Partida Rol por web

Sean estaba totalmente de acuerdo con el plan de Emily. Había pensado lo mismo y se alegraba de estar por fin los dos solos. Las misiones siempre iban mejor si no había Clarks o Eileens cerca. Bajaron por las escaleras de incendio rápidamente, sin importarles mucho el ruido que éstas hicieran. Cualquiera que les viera se daría cuenta de la urgencia que traían. ¡Menudas heridas!

Finalmente llegaron a una ventana abierta. Daba a una sala de medimagia general y estaba ocupada. Había dos personas sentadas de frente a la ventana. Un hombre y una mujer, ésta última esperando un niño, que les miraron con cierta sorpresa. Dándoles la espalda había una medimaga con bata blanca impoluta. Y cuando se dio la vuelta al percatarse de que sus pacientes no le escuchaban, se fijó en Sean y Emily. ¡Era Bella!

Bella:- ¡Emily! - comentó con una sonrisa, como si aquella situación fuera lo más normal del mundo.

Zoey parecía a punto de echarse a reír pero ella, por contra, estaba bastante enfadada. De todos modos, pareció ser la solución perfecta para todo el mundo. Los aurores se libraban de ellas, Zoey de meterse en problemas y ella... Eileen quizás lo decidiera cuando amainaran sus sentimientos.

Fuera como fuera, ya no había nada que pudiera hacer así que acabó por asentir a regañadientes ante el compañero de Emily, antes de mirar al dúo dinámico.

- Tened cuidado - acabó por decir, con sentimientos encontrados, tras lo que subió por las escaleras.

Una vez arriba se colocaron en la parte trasera del vehículo mientras Clark tomaba los mandos al lado de una chica con ropas negras, pelo en un moño y expresión bastante tranquila para estar en el lugar donde se encontraban.

Clark:- ¡Todo listo! Vamos al punto de extracción.

???:- Entendido.

Enseguida el helicóptero se puso en marcha, alejándose del hospital. Sobrevolaron muchísimas manzanas, saliendo de la gran ciudad, hasta llegar a una casa de campo. Aterrizaron y salieron con los dragones que parecían algo más calmados. Ya en el interior de la casa, bastante modesta, Stana se sentó con gesto preocupado mientras Zoey y Clark se ocupaban de los dragones. Nadie hablaba nada.

No tuvimos que llegar tan siquiera a la puerta para encontrarnos con Bella. ¡Y qué bien parecía estar pasándoselo! Y es que Bella era así, era capaz de divertirse con cualquier cosa, y era una tremenda actriz si quería. Podría hacerse pasar por ministra de magia sin que se le notase la duda, estaba segura. Miré a Sean y me encogí ligeramente de hombros. No teníamos que pasar por todo aquel paripé si no queríamos, podíamos larganos en aquél instante. - Doctora - le contesté a Bella, no queriendo decir su nombre. Aquellas personas parecían estar un poco aturdidas ante lo que veían. - Si pudiese terminar con esta consulta, tenemos una emergencia. - En cuanto los despachase no me iba a andar con muchos rodeos. Me aseguraría de que estaba bien y nos largábamos como alma que lleva el diablo.

Vamos, que habían ido para decirle que ya era hora de largarse. Pero, ¿qué hacía Emily ahí? Creía que Eileen no había dicho nada de tener la retaguardia cubierta. Con toda la tranquilidad del mundo se levantó:

- Ya veo la emergencia, si.- miró entonces a la pareja y les dijo:- Eve, Duncan. Enseguida vuelvo.

Y fue hasta la ventana para salir como si fuera lo más normal del mundo.

Mujer:- ¿No prefiere que salgamos...?

Bella:- ¡Oh, no! Es mejor que les dé el aire a sus heridas. Les curaré y entraré de nuevo. Será rápido. Soy la mejor medimaga que pueden encontrar.

Salió afuera y cerró la ventana para amortizar las palabras que fueran a decirse.

Bella:-¿Eileen y el resto están bien?

