomotor Mortis, Oppugno, Reducto, Rictusempra, Tarantallegra, Tragababosas*, Volate Ascendere, Verdimillious

—¡Proteg...!

—¡Everte Statum! ¡Confringo! ¡Depulso!

Unas voces que os resultan conocidas llegan amortiguadas a vuestros oídos a través de la gruesa puerta de madera embellecida que os da la bienvenida al Club de Duelo. Al entrar, llegáis justo a tiempo para ver cómo el joven Gabriel, que se encuentra completamente maniatado en el suelo, sale volando más allá de la tarima y va a parar contra uno de los muros de fría y dura piedra. El sonido del impacto os produce un escalofrío y miráis impotentes cómo su cuerpo cae hasta el suelo, inanimado. 

Un pequeño grupo de profesores, liderados por la señora Pomfrey, acuden rápidamente a socorrer al chico y al llegar a su lado hacen señales de que está inconsciente pero vivo. Es entonces cuando os percatáis de que hay más gente en la amplia estancia. Shacklebolt, visiblemente nervioso y agitado, se dirige hacia el oponente de Gabriel y habla con él llevándoselo a un rincón alejado. No sabéis lo que le está diciendo, pero notáis por su lenguaje corporal que está empleando un tono duro. Aaron, por su parte, parece despertar de pronto de un trance y parece aterrado al lado del imponente Ministro. Entonces veis cómo una pequeña luz se enciende justo en mitad de la sala, donde encontráis una enorme pizarra con vuestros nombres, y el nombre de Grabriel se tacha por sí solo. La luz recorre la línea que surge del nombre de Aaron y avanza como si de una mecha encendida se tratase hasta encontrarse con la siguiente línea, a la espera de su próximo oponente.

Un murmullo surge a vuestros lados y entonces reparáis en las enormes gradas que están dispuestas a ambos lados de la puerta de entrada. Se encuentran completamente repletas de gente, como en las primeras pruebas. Esa gente desconocida no deja de susurrar y cuchichear mientras apuntan cosas en pequeñas libretas y mientras salta algún que otro flash tímido.

Shacklebot vuelve a posicionarse junto a la tarima de Duelo y, después de dedicaros una larga, tensa y significativa mirada, nombra a los siguientes contrincantes.

—Eileen contra Elphie. Por favor, subid a la tarima. Juego limpio, por favor —escucháis que os susurra, casi suplicante, al pasar por su lado.

Sin soltar la mano de Clarisse, me encamino hacia el Club de Duelo, que unas semanas atrás fue escenario de nuestro ardiente combate. Hoy, sin embargo, preferiría no tener que estar aquí. En primer lugar porque está pasando algo muy turbio alrededor de esta nueva prueba y, en segundo lugar, porque tanto Clarie como yo estamos todavía recuperándonos de nuestra apasionada defensa del Gran Comedor.

Mi primera sorpresa es descubrir que no solo la competición no se ha retrasado a causa de nuestra ausencia sino que un gran número de espectadores se ha congregado para añadir tensión y dramatismo a la prueba.

Todos los participantes han logrado llegar hasta aquí antes que nosotros pero me inquieta que Aaron haya conseguido desembarazarse de su oponente tan deprisa. Precisamente Aaron y precisamente contra un adversario tan solvente como Lady Petulante. Sin embargo, no cabe ninguna duda de que el alumno de Hogwarts ha sido cruelmente vapuleado y yo no tengo reparos en ser el primero en aplaudir sonoramente y exclamar a voz en grito:

—¡Así se hace, Aaron!

A juzgar por su expresión, Shacklebolt no parece compartir mi entusiasmo y tampoco aquellos que se apresuran a socorrer el perdedor después de fulminarme con la mirada. Me importa una mierda que el otro chico esté inconsciente y que alguno pueda pensar que mi actitud no es políticamente correcta. Aaron es un compañero de Durmstrang y, lo que es más importante, es mi amigo. Y yo siempre apoyo a mis amigos.

Miro la pizarra y enseguida encuentro mi nombre. Señalo a Aaron para atraer su atención, apunto a mis ojos con los dedos en uve y después vuelvo a apuntar a mi camarada todavía con el dedo índice y corazón extendidos.

—¿Has visto, Aaron? El siguiente combate será contra mí y no te creas ni por un momento que vas a tener tanta suerte —digo en tono de broma, dando por hecho que derrotaré a Rubia en mi primer duelo. Pero me expresión cambia por completo al reparar en ese momento en el nombre del adversario de Clarisse.

