Partida Rol por web

Después de un breve descanso en que los participantes y espectadores habéis podido estirar las piernas e intercambiar impresiones, la sala de Duelo vuelve a llenarse y recobra el vibrante murmullo característico. Un par de profesores y el Ministro se han tomado la libertad de arreglar la puerta destrozada por Nikolay con un reparo conjunto. Algo os dice que el temperamental Durmstrang va a tener una charla con el Ministro y los directores. No sería el único, ya que Aaron sigue sentado en una de las esquinas de las gradas, flanqueado por profesores.

—Silencio, por favor —dice Shacklebolt, reclamando vuestra atención—. Va a dar comienzo la segunda ronda de la prueba de duelo. Según lo establecido por las victorias de la ronda anterior, en este duelo se enfrentarán la señorita Clarisse Delacroix y la señorita Elphie Davis. Por favor, subid a la tarima y preparaos para comenzar. 

Vuelvo a entrar en el Club de Duelo en el momento en que Shacklebolt anuncia el nombre de los próximos contendientes. Puedo sentir las miradas del público. Miradas condescendientes y miradas también de desprecio y desaprobación. Hay quienes creen que soy un inútil y que además tengo mal perder. Es posible que estén en lo cierto con esto último pero no tengo es humor para ser públicamente ridiculizado en un combate amañado.

Observo el marcador y veo que han puesto 5-0 como resultado de mi duelo con Aline tras el abandono. Como si ponen 50-0. Eso no es lo que ha ocurrido. Ellos lo saben y lo más importante es que yo lo sé también.

Lo cierto es que no tengo ninguna gana de estar aquí después de lo que ha ocurrido pero no voy a dejar que mi Clarisse pase por lo mismo que he pasado yo. Es decir, suponiendo que todavía sea mi Clarisse, que a estas alturas quizá sea demasiado suponer.

Busco un lugar discreto, tan alejado como sea posible tanto de los contendientes que todavía participan en la prueba como del público asistente y mantengo mi atención fija en estos últimos. Uno de ellos, al menos uno, está dispuesto a hacer lo que sea para pervertir el curso natural de los acontecimientos. Sea quien sea, sospecho que no se va a contentar con haber enloquecido a las lechuzas y manipulado el resultado de mi duelo.

El combate acaba de dar comienzo y Nikolay hace su aparición justo a tiempo para poder verlo, no sin antes ser sometido a un intenso escrutinio por parte de los espectadores del torneo. Decide que lo más sabio es intentar no seguir llamando la atención y, cuando el combate finalmente comienza, capta por el rabillo del ojo a la rubia periodista de El Profeta, vestida en verde lima. A decir verdad, era difícil no fijarse en ella, pero quizá la gente estaba ya muy acostumbrada a su excentricidad.

Nikolay se da cuenta de que alguien, a quien no consigue ver entre las gradas, le pasa una nota a Rita Skeeter discretamente. Al leerla, su vuelapluma empieza a escribir frenética sobre el bloc de notas sujeto mágicamente en el aire. 

Estaba muy nerviosa con el duelo entre Elphie y Clarisse, las dos son muy buenas, Que pena no estar en la final....

Clarisse traga saliva mirando al ministro. "No... Ahora no..." Piensa para si mientras cierra los ojos y se autoconvence de que debe levantarse. En ese momento de lo último que tenía ganas era de tener que volver a enfrentarse en duelo a alguien. Ahora, lo único que quería era buscar a Nikolay. Estaba demasiado preocupada como para concentrarse en otra cosa. Maldita sea. Se levantó casi como un resorte, o un autómata. No eran movimientos naturales, se notaba que tenía la cabeza en otro sitio y que actuaba sin pensar.

En ese momento entró Nikolay, cruzó la sala y se sentó bastante alejado de todo el mundo. Lo siguió, observándole por detrás. "¿Qué cojones le pasa?" Por un instante, la ira invadió a Clarisse mientras caminaba hacia la tarima. Su cara debía ser un poema. Fruncía el ceño y lo relajaba repetidas veces. Era obvio que su mente era un hervidero de hipótesis. ¿Qué pasaría si se bajaba de la tarima e iba a pedirle una explicación a Nikolay? Lo más seguro es que directamente la descalificaran. Chasqueó la lengua inquieta.

Sacó su varita y se preparó a que su compañera de escuela subiera también. Una vez lo hizo, le decidó una reverencia, intentando alejar de su mente la cantidad de cosas que le estaban rondando. — Preferiría empezar si es posible. — Murmuró a su compañera con una sonrisa fingida. No tenía ganas de sonreír, pero intentaba ser amable. En el anterior duelo había empezado Vitaly. Ahora quería empezar ella si podía. 

