Partida Rol por web

Tuve que controlar un gritito cuando comenzaron a tirar de mi, además, notaba a Aen temblar y me sabía fatal tirar de él. Estaba acojonada, ¿para qué negarlo? Y quería por todo lo alto pasar desapercibida. No sabía a dónde me llevaban, solo veía a muchos magos peligrosos haciendo cosas peligrosas, seguramente. 

Además, me sentía bloqueada. No sabía qué hacer, me notaba puesta en automático y solo pensaba que me metía en unos líos demasiado difícil. Mi grupo me necesitaba y aquí estaba yo, arriesgando mi vida. ¡Pero arriesgaba mi vida por el bien de todos los demás! ¿Eso no me convertía en una heroína? Además, la profecía me demandaba a mi claramente. No podía haber otra cosa que dijera más que eso que yo estaba en el sitio correcto. Pero... ¿Y si la profecía sabía que iba a morir y por eso me arrastró a esta misión? ¿Por qué no había ido con Emily? Con ella hacía un buen equipo, maldita sea. Pero no, yo tenía que ser la buena que iba con Erm para que no le pasara nada malo... Y estaba fracasando mucho. Encima arrastrando conmigo a Aengus, el pobre... Sale de Azkaban y le llevo a una muerte segura. 

Antes de que pudiera reaccionar ante las palabras de Eileen, Emily ya había hecho el ascendio mientras el dragón no paraba de moverse, arañándola y mordisqueándola. Su hechizo no fue muy potente y aunque ascendió por la chimenea a bastante altura, volvió a bajar. O hacía un ascendio más potente o no podría subir toda aquella distancia de una vez y con el dragón en brazos le era imposible trepar.

Sean no dudó en coger al otro dragón que también le atacaba con molestia. Iban a acabar bonitos los dos. Clark, por otro lado, cogió al dormido y se lo tendió a Eileen. Ahora que eran un grupo más grande necesitaban al menos a un habilidoso auror libre para atacar y defender.

Lucas no tardó en contestar aunque se le oía algo bajo desde el interior del bolso:

- Solo sería útil si se cortara con algo impregnado de la poción. ¿No hay una taza o algo donde poner la bebida? Lo mejor son líquidos claro. 

Estaba algo agobiado ahí dentro rodeado de cosas y sin poder ver qué ocurría ahí arriba. Intentaba ser de ayuda pero no sabía qué más podía hacer o decir sin ver más que las cosas que había en aquel bolso. ¿Qué haría Tabatha?

Una bebida. Sería un poco raro que dejase una taza de té caliente ahí si en teoría no puede entrar nadie. Mira a su alrededor para ver si tiene algunas bebidas que no necesiten ninguna preparación. Quizá al hombre le guste bebe un poco de alcohol después de cometer las fechorías que comete. 

Quiere acabar con todo eso lo antes posible.

-¿Sabes? Creo que el disfraz ha colado. Un tipo ha intentado ligar conmigo en el ascensor pensando que era tonta... creo que usaremos la chimenea para salir de aquí. Seguro que está conectada a la red flu.

Y de pronto... ¡PLAM! Columna de cajas con la que se chocó Vilma. Éstas cayeron produciendo un estruendo alarmante para todos los que estaban en aquel invernadero. Y no solo eso, sino que el contenido de las cajas quedó liberado. ¡Era poción negra y ahora flotaba en el aire!

Alguien realizó un hechizo y la invisibilidad de los cuatro magos desapareció. Ahora estaban visibles ante más de quince magos y brujas. 

?:- ¡ATRAPADLOS!

Anne se encontró entonces con la mirada de su hijo y su expresión tranquila se tornó angustiada y tensa. No le dio tiempo a gritar ni decir nada porque inmediatamente los hechizos empezaron a llover.

Beth:- ¡Aguantad la respiración! ¡No aspiréis este aire contaminado!

La idea de que un tío hubiera intentado ligar con ella no le hacía la menor gracia pero se alegraba de que hubiera colado el disfraz. 