El peor de mis temores era tener que enfrentarme a mi Clarie pero parece que el destino ha tenido la consideración de no emparejarnos hasta el último combate. No hay nada de deshonroso en obtener la Plata si ella consigue el Oro en esta prueba. Sin embargo, ella se enfrenta a una amenaza muy real en su primer duelo y temo por ella tanto por su actual agotamiento como por la inestabilidad mental de su oponente.

—Te toca contra Vity —le susurro sin poder ocultar una nota de sincera preocupación en mi voz—. Esperemos que Shacklebolt os haga luchar los últimos de esta ronda pero, en cualquier caso, ten cuidado. Creo que ese chico no está muy bien de la cabeza.

Le guiño un ojo y trato de quitarle dramatismo al asunto para no inquietarla demasiado:

—Y puede que todavía se ponga más loco cuando derrote a tu amiga. He oído que él también ha estado confraternizando con el enemigo. Al parecer las chicas de Beauxbatons sois terribles para los duros Durmstrang.

Aun no se le había pasado el "shock" de hacía unos minutos. Aquella actuación de las lechuzas y la poca importancia que todo el mundo le ha dado... Todo era muy extraño y Clarisse intentaba pensar que demonios estaba ocurriendo en aquel castillo. No le gustaba pensar en conspiraciones, ella no era así, pero todo apuntaba a que algo estaba pasando. Y estaba segura de que Kolia pensaba lo mismo. 

Subieron hacia el Club de Duelo y se encontraron con que la prueba ya había comenzado. ¿En serio? ¿Habían comenzado sin ellos? Definitivamente aquí pasaba algo y por alguna razón que aun no llegaba a comprender, alguien no quería que ellos llegaran a tiempo. Suspiró entrando en la sala y viendo como uno de los chicos volaba por los aires para caer y quedar inconsciente. Sus ojos se abrieron unos segundos de sorpresa, pero se relajó un poco cuando dijeron que estaba vivo. La actuación de su compañero quizá no le pareció del todo adecuada en ese momento, pero era consciente de que era su amigo, así que tampoco le iba a reprochar nada.

Mientras él se dirigía a su amigo, Clarisse se giró para ver las gradas atestadas de gente. Eso hizo que se pusiera ligeramente nerviosa, pero por otro lado pensó en la de gente que la vería si vencía. Y lo haría.

Se encontraba vuelta hacia atrás observando a la multitud que había ahí arriba cuando Nikolay se acercó para susurrarle algo. Las palabras que escuchó no le gustaron en absoluto. Se giró bastante bruscamente para quedar cara a cara con él. 

— No le tengo miedo a Vitaly. Es extraño, pero no creo que esté mal de la cabeza...

Ella realmente hablaba desde el desconocimiento pues nunca había hablado con este chico. Así que podía saber que era rarito por como actuaba, pero nada más. Aun así, aunque estuviera mal de la cabeza, no le temía. Ella podrá con él. Claro que podrá.

— Sí. Es cierto. Aline me contó algo. — Chasqueó la lengua rodando los ojos molesta. — Maldita sea. Parece que lo han hecho a posta para que quepa la posibilidad de tener que enfrentarnos nosotros dos, o ellos dos. — Resopló cruzándose de brazos algo tensa. — Bueno... En caso de que nos tocara enfrentarnos... No te haré daño. — Lo dijo sinceramente, pero llevaba su toque de pique. Le dio un beso en la mejilla y sonrió ligeramente intentando quitarle importancia al asunto.

Vitaly no parpadeó durante todo el duelo.

Vitaly, sin despegar sus ojos en el combate, notó cosas que no habría notado antes: los movimientos de ambos diferían demasiado, y mientras el chico de Hogwarts tenía un tono más natural y flexible, Aarón demostraba una coordinación muscular que difería demasiado de su estilo más carnal y común, haciendo cada movimiento con . La ideas cruzaron en la mente del muchacho sin dificultad, y mientras observaba, cada vez era más evidente una cosa: Aarón parecía estar poseído.

Esa idea se reforzó al ver el muchacho de Hogwarts siendo expulsado por los aires. La reacción del público no pudo ser más varopinta: terror, incredulidad, alegría, euforia; En una mirada rápida, Vitaly vió a Nikolay entrar y celebrar al ver a Aarón victorioso, mientras otros miraban con terror al muchacho inconciente, quien estaba siendo socorrido por los asistentes y profesores del torneo. Sin embargo, Vitaly nuevamente fijó su mirada en la arena, donde notó el gesto del ministro y cómo al escucharlo la postura de Aarón cambió subitamente: sus ojos ya no estaban fijos en el muro, y su postura se relajó como si volviese a su postura normal. 