Hay que ver el mal perder que tienen estos de Durmstrang, Eileen y Gabriel también han perdido y ninguno de los dos ha montando una escenita después. Bueno, el pobre Gabriel sí pero porque su oponente es un salvaje. Lo siento por Aline pero me alegro de que no me toque a mí enfrentarme contra Aaron.

Después de Nikolay y Eileen, Clarisse es la que mejor va en el torneo y eso supone una enorme presión para mí, que se agrava por el hecho de que no he ganado nada desde la segunda prueba de Runas Antiguas. Me pide empezar el duelo pero yo no me dejo embaucar por su impostada amabilidad, tal vez le funcione con su nuevo novio pero a sus amigas nos ha dejado de lado por él y eso está muy feo.

Respondo a su petición apuntándola con mi varita, devolviéndole la misma falsa sonrisa y exclamando:

—¡Oppugno!

Un puñado de coloridos colibríes se materializan desde mi varita y salen disparados como dardos contra Clarisse, dejando tras de sí una estela de diminutas plumas.

La sonrisa de Clarisse se amplia en una mueca de incredulidad con una ceja alzada. "¿En serio?" Dice su expresión a su compañera. O quizá debería llamarla, oponente. No se esperaba esto de Elphie, pero no puede negar que ese giro le hace sentirse bien. Le hace sentir el ambiente de duelo que no había conseguido por todo lo ocurrido anteriormente. Se prepara al ver que la chica la apunta y está decidida. 

— ¡Protego! — Exclama con energía. Sin duda el cambio de ambiente sobre la tarima ha hecho que Clarisse sienta la adrenalina correr por su cuerpo. Al ver como su hechizo es tan efectivo que disuelve los colibrís en nada, ensancha nuevamente su sonrisa chulesca. 

Se subes las mangas y coge aire profundamente antes de lanzar su primer hechizo ofensivo. 

— ¡Levicorpus! — Casi maldice segundos después, pensaba que le saldría mejor. Sin duda podría haber sido mejor. Aun así, espera a ver que ocurre esperanzada.

Ejecuto mi conjuro ofensivo con brillantez pero el modo en que Clarisse lo detiene únicamente puede ser calificado de magistral. Ella consigue este primer punto y me obliga a esforzarme más y a tratar de lucirme si quiero darle la vuelta al resultado.

—¡Impedimenta!

Más por imprecisión ajena que por méritos propios, consigo adelantarme a mi rival y utilizar mi encantamiento obstaculizador para conseguir paralizar a Clarisse en el instante justo en que ésta invoca su propio hechizo.

No me pongo a bailar sobre la tarima por decoro, pero mi amplia sonrisa resulta tan elocuente como la alegre danza que le ahorro al público asistente. Ahora yo voy por delante.

—¡Depulso! —exclamo, antes de que tenga ocasión de recuperarse del todo de su último fracaso.

Vitaly se mantenía calmado.

Sus dedos estaban entrelazados con estos mismos. Antes de ver el duelo realizarse, Vitaly pudo ver cómo Clarisse subía a la tarima, siendo su turno de brillar en la arena. La muchacha parecía segura, aunque afectada con los que había sucedido con Nikolay, y cuando vió a este ingresar, notó que seguía intranquilo, viendo cada rincon, examinando cada rostro... Vitaly, en ese momento, miró al suelo y frunció el ceño... Por un instante, se acordó de lo que había visto en su retirada del salón de batalla tras perder.

No le gustó la idea de tantas coincidencias.

Sin embargo, al ver nuevamente su nota en el regazo, leyó lo que había escrito Aline. Parpadeó un poco, miró a la tarima, ambas contrincantes cara a cara preparándose para el combate; miró nuevamente el papel y, con un suspiro, escribió nuevamente en él por un segundo, sólo una palabra. El muchacho acercó la nota hacia sus dedos con los suyos, y se pudo ver en su expresión ligeramente estoica un quiebre sutil, minúsculo: Al respirar, su boca tembló ligeramente, esbozando una sonrisa melancólica, al igual que sus cejas expresaron pesar, sus labios presionándose entre éstos por un par de segundos.

Sabía que ese hechizo había sido demasiado pobre, no era difícil pararlo. Y así fue. Con esto, ella perdía la ventaja con la que había empezado. "Vamos, Clarisse, por favor..." Escuchó en su cabeza la voz de su tío animándola. Sonrió levemente y alzó la varita para defenderse del próximo hechizo. Parecía que este duelo iba a ser al revés, iba a tener el punto débil en los ofensivos. 

