Partida Rol por web

Kassmal vió caer al último de los hombres-lagarto. No le gustaba matar a los suyos, aunque pertenecieran a otra tribu.

El guerrero notó la sangre correr por su rostro, así que activó una de las cargas de su cnturón mágico y enseguida notó como la energía de Semuanya restablecía parte de sus heridas.

Después recogió y enfundó el espadón y se preparó para acabar con los arqueros que quedaban.

-Bien hecho, compañerosss. Acabemosss lo empezado!

Cuando vió que herían a su nuevo compañero en la cara, fue lo que peor podían hacerle al arquero. Su ira fluía y fluía, iba a más, estaban en peligro.

Una y no más, lo pagaréis caro.

Más propio de un príncipe de un reino que de Askabal, se apartó el pelo con suavidad, se lamió la yema del dedo pulgar de la mano izquierda, agarró una de las flechas, besó la punta y la susurró:

Haz tu trabajo preciosa.

Sobrevoló directo a uno de los arqueros rivales.

¡Mira! Gritó emocionado Yandrak a Wiberg. Ahí hay una palanca que nos ayudará a levantar esto. ¡Todo el sufrimiento que podríamos habernos ahorrado! ¡Venga ayúdame a levantar la puerta! Dijo emocionado el pequeño gnomo

El semielfo se acercó a la chica con su estoque apuntándola directamente. 

Sólo quedas tú, ríndete y salvarás la vida.

Bien veamos si de esta manera podemos entrar, me coloco junto a Yandrak y comienzo a hacer fuerza, siento que la puerta se mueve un poco, vamos maldita sea déjenme entrar.

Adam se relajó, no vio necesario atacar, suponiendo que sus compañeros terminarían su trabajo. Los arqueros volvieron a disparar sus flechas, pero volvieron a fallar. Quizá el espacio era pequeño, o quizá estaban nerviosos. El fuego, por el contrario, tenía más suerte, provocando una descarga mayor a Adam.

Kassmal, recuperandose de sus heridas, se preparó para rematar a los dos arqueros que quedaban. Pero Askabal se adelantó, acabando con uno. Ganzúa, intentando ser cortés, propuso la rendición de la mujer. Pero su respuesta fue clara. Un escupitajo cubrió el ojo del hombre.

Gracias a la fuerza de Wiberg y al descubrimiento de Yandrak, la reja se levantó. Tras ella, otra puerta con rejas, que fue más fácil localizar el mecanismo. A la derecha, estaba la puerta por la que llegaríais al combate que libraban vuestros compañeros.

Kassmal gruñó como un animal al ver el desprecio de la humana y soltó un mangualazo dirigido a la cabeza de la mujer.

-SSSSS!!!

Ganzúa se limpio el salivazo con el dorso de la mano. No le gustaba atacar a las mujeres pero aquel era el enemigo y podría ser al revés y resultar herido alguno de sus compañeros, o lo que era peor, él mismo.

Así que se movió para buscar dejar a la mujer entre él y hombre lagarto y atacó con su estoque.

Viendo que el resto de enemigos parecen estar controlados, y el fuego fatuo ha decidido mostrar agresividad contra él, Adam se vuelve y encara el pequeño ser. Sin embargo, ya ha sufrido varias quemaduras por culpa de la criatura, así que opta por centrarse en defenderse de sus ataques antes que en atacar él mismo.

La balanza se inclinaba a nuestro favor y eso decía mucho.

Askabal observaba cómo aún no estaban el resto de sus compañeros. ¿Les habrá pasado alguna desgracia?, ¿estarían buscando otras alternativas más seguras que la nuestra?, ¿habrían empezado a luchar al otro lado?. Todo aquello hacía sentirle un poco perdido, como con la mente semiconcentrada en esa lucha.

Demasiado tiempo habéis durado - dijo cargando de nuevo su arco y lanzándole una flecha.

¡Vamos! Dijo Yandrak mientras salía corriendo para ayudar a sus compañeros. ¡Seguramente nos necesiten! ¡Estarán en peligro!

Adam intentó, mientras aumentaba su defensa, en acabar con el fuego, pero de manera inútil. La mujer que acababa de escupir a Ganzúa se volvió a reír de el. Dejó caer su arco al tiempo que saltaba hacia atrás, moviéndose con facilidad en aquel terreno ¡Volved allá de donde hayáis salido! ¡Este lugar no es de vuestra incumbencia! Al caer al suelo, había sustituido su arco por una espada corta, poniéndose en posición de guardia.

El fuego fatuo decidió cambiar de objetivo. Askabal acababa de matar a uno de los arqueros, así que voló a por él y le atravesó, provocándole una gran descarga eléctrica.

Kassmal, ofendido, se lanzó a por la mujer, pero la defensa de ésta era impenetrable, esquivando sus golpes. Ganzúa intentó flanquear, pero su ataque tampoco acertó. Por último, Askabal lanzó su flecha, que parecía directa a acabar con la vida de esa mujer... Pero la espada corta desvió la flecha en el último momento.

Y al abrir las puertas, el panorama era mucho mejor de lo que esperábais. Habían reducido tres rivales (dos hombres lagartos sombríos y un humano), el fuego fatuo seguía allí, acosando a Askabal. Y había una mujer, defendiéndose de los ataques de Ganzúa y Kassmal.

La puerta se abre y aparecen Wiberg y Yandrak.

Kassmal se soprendió ante la pericia de la mujer, la cual hasta detuvo una de las flechas con su arma. La sorpresa fue tal que superó a su concentración y, al hacer girar su mangual, éste se enredó con su muslo y la fuerza cinética lo arrancó de sus manos.

-MALDITA SSSEA!!

Yandrak que no había enfundado su varita todavía, apuntó con su proyectil al extraño fuego que estaba viendo. Lo había confundido hasta ahora con un hechizo mágico, pero estaba claro que aquello debía ser un extraño ser que se escapaba a sus conociemientos.

Lanzó un par de protectiles con su varita, con la esperanza de, esta vez sí, acertarle.

Askabak apenas se fijó en que sus dos compañeros acababan de entrar. Él solo tenía ojos para sus enemigos.

No te resistas maldita, acabaré contigo y te atravesaré como una espada atraviesa un globo de agua.

Cargando el arco, apuntó a su garganta. Sabía que acertaría, pues poco viento soplaba y notó cómo el sonido que emanaba de la parte trasera de la misma era demasiado bonito para errar.