Al mirar hacia arriba, al gran pizarrón, pudo ver el nombre de quien sería su siguente contrincante, al igual que el de el resto. Por una parte, a él le tocaba la interesada de Nikolay y alumna de Beauxbaton, Clarisse... y Nikolay, por su parte, le tocaba contra Aline.

Vitaly entonces pensó: Pensó en que la muchacha de Beauxbatons podría derrotarle gracias no sólo a su talento, sino producto de su orgullo; sin embargo, supuso igual que ella no estaría acostumbrado a la brutalidad del estilo de duelo de Durmstrang, pudiendo estar la oportunidad de derrotarla... sin embargo, también vio la posibilidad de no ser tan dura con ella, sabiendo que el efecto llegaría a su fin después de su batalla, y según sus cálculos, ganase o perdiese la batalla, tanto Nikolay como Aarón tendrían la capacidad de mostrarse... Por el otro lado, pensó en Nikolay y Aline... 

Recordó su camisa con olor a hollín, aquel olor carbonizado de la tela quemada, aquellas ampollas naciendo de la piel rojiza, aquellas manos que tiritaban, aquella determinación y, sin embargo, aquel miedo que podía ver en sus ojos...

Nikolay ganaría; Vitaly pensaba. Nikolay podría herir a Aline de gravedad.

Los alumnos podían ver a Vitaly mirando al ministro dentro de la arena, con los ojos más abiertos de lo común; una mirada fija, pero no perdida, como si estuviese enfocadose en sus pasos, sus manos, examinándolos al igual que sus pasos, su posición corporal... por alguna razón, Vitaly veía eso por sobre la extenuante cantidad de público en las gradas y sus compañeros acercándose lentamente a su lugar.

Abro los ojos como platos al ver a Gabriel volar por los aires y aterrizar contra el muro de piedra. 

—¡Gabriel!

Intento correr hacia él pero acuden rápidamente en su ayuda y yo me quedo paralizada al darme cuenta de cuánta gente hay en la sala. Poco después, el Ministro de Magia pronuncia mi nombre y un escalofrío me recorre la espalda. ¿Me toca? Mierda, me toca, corroboro al ver los turnos del torneo en la pizarra.

Subo a la tarima azul brillante y saludo a mi contrincante, Eileen, con un movimiento rápido de varita. Me pongo en posición de alerta y espero unos segundos para coger aire. No sé qué demonios está pasando y esto me da mala espina, pero no pienso dejar que eso me altere. He venido aquí para ganar.

—¡Oppungno!

Un puñado de coloridos colibríes se materializan desde mi varita y salen disparados como dardos contra Eileen, soltando diminutas plumas a su paso por la velocidad.

Aline abrió la puerta del club estrepitosamente, y avanzó hacia el interior de la sala. Apoyó ambas manos en las rodillas y respiró profundamente durante varios segundos para recuperar el aliento, con la vista fijada en el suelo. Cuando volvió en sí, se percató de que estaba situada entre unas gradas abarrotadas de espectadores, y que la prueba había comenzado. No entendía por qué no habían esperado a que llegase el resto de participantes para poder explicar las normas con calma e iniciarla una vez que estuviesen todos presentes. Mientras pensaba en una explicación racional que justificase lo que estaba pasando, vio cómo Gabriel salía despedido por los aires y chocaba contra un muro, cayendo inconsciente al suelo. Aline no pudo evitar exclamar un grito de terror ante la escena que acababa de presenciar. Afortunadamente, el golpe no le había producido un daño letal, por lo que suspiró aliviada. Detrás de ella, escuchó como Nikolay alababa la actuación de su compañero de escuela. Ella, enfurecida, apretó los puños hasta el punto de hacerse daño, y exclamó, sin dirigirse a nadie en particular:

—¿¡¡Pero es que estamos locos o qué!!? ¿¡¡Cómo pueden permitir esto!!? ¿Y qué mérito tiene derrotar a alguien de esa manera?

Cuando fijó la mirada de nuevo en el foco de atención, vio una pizarra que indicaba las rondas y los nombres de los contrincantes. Al descubrir contra quién le correspondía, se mordió el labio inferior, y volvió a apretar el puño derecho. Después de haber visto el espectáculo que habían realizado ambos estudiantes de Durmstrang, se imaginaba que él realizaría algo parecido, y no le agradaba vivirlo de nuevo. 

Curioseó con quién debía enfrentarse cada uno de sus compañeros, y vio que le tocaba con Vitaly. Decidida, se encaminó hacia ella y le advirtió de que tuviese cuidado con él. Aunque no dudaba de su talento como bruja, le explicó que, en situaciones como esas, valía más estar en guardia. 