— ¡Expecto Patronum! — Pronunció y cerró los ojos unos segundos rezando para que no le fallara. Y salirle, le salió. Un bonito lobo blanco salió de su varita y pudo parar el impacto del hechizo de Elphie. Pero a su vez el lobo se esfumó al recibir el golpe. Ambos hechizos habían tenido la misma intensidad. Lo cual ella interpretó como un empate. 

Volvía a intentarlo. Otro ofensivo. Volvería a fallar, como no...

— ¡Incarcerous! — La tensión se veía en su rostro. Comenzaba a ponerse nerviosa y perder la paciencia.

Todo el mundo mira al Ministro de Magia quien, con un asentimiento, confirma que se trata de un empate. Al igual que en el enfrentamiento de Clarisse con Vitaly, el marcador permanece inmóvil en este asalto dado que ninguna de los dos ha logrado imponerse sobre su oponente.

Clarisse logra detener mi último conjuro ofensivo con su espectacular patronus y suspiro aliviada cuando el enorme lobo blanco se desvanece en lugar de saltar sobre mí. He perdido la oportunidad de aumentar mi ventaja pero al menos mi oponente tampoco ha conseguido acortarla.

No obstante, en su siguiente ataque veo una oportunidad de lucimiento personal y me aventuro a tratar de explotarla poniendo en práctica un conjuro defensivo con el que no soy muy ducha.

—Salvio Hexia —recito, titubeante. Por desgracia, nada ocurre y termino aprisionada por las cuerdas conjuradas por mi rival. No sin esfuerzo, consigo librarme de ellas y exclamar—: ¡Everte Statum!

La chica observa como su oponente se libera de las cuerdas y lanza su siguiente hechizo. Le toca defenderse otra vez y ese hechizo parece tener consistencia. Agita la varita sutilmente y recita: 

— Protego. — Casi con desgana creyendo que no podría hacer nada. Pero nuevamente, ambos hechizos chocarnos sin vencer ninguno de los dos. Empate nuevamente. Ese duelo parecía reñido. Sonrió, ahora mismo iban empatadas en puntos. Podría empezar a coger ventaja. 

— ¡Reducto! — Exclamó con energía. "Vamos, consigue otro punto." Se dijo a si misma esperanzada.

Que Clarisse haya logrado protegerse de mi último hechizo me parece imposible, tan imposible como me parece ahora lograr resistir la maldición que me arroja. Mi varita dibuja en el aire el símbolo de mi siguiente conjuro defensivo pero antes de ejecutarlo incluso ya sé que no tiene ninguna oportunidad contra mi invencible oponente.

—Protego —musito, aunque la protección que tiene que ofrecerme es más bien limitada contra el imparable sortilegio que se me viene encima.

Comienzo a perder la esperanza. Clarisse es sencillamente demasiado para mí. He desbaratado mis mejores esfuerzos, los que deberían haberme dado la victoria y, ahora que mi moral y mis fuerzas comienzan a flaquear, está dándole poco a poco la vuelta al duelo.

—Desmaius.

Mi voz apenas es un susurro y me temo que seré yo la que terminará desmayándose de agotamiento si el combate continúa por estos derroteros.

Clarisse no puede evitar sonreir al ver como la chica no logra parar su hechizo ofensivo. Si bien no se equivoca eso la pone en cabeza dándole la vuelta al marcador. Siendo tres puntos para ella, dos para su oponente. Se prepara para defenderse del hechizo que la chica lanze a continuación contra ella, pero de la varita de Elphie no logra salir nada. Un ligero humo que apenas se percibe es todo lo que se ve. Clarisse parpadea ligeramente perpleja e intercambia miradas entre su oponente y el ministro. A su juicio eso era un punto directo para ella ¿no? En caso de que así fuera, se dispuso a lanzar un hechizo ofensivo. 

— ¡Expulso! — Dijo con intensidad. El hechizo salió bastante bien, y si no era que se estaba equivocando, según sus cálculos, aquel sería el punto definitivo que le haría ganar en caso de que su contrincante no lo parara. Y en caso de que hubiera hecho mal sus cuentas, miró al ministro esperando ver algún gesto negativo.

Después del fracaso con el anterior hechizo, mi moral se encuentra por los suelos. Parpadeo confusa y la voluta de humo de mi fallido conjuro desaparece con rapidez en el aire, cuando Clarisse lanza de nuevo su ofensiva. Lo único que puedo hacer es apostarlo todo a mi defensa.

