Partida Rol por web

Elisabeth acaba de llegar. Desde que se unió al ejército de la nación ha tenido una vida bastante más llevadera. Debido a los experimentos que llevaron a cabo en ella no ha tardado en sobresalir entre el resto. La verdad es que todo esto del torneo es un mero capricho tanto para ella como para su padre. ¿Por qué de repente le diría que fuese a participar? ¿Y encima ir tan lejos como para pedirle un permiso especial de un mes de descanso?

Lo peor es que lo sabía de sobra. Era otra de sus armas políticas. Hasta la fecha ningún Vagrand había aprticipado en los torneos de Daas que se habían dado en su propio territorio, y su padre estaba bastante interesado en que ella hiciese como mínimo acto de presencia oficial. Sobretodo ese año que había surgido un gran halo de misterio en torno a la recompensa del torneo.

Según las fuentes oficiales ha sido una donación del BGI para la UE que organizaba el torneo. Sin embargo, el servicio de inteligencia de Vagrand ha podido enterarse de que no es así. Ha sido otra persona u organización la donadora. La peor parte es que ha sido aceptado, pero es un secreto incluso para tu padre y para ti. Seguro que te ha mandado también para que descubras lo que puedas. Y si no ganas, pues da igual, no tiene nada que perder.

Ahora tiene que buscar a su contacto de la UE. Una tan Lydia Hakwins. Está en el Hall y recibidor del gran edificio de competiciones. En el móvil tiene su contacto, su cara y todos sus datos, no debería estar muy lejos.

Bip. Bip. Bip. Suena el móvil vibrante de Argenta.

Cuando lo activa, al otro lado solo puede esucharse una voz ronca y grave.- Al habla Magno. ¿Estás ahí Argenta? Espero que sea así por tu bien. Informo de la situación.- Se escucha un estornudo al otro lado del móvil, eliminando un poco la seriedad del ambiente.- Argenta. Estás ahora en territorio enemigo. Tu misión es volver a conseguir algo de tu viejo yo. Tienes que entrenar y recuperarte. Me he infiltrado en la base de datos de Vagrand y es algo sorprendente. No te extrañes si en este torneo encuentras gente extraña, parece que ni la policía ni el noble de la provincia saben acerca de las recompensas de este evento. Ten cuidado y estate alerta. Busca a tu contacto Lydia Hawkins de la UE. No tienes que ser agresiva con ella, la he investigado y no parece sospechosa de momento. Haz lo que te diga y déjala guiarte para el torneo.

Aparece una imagen de ella en el móvil, enviada por Magno.

La voz vuelve a resonar en el móvil de Argenta. Mientras probablemente una gotita cae por su frente sobre tantos manerismos y formas extravagantes. Sin duda su nuevo compañero es algo raro.- Contáctame dentro de un par de horas al número secreto. No apuntes el número en tu móvil y elimina el rastro de las llamadas. Cambio y corto.- Y se cuelga la llamada del móvil.

Argenta está en medio del Hall del enorme edificio dónde se llevan a cabo las competiciones de Daas de la zona. También es el centro neurálgico y sede de la UE en la ciudad. Hay mucha gente andando de un lugar a otro y hablando entre sí. Será mejor que vaya buscando a la tal Lydia.

Casey ha llegado al edificio principal de los combates junto a su nueva proclamada compañera Argenta. Es igual que ella y visten parecido, aunque no idéntico. El hall es un lugar bastante grande y bonito, lleno de gente, muy concurrido y con muchas cosas que ver y visitar por el lugar. Aunque Casey ya está registrada como entrenadora, es la primera vez que va a participar en un torneo, aunque sea algo tan pequeño como esté.

No obstante, ha conseguido congregar a bastante gente en un lugar así. ¿Será quizás por eso de la extraña recompensa? Quién sabe. De un momento a otro, suena un móvil.

Es el móvil de Argenta, que la hace alejarse unos instantes de Casey para irse a hablar en privado. La cara de su compañera es un poema, con gesto de Wtf y una gotita cayéndole por la frente. ¿Qué demonios? Sea como fuere, al parecer tienen que encontrar a su contacto de la UE; Lydia Hawkins, para hablar con ella y que les guíe un poco por el lugar.