Lo dicho. Bella podía afirmar que era la mejor medimaga del mundo sin pestañear, y sonando convencida, y no arrogante. Era una virtud envidiable. - Están bien. - Contesté a su pregunta. - Y me alegro que tu también. - le dije con sinceridad. Le habría dado un abrazo, pero no era el momento. - Tenemos que irnos. Pero antes prométeme que la próxima vez que Eileen os meta en algo así, me avisarás. - Eileen nunca lo admitiría, pero si no llegamos a coincidir, se habría armado una buena. Por favor, si ni siquiera sabía cómo dormir a los dragones. ¿De verdad su idea era sacarlos por la puerta sin más? Tuve que dejar de pensar en aquello para no frustrarme más. Y pensar que Eileen había sido Ravenclaw.... - Stana y el resto nos estarán esperando, y tu novia me matará si no te llevo pronto. - le dije con una media sonrisa. - Me cae bien. - añadí con total sinceridad. Miré a Sean para ver si estaba listo y estiré las manos hacia ambos. - Hora de desaparecer.

Estaba muy contenta de poder escuchar todas las buenas noticias que Emily le traía. Se esperaba alguna bronca o algo por el estilo pero quizás eso viniera después. Lo cierto es que se lo había pasado genial. Ante la petición de la rubia levantó la mano mostrando la palma de la mano y dijo:

- Prometido.- Y sobre lo de Stana... aquello le sacó una amplia sonrisa.- ¡A que sí! Si es que es super mona... y no veas lo que se esfuerza con algunas cosas...- y le dió un par de codazos.

Sean carraspeó. Ya habría tiempo de hablar de esas cosas más adelante. 

Cogieron de la mano a Emily y desaparecieron de allí para hacerlo en medio del salón de la modesta casa de campo de la agente de la CIA mágica que les había ayudado: Jennifer Straw.

A los pocos minutos de llegar, aparecieron Emily y Sean con Bella sana y salva. Estaba tan feliz y relajada; todo lo contrario que Stana que se levantó de inmediato al ver a su novia y la abrazó. Bella le dio unas palmaditas en plan "ea, ea. Ya pasó" porque las muestras de afecto en público no eran lo suyo para nada.

Sean:- Hora de moverse. Todos al traslador.

El traslador, que lo había preparado la auror Jennifer Straw a petición de su compañero Clark, era un viejísimo trofeo de disparo al plato, mellado y ya verde. Todos se colocaron alrededor del objeto y al contar hasta tres desaparecieron para aparecer momentos después en el interior del piso de Emily y Sean con un fuerte estruendo.

Tabatha y Lucas estaban metidos en la bañera llena de espuma y con burbujitas de hidromasaje, disfrutando del momento de complicidad. Lucas, aprovechando que había convencido a Tabatha, tomó prestadas unas sales relajantes.

Y así andaban, disfrutando del momento a solas, cuando un estruendo sonó en el salón de casa de Sean y Emily. Y es que Emily, Sean, Clark, una mujer que no conocían, Eileen, Zoey, Bella y Stana habían aparecido mediante un traslador.

Uno de los dos dragones crías despiertos se escapó y entró corriendo en el baño, agitando las alas.

Gerome, el jefe de aurores, estaba amordazado, atado a una silla, con los ojos tapados e inconsciente en el piso de arriba del loft de Emily y Sean. Al parecer todos habían cumplido la misión. A falta de Vilma, Beth, Ermendrud y Kegan que parecían retrasarse un poco.

Llevan ya un rato en esa bañera tan genial, quizá deberían agenciarse una, cuando se oye un importante estruendo en la sala de estar. Preocupada porque prisionero se haya despertado y liberado, se pone en pie. Si es que no tendría que haber dejado que Lucas la convenciese de algo tan irresponsable.

Tiene tiempo justo para hacer aparecer una toalla y cubrirse antes de que ese dragó bebé entre en el baño.

-¡Un dragón!

Da un paso atrás y con la varita preparada para cualquier cosa.

Sonreí al escuchar los nombres que Beth mencionaba, todos antiguos compañeros de colegio. Estaban todos...entre los que destacaban al que consideraba mi hermano y a Katherine. Apenas había tenido trato con ellos pero había sido por una buena causa: curar a Meredith. Pero eso no quitaba que los echara de menos y que no me doliera estar distanciado de ellos.

