Partida Rol por web

Stana dudaba, alterada y nerviosa. Tenía una mano cerrada en un puño y miraba a Eileen sin atreverse a acercarse. ¡No podía pegarle! Pero Zoey no daba a basto y pronto las rodearían. No quedaba otra. Debía hacerlo...

Cerró los ojos un momento, intentando encontrar algo en su interior que la ayudara a realizar aquel cometido. Y su mente la transportó a Hogwarts, años atrás.

La besé y me rechazó. 

Abrió los ojos y miró a Eileen con rabia. Esa rabia que había sentido cuando aquella chica había rehusado sus sentimientos. Intentó aceptarlo al creer que es que era heterosexual; pero no era así.

¡Me rechazó y se fue con ella!

¡PUNCH! ¡Toma puñetazo que tiró a Eileen al suelo! Eso le haría sangrar un buen rato. Al momento quedaron rodeadas de magos que apuntaban con las varitas. Tanto Zoey como Stana levantaron las manos en señal de paz.

Zoey:- ¡La tenemos!- intentó actuar. Ambas respiraban de forma acelerada. Si habían visto a Zoey realizar los hechizos no habría escapatoria posible.

Miraba a Stana mientras la impaciencia burbujeaba en su interior, dándose cuenta de que no tenían tiempo para el debate interno que sufría su amiga. Sólo desvió la mirada un instante hacia Zoey para ver que seguía bien antes de devolverla a Stana, cuya mirada de repente estaba cargada de una rabia que no le había visto jamás lo que hizo que la mirara con cierta duda y, de repente, con algo de temor.

Mierda, le iba a arrear un buen puñ...

¡PUNCH!

Realmente vio las estrellas. Estaba en el suelo, con la sangre inundando su cara y ahogándola, haciendo que tuviera que ponerse de lado para que saliera hacia fuera. La nariz le latía con fuerza pero a la vez la sentía ajena a su rostro. Oh joder. Dolía un infierno. Maldita exslytherin...

No tuvo tiempo a decir nada pues pronto se vieron rodeados. Hizo que su copia imitara a Zoey y a Stana y entonces le hizo mover la boca como si hablara, sin que ningún sonido saliera de ella. Fue entonces cuando puso cara de molestia, llevándose la mano a la garganta, como si algo le hubiera afectado. El clon alzó las manos, pidiendo calma tras lo que hizo un gesto que esperaba que interpretaran como un "despejen la zona". Acto seguido les hizo una seña a Zoey y a Stana para que cogieran a Eileen.

Esperaba que aquello funcionara. Si alguien demostraba estar al mando, los demás seguramente se preocuparían en los descansos al lado de la máquina del café, pero preferirían ahorrarse la discusión con el jefe sobre cómo un intruso había logrado colarse hasta ese nivel.

Tabby sonríe ante la pregunta de la auror. Se han visto antes, pero si le hace esa pregunta es que no la ha reconocido, así que es algo bueno.

-No creo... si eso hubiese pasado, me acordaría... supongo. A veces tengo mala memoria. 

Sigue a la auror, intentando parecer quien no es. Quizá no haya sido muy buena idea ese plan, pero no puede echarse atrás ahora.

"Maldita sea, maldita sea..."

Algo estaba muy mal, el plan fallaba en el punto que menos habíamos creído que podría fallar. Los dragones dormidos, no había seguridad... ¡No podíamos haber pedido una situación mejor! Y aún así, alguien había fallado y sólo el dragón bajo mi varita iba a dormir lo suficiente. Los otros dos se despertaban, uno de ellos especialmente alterado.

- No,no,no,no,no,no... - murmuré mientras apuntaba al más alterado. Aquello era malo, muy malo, teníamos que hacer algo deprisa. Por muchas crías que fueran, seguían siendo dragones. - ¡ Desmaius! - dije intentando apuntar a su nuca. "Al menos siguen en sus jaulas." - intenté pensar positiva. - ¡Clark, vigila la puerta!¡Sean, el otro dragón!

Zoey y Stana hicieron caso de la copia, tratando a Eileen de manera bastante agresiva; sin mostrar ningún tipo de compasión. Ante las indicaciones del jefe/copia decidieron hacerle caso y regresar a sus tareas. El tiempo apremiaba y no podían estar todos detrás de una sola posible intrusa. 

Cuando se hubo despejado la zona, llena de cristales, hielo y sangre de Eileen, la llevaron cogida del brazo a la sala de donde habían salido los chillidos de dragón.