La entrenadora e investigadora Argenta se había alejado un momento de su idéntica compañera al recibir una llamada, diciéndole con un gesto que había. Tras tomar el teléfono y escuchar alza ambas cejas y parpadea para luego poner un gesto de pura vergüenza ajena, como si estuviera escuchando una tontería enorme. Resopla y niega con la cabeza para luego responder con voz clara. -...No, lo siento, ragazza. No estoy interesada en sus lavadoras de último modelo. Por favor, no me llamen más.- Revolea la mirada y cuelga para luego borrarla de la lista de llamadas. Le gusta ser organizada y tener su agenda limpia sin spam innecesario, y menos de una vendedora telefónica que ya podría haber llamado a otra persona en lugar de interrumpir su visita.

Sin más dilación vuelve con Casey guardándose el teléfono en el bolsillo mientras se atusa un poco el entrecejo. -Discúlpame, Casey. Lo han vuelto a hacer... No sé cómo tienen mi número, pero esta semana me han intentado vender ya una nevera y una póliza de seguros...- Cierra un ojo y observa por ahí a ver si encuentra a la persona que está buscando. Con ambas manos a la cintura y la cabeza algo inclinada empieza a caminar por el lugar con los ojos puestos en cualquier cosa que le llame la atención.

-Lydia Hawkins no debe de andar muy lejos, pienso.

Llega a la entrada del Hall con una cara muy animada. Los ojos haciendo chiribitas y con mucha ilusión pues aunque ya está registrada, es la primera vez que participa en un torneo Daas y eso qué significa! Muchos muchos Daas diferentes! Eso provoca en Casey bastante buen rollo. 

Por un momento escucha el sonido del móvil y saca el suyo confundiéndose y al ver que es el de su idéntica y para nada extraña compañera. Revolea la mirada para ver como se aleja a rechazar otra de sus extravagantes y misteriosas llamadas. Cuando se separa, da un pequeño rodeo por el Hall buscando a su contacto Lydia. -Lydia?! ¿Hay alguna Lydia Hawkins por aquí? Dice poniendo su mano en la frente para taparse claramente del foco del Hall y ver mejor a cada persona. 

Es ahí cuando vuelve su hermana y comienzan a andar buscando rastro de la entrenadora. Hace un gesto para restarle importancia a su hermana por su leve mosqueo ante la invasión de Spam telefónico. -No te preocupes, Argy. Quizás deberías llamarlos tú e intentar venderles Mmm... ¿Una piedra? Así aprenderán lo molesto que te resulta, Jeje. Dice sacando pecho con mucho orgullo por su excelente idea y estirando los brazos. -Por cierto, ¿quieres uno? Saca un chupa chups...

Samuel ha conseguido finalmente llegar a la convención. Está en el hall del edificio dónde se llevan a cabo las principales competiciones del lugar. Parece que el edificio sirve también como la sede de la UE en la zona. Está ahí por que le apetecía estar. ¿Participar o no? Si no va a participar no tiene nada de prisa ni nada que hacer.

Si va a participar quizás debería de preguntar en la secretaría, donde una cola bastante larga le espera. El sitio está lleno de gente, rebosante de vida y entrenadores dispuestos a enfrentarse entre ellos por la victoria.

El Hall estaba abarrotado de gente, al menos para el gusto de Elisabeth. Nuevamente su padre la había involucrado en una de sus tretas políticas que tanto detestaba. Su cara tenía una mueca de pocos amigos, y paso rápido y nervioso denotaba un estado de mal humor bastante claro y patente.-Tch...¿Donde estará esa mujer?-

Elisabeth miraba su movil y alzaba la mirada cada vez, esperando encontrar cuanto antes a su contacto. Además de estar metida en aquella situación, no tenía más opción que ceder, su padre había conseguido que le dieran un mes de "Vacaciones" si es que se las podía llamar así. Desde que entrara en el ejercito serían las primera que se tomaría, y además contra su voluntad.

Después de unos minutos de generosa paciencia su humor había llegado al límite. Tenía que encontrar a esa mujer cuanto antes, pues así podría irse en el menor tiempo posible.-¡¡Ficken!!-Aquella palabra iba cargado de todo, menos de buenas intenciones. Con cara de bastante malos amigos se acercó a las dos primeras personas que vio, casualmente gemelas. ¿Debía entonces de contar que las vio como una o como dos personas?

-¡Eh, vosotras! ¿Habéis visto a esta mujer?- Les mostraba la pantalla de su móvil, donde únicamente era visible la foto de una muchacha.

Las escena era del todo cómica, una niña de unos 13-14 años vestida con un atuendo militar buscaba a una chica considerablemente mayor. ¿Sería un disfraz lo que llevaba puesto? ¿Se habría perdido y no era capaz de encontrar a sus padres? La respuesta solo quedaba a la imaginación de aquellas dos gemelas.

