Partida Rol por web

- Caleb, no estoy deacuerdo con esto. -Dove miró fijamente al caballero mientras hablaba- El bandido debe morir, pero has dado tu palabra, y entiendo que lo llevarás hasta sus últimas consecuencias. El bandido es pues ahora tu responsabilidad.

El Paladín enfundo el arma, y siguió hablando.

- Cuántos son y dónde están son las dudas que tenemos, ¿no?. No creo que sea una buena idea llevarle con nosotros, podemos dejarle encerrado hasta que volvamos y luego soltarle.

El mago elfo habló suavemente- El que da su palabra tiene que estar dispuesto a asumir las consecuencias, también. Espero que lo hayáis tenido en cuenta, joven -No había reproche en los ojos de Amendil, a pesar de la advertencia-. Por lo que respecta a nuestro futuro camino, primero será necesario saber cuantos bandidos forman esta banda y cómo de organizados están, lanzarnos contra un número demasiado elevado sólo nos conduciría a nuestra muerte y arrastraría a Oleg y Svetlana.

-Por lo que respecta a este bandido, no sé si nuestros huéspedes verán con buenos ojos que le dejemos aquí, pero si no nos queda más remedio... desde luego, no me arriesgaría a que escapara de vuelta a su campamento para avisar a sus camaradas.

 - Ñe - chasco la lengua Puñal - ya tenía esperanza en que Dove le cortara el cuello a ese desgraciado... En fin, realmente creo que esa pobre sabandija va a decirnos poca cosa. Aunque os puedo asegurar que si nos miente con la información que nos dé le tendré más que calado. Sé de lo que me hablo.

El ladrón miro a un lado y a otro para ponerse más confidente - Aquí el problema está en que no ha soltado prenda de nada, por eso estamos como al principio y, en fin, si no le sacamos una confesión aunque sea a golpes lo mejor será que lo colguemos con su amigo y nos pongamos a preparar las defensas de este lugar para el inminente ataque de la puta que los dirige... - Puñal tragó saliva al rememorar ciertos recuerdos.

Despues de escuchar la palabras de puñal, Caleb se quedo pensatibo un instante.

- Puñal por favor - le dijo - acompañame - y se puso a caminar hacia el almacen donde estaba el ultimo bandido vivo..

Mientras Caleb y Puñal se encargaban del trabajo sucio, Amendil decidió esperar las noticias que el bandido tuviera a bien ofrecerles mientras calentaba sus huesos en el interior de la casa, junto a Svetlana y sus compañeros.

 Puñal siguió a Caleb, satisfecho, a tenor de la sonrisa de oreja a oreja que se formó en su cara.

Ardiente 1 de Pharast del 4.710. Noche.

Caleb y Puñal abrieron la portezuela del almacén dejando pasar una ráfaga de viento y copos de nieve teñidos de rojo por la sangre del patio. En su interior, el prisionero seguía en la misma posición en la que le habíais dejado, acurrucado entre las pieles que atesoraba Oleg, las manos atadas y una expresión de resignación. Al veros aparecer alza la vista y, una vez cerrasteis la puerta y colgasteis el candil en la pared, pregúntó sin dar más rodeos: -¿Cuáles son mis opciones?

Ardiente 1 de Pharast del 4.710. Noche.

Caleb y Puñal abandonaron el barracón para adentrarse en la oscuridad en dirección al almacén en el que mantenían a su prisionero. Los Leveton habían invitado amablemente al resto de los viajeros a volver a sus aposentos y abandonar su vivienda ya que, claramente, esperaban tener algo de intimidad, sobre todo después de los duros acontecimientos del día. La mujer estaba claramente descontenta con la situación, aunque no así su marido. A ella le podía la compasión y por más que les hubieran hecho la vida imposible desde que se habían instalado en el Puesto Comercial, no le agradaba nada la idea de quitar una vida, no digamos ya la de tener cadáveres colgando de la empalizada.

La noche en las Tierras Robadas había caído con el mismo frío que las anteriores pero, por lo menos, había dejado de nevar.

Considerando que poco quedaba por hacer, aparte de esperar las nuevas que les trajeran Caleb y Puñal, Amendil decidió continuar con sus estudios, tranquilamente sentado en una esquina del edificio reservado para sus aposentos, hasta que el sueño le venció.

Ardiente 1 de Pharast del 4.710. Noche.

Caleb y Puñal abrieron la portezuela del almacén dejando pasar una ráfaga de viento y copos de nieve teñidos de rojo por la sangre del patio. En su interior, el prisionero seguía en la misma posición en la que le habíais dejado, acurrucado entre las pieles que atesoraba Oleg, las manos atadas y una expresión de resignación. Al veros aparecer alza la vista y, una vez cerrasteis la puerta y colgasteis el candil en la pared, pregúntó sin dar más rodeos: -¿Cuáles son mis opciones?