Sean apuntó con la varita a los dragones pero estando en aquella jaula y sin parar de moverse ni él ni Emily eran capaces de atinar con los desmaius, alborotando aún más a las crías.

Mientras, Clark se dirigía a la puerta para vigilar, justo viendo cómo la amiga de Emily y las otras dos chicas - la rubia le sonaba de algo- venían hacia allí. Siguiendo su instinto abrió la puerta y les permitió entrar antes de cerrar tras de sí.

En el interior, Eileen podía ver cómo las tres crías de dragón estaban dentro de una jaula. Una de ellas estaba ya inconsciente pero las otras dos estaban tremendamente alteradas. 

Le dirigió otra mirada, escrutándola de arriba a abajo con atención, pero finalmente se encogió de hombros y continuó su camino:

- Supongo.

No tendía a relacionarse con rubias con pinta de tontas superficiales así que no le dio más importancia. Siguieron caminando por pasillos y más pasillos, subiendo escaleras, hasta terminar en la planta más alta de aquel departamento. Allí solo había una sala amplia con bastantes personas trabajando en sus respectivas mesas repletas de pergaminos, tinta y plumas trabajando a toda máquina. Al fondo había una puerta negra cerrada en aquellos momentos de la que provenía música heavy a todo volumen.

- El jefe parece estar ocupado. Yo que tú esperaría hasta que termine la música, aunque pueden pasar horas. En fin. Buena suerte.- le dijo sin un amago de sonrisa. Las simpatías no eran lo suyo y ya había hecho la buena obra del día acompañándola hasta allí.

Dicho aquello se marchó.

La arrastraban Zoey y Stana, una de cada brazo, mientras su nariz seguía sangrando y latiendo. Le dolía toda la cara y no paraba de escupir sangre pero no podía distraerse. ¿Por qué? La respuesta estaba en la persona que precedía los pasos de las tres, un científico con bata blanca y aspecto de morder a cualquiera que pudiera toserle.

Pero cuando Clark abrió la puerta y se encontró con la escena de Emily y Sean, su concentración se fue al garete y el científico se desvaneció como si nunca se hubiera encontrado allí. En su lugar, Eileen se dejó caer en el suelo, levantando la cabeza para que la sangre no siguiera bajándole por la barbilla.

- Joder Stana, te has pasado tres pueblos - se quejó con voz pastosa mientras le dirigía una mirada a Zoey, deseando que el episkey estuviera entre su repertorio de hechizos bien aprendidos -. Chicos - avisó a los otros, que seguían peleando con los dragones para dormirlos. Dejando de lado sus reticencias personales hacia ese equipo, debían colaborar -. Podemos... - se detuvo un momento, recordando lo terriblemente mal que la super auror se tomaba que alguien pretendiera pasar por encima de ella o de sus órdenes, como si fuera un insulto a sus habilidades. Emily y sus inseguridades subyacentes... -. ¿Sería posible crear un traslador y transportar la jaula entera?

Suerte que la chica no es de hablar mucho porque sino quizá tuviesen un problema. Parece que algo se huele, pero no parece darle más importancia a su presencia ahí. Quizá su disfraz sea mejor de lo que parece. Aunque no le gusta tener que actuar como si fuese tonta. Eso es lo peor.

-Gracias por guiarme - le sonríe a la auror y se despide.

Ya una vez en la zona de trabajo del departamento, tras subir unos cuantos pisos con esos malditos tacones rosas, se tiene que quedar ahí de pie hasta que la música acabe o algo así. Parece que la información de Emily es correcta. Se acerca a la puerta y espera, para no entrar de pronto y parecer tan sospechosa. Al menos, hasta que la auror no se aleje más. Siempre puede entrar y hacerse la tonta.

Una vez dentro del invernadero no supe muy bien qué hacer. Había vigilantes, además... Teníamos que hacer el menos ruido posible y encontrar alguna pista. ¿Cómo lo haríamos? Podría usar un Silencio contra nosotros, pero entonces no podríamos hablar ni hechizar conjuros en caso de emergencia. 

Apreté la mano de mis compañeros para ver si se les ocurría qué hacer. Igual Aengus nos sorprendía con algún ingenioso plan. Estaba claro que teníamos que mirar qué había dentro de esas cajas, eso seguro... Quizás Beth o Erm también tuvieran alguna idea de cómo hacerlo sin ser vistos. Invisibles ya éramos, solo nos quedaba poder abrir cajas sin que sospecharan. 

