Partida Rol por web

La noche empezaba a disiparse… la luna aún se cubría con un manto de nubes…

Y de repente un rugido de dolor rompió la noche.

Los pájaros durmientes entre los árboles salieron volando desesperados y asustados… el sonido de la muerte volvía a llenar aquellos páramos…

La luz de la luna ilumino un cuerpo…  como un foco que centra el acto final de una obra… pero aquí solo significaba el principio…

El cuerpo del Minotauro yacía inerte en el suelo… la mirada perdida y la vida huida…

Su hacha permanecío quieta y callada mirando con su hoja a los presentes aún vigilante...

Abrió los ojos cuando el sol empezaba a ser visible. A la vez que ella se despertaba, las serpientes de su cabeza empezaron a relajarse y parecieron entrar en trance. De nuevo su cola plateada de serpiente tomó la forma de hermosas piernas humanas.

En silencio se acercó al cadáver.. Como de costumbre su cara era fría y no dejaba adivinar sus emociones.

Los traidores han tomado su primera víctima. La sangre mancha de nuevo las piedras de estas ruinas. Poco podemos hacer ya por esta criatura, pero tal vez su cuerpo nos de información de sus asesinos.

Miró el hacha caída del minotauro buscando algún rastro de sangre sobre su filo.

El Dahaka se materializo,al lado de Medusa,desde una nube de arena color onix. Cuando los fulgores rojos volvieron a prenderse este miro a al Minotauro. No entendía que le pasaba,parecía que estaba ¿como era? ah si, dormido. Esa palabra que quiere decir que los seres mueren durante un tiempo para recobrar la energía.
Estiro un brazo y señalo al ser inerte,con su voz grave y distorsionada que parecía salir de todas partes le preguntó a Medusa.

¿Está dormido?

-Ehhhhh señor toro despierte, que su caballerosa dama vaca le está esperando en el corral.- Exclamó el sombrerero mientras daba saltitos alrededor dell cadaver del minotauro.

No se inmutó ante la repentina aparición de Dahaka. Durante un breve momento pareció convertirse en una de sus propias víctimas, en fría y dura piedra, ni sus siseantes cabellos daban muestra de vida. Luego, lentamente, miró con sus bellos y penetrantes ojos a la criatura que le había preguntado.

Dormido en el eterno sueño sin despertar. Pronto su cuerpo no será más que podrido alimento para la carroña. Y desaparecerá. A diferencia de tí, Dahaka, era un ser mortal. 

Y volvió a quedarse totalmente inmóvil. Solo sus ligeras ropas ondulaban con la suave brisa del amanecer.

El djinn apareció en una voluta de humo... Su mirada se clavó en aquella criatura mítica, caida, muerta.

La primera víctima de una serie de asesinatos, probablemente, que no tendrían fin...

...Hasta que encontrara a los culpables.

-Su muerte no será en vano...Lo prometo. Al menos ya tenemos por donde comenzar... 

Comentó, observando a su rededor. Guardaba sus dudas para sí, pero conocía perfectamente a quién votar. Imaginaba que mas de uno habría llegado a su misma decisión. No obstante, no dijo nada. Solo aguardó, de brazos cruzados, las preguntas de los demás.

-Que la arena y la muerte te traten bien, Minotauro. Halla el descanso eterno, porque aquí no descansaremos hasta haber resuelto tu muerte.

-¡Repámpanos, recórcholis, diantres, duuuduuuu! ¿¿¿¡Porqué todo el mundo sale del humo!???-

La Centaura, Manticora y yo....nos dispersamos por entre las ruinas para cubrir más campo y poder avisar ante cualquier sospecha o ruido anormal. De repente un grito profundo rasgó el cielo y rompió el silencio que cubría nuestro improvisado campamento. Todos levantaron las miradas se oían pasos por todos lados, los primeros en llegar, medusa y Dahaka, se quedaron inertes ante lo que produjo tal sonido de dolor.

¡No puede ser! ¿Otra vez han atacado?....pero ¿cómo? -pensaba para mí, mientras alzaba el vuelo y me dirigía hacía donde estaban los demás-.

- Minotauro...¿Cómo un ser tan grande y bruto ha podido ser atacado? -dije mientras me posicionaba al lado de DahaKa.

Estaba boca abajo, inerte...con la mirada perdida..

- A simple vista, no se muestra forcejeo, ni heridas de defensa....¿Lo habrán atacado por detrás? , cobardes...

Expongo mis dudas a mis compañeros, más duchos en batallas y enfrentamientos, mirándolos con temor e incertidumbre.

-Estamos ante seres más poderosos de lo que pensamos, con sed de sangre y poder, no les importa el tamaño ni la fuerza, se han desecho de Minotauro como si de un insecto se tratase

La vigilancia es insuficiente, habrá que unir fuerzas para salir de esta

La nueva mañana llegaba y con ella una nuevaq forma para la serpientes contorsionando su cuerpo y girandolo tomo un tamaño mas pequeño e infantil, pues esa era su costumbre ser el ciclo cambiante del tiempo, estaba trsite por la muerte de otro ser.

Bajo la forma cambiante de la vida, tomó la apariencia de un niño mortal, no hay en el mundo nadie con un corazón tan puro como los hijos de los hombres, aunque al crecer este se manche de oscuridad nadie puede negar su pureza infantil.