En su búsqueda de bebidas Tabatha no encontró nada. Quizás porque los cajones de la mesa estaban cerrados. ¿Quién sabe? Había polvos flu al lado de la chimenea así que su plan de huida no parecía malo.

Suspira. No parece encontrar ningún tipo de bebida. Le parece mentira que no tenga ningún tipo de bebida alcohólica en ese despacho. El tipo parece de los que gusta beber de eso... al puro estilo peliculero con magnates y esas cosas. Quizá está equivocada, pero es que tampoco conoce al hombre. 

Se le ocurre que quizá usando una aguja impregnada con la poción y poniéndola en la silla... seguro que eso podría funcionar, pero tendría que hacerlo pasar por una astilla de la silla o algo. Se acerca a la que parece la silla del jefe de aurores y comienza a trastear.

Se acerca a la silla y con la varita hace que una pequeña parte de la madera se agriete y se astille de forma que pueda pinchar la piel del hombre. De igual forma, también lo hace con los reposabrazos de la silla y el borde de la mesa. Algo sutil, pero que funcione. Luego, cubre esas partes con poción del sueño. 

Un poco de magia por aquí... un poco de poción por allá... ¡y todo listo! El plan de Tabatha había empezado bien. Todo lo que había pensado lo había realizado a la perfección. 

Lucas:- Vale. ¿Y ahora a esperar? ¿Qué harás?

-Ahora, saldremos y esperaremos a que la música pare. Cuando eso pase, significa que ha vuelto, ¿no? Si nos pilla aquí dentro, lo pasaremos mal.

Lo deja todo tal cual estaba antes de comenzar a toquetear cosas y se acerca a la puerta para salir. Si nadie se ha fijado en ella al entrar, tampoco lo hará al salir. Con cuidado, abre la puerta lo mínimo y observa que no haya nadie mirando en su dirección. Sale del despacho cuando todo está despejado. 

Se queda esperando junto a la puerta, como se espera de alguien que tiene que hablar con el jefe en su primer día.

No fue algo rápido y Tabatha se tuvo que armar de paciencia pues lo que tuvo que estar de pie con esos taconazos al lado de la puerta fueron más de cuarenta minutos. ¡Ni más ni menos! Algunos de los trabajadores la miraban de vez en cuando de reojo y le sonreían de forma tímida y efímera antes de regresar a sus ocupaciones. 

Cuando la música paró en la sala solo estaba la secretaria principal del jefe de aurores pues los demás habían salido a tomar un descanso.

Cuando acabe todo eso, matará a ese hombre. Y no será una muerte cualquiera, será una muerte por tacón. Y, desde luego, no será una muerte rápida. Pero, al fin, tras unos 40 minutos, al fin la música acaba. Mira a la secretaria.

-Cree... que ¿puedo entrar ya? - sonríe.

Espera que su plan haya funcionado y que ahora mismo esté dormidito.

La secretaria, que ya acostumbraba a ignorar aquella música tan molesta, al principio no se percató de lo que le preguntaba Tabatha, pero tras unos segundos se dio cuenta de que había silencio y que era por eso que sus oídos pitaban.

- ¡Oh! Cuenta un minuto y entre. Así le da tiempo al jefe a desconectar. Cuando piensa tanto... luego está un pelín irritante.- le comentó con simpatía y una sonrisa al tiempo que asentía varias veces.

Asiente con una sonrisa y espera un minuto antes de entrar en la oficina después de llamar a la puerta. No sabe lo que se va a encontrar tras las puertas y entra prudentemente. Espera que el hombre esté lo bastante cansado para que se haya sentado en la silla. 

En efecto, en cuanto Tabatha entró en el despacho de nuevo la primera imagen que vio fue la de aquel hombre. Estaba sentado en la silla con la cabeza apoyada en la mesa, completamente dormido.

¡El plan de Tabatha había funcionado!