Cuando escucha su nombre parece que su sentido arácnido se despierta. Levanta la mano llamando la atención del grupo de tres chicas que se acaba de formar.- ¡Eeeeey! ¡Soy yo!- Dice mientras se acerca la chica con una amplia y gran sonrisa al grupo, manteniendo su gesto hasta que está delante de las tres. Mira unos papeles que lleva encima mirando a las chicas, asintiendo un poco.

-Vale, vale. Casey, Argenta, Elisabeth, ¿no?- Mira a las gemelas y parpadea.- Eh... Disculpad. ¿Me podrían decir quién es quien? Yo soy Lydia Hawkins, su contacto en el Torneo. Tengo sus fichas y datos aquí. Y seguramente se preguntarán por qué estoy yo aquí. Pues verán... El torneo está organizado por grupos. Nosotros somos el grupo H3. Y no quiere decir que vayan a competir entre ustedes, no al menos de momento. Sino que tendrán que actuar juntos en las fases preliminares.- Les hace un gesto con la mano y el papel hacia la secretaría.- Síganme. La señorita Elisabeth tendrá que rellenar un par de documentos para formalizar su censo como entrenadora oficial.- Deja los papeles en el borde, hablando con uno de los secretarios.

Tras unos instantes, le entrega un formulario y un boli a Elisabeth para que rellene. Mientras, mira a las otras dos gemelas.- Es un placer conoceros chicas, y decidme... ¿Qué tal? ¿Nerviosas? Jeje. ¿Es vuestra primera vez? Yo lo estuve al menos mi primera vez.- Mira a ambas y sonríe.- Ahora os enseñaré las instalaciones y dónde tendrán lugar las preliminares. Actualmente el sistema por grupos hace que todos califiquen en función del resto, es decir, cuanto mejor lo hagan los de su grupo más probabilidades de llegar a la siguiente fase. Así que ya sabéis, si queréis llegar lejos más os vale compartir información y entrenamiento entre vosotros. ¡Jajaja! - Comenta riendo de buen rollo mientras Elisabeth rellena. La verdad es que el buen rollismo impera en el aire.

Samuel camina con su típica ropa de veterinario no muy convencional. Aun no es veterinario, pero acostumbrarse al atuendo es importante. El atuendo se lo había dado su madre hace bastante tiempo, sobre todo cuando vio que se estaba tomando en serio. sus estudios de veterinaria.

El joven Blake iba con un Raltia (Un intermedio entre Ralts y Kirlia) sentada sobre su cuello y agarrándole de los pelos como si estuviera controlandolo. Samuel parece bastante contento con todo esto, ademas si en el departamento de veterinaria necesitaban alguna ayuda posiblemente pueda medio meterse y ganar algún que otro crédito extra.

- Oh Liliria, ya hemos llegado -dice mientras intenta mirarla mirando hacia arriba con una sonrisa- ¿No crees que estas muy mayor para estar así? -dijo casi al aire teniendo en cuenta que sabia que no la entendia. Se rio un poco y continuo su camino- ¿Donde estará la secretaria...? 

La cola, esa grandisima cola, la gran cola, la desesperación creada por un numero casi infinito de personas. ¿Tantos entrenadores iban a participar? Samuel suspiro algo desganado y al sentir como su entrenador se había desanimado, entonces empezó a tirarle de los pelos y a hacer pataletas.

Liliria siempre había sido bastante poco... pacifista desde que era pequeña, incluso se podría decir que esta aquí por su culpa. Dentro de lo que cabe era un Daas y a veces le gustaba desahogarse, aunque más de lo normal.

- Liliria... Para... Me haces daño -dice de casi de forma pasiva mientras le ponía las manos en la cabeza- Esta bien, nos pondremos en la cola, pero tranquilízate... No vale la pena gastar todas las energías ahora. 

Despues de decir eso camino hacia la cola, y empezo a esperar. No se aburria, ya que se puso a mirar su telefono movil, a saber si le habia llegado un mensaje de su familia. Su madre estaba preocupada de que Liliria no estuviera a la altura y su padre... Bueno lo ultimo que le dijo antes que irse le dijo "Por una vez haces una buena elección, pequeño desastre".

A Lydia le hacen los ojos chiribitas cuando ve a la Ralts encima del chico tratarle de esa forma. ¡Qué cosa más mona! Se acerca a ella corriendo cuando ve al chaval ponerse al final de la cola.- ¡Eh! ¿Es tuyo este pequeñín? Ay... Quñe bonito. ¿PUedo tocarlo? Yo siempre quise tener uno... Pero nunca lo he encontrado.- Hace un puchero intentando acariciar al Ralts. Luego cae en el atuendo y el chico y ladea la cabeza.