Si no estuviese enfrascada en medio de una trifulca con los dos dragones que habían despertado, habría reaccionado distinto. Por un lado, la parte de mí que aún quería a Eileen habría ido corriendo a a su lado -apartando a la caracaballo- para saber qué le había pasado para estar sangrando. Otra parte de mí, la que seguía sin poder creer que Eileen hubiese pasado de todo el mundo y se hubiese largado sin más a una misión así, sin preparación, sin coordinación, poniéndose en peligro a ella y al resto de misiones que el resto del grupo había coordinado... Esa parte quería ir a ponerle los ojos morados a conjunto con la nariz rota. Esa parte además estaba alucinando con la reacción de Eileen: hablando como si fuese lo más normal del mundo encontrarse ahí. Sin embargo, mantuve la cabeza fría. Dudaba que un traslador pudiese crearse en tan poco tiempo, uno que pudiese llevar a tanta gente. Dudaba que el edificio no estuviese protegido contra traslaciones y apariciones indeseadas. Dudaba que una cría de dragón nervioso aguantase ese tipo de viaje sin perder miembros por el camino. Dudaba que aunque todo eso funcionase, trasladar una cría de dragón nerviosa y despierta a cualquier sitio fuese seguro. Lo dudaba todo, pero aún así, le daba una oportunidad a Eileen. - Probad. - le dije mientras yo intentaba algo nuevo. Me quité la mochila y se la di a Clark. - Mete al dragón dormido, en su jaula. - miré entonces a Sean. - Sigue intentándolo.

Miré entonces al resto del laboratorio e intenté recordar todo lo que llevaba semanas aprendiendo de estas criaturas. Algo tendría que haber para calmarles lo suficiente... ¿Comida? ¿Algo que les pareciese un juguete? Eran crías al fin y al cabo. ¿Alguna manera de recordarles a su madre? ¿Les gustaban las cosas brillantes, o la música? 

La verdad era que su idea inicial había sido dormir a los dragones y llevárselos con un traslador. Era un buen método, uno eficaz, uno inevitable, cosa que no se podía decir de la desaparición. Pero vistas las dificultades de Sean y Emily no osaría pensar que ella sería capaz de dormirlos mientras dos aurores cualificados eran incapaces. Y, si lo pensaba, se lo quedaría para sí.

- ¡Portus! - mierda. La sangre se le metía en la boca -. Zoey, dime que puedes arreglar esto.

La situación en aquella sala era bastante alarmante. Esas crías estaban muy alteradas dentro de la jaula y los aurores no parecían ser capaces de mantener el control. En un principio se quedó sorprendida pero en cuanto Eileen habló y la llamó volvió a centrarse en lo importante. Y en ese momento era la sangre que recorría la cara de su mujer.

- Puedo. No te muevas, Eileen.- aseguró. Sacó la varita y apuntó con rapidez y decisión a la cara de Eileen. Realizó con éxito la curación e inmediatamente la nariz de Eileen regresó a su lugar y la sangre cesó.- ¿Mejor?- le dijo con seriedad mientras apoyaba su mano en el hombro de la morena.

Stana:- ¡Lo siento! Me puse nerviosa y tenía que ser convincente...- decía mientras se acariciaba los nudillos de la mano con la que había golpeado el rostro de Eileen.

Clark:- ¡Tenemos que salir ya de aquí! ¡Estamos haciendo demasiado ruido!

Sean realizó un desmaius potente que dio a una de las crías que no paraban de moverse en el sitio adecuado, pero hacían falta dos más juntos. ¡No era suficiente! ¡Malditos dragones!

Sean:- ¡Se acabó! Yo cogeré a uno y Clark a otro. Pero decidid cómo salir de aquí de una vez.

Tan ocupados como estaban los trabajadores de la oficina dejaron de prestar atención a Tabatha y retomaron el trabajo. Demasiado trabajo y tenían que tenerlo todo listo para poder irse a casa lo antes posible. Además, como la auror Ivanovic había acompañado a aquella mujer no creían que hiciera falta más atención.

Ivanovic terminó perdiéndose a lo lejos mientras la música dentro del despacho continuaba sonando fuerte.