—¡Impedimenta! —grito con un último atisbo de esperanza. Pero el hechizo de mi compañera de escuela es más potente que el mío y finalmente consigue alzarse con la victoria. Bueno, siempre me quedará el bronce... 

—Enhorabuena —saludo a Clarisse al final del duelo, ofreciéndole la mano—. Ha sido un duelo justo.

El Ministro de Magia aplaude con ganas ante la victoria de Clarisse pero, ante todo, a la actitud deportiva que demuestran ambas contrincantes. Se le puede ver algo más relajado que hace unos minutos, cuando la primera ronda se desarrollaba incidente tras incidente. 

Ya os habéis acostumbrado al constante murmullo y el olor a quemado de los flashes, al rasgar de las vuelaplumas sobre el papel y a las miradas escrutadoras, pero eso no os resta tensión a la hora de participar en una prueba tan activa como esta, en la que no podéis parar a descansar y meditar tranquilamente. 

Algunos estáis más que agotados, pero no es el caso de Aaron, que sube a la tarima como impulsado por un resorte antes incluso de que Kingsley tenga oportunidad de pronunciar su nombre. El Ministro entonces le mira, traspasándole con una mirada dura, advirtiéndole sin palabras que su actuación anterior no puede repetirse. Está a punto de decir algo sobre el juego limpio cuando un pequeño pelotón de gente entra en la sala y llena aún más las ya abarrotadas gradas. 

—Es el turno de Aaron Damyanov y Aline Dunne —dice finalmente, resignándose—. Podéis empezar.

Que duelo más emocionante.....Me gustaría acercarme a saludar a las chicas pero enseguida veo compañeros saludándolas y no quería agobiarlas, así que levanto mis pulgares y les dedico una sonrisa y un silbido.

Que lástima no estar en la final, debe ser muy emocionante.

Vitaly observó el duelo realizarse tras dejar el papel cerca de la mano de Aline. El muchacho vió cómo ambas contrincantes daban una muestra de gracia en cada uno de sus movimientos, mas Clarisse, quien le había vencido, mostró superioridad durante todo el duelo; entonces Vitaly notó algo esencial en su estilo de combate el cual no había percibido cuando ambos batallaban en el cuadrilátero... ella mostraba pasión por ganar, pero también mostraba una diciplina y seguridad en sus movimientos que no luchaban con su carácter, algo tanto a Nikolay como a él mismo le sucedían cuando las cosas se ponían tensas... Vitaly pensó entonces que ella era una muchacha mucho más digna de lo que pensaba antes, y, rascándose el cuello, suspiró al verla ganar con su último hechizo.

"Vaya... que fuerte es... no sé cómo pude casi vencerla", dijo el muchacho para sí mismo.

Al ver la tabla en el aire, mostró los siguientes contrincantes, y al ver los nombres, un nudo en la garganta se hizo: Aaron y Aline...

Algo no estaba bien: independiente si en ese momento sus sentidos emocionales estaban anulados, recordó su frialdad y su precisión, sus movimientos contenidos y su falta de misericordia... Aarón no lo recordaba ser tan agresivo, ni menos hacerle tanto daño a alguien al punto de dejarlo inconciente, y sintió que en su cabeza sentía calor y sus manos se volvieron sudorosas... una ligera presión en el pecho le hizo mirar a Aline, a la muchacha de cabellos dorados... En un movimiento torpe, Vitaly puso una mano en el hombre de ella, tal vez un poco más fuerte de lo necesario, y en su rostro aparentemente serio se notaban ligeras gotas de sudor, su tez pálida ligeramente más rojiza y sus cejas arqueadas, como si estuviese triste... o más bien...

"Cuídate...", murmuró el muchacho, apenas notándose su voz.

Clarisse se había alzado con su segunda victoria, se encontraba eufórica como era obvio y sonreía de oreja a oreja. Felicitó por su duelo a Elphie, recordando siempre la deportividad y el compañerismo, más aun cuando eran de la misma escuela. Bajó de la tarima para dejar paso a los siguientes. 

Apenas se detuvo con la multitud que se acercaba a ellas para felicitarles y mostrarles su apoyo. Ella, apenas sonrió a la gente. Se dirigió directamente hacia Nikolay abriéndose paso por entre los eufóricos compañeros. Se sentó al lado del chico sin saber muy bien que decirle ahora. 

Simplemente, decidió que era mejor dejarle tranquilo y no agobiarle. Lo miró con una sonrisa, esperando que fuera él quien hablara si era eso lo que le apetecía hacer. Tuvo el impulso de abrazarlo, de besarlo, en más de una ocasión en esos minutos, pero se contuvo.