-¿Vienes a participar el torneo con este pequeño? ¿No estás aún apuntado? Oh, ven, ven. Vente a nuestro grupo, que yo por tener una cosita así en nuestro equipo te meto sin problemas. ¡Encima nos faltan dos!- Dice riéndose en voz alta, como si fuera todo perfect.

Cuando Lydia Hawkins se acerca hacia Samuel, la joven Raltia la mira un poco mal, pero cuando intenta tocarla, parece querer defenderse de la manera mas instintiva que conoce. Dando golpitos con su mano como si estuviese intentando que no la tocase.

- Señorita tenga cuidado... a Liliria no le gustan que le acaricien extraños... Es bastante... Violenta cuando quiere -dice mientras sonríe y ladea la cabeza un poco por conveniencia- Oh, si puede meterme en el torneo con su equipo seria excelente. Había visto la cola y ciertamente nuestros ánimos se habían casi extinguido -dice mientras Liliria no deja de mover la mano- Ay... No seas tonta, deja de actuar así -dice mientras la coge de su cuerpecillo y la coge en brazos, quizás intentando evitar que se caiga por agitar tanto el brazo.

Cuando la coge parece agarrarse a su bata y mirar inquisitivamente a Lydia.

- Señorita, no se preocupe podrá acariciarlo, pero... Deje que se acostumbre a su presencia, suele ser bastante desconfiada. 

Argenta le tiende la mano a Casey en cuanto habla de darle un caramelo. -Claro, pero espero que no me estés tratando de volver a colar una de esas cosas saladas. No estaría nada mal eso de venderles piedras a horas intespestivas... Suena a buena venganza, ¿eh?- Asiente con la cabeza despacio mientras ve acercarse a la que parece una muchachita de trece acercarse a ellas toda violenta e impaciente.

-¿A esa mujer? Oh, quizás deberías mirar a tu espalda.- Señala hacia donde Lydia se acerca a toda prisa con ese ánimo tan intenso. Por su cabeza pasa un "misión cumplida, no ha sido nada difícil encontrarla". Ante su pregunta evidente cierra los ojos y se señala dramáticamente con el pulgar.

Pero correspondiendo de mala manera a ese gesto dramático, decide decir con toda la tranquilidad del mundo: -Yo soy Argenta, ragazza. Ella es Casey. Es realmente fácil de diferenciar; tan solo has de preguntar si dulce o salado.  Tan sencillo como eso.- Asiente como si estuviera diciendo un método infalible de diferenciación cuando es exactamente lo mismo que preguntar a cada una cómo se llama. Esboza una sonrisa de lado para indicar que solo bromea.

-También es un placer, Lydia. Si, estoy algo nerviosa.- Dice sin demostrar en absoluto nerviosismo, rascándose la nuca con una sonrisa de lado. -Mas, si queremos triunfar como equipo, tan solo debemos unir fuerzas al igual que con los Daas. Quizás preparar estrategias conjuntas o dejar que los chicos se relacionen un poco antes de empezar la competición. No aquí, por supuesto; el gentío podría ponerlos nerviosos.- Comenta mientras el chico del Daas en la cabeza se acerca al grupo y se presenta.

Durante un momento se queda observándoles en silencio muy fijamente para luego cerrar los ojos y sonreir suavemente, como si le resultara muy entrañable la escena. Le da muy buenas sensaciones ver que lleva a su Daas de esa forma y que el mismo se muestra sobreprotector con su entrenador.

-Es un bonito ejemplar, pero se le ve inquieto, ¿no crees? Es posible que se sienta incómoda por el gentío, o porque siente peligro alrededor de tantos desconocidos... Déjame ver.- Se lleva una piruleta de su bolsillo a la boca y sonrie de forma entretenida al verla mover las manitas de esa forma tan defensiva.

Durante un momento parece que la analiza con la mirada observando su comportamiento... y poco después hace algo que parece de buenas a primeras excesivamente tonto. Se pone a picarse con ella, golpeándose suave las manos entre las dos de forma infantil. Y lo peor es que parecería que se lo pasa muy bien... ¿quizá a la Daas le agrade por tomársela en serio?

-¿Es desconfiada? Hmm...- Dice cuando para llevándose la mano a la barbilla y observando al joven veterinario. -¿Quizás no ha tratado con otros humanos o ha tenido problemas con ellos?- Se queda mirando al chico pensativa, o incluso preocupada... ¿pero quién es esta tía?