En mi interior sabía que era lo mejor, que si juntos habíamos rescatado a toda a aquella gente (mi madre incluida) esto podríamos llevarlo a cabo. Asentí a Beth, sonriendo como hacía mucho que no hacía: una mezcla entre añoranza y una especie de alegría. -Como en los viejos tiempos ¿verdad? Por qué no. Lo que si... -Volví a rascarme la cabeza, como hacía antes de confesar una travesura en Hogwarts. -Estaría bien que Emily no sepa mi... pequeño secreto dragonil. -Sonreí. De pequeño tenía poco. -Verás...no estoy registrado como animago y como comprenderás no me interesa acabar en Azkaban. Primero... tengo que salvarla. Lo digo porque es auror, no porque sea ella. 

No iba a perder mi objetivo de vista. -Pero ese anillo es mío. Os ayudaré en todo lo que pueda, tienes mi palabra. Pero necesito ese polvo. 

El viaje en helicóptero transcurrió en un tenso silencio interrumpido sólo por los sonidos de cabina y los gañidos que de tanto en tanto soltaban los dragones. Nadie habló. Por parte de Eileen, simplemente tenía la cabeza demasiado llena de cosas para centrarse en ninguna el tiempo suficiente como para darle forma con las palabras.

Por suerte, parte de esa tensión se liberó cuando Sean, Emily y Bella, la tercera tan tranquila como siempre, se reunieron con ellos. Le hubiera gustado darle un abrazo a la morena pero entre que se encontraba cubierta de suciedad hasta las cejas y que Stana estaba acaparando su atención, se contentó con una sonrisa de alivio antes de dirigirse hacia el traslador que habían preparado para ellos y prepararse para contener las ganas de vomitar que le producían siempre estos agitados medios de transporte.

Tuvo que contar hasta tres y aferrarse fuertemente a Zoey hasta que se detuvieron las náuseas. Se recuperó en el momento justo para ver cómo uno de los dragones se agitaba y se alejaba volando del lugar.

- Ya voy yo - de todos modos Emily y Sean ya parecían lo bastante cubiertos de heridas de guerra como para pelearse con otro dragón y ella, por su parte, necesitaba agua y jabón en grandes cantidades y teniendo en cuenta la dirección que había tomado el dragón... Para cuando llegó al baño la imagen que se encontró fue...indecente -. Eh...ei... - inevitablemente se había ruborizado al ver a Lucas en la bañera, apenas cubierto por la espuma, y a Tabatha envuelta en una toalla. Se dio la vuelta, lo cuál no parecía muy coherente con un dragón suelto por la estancia -. Yo sólo venía a por el dragón...ya hemos llegado varios.

Beth se sentía feliz de poder llegar a un entendimiento con Max. No dudó en asentir a la petición del chico, mirando a los demás para que se pronunciaran. Ermendrud asintió también. Si Beth estaba de acuerdo y conocía a aquel chico, confiando en él para aquello, él confiaría en ella sin dudarlo. 

Vilma seguía inconsciente y eso sería un pequeño problema. O no.

- Si Vilma despierta y hace mención de... eso, los demás nos hacemos los locos. Total, tampoco es que ella haya tenido nunca mucha credibilidad...

Dicho aquello, Aengus decidió librarse de aquel problema. Había estado a punto de morir y no pensaba continuar así. Ni por Vilma ni por nadie. Les habían sacado de Azkaban y él pensaba aprovechar de una vez aquella oportunidad y largarse lo más lejos posible de Gran Bretaña. 

Así pues sería uno menos y casi mejor. Beth no se fiaba ni un pelo de Aengus. No después de lo que le había hecho a Marian.

Ermendrud:- El polvo ese es tuyo. No lo queremos.

Anne:- ¡Pero Erm...!