-Pobre amigo- dijo el pequeño volando cual serafín hacia el minotauro - Pero la muerte es un estado y estoy seguro que resucitaras, bajo los ciclos del jaguar, - la manos del pequeño acariciaron con ternura el rostro sin vida del minotauro, el niño tomo posición para orar y con cierto aire ceremonial realizó un pequeño rito de sus tierras:

El humo y el incienso se manifestarón para llevar la canción del jaguar, liberadora  y guía para el otro mundo  y traición.

El unicornio se unió a los demás ante el cadáver del Minotaruo. Pocas pistas parecía que hubiera a su alrededor.

Se puso a buscar por los alrededores hasta que encontró unas flores. Las cogió con su boca y las lanzó sobre el cuerpo.

Poco se puede para darle entierro digno. Es hora de ponerse en guardia. ¿Alguien vio algo?

Shea se había despertado con el alboroto y frotándose un poco los ojos miró alrededor para ver a una gran multitud de las criaturas que habían sido reunidas entorno a algo que no se veía muy bien. Desconcertada comenzó a revolotear hacia los demás y sobrevolando sobre las cabezas de las criaturas que se habían congregado vio con horror al Minotauro desmanejado en el suelo, parecía dormido, como antes había escuchado, aunque era una postura extraña en la que dormir.
Tapándose la boca con sus manitas, horrorizada, fue bajando al suelo, mientras unas lágrimas escapaban de sus ojos y el polvo dorado que irradiaban sus alas volvió a tornarse de un tono bronce tristón.
Shea continuó mirando el cadáver del Minotauro durante unos minutos más mientras entre lágrimas decía - ¿¡Pero quién ha podido hacer algo tan horrible?! Si alguien tan grande y fuerte ha muerto así... ¿¡qué nos espera a los demás?! - negando con la cabeza y apartándose de Minotauro mientras el Unicornio le tapaba con flores.

Achimallén corría de aquí para allá entre las piernas de los demás seres gigantes.
Sus pequeños ojillos estaban abiertos de par en par mientras miraba la monumental montaña de carne yaciente que desde su visión parecía el cuerpo del Minotauro muerto.
Solo sus cascabeles se escuchaban tintinear pues temblaba como una hoja seca llevada por un viento de otoño.
Comprendía la muerte de las criaturas pues en definitiva el pequeño duende era un aspecto mas de la naturaleza, como alguno de los otros seres presentes, pero no la celebraba, ni era ajeno al dolor que esto le causase, mas, como cuando en este caso, el final de los días de un ser mágico se debía a la crueldad deliberada de otros.
Con unas pequeñas lagrimas corriendo por sus regordetes mofletes, Achimallén comenzó la lenta – y ardua para el -, tarea de intentar dar al cuerpo, una digna sepultura.
Juntaba piedritas tan minúsculas en tamaño para los demás seres, que el acto – aunque noble -, resultaba gracioso de ver.

Rumpelstinski parpardeo sorprendido.

- ¿Pero que ha pasado? Vale que era feo, pero ...

Dejó de mirar el hacha caída del minotauro. Levanto la cabeza mirando al profundo cielo, las serpientes de su cabello se estiraron al sol. 

Curioso, muy curioso... Dijo mientras se alejaba de la escena contorneando su hermosa figura.

¿No os parece destacable que el primer elegido de los traidores haya sido esa criatura? No me negareis que solo era músculo sin celebro, un bruto que apenas podía hablar. No creo que sus asesinos tuvieran que preocuparse por su inteligencia, si es que tenía alguna.

Se detuvo, su piel reflejaba el sol, tornándose plateada. Miró a las criaturas más grandes.

¿Que motivo les ha llevado a segar primero su vida? ¿Que podían tener de él? Su fuerza, su hacha, sus gritos de furia... No lo creo. Tal vez los traidores nos superen en sabiduría y elijan a esa maloliente criatura que no era un peligro para ellos, para no dar pistas de su identidad, para ir desaciéndose de nosotros, uno a uno, sin levantar sospechas. Sería un inteligente proceder, sin duda.

Curioso, muy curioso... ¿No os parece?

-Hm, solo espero que los que hallan hecho esto, paguen con su vida. Nadie debe morir asi, y alguien como el solo podia morir en un campo de batalla, no atacado de noche por la espalda.

Me acerco al hacha del Minotauro, y la agarro diciendo:

-Juro que con esta hacha, voy a matar al que te hizo esto.

Me pongo su hacha al hombro, y me doy vuelta hacia los demas, al escuchar lo que dice la Medusa, pero sin mirarla directamente:

-Y quien nos asegura que no fuiste vos? Vos misma lo dijiste, lo podrian haber matado para no levantar sosepchas, pero vos misma podrias estar diciendo esto para no levantar sospechas. Personalmente no me fui de vos.

Poco a poco, el ambiente se caldeaba. Las habladurías incesantes no hacían mas que tensar la situación y descubrirlos ante aquellos que fueran los enemigos, los que estaban asesinándolos, uno a uno. 

Cruzado de brazos, siguió escuchando. Sus teorías maduraban.. Solo había que esperar.

¿Sabiduría?, quizás en las tierras en donde moran los malvados fuera sabiduría el quitar la vida de una criatura sintiente.
No, no lo llamaría sabiduría, lo llamaría “maldad”, una maldad primaria y animalesca - pensó el pequeño duendecillo -.

Quizás esta Medusa fuera un ser mas oscuro de lo que pensaba...

Hacéis bien en no confiar en mí. Yo tampoco lo haría en vuestra situación. No deberías fiarte de mí ni de nadie en este cónclave. El único inocente demostrado es la criatura que yace a tus pies.

Su voz era tenue, casi imperceptible.