-¡Ya era hora!-El tono con el que lo decía pretendía sonar amenazador, colérico e incluso irritable, pero debido a su voz y aspecto no pasó mas que por un berrinche cualquiera. Cuando Lydia le tendió los papeles esta los completó y volvió a dejar de mala gana sobre el mostrador con toda la diligencia que pudo. Una vez vio como todo el grupo se acercaba al hombre desconocido decidió acercarse también, después de todo ¿Qué más podía hacer?

-Entonces ¿se supone que vamos a formar parte del mismo grupo?-Elisabeth se cruzaba de brazos y miraba a sus compañeros con algo de desdén en el rostro.-¿Podemos aparcar el tema de ese Daas por ahora y centrarnos en el torneo?-Las palabras de Elisabeth suenan tajantes, pero contra todo lo que acaba de decir se acerca al Raltia y le tiende la mano a una distancia prudencial para ver su reacción. Después de todo sigue siendo una mujer.

-Supongo que dejar que todos los Daas se conozcan no es mala idea, aunque como ha dicho la...hmmm chica~-Esa última palabra la arrastra bastante como si hubiera decidido no añadir un apelativo más despectivo.-No deberíamos hacerlo aquí, podrían alterarse con tanta gente.- Del cinturón de Elisabeth asomaba la funda de una pistola. ¡¿Una pistola?! ¡¿Qué hace una niña con una pistola?! Fuera como fuera la verdad era que intimidaba y desconcertaba a la par.

-Tch...Ficken...-La cara de Elisabeth no era de muchos amigos-Quizás una presentación por parte de todos estaría bien.- Se colocaba la gorra de militar correctamente, la verdad es que en ella sí que parece un disfraz a simple vista.

-Oh. ¡Me alegra ver que todos os lleváis tan bien! Es perfecto y tan genial... Que... ¡Tenemos que hacer uno de estos días una fiesta! Las preliminares durarán una semana y media, así que hay tiempo de sobra para conocernos.- Agarra de la muñeca al chico que acaba de llegar y se lo arrastra hacia la secretaría, colándole delante de todos. Habla con uno de los secretarios y le da un papel igual que a Elisabeth.

-A rellenar con tus datos para tener tu ficha de Entrenador en prácticas y novato. Por cierto, me llamo Lydia Hawkins. Y ellas son Casey, Argenta y Elisabeth. Cuando todos acabéis vuestras cosas empezamos el Tour. Así que venga chicos. Rellenad y presentaros primero.- Levanta el pulgar de forma anímica a todos. ¡Yay!

-Ah... Pero si es un chupa chups! ¿Cómo iba a ser salado Argy? Aaaa... No ser... Que lo haya... Chan chan chan! Sonido misterioso y amistoso por igual para desvelar el misterio... -Comprado en la teletienda! Jeje Dice asintiendo rápidamente. 

Se percata entonces de que la joven que buscábamos estaba ahí al lado y que una jovencita había interrumpido su maravillosa conversación de equipo. - YAY! Parece que iba a soltar algo pero Argy se le adelanta, por lo cual, no responde a la niña pequeña. -¿Qué tal Lidya? Woow, ¿Cuántos Daas llevas en lo alto? A ver... A ver... 1...2...3...!? Se nota que eres una entrenadora experimentada, a ver si nos presentas a tus amigos también. 

Sonríe enormemente cuando se percata de un nuevo invasor en su territorio, que es instantáneamente perdonado cuando ve a esa monada en su cabeza a la que trata de acariciar suavemente.

-Hola! Soy Casey, así que este Ralts se llama Liliria. Se dirige a la Ralts. -¡Tienes un nombre precioso! Jeje Le muestra una buena sonrisa, el buen rollismo se nota en los ánimos de Casey sin duda. -Argy, ¿qué ves? Cuando se fija que su idéntica se acerca y empieza a divagar en alto. 

Posteriormente observa a la pequeña cosplayer que muestra una hostilidad y cabreo que ni un Daas lo haría, cuando saca el arma se acerca sin miedo ninguno. -Oye! Esta pistola... Está muy bien hecha! Tu disfraz es muy bueno, por un momento casi me lo he creído. Suena una carcajada y le da un golpecito en el hombro. 

- Bueno, me presentaré formalmente, mi nombre es Casey... A secas. Soy una CazaDaas y hace relativamente poco que me registré en la UE. Encantada de conoceros a todos y que el buen rollismo ambiental siga y perdure como los Daas en nuestros corazones, Daasmén. Suelta una risa de nuevo por obviamente su enorme sentido del humor y observa al resto presentarse. 