Ermendrud:- El pasado hay que dejarlo estar. Ya he salido de la cárcel. Es hora de continuar hacia adelante.- Pasó la mirada de su madre a Beth que le dedicó una pequeña sonrisa y un asentimiento. Ermendrud había conseguido caminar hacia adelante. Ver la felicidad en el futuro. No quería ese polvo. Solo quería justicia. Destruiría a aquella organización y después viviría como un mago normal y corriente junto a Beth.- Vámonos. El tiempo apremia.

Beth:- Vámonos.

¡Por Merlín! ¡Qué rápido habían llegado! El estruendo le había puesto en alerta y había corrido a coger la varita. Pero de pronto entra una cría de dragón en el baño, correteando por todos lados, agitando las alas, seguida por Eileen.

La cara de Lucas era tan poema como la de Eileen. Saludó a la chica pero ésta ya se había dado la vuelta. Intentó excusarse ahora que Emily no le había preguntado directamente qué ocurría ahí:

- Es que... estábamos sucios. Veo que tú también. ¿Te unes?- se le seguía haciendo raro bromear con Eileen y el resto de personas que no fueran Tabatha o cualquiera que no perteneciera a Hogwarts hacía tres años. Pero al menos con Eileen lo podía intentar. Con Emily ni por asomo. Cuanto más lejos estuviera de aquel demonio rubio mejor.- Ya veo que habéis conseguido traer a los dragones.- decía ahora apoyado en el borde de la bañera. Miró a Tabatha de una manera que ella podía adivinar perfectamente qué quería decir:

¿Me puedo quedar aquí?

Y entonces... ¡cayeron nuevos compañeros en el salón de casa de Emily y Sean! Parecía que todos habían acabado sus misiones al mismo tiempo. ¡Qué compenetración! En este caso se trataba de Beth, Ermendrud, Vilma - totalmente inconsciente con media cara hinchadísima y amoratada- Anne Lotte y... ¡¡¡Max Scofield!!! Más adulto, más alto, más fuerte...

Empezaba a haber overbooking en aquella casa. Los vecinos podían perfectamente llamar a la policía por fiesta si comenzaban todos a hablar a la vez. Sin contar con los golpetazos tras venir en traslador. Beth fue la primera que se recompuso y buscó a Emily para abrazarla. Una de las cosas que había pensado hacer de salir de aquella era pasar más tiempo con su mejor amiga.

Beth:- ¡Emily!- pero se dio cuenta de que su amiga estaba llenísima de rasguño. Una cría de dragón negro que andaba de aquí para allá fue corriendo hasta Max y se quedó calmada mirándolo.-  ¡Mírate! ¡Deja que te cure ahora mismo!- miró a Sean que estaba igual.- ¡Tú también, Sean!

Sean:- Emily primero.

Beth:- ¡¿Estáis todos bien?! Nosotros tuvimos complicaciones. Si no llega a aparecer Max...- comentaba mientras con la varita comenzaba a curar a Emily que notaba mejorar el dolor y la tirantez en su piel.

Nada más salir de la bañera y envolverse con la toalla, Eileen hace acto de presencia. Se ve que ha ido para hacerse con el minidragón, pero ¡le da la espalda! ¡Como si la situación fuese para poderse recatado y decoroso!

-¡Pero no le des la espalda!

Y lo peor de todo es que Lucas está disfrutando de la situación en la que se han metido. Alza una ceja cuando le pregunta si puede quedarse metido en la bañera para arrugarse como las pasas hasta el fin del mundo. Sin duda, no se va a quedar ahí.

-¿Cómo se detiene a un dragón?

Se viste lo más rápido que puede para no quedar expuesta demasiado tiempo y se centra de nuevo en el dragón.

-Lucas, sal de ahí y vístete. Y sobre todo, ¡ayuda!

Me recuperé con rapidez del traslador, intentando identificar el lugar en el que estábamos. Al parecer era el piso de Emily... por lo que no me sorprendió ver a Pullap alli. Al parecer todos habían tenido sus más y sus menos pues parecían magullados. Beth se adelantó como curandera a sanarlos mientras explicaba cómo los había salvado. 

