Partida Rol por web

Pongo mi mano sobre Askabal que todavía sigue muy herido por todas las batallas y hago una curación en silencio para que no sea víctima de un golpe y caiga muerto, luego saco la espada larga y le hago seña de que estoy listo para la batalla.

Asentí, dando las gracias a Thomas, como si le dijera...Te debo una...

Posteriormente miré a mis compañeros y les hice señas queriendo decir lo siguiente:

"¿Y a esta?, ¿la dejo en el suelo?"

Dejadme un momento a mi. Dijo Yandrak asomándose por la puerta y comenzando a murmurar unas cuantas palabras y a hacer determinados gestos muy bajitos.

De pronto el sonido de unas puertas abriéndose* y unos cuantos pies andando comenzaron a sonar por otra sala cercana. La idea era distraer a sus oponentes y lograr que se marcharan de su puesto de guardia y si aquello no era suficiente, al menos que les pillasen aún más desprevenidos de lo que pudieran estar.

El sonido de una puerta abriéndose y cerrándose, añadido a unos pasos corriendo hizo que uno de los guardias saliera corriendo en esa dirección, metiéndose por esa puerta. Otro de los guardias también se acercó pero se quedó en la sala, con los otros dos que no habían mostrado ni el más mínimo interés por esos ruidos.

Adam indica por gestos a Askabal que deje a la mujer en el suelo. Se coloca junto a la puerta, escondido, y alza la mano con tres dedos levantados. Cuando está seguro de que sus compañeros le miran y están listos, va bajando dedos uno a uno, para coordinar el ataque y maximizar la ventaja de la sorpresa, hasta que finalmente baja el último y se lanza al ataque él mismo.

Desde la puerta me quedo junto al cuerpo de la mujer. Desde allí saco mi varita y apunto con ella primero a uno de los soldados y luego al otro. A aquellos contra los que Askabal no se había enfrentado.

Ambos proyectiles se separaron chisporroteando en el aire para golpearles.

Ganzúa puso una flecha en su arco y disparó a uno de los guardias. 

Y, antes de que puedan abrir la boca los soldados, Adam se lanza a por uno, clavando su daga en la garganta, matándole en el acto. La flecha de Ganzúa atravesó el corazón del que se encontraba más lejos y los proyectiles de Yandrak penetraron en la cabeza del último soldado, dejando el lugar despejado.

Caminasteis lo más rápido que os permitían vuestros cansados cuerpos hasta las puertas que teníais enfrente. Antes de cruzar, os asomasteis.

El amplio espacio amurallado que veis se encuentra a cielo abierto. El suelo está cubierto de baldosas de obsidiana, entre las cuales se han incrustado azulejos de piedra blanca con forma de estrella, imitando en cierto modo el cielo nocturno. Dos grandes estatuas de piedra dominan la zona, ambas representando aparentemente a la misma mujer. Las estatuas se alzan separadas entre sí, pero mirándose mutuamente, con las manos alzadas hacia la otra, casi como si formasen un arco sobre el centro del templo. Además, hay cuatro altares a Mystra más pequeños en las cuatro esquinas del patio del templo.

Podéis ver que el cielo, aunque oscuro, está empezando a clarear. El patio parece vacío, pero hay dos guardias del templo armados con arcos que permanecen de guardia sobre los muros.

Hablando muy bajito y sin querer llamar la tención de los dos soldados que estaban apostados en los muros trató de tejer un plan.

Me parece que esos dos guardias están vigilando el exterior. Es muy probable que no sospechen que estamos aquí, pues si no, nos estarían buscando. Debemos acabar con ellos a distancia o cruzar al otro lado sin ser vistos. Sea lo que sea debemos evitar llamar la atención para que no den la alarma.

Sugiero lanzar un conjuro que tengo para crear una niebla a nuestro alrededor y luego salir corriendo para cruzar el patio. Después allí ya solo será huir y salir corriendo. Pero mi conjuro no nos hace invisibles, de hecho verán una niebla negra moverse, lo cuál resultará sospechoso, aunque no nos identificarán. ¿Cuál es vuestra opinión?

Yo no tengo problemas en que me escuchen, puedo moverme sin ser oído, pero el resto...¿qué decís?

Yo no puedo moverme sigilosamente, así que estoy más de acuerdo en ir en la niebla oscura y salir pirando de aquí, poner a salvo a la mujer y contarle todo al otro clericó sobre todo lo acontecido aquí. Luego mire hacia los dos que todavía no habían opinado para saber qué curso de acción tomaríamos.

Adam limpia su daga de sangre con un cuidado desmedido, que contrasta con su aspecto general no tan pulcro. El mango de la daga parece soltar destellos plateados, como si estuviese ornamentado con filigranas de algún metal precioso. Después la guarda en la funda, de cuero también de calidad, en la que resalta una zona en la que el cuero ha sido raspado, como para ocultar algún símbolo.

Recoge su mochila y el cuerpo de Thomas y continúa con el grupo.