Liliria lucho un poco contra Argenta, ciertamente era una experiencia motivadora para la joven ralts. Aunque pareciera que era una lucha kawaii y sencilla sin ningún motivo aparente, la mirada de la Raltia estaba llena del fuego de la determinación y se presupone, que siguiéndole el rollo, Argenta haría lo mismo.

Todo era épico hasta que Liliria se canso y dejo de golpearla, simplemente mirándola mal, como si se hubiera ganado minimamente su respeto. Cuando Elizabeth le acerco la mano esta intento morderla, aunque tan siquiera fuera muy efectivo, sus dientes no estaban preparados para hacer daño, si no más bien para tomar líquidos o comida blanca. Sin embargo cuando Casey la intento acariciar intento morderla otra vez, pero viendo que cada vez estaba más en inferioridad numérica mientras más y más manos se le acercaban se escondió en los brazos de su entrenador.

- Ciertamente señorita Argenta, no suele relacionarse mucho con humanos, puede que su naturaleza este ligada a ello -dijo pensativo- Aunque solo se ha relacionado conmigo, con mi antigua niñera que la adora, mi madre a la teme y a mis mejores amigos con los que suele pelearse amistosamente. Tampoco es que conozca a muchos Daas menos los que ve diariamente.

Cuando vio la reacción de Liliria el joven Blake la acaricio y reviso su bolso de cintura (comúnmente llamado riñonera) una capsula Daas.

- Liliria ¿Quieres entrar? -dijo mientras la miraba y movía la capsula.

La reacción de la Daas fue aferrarse a su entrenador y medio esconderse dentro de su bata. Samuel no soportaba emocionalmente verla tan frágil, pero era bueno que se relacionara con gente, al fin y al cabo tenia que convertirse en un Daas más sociable con el tiempo.

- Siento todo esto señoritas... Ciertamente si puedo hacer equipo con vosotras seguro que Liliria actuaria de forma diferente -dijo rascándose la cabeza y sonriendo después de guardar su única capsula.

Después de ese momento el joven fue tirado por Lydia, hacia la secretaria. Sintió como todas las miradas de la gente de la cola le atravesaban el alma, posiblemente algunos por que estaba con tal belleza y otros simplemente por colarse. Aunque él ya tenia equipo así que... Se puso a rellenar la inscripción. A continuación de rellenarlo se dio cuenta, gracias a las diversas presentaciones que él no se había presentado.

Nunca había estado tan rodeado de chicas como hasta ahora, o por lo menos de aspectos tan despampanantes, menos por Elisabeth, ella le parecía la más normal, portando dignamente el uniforme militar, como su padre. Por el resto de integrantes, veía como iban bastante frescas y no pudo evitar en fijarse un poco, aunque por suerte no se quedo mirando como un bobo, ya que ellas podrían sentirse incomodas por ello. Liliria le mordió un poco cuando sintió como se sentía el joven.

- ¡Ay! -soltó cuando sintió el mordisqueo- No muerdas Liliria... Pero bueno, siento no haberme presentado antes, compañeras, mi nombre es Samuel Blake, estudiante universitario de veterinaria Daas y ella es Liliria una Raltia que me persiguió en mis primeros días de universidad.

Esperaba poder hacer amistades o por lo menos que Liliria se llevara mejor con alguien que no fuera el o su antigua niñera, pero sin embargo también esperaba aprender más cosas sobre las técnicas de combate que utilizaban los otros entrenadores para saber que se encontrara durante su futuro profesional.

Argenta como que ignora eso de dejar el tema del Daas aparcado. Si piensan pelear en equipo va a tener que conocer bien a los compañeros de sus compañeros. -Sep, soy una chica.- Dice respondiendo a la ironía de Elizabeth con total tranquilidad mientras tiene su duelo personal a falta de gritos de batalla y música de pelea de fondo.

-Creo que ya me he presentado. Está bien de todos modos.- Responde a las palabras de Lydia mientras el duelo que tiene con Liliria llega a su fin. Se sopla una de sus manos como si estuviera enfriándola tras su trepidante duelo y luego le da dos suaves y rápidos toquecitos en la cabeza a la Daas, dedicándole una sonrisa y guiñándole un ojo, como diciéndole un "ya seguiremos más tarde".

-¿Cómo que comprado en la teletienda? Eh, espera... No habrás usado mi teléfono para eso, ¿no, Casey? Eso... explicaría todo.- Se gira llevándose la mano a la barbilla de forma dramática, observando hacia un punto fijo en el suelo como si acabara de descubrir quién mató a un presidente.