Me encogí de hombros sonriendo ligeramente a los presentes. -Supongo que es lo normal en una reunión de alumnos...¿no? -mi mirada iba de uno a otro. -¿Dónde está Kegan? -Tenía verdaderas ganas de ver a mi mejor amigo. -¿Y Kath? -a ella también la echaba de menos. -Un gusto veros a todos... aunque lamento vernos en estas circunstancias... -añadí con un tono ligeramente lúgubre. 

Entonces reparé en aquella preciosidad de cría de dragón. -¿Y esta preciosidad? -me agaché para ponerme de rodillas en el suelo, intentando estar a la altura del dragón. Algo complicado porque le sacaba bastante cuerpo. Había estado con varios dragones en mis viajes y sabía como comportarme con ellos. Lo miré a los ojos fijamente, sin temor, antes de acariciarlo con seguridad. -Eres una monada, lo sabes ¿verdad? -le hablé intentando jugar con él. 

Sabía que yo no debía informarles, yo no era parte oficial de su misión de aurores. Sólo un puto loco al que no le importaría armar un follón internacional con tal de conseguir su objetivo. -Vamos Beth, suéltales el bombazo. 

Tabatha tenía razón de modo que se giró automáticamente pero la chica seguía estando envuelta en una toalla y Lucas, bueno, parecía dispuesto a limar asperezas a base de sentido del humor. Empezó a farfullar, mientras se giraba otra vez hacia la puerta y de nuevo hacia ellos, como no hacía desde sus mejores tiempos en Hogwarts.

- Eh...bueno... - la verdad era que vaya dos, habían decidido ponerse amorosos en casa ajena con todo lo que estaba cayendo -...la verdad era que no esperaba...es decir... - giró adelante, giró hacia atrás -...el dragón no se detiene. Ejem, el pobre debe haber pasado toda su vida en una jaula de modo que... - giro, giro. Peonza roja Eileen a su servicio -...quería libertad...supongo...yo sólo esperaba...eh...reconducirlo - cualquiera diría que era una mujer casada. Parecía más una joven ruborosa. Bueno, probablemente era ambas cosas. De modo que decidió tratar de sacar al dragón cuando antes y así liberarse de la bochornosa escena -. Ven bicho...

A pesar de lo poco que me gustaba trabajar con extraños, la agente amiga de Clark había demostrado ser eficaz y como habladora. Una compañera perfecta.

- Gracias por echarnos una mano -le dije mientras Bella se dedicaba a soltar sus comentarios subidos de tono referentes a Stana. Bella era así, irremediable, y eso la hacía única. Una vez estuvimos todos listos, dragones incluidos, nos trasladamos a mi piso y toda la tensión desapareció de golpe. Suponía que era la magia de estar entre las cuatro paredes a las que llamas hogar y sabes que estás a salvo. Los dragones estaban demostrando ser unas criaturas curiosas y amistosas... una vez se acostumbraban a tu presencia, o probaban tu sangre y no les gustaba. No estaba muy segura.