Se acercó a la tarima, a una distancia prudencial, para ver el siguiente duelo. 

Estaba bastante tranquila cuando me subí a la tarima azul. Miré a mi contrincante a los ojos, era Elphie Davis. 

La saludé cortesmente y me pongo en posición de alerta.

Casi sin darme cuenta oigo a Elphie gritar -¡¡¡Oppungno¡¡¡-, y casi a la misma velocidad reacciono:
-¡¡¡Protego¡¡¡-, y un brillo plateado salió de mi varita.

Los pájaros volaron furiosos contra Eileen, que hizo aparecer una pantalla protectora a su alrededor. Por desgracia para ella, la varita se resbaló de su mano por la fuerza con la que lo conjuró y la pantalla protectora se desvaneció en un instante, recibiendo el picoteo de los colibríes.

Cuando se recompuso, encontró a Elphie en el otro extremo de la tarima, en posición defensiva, esperando el turno de ataque de Eileen.

-¡¡¡¡Auchhh¡¡¡¡-, se me escapa un grito de dolor cuando los colibrís impactan en mi cuerpo, Arriba Eileen y sin pensarlo mas agarro con fuerza mi varita y agito mi brazo mientras clavo los pies al suelo:

-¡¡¡Rictusempra¡¡¡¡-, un haz de luz roja carmesí salió de la varita y se dirigió a toda velocidad hacía Elphie. Un pequeña gota de sudor se resbalo por mi frente.

Orgullosa por cómo mis pequeños pájaros habían conseguido hacerse con el primer asalto, sonrío ampliamente y hago una pequeña reverencia al público. Por desgracia, ese pequeño acto de vanidad me cuesta caro, pues una ráfaga roja viene directa hacia mí y no consigo reaccionar a tiempo.

—¡Impedimenta! —grito demasiado tarde, recibiendo de lleno el impacto del hechizo. 

Cuando consigo ponerme en pie y volver en mí, prometiéndome no volver a desconcentrarme de aquella manera, lanzo el primer hechizo me llega a la mente, antes de que mi oponente consiga ponerse en guardia.

—¡Levicorpus!

Elphio salió disparada hacia atrás, pero el descanso no duró mucho, pues en pocos segundo se puso de pie y le oí gritar:

-¡¡Levicorpus¡¡- y sabía que no tenía mucho tiempo para reaccionar, así que sin demora grité: -¡¡Fianto duri¡¡- y de inmediato un haz de luz blancoazulado salió de la varita intentando crear un escudo protector.

Hago caso omiso de la pequeña provocación de Clarisse y busca un lugar donde sentarnos y desde el que podamos contemplar el combate que tiene lugar a continuación. Por mi mente cruzan demasiados pensamientos, demasiadas preocupaciones... pero ninguna de ellas es el duelo que me enfrentará con Rubia.

Sin embargo, hago un esfuerzo por relegar todas las demás cuestiones al fondo de mi mente y tratar de concentrarme en los contendientes, quiero familiarizarme con su forma de luchar antes de tener que enfrentarme a ellos en el duelo final que decidirá quién se alza con el Oro. Primero Aline, luego Aaron... pero mi último oponente puede ser cualquiera de los cuatro nombres que figuran al otro lado de la pizarra, incluida mi Clarie.

Los primeros compases del duelo demuestran que ambas combatientes están muy igualadas aunque la Griffindor comienza a obtener algo de ventaja sobre su oponente. Ha obtenido ya tres Oros en las tres últimas pruebas y no quiero ni pensar lo que dirá de ella la prensa si también consigue alzarse con la victoria por delante de los de Durmstrang.

¡¡¡Bien¡¡¡, pienso para mis adentros mientras mi hechizo me protege del levicorpus. Vamos Eileen..... Dando un soplo para quitarme un mechón de cabello de los ojos, comienzo a realizar un movimiento semicircular con la mano mientras invoco :

-¡¡¡Tragababosas¡¡¡- a la vez que un rayo de luz verde claro sale proyectado de mi varita hacia Elphie.

Tan pronto escucho el hechizo de la Gryffindor, una alerta se enciende dentro de mi cabeza. No sólo no quiero perder este duelo, sino que ni de lejos quiero pasarme los próximos dos días vomitando babosas asquerosas. No. Ni de broma. Lo que sea menos eso. 

Agarro mi varita con todas mis fuerzas y grito hasta dejarme la voz:

—¡Impedimenta!

Parece que mi fuerza de voluntad sí logra concentrarme lo suficiente esta vez, paralizando el repugnante hechizo en mitad del aire. ¡Bien!

—¡Confundus! —vuelvo a gritar, acalorada por la batalla.