-En cualquier caso, es un placer conocer a un veterinario. Es una buena adquisición para un equipo de... ¿cuántos somos? Antes mencionaste algo de dos más.- Pregunta algo dubitativa a Lydia mientras observa de reojo a la Daas de Samuel aún analítica.

Se cambia el caramelo de lado de la boca y cierra los ojos cruzándose de brazos. -No debes preocuparte. Cuando termine su cambio, posiblemente tome más confianza en sí misma. Es pequeña e intenta hacerse valer ante todo lo que se acerca.- Hace una pausa y abre un ojo. -O quizás intenta quedar bien delante de tí. Eso es bueno, significa que tenéis un vínculo bien formado.- Se agarra el palo de la piruleta que se estaba comiendo y lo lanza hacia una papelera pública cercana, encestando a lo muy justo y sonriendo de lado. -Y esa personalidad nos ayudará mucho durante la competición. Te seguimos, Lydia.

... O sabe mucho sobre los Daas o es una charlatana. Las cosas que está diciendo algo de sentido tienen, que alguien se las tome en serio o no depende de la impresión que tenga cada uno de sus mascotas.

Al ver la reacción del Ralts ante su mano no pudo evitar esbozar una sonrisa chilesca ante ella, pero con cierto grado de admiración. "Me gusta esa actitud" Pensaba para si misma, mientras bajaba la mano y la metía en uno de sus bolsillos.

Después de todo como había dicho esa fresca, tener un veterinario en el grupo vendría bien a la hora de sanar las heridas de los daas. Elisabeth por su parte, se había percatado de que los ojos del dueño del Ralts se fijaban en la "frescura" de los cuerpos de las gemelas y Lydia.-Tch...Perverser.- 

Fuera como fuere Elisabeth consideraba que ponerse en marcha lo antes posible era lo mejor que podían hacer. Al menos eso pensaba hasta que una de las gemelas (No sabría decir cual) llamó a su uniforme "Disfraz". ¿Qué era lo que se había creído? El tema de su apariencia era uno un tanto escabroso para ella, conseguía sacarla de sus casillas con bastante facilidad. La idea de demostrar que su pistola no era una simple imitación le rondó por la cabeza, quizás así aprenderían a no juzgar por las apariencias a los demás, pero debido a que se encontraba en ese lugar en representación de su familia tuvo que desistir en aquella idea.

-Esto no es un disfraz, y mi pistola no es una "imitación". Mi nombre es Elisabeth Vagrand, y vengo en representación de mi familia a este torneo por hacer mero acto de presencia. Pertenezco al sagrado ejército de Jotun aunque actualmente me encuentro de permiso.- La mirada en sus ojos era de todo menos amigable, el buen ambiente que flotaba en el aire quedaba opacado por el tono cortante que Elisabeth usaba. 

Detestaba que la confundieran con una niña, aunque por su aspecto cualquiera la tomaría como tal. Dentro del ejercito siempre habían hecho burla con ello y habían conseguido que ese tipo de comentarios le calentaran la sangre con mucha facilidad.-Sea como sea...-Se encogía de hombros.-Deberíamos comenzar con ese Tour que menciona Lydia.-

En principio cuando la Ralts trata de morder su mano tratando de acariciarla, se deja aguantando el leve dolor que pueda provocar un Daas inmaduro. Tras ello, sonríe y la acaricia finalmente si se deja. Luego mira su reacción ante Samuel y mira al propio Inder. -Me alegra ver vínculos tan especiales entre Inder y Daas. Espero que hagamos un buen equipo en este divertido torneo. Menciona esto último con un poco más de seriedad. ¿Ha recordado algo? Quién sabe.

Por otra parte y durante unos momentos, Caesy parpadeó bastante sorprendida por la respuesta de la niña. Luego puso un dedo en su labio pensativa, claramente no era algo que a ella se le diera bien y luego miró a Argy. -Relájese sargento! Hace un gesto militar con una sonrisa. - Por lo que he escuchado, estás de permiso... Por lo que quiere decir que deberías calmarte un poco señorita Elisabeth Vagrand. Dice negando con la cabeza y suspirando. -Apuesto que independientemente de los rangos, a todos aquí nos gustan los Daas. Así que disfrutemos de un torneo lleno de sorpresas, jeje. Dice riendo tranquilamente y aguantando toda la intimidación y miedo que pueda ejercer una niña pequeña con mala cara. -Agradecemos su mera presencia y apoyo a este nuevo equipo que vamos a formar. Dice alejándose finalmente de la niña y acercándose a Argy mientras desenvuelve otro chupa chups y comienza el trabajo

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Ciertamente son muy parecidas y estando una al lado de otra, son indistinguibles, más allá de la diferente de personalidad de ambas. -Estoy con Argy, Lidya... ¿Quienes son las dos personas que faltan? ¿O tendremos que buscarlas? En cualquier caso, andemos y veamos todo esto si todos están de acuerdo. Esboza una sonrisa final mientras tiene los ojos bien abiertos y haciéndole chiribitas por la emoción.