Las criaturas no tardaron en ponerse a explorar (al menos las dos que estaban despiertas) y la más oportuna nos descubrió a Tabatha y Lucas disfrutando de mis sales de baño. "Vaya. Eso no me lo esperaba." La verdad era que me había esperado a Tabatha sentada en el sofá intentando calmar a su novio mientras Lucas se paseaba nervioso de arriba a abajo, con cara de mal humor, preguntándose cuándo llegaríamos. - Esto... - no me dio tiempo a decir mucho más mientras Lucas y Eileen intercambiaban unas frases claramente incómoda. Y fue una suerte, porque se me daba de maravilla decir cosas inoportunas en momentos inoportunos. Fue entonces cuando con un segundo estruendo el grupo de Vilma, Erm y Beth volvió con "el objetivo" y con... - ¿Max? - dije absolutamente perpleja, pues de entre todas las personas que podrían haber aparecido con ellos, Max era la última que se me había ocurrido. - ¿Tú de dónde sales? - les pregunté tal vez de manera poco ortodoxa, sin pensar, por pura sorpresa y confusión. El ex Gryffindor seguía en su línea: extrovertido y dicharachero, como si no acabase de presentarse en el piso de una ex-compañera de colegio a la que no veía desde hacía tres años, con un puñado de excompañeros, gente desconocida, heridos, un tío amordazado, tres dragones, una pareja en la bañera... Vamos, toda una fiesta que con cualquier otra persona tratarías de aclarar con un "puedo explicarlo". Pero con Max no parecía necesario, parecía estar en su salsa en medio del caos. Beth se me tiró encima, y sorprendida respondí a su abrazo, no sin poder reprimir un "issssh" de escozor cuando su ropa rozó mis heridas. - Son sólo rasguuuños... - tranquilicé a la medimaga como pude. La verdad es que había algunas heridas bastante profundas que seguían goteando sangre, pero mientras los dragones no fuesen conductores de la rabia reptiliana o algo así... No era para tanto. Aún así no rechisté, ni a Beth ni a Sean. Sabía que ambos eran cabezotas, pero si se ponían de acuerdo contra mí, no tenía posibilidades de ganar. Además, las curas de Beth fueron un alivio instantáneo. Como cuando metes los pies en agua fría en una tarde calurosa de verano. Observé a Max "hablar" con el dragón y en mi cabeza se presentó una posibilidad que podía ser la pieza clave al rompecabezas que teníamos con esos bichos. Pero eso podía esperar. Lo primero era lo primero. - ¿Qué le ha pasado a Vilma? ¿Todo bien? - miré a la madre de Erm sin poder evitar ponerme mucho más seria y tensa. - ¿Debemos ponerla a hacer compañía a nuestro otro invitado? - parecía raro que la hubiesen traído y no estuviese maniatada o inconsciente. Algo había ahí que no encajaba con lo que habían sabido antes de que la misión empezase. Por el rabillo del ojo vi a Eileen en un patoso baile con el dragón, intentando sacarlo del baño, mientras la criatura parecía divertise dándo vueltas y tirando las toallas por el suelo. Si no estuviésemos en la situación que estábamos, me habría reído y le habría soltado algun comentario sarcástico, pero parecía poco adecuado.
 

Como no, Emily seguía igual que en el instituto. Por eso no me sorprendió que ella preguntara por mi de aquella forma mientras yo jugueteaba con el dragón, que parecía la mar de juguetón. -Digamos que aparecí antes de que un grupo de desgraciados acabaran con ellos. -dije haciendo un gesto hacia Beth y el resto del grupo que acababa de llegar conmigo. Pero sabía que este momento iba a llegar, el momento de contar por qué había llegado hasta allí.

Cogí al dragoncito en brazos para seguir acariciándolo, quizá buscando en su cálido contacto el valor para soltarlo todo. -Meredith. -dije como si aquello pudiera explicarlo todo. -Llevo desde que dejamos el colegio intentando sanarla. He estado investigando mucho, utilizando todos los recursos que estaban a mi mano. -y no sólo me refería a los contactos de mi familia. -Con una poción podría recuperarla, pero para terminarla necesito un último ingrediente. Eso me llevó a seguir investigando concienzudamente hasta que conseguí el nombre de Anne. -hice un gesto hacia ella. -Pero ella no intentaba matarlos así que no acabé con ella. Nos ha contado que alguien dirige una especie de secta rara que creo que es la que investigáis vosotros... ¿verdad? -puede que yo no fuese auror, pero sabía sumar dos más dos. Suspiré, me había quitado cierto peso de encima al contar todo aquello. La situación de la chica que quería era algo que pesaba dentro de mi como una losa. 

Carraspeé antes de seguir. -La cosa es que este misterioso líder tiene dicho ingrediente en un anillo... por lo que Beth me pidió que colaborara con vosotros. Y sinceramente, si tenemos que ir a por Theodor Peace creo que una ayudita extra os vendría de puta madre ¿verdad? -acababa de mencionar la idea de ir a por el presidente de los Estados Unidos mágicos y muggle como quien decía de ir a jugar al Quidditch. Pero mi determinación era firme: iba a conseguir el polvo. -Todo esto lo ha dicho la señorita Lotte, que creo que colabora con nosotros. Respecto a Vilma... de repente le dio una locura y comenzó a intentar pegarme. Simplemente la dejé inconsciente para que se calmara un poco.