El hechizo de Emily no surtió el efecto esperado pues justo cuando acababa de hablar volvió a caer, regresando al lugar del que había partido mientras la palabra "karma" bailaba por la mente de Eileen. No dijo nada. Si se dejaba llevar por la amarga acidez de sus pensamientos aquello sería un suicidio.

- Como decía... Alguien tiene que volver a por Bella - pero ella ahora tenía una carga más encima. Le parecía perfecto que ese alguien fueran Stana, Zoey y ella, porque los demás no parecían muy por la labor de ver comprometida la operación por lo que considerarían una baja civil.

Entra con un poco de miedo, pero al ver la posición del hombre... ¡casi salta de alegría! Deja el bolso en el suelo y lo abre para tenderle una mano a Lucas y que pueda salir. Se merece salir de ese bolso durante un rato. Debe de ser bastante agobiante.

-Lo hemos conseguido - sonríe.

Lo primero que hay que hacer es atar al hombre, quitarle la varita y evitar que nadie lo encuentre en ese lugar para cuando ellos se hayan ido. Busca primero la varita y cuando la tiene, se dispone a atarlo.

-Incarcerous.

No está contenta con las ataduras, pero no tienen demasiado tiempo.

-Hay que meterlo en el bolso. Usaremos la red flu para ir hasta el caldero chorreante y de allí me quitaré este disfraz e iremos al punto de encuentro.

Antes de comenzar las misiones, Emily les dijo que su piso sería un lugar seguro en el que retener a ese hombre. Pero claro, no pueden ir directamente a casa de Emily desde allí. Tienen que despistar a los posibles perseguidores. Obviamente, Lucas tiene que volver al bolso para vigilar a ese hombre que, seguramente, dormirá unas cuantas horas largas.

-Vamos.

Con la ayuda de Lucas, intenta meterlo dentro del bolso.

¡Aire libre! Lucas estaba agradecido de poder salir del bolso y respirar aunque en aquella habitación hubiera poca luz a decir verdad. Ayudó a Tabatha a meter a aquel tipo en el bolso. Ahora su misión era la más importante. Tenía que vigilarlo bien. Cuando hubo entrado de nuevo en el bolso hizo otro incarcerous al hombre para asegurarse bien. Mejor prevenir que lamentar. 

Ya listos, Tabatha fue a la chimenea y dio la dirección del caldero chorreante. De inmediato aparecieron en él, sin ningún tipo de problema aunque ahora bastante sucia. No era el método más higiénico de viajar pero sí uno de los más rápidos.

El tabernero les dio la bienvenida:

- ¡Bienvenido al caldero chorreante! ¿En qué puedo ayudarles?

Antes de entrar en la chimenea, pone la música a todo volumen. Ahora, nadie se atreverá a entrar en ese despacho... al menos, el tiempo necesario para poder huir y borrar todas las pistas. Una vez hecho eso, entra en la chimenea y da las instrucciones correctas. Parece que todo va a las mil maravillas cuando se encuentra en el Caldero Chorreante.

Se acerca a la barra con una sonrisa.

-Necesitaría una habitación, si tiene una libre. Solo por una noche.

El hombre, encorvado, calvo y con una sonrisa bastante desdentada asintió con felicidad. ¡Otro huésped! Cogió un pergamino y se lo extendió a la mujer:

- Rellene sus datos, por favor.- comentó mientras iba a buscar la llave de la habitación que le iba a ofrecer.- La noche sale a un galeón con desayuno incluido.  

Tintineó la fea y gruesa llave en su mano y se la extendió a Tabatha. 

Busca en el bolso un galeón y lo pone sobre la barra. Comienza a rellenar los datos personales, intentando modificar la letra por si acaso los rastrean hasta ese punto. Usa un nombre distinto al que ha usado en el ministerio, por seguridad. Ahí se hará llamar... Mindy Jones. Por poner un nombre. Y encima pone corazoncitos en las las íes, a modo de punto.

Le entrega el formulario al hombre.

-Aquí tiene.