Lydia se ríe un poco tapándose la boca al ver a tal grupo discutir y hablar entre ellos. Les parecen bastante graciosos por sus gestos y reacciones. Tras terminar de rellenar la ficha de Samuel mira hacia el resto y hace un gesto con la cabeza.- Venga, seguidme. No será algo muy largo, al menos la parte de la guía... Pues efectivamente como he comentado debéis buscar dos compañeros más entre todos los que veremos. Es bastante probable que gente tanto de aquí como dentro no tengan compañeros. ¡Así que vamos!- Sonríe mientras empieza a andar tranquilamente por el lugar, comentando a Casey que efectivamente tiene tres Daas con ella.

Empiezan a nadar por pasillos de edificio moderno, paredes totalmente blancas y partes metálicas en diversos puntos y puertas. La primera parada es la enfermería, dónde tendrán que llevar rápidamente a los Daas que se dañen durante los combates oficiales. Luego los lleva al escenario principal, un lugar enorme con muchas gradas con una pequeña zona de combate en medio, según Lydia ahí se llevarán a cabo los combates post preliminares. La verdad es que el sitio es bastante grande e imponente. Estar ahí en medio mientras te ve gente tiene que poner de los nervios.

El siguiente sitio a visitar son las mismas gradas y el piso superior, dónde hay muchas habitaciones que pueden alquilar por un precio algo más económico que los hoteles de la zona. Sólo pueden alquilarlo entrenadores oficiales que vayan a participar. El resto pueden irse a su casa o a un hotel de fuera. Las habitaciones son espaciosas y con ducha propia.

En las afueras del edificio están los jardines, dónde los Daas y los Inder disfrutan de forma relajada de los parques temáticos y estanques preparados para recrear varios ecosistemas. Son pequeños domos con diversa fauna y vegetación, dónde los de la UE tienen sueltos algunos de sus Daas y los entrenadores pueden dejarlos ahí para que se relajen dentro del domo, sin miedo a que se escapen.

Y finalmente... Aparte de diversas zonas burocráticas y de índole menos importante llegan a los gimnasios. Hay una gran zona llena de naves dónde luchan y practican los entrenadores. Lydia sonríe mirando a todos.- Bien, esta es la última parada. Entremos en un gimnasio y busquemos gente para nuestro grupo. También os recomendaría sacar a vuestros compañeros para que los conozcamos todos.- Levanta el pulgar mientras entran en una de las grandes naves.

En la nave hay un total de seis entrenadores. Cada cual con un aspecto más raro que el anterior. Algunos van a su bola excepto dos que están hablando entre sí. El resto parece estar entrenando diversas técnicas o cosas dispares. Otros se gritan entre ellos.

El primero de ellos está cerca de la entrada y está quejándose un poco de la distribución de las cosas. Le grita a uno que está en el fondo de la sala con pelo claro también. El tipo empieza a responderle a gritos que él no ha sido el que ha cambiado las cosas de sitio y que no vuelva a insultarle. Parecen discutir de forma amigable.

Los dos que están luchando en un combate oficial son bastante dispares. Sin duda uno es un hombre sin camisa totalmente petado y con cara de mala hostia, y el otro es un niñito adorable con su Daas al frente. El niño está enfrentándose al hombre con un Metapod, mientras que el tio petado está usando un... Bidoof.

Algo al margen del resto está una chica en una esquina algo apartada, hablando con su Daas y haciendo que entrene junto a ella al parecer, le está dando órdenes de correr, saltar, atacar un muñeco etc. Su Daas es un Grimer. Bastante asqueroso la verdad.

Y el último que está en medio de todo es un hombre extravagante que está jugando con sus manos mientras observa a su Daas, como si le estuviera enseñando a hacer algún tipo de juego de la calle o truco de manos. De un momento a otro se saca una cápsula de Daas de la manga y mete a su compañero sin previo aviso en ella. Su Daas era un Sableye.

Lydia mira al grupo sonriendo.- Parece que hay bastantes para preguntar. ¡Venga chicos suerte!- Dice animándoles a hablar con ellos. Lydia toma asiento algo apartada del grupo y de los entrenadores, encima de una caja de la zona.