Una vez dentro Beth tenía claro lo que debía hacer. Habían ido para encontrar a la madre de Erm y lo cierto es que no se fijó mucho en las cajas ni en su posible contenido. Aengus estaba temblando y sudando como un pollo. Estaba deseando largarse de allí. ¡Aquello era incluso más peligroso que Azkaban!

Pero no fue ella la que reaccionó. Ni Aengus. Sino que Ermendrud encontró a su principal objetivo. Al fondo, tomando apuntes sobre una planta que estaba examinando estaba Anne Lotte. Parecía en buenas condiciones físicas, aunque bastante seria y concentrada. Ermendrud no lo dudó y tiró de Beth que a su vez tiró de Vilma.

En un principio Vilma no pudo darse cuenta de lo que ocurría y encima Ermendrud tiraba de todos con bastante fuerza, desequilibrándolos y pillándolos totalmente desprevenidos.

Clark y Sean tenían razón. Estábamos haciendo demasiado ruido y éramos demasiados en un espacio pequeño. Sí, si entraban opondríamos mejor resistencia temporalmente, pero seguíamos en desventaja. El plan se había ido al garete cuando dos de los tres dragones no habían caído ante los hechizos, así que lo mejor era salir por patas. El dragón que había conseguido dejar inconsciente podía ir en la mochila, pero los otros dos no. Teníamos que salir de allí y la respuesta más sencilla era salir del mismo modo que habíamos entrado. Por la chimenea.

- Yo cogeré uno - dije abalanzándome ante una de las jaulas. Lo más lógico, quisieran o no, era que yo que era más delgada cogiese uno de ellos. Ellos ya tendrían suficientes problemas para salir sin equipaje. Además, si los dragones decidían ponerse a jugar a ser antorchas, prefería que me quemasen a mí. Sabiendo que el tiempo apremiaba y que las protestas iban a comenzar, ni siquiera les dije cuál era el plan. Simplemente se lo enseñé. Con uno de los dragones agarrado contra mí, entré en la chimenea y apunté con la varita hacia arriba. - ¡ASCENDIO!

Espera un poco más a que nadie le preste atención y se prepara para entrar. Pero, como no, tiene que tener una razón para entrar. Así que abre el bolso y, sin que nadie se de cuenta, saca una pequeña bandeja con una taza y una tetera. Si todo sale bien, el jefe de aurores beberá el té y caerá rendido. Si todo sale bien...

Abre la puerta con cuidado, preparada para aceptar la regañina del jefe como si fuese una empleada de verdad. Siempre puede decirle que no sabía que la música significa que no puede molestar. Respira un par de veces y entra sigilosamente.

Cuando Tabatha entró en la habitación se encontró con que estaba totalmente vacía. La música era aún más intensa en el interior que por fuera, había una luz bastante lúgrubre, una mesa llena de papeles bien ordenados y una silla de cuero que parecía bastante cómoda vacía. Los estantes de la derecha estaban repletos de libros y las paredes de un color grisáceo claro desnudas. A la izquierda había una chimenea apagada. La luz se filtraba por las rendijas de las persianas bajadas.

Nadie. No había nadie.

Se lo espera. Es algo bastante lógico que no esté ahí. Si dice que no le molesten cuando suene la música es porque algo está haciendo... seguramente, es una forma de prevenir que entren en su despacho mientras no está ahí. Sabe que no habrá nada ahí que pueda involucrarlo con todo el tema que están tratando, pero revisa por encima los papeles que hay encima de la mesa.

Quizá podría aprovechar para poder poción del sueño en algunas cosas que pueda tocar cuando esté sentado o paseando por el despacho. Abre el bolso.

-Lucas, no está aquí... ¿crees que sería viable poner poción del sueño en algunos sitios?

Y esa era la nueva Emily. Sin preguntar si tenían alguna idea mejor, sin contar con los demás. Sin esperar nada. Antes de que pudieran decir esta boca es mía, se habían largado. Eileen se quedó mirando la chimenea con expresión fría que entraba en entredicho al ver la tensión de su mandíbula. Por supuesto, para Emily cualquier cosa que hicieron los demás estaría mal, mientras que sus planes e ideas serían innovadoras y las mejores para todos.

- Bueno, no podemos irnos tan felizmente - acabó por decir al cabo de un rato, sin decir nada ante las palabras de su mujer y de su amiga -. Tenemos que ir a por Bella. Pero volver por donde hemos venido será complicado. ¿Ideas? Podemos intentar transformarnos en algún insecto. Pasaríamos desapercibidas.