-La niebla podría ser útil, pero si dan la alarma podría ser peligroso alejarnos de aquí mientras nos acribillan a flechas. ¿No puedes repetir el sonido de antes? Podría darnos algo de ventaja. Si no puedes pues qué remedio, habrá que correr cubiertos por la niebla.

¿De qué serviría repetir el sonido de antes? Por poder claro que puedo, pero ¿ves algún sitio aquí por donde distraerles?

Que yo sepa solo nos separa de la puerta este patio y aunque podríamos acabar con ellos a distancia creo que eso es mucho más peligroso pues dudo que impactéis a la primera y en el primer instante.

Creemos la niebla, cojamos ambos cuerpos y movámonos lo más rápido que podamos. Es posible que sea peligroso enfrentarnos a una lluvia de flechas, pero primero tendrán que llamar la atención del resto de soldados, suponiendo que los haya, y no solo acertarnos, si no también atravesar la protección que nos confiere mi conjuro.

Por mi saltamos al patio ya y cruzamos. Sea lo que sea, depende de vosotros, pero creo que es la mejor idea que podemos tener ahora mismo.

Adam se lleva la mano a la frente, haciendo como burla el típico gesto de soldado. El gnomo tiene razón, es un buen plan, así que se prepara para correr todo lo rápido que pueda con el cuerpo de Thomas a cuestas cuando convoque la niebla.

Empieza a ver algo complicado el alejarse cargando con el cuerpo, y si se ve que le puede el cansancio piensa abandonarlo antes que arriesgar su vida, desde luego.

Bueno, Ganzúa, la mayoría decide. Así que esta es la decisión que hemos tomado.

El gnomo abre las palmas de su mano y una pequeña nube de humo negro se empieza a formar en ella, a medida que va repitiendo unas cuantas palabras la niebla se va haciendo más y más grande hasta cubrirles por completo.

No os separéis mucho de mi, y recordad que ellos no nos verán bien, pero nosotros a ellos tampoco, así que no os distraigais, el objetivo es escapar de aquí. No convertir esto en una guerra.

Y cuando ya estaba todo el conjuro terminado, el gnomo dijo:

"Preparados, listos... ¡YA!"

Y salió corriendo hacia la puerta.

Corro detrás de Yandrak tratando de ver que ninguno quede atrás, una vez lleguemos al pueblo deberíamos estar a salvo, espero que todos puedan aguantar hasta llegar ahí, el sudor de la ansiedad corre por mi cuerpo, pronto los guardias nos verán, el ruido de que hacen nuestras pisadas nos delataran, será una huida arriesgada.

Yandrak es el primero en moverse al ver cómo la niebla se empieza a formar en su mano. Los demás salen corriendo tras él, pero hay un detalle con el que no cuentan. La niebla se queda atrás, en la posición en la que el gnomo la ha convocado, dejándolos al descubierto y sin ningún tipo de protección.

¡Intrusos! ¡Se escapan! ¡Alarma, alarma! El zumbido de dos flechas pasan sobre vuestras cabezas, a punto de clavarse en Yandrak y Adam.

No esperáis a ver si llegan los refuerzos. Corréis y corréis hasta llegar al pueblo, buscando la posada en la que el clérigo Tunaster os contrató para que hicierais el trabajo. Al llegar, llamáis a la puerta y al cabo de unos segundos os abren.

El tabernero os mira de arriba a abajo. Por vuestras ropas llenas de sangre y los cuerpos que lleváis, no le hace mucha gracia dejaros entrar.

Apenas tenemos habitaciones, si es lo que buscáis, y menos si pretendéis tratar algún asunto ilegal.

Tranquilo buen hombre, sólo necesitamos un poco de bebida y comida y una silla para poder descansar nuestras cargadas piernas.- Ganzúa sonrió mientras le palmeaba amistosamente el hombro y entraban en la posada.

Ya sabes que el trabajo de aventurero puede ser muy extenuante.

Yandrak suspiró profundamente cuando logró sentarse. Parecía que su plan no había salido como él quería, pero al menos habían logrado escapar sin sufrir más bajas. Ahora estaban en un lugar seguro y podrían tejer un nuevo planto.

Después miró a sus compañeros, era cierto que traían un estado sucio y lamentable. Lo mejor sería cenar algo rápido y dormir hasta el día siguiente, después ya se plantearían como intervenir. Aunque claro, primero tendrían que ver que hacer con los dos cuerpos que llevabamos consigo.

Compañeros, qué hacemos con Thomas y la chica.

Después miró al tabernero, disculpa, ¿ha visto usted al tipo de la ropa azul con el que hablamos hace tres o cuatro días?

En un momento dado noté cómo una flecha pasaba más que cerca de varios compañeros, pero no en mi caso...

Espero estar tranquilo aquí - dije al entrar en la taberna.

Si queréis, que duerma con nosotros - contesté a Yandrak, refiriéndome a la chica.