- Te voy a ser sincero - dijo el caballero juntando las  manos - no tienes muchas. Ya has visto como ha acabado tu compañero - Caleb señalo hacia el exterior - lo único que te salva de sufrir el mismo destino ha sido tu palabra. Actualmente soy la única persona  en este fuerte que puede mantenerte con vida, el resto de la compañía quiere que sufras el mismo fin... o quizás peor - el caballero echó una mirada de soslayo a Puñal, queriendo ser captado por los ojos del bandido - Mi nombre es Caleb Orlovsky, soy miembro de la orden de los caballeros de la estrella. Mi grupo y yo estamos aquí por orden del Señorío de la espada de Restov y con la autoridad que nos otorga Lord Noleski Surtova – la sola mención del actual Regente del trono de la Escama del Dragón hacia que todo sonase de una manera muy solemne – como bien sabes, los actos que has cometido se castigan con la horca, pero estoy dispuesto a dejarte vivir si colaboras con nosotros. Necesitamos toda la información que puedas darnos sobre tu jefe, Lord Venado; de donde viene, donde tenéis el campamento, cuantos hombres sois … - Caleb hizo una pausa y le tendió un pequeño cuenco con caldo caliente – y todo lo que sepas sobre el cinturón verde. Si nos ayudas y prometes alejarte de la vida criminal, te doy mi palabra de que te dejaremos con vida. Si no quieres colaborar, morirás, si nos mientes, morirás, si vuelves a realizar actos contra el trono de la Escama del Dragón, morirás – el caballero se permitió una pequeña pausa para que el bandido comprendiese lo que acababa de decir-. Creo que la elección es sencilla.

-Sin duda parecéis de buena cuna y vuestra palabra ser suficiente como para cerrar un trato.- Respondió el desanimado bandido.- Haced porque yo siga con vida y yo haré porque encontréis lo que andáis buscando. Faltad a vuestra palabra y Asmodeo guardará un rincón en el Abismo para jugar con vos por toda la eternidad. Me llamo Paskal y también yo procedo de Rostland, aunque de un lugar con mucha menos fortuna.- Hablaba y hablaba como si se hubiera abierto un grifo.- De Lord Venado no sé nada. Nunca le he visto. No todos los miembros de su banda le conocen. Mis compañeros y yo venimos del Campamento del Río Espino, al sur de aquí. Es Kressle la que lleva esa banda y responde ante Venado en persona. Éramos unos diez o doce, dependiendo de la época del año, los nuevos fichajes y los reveses de la fortuna.- Agarró una ramita y empezó a trazar unos garabatos en el suelo de tierra batida del almacén.- El campamento está a dos jornadas a caballo, cruzando los bosques del Cinturón Verde hasta llegar al río. Hay dos plataformas de vigía escondidas en la cima de los árboles desde las que coser a flechazos a los incautos. Si no hemos vuelto en dos días sabrán que algo malo ha pasado y vendrán con todo para dar una lección a aquellos que intenten saltarse los impuestos de Lord Venado.- Señaló dos árboles junto a una raya que ahora quedaba claro que era un camino que seguía el curso del Río Espino.- Por lo demás, poco sé de esos seres que decís. He escuchado historias sobre las Tierras Robadas, como todo el mundo, pero es difícil saber cuáles son ciertas y cuales no. He oído hablar sobre kobolds al norte del campamento, pero con no acercarse a los rábanos lunares no suponen una amenaza y de todos es sabido que el bosque está lleno de jabalíes, alces gigantescos, thylacines y bestezuelas por el estilo. Y luego está el viejo Sajacolmillo, un jabalí gigantesco tan viejo como esta tierra por cuya cabeza Vekkel Benzen, un viejo cazador retirado, ofrece  el mejor de sus arcos después de que la bestia le arrancara una pierna el año pasado.

Paskal se detuvo, tenía la boca seca.- Mantenedme con vida y os serviré, señor.- Dijo a Caleb.- Mientras mantenga mi pellejo caliente, lo mismo me da un amo que otro.

Undbar dedicó una larga plegaria a su dios; rara vez sus ánimos decaían, pero cuando lo hacían todo perdía su sentido, casi incluso su fe. Se sentía derrotado, lejos de todo.
Esa noche, sus sueños serían seguramente muy negros.

Sandael se va a descansar, intentando recuperarse de la congelación que había sufrido esta mañana. Se acuesta tapandose con la mayor cantidad de mantas que pueda.

 Puñal miró al bandido y torció el gesto con evidente disgusto. Se mantuvo en silencio un buen rato sopesando lo que acababa de escuchar y después hizo una seña a Caleb para que le acompañara al exterior.

Una vez fuera y con un escalofrío por el frío de aquel lugar habló con el caballero en confidencia.

- La alimaña, dice la verdad, mal que me pese. Hasta a mi me parecería injusto matarle después de todo lo que nos ha soltado. Creo que, si no tienes nada más que sonsacarle podríamos ir a descansar y mañana hablar con nuestros compañeros sobre todo lo que nos ha dicho este bufón. Yo voy a ver si puedo pegarle un buen trago al vino de la despensa antes de acostarme. Si me necesitas estaré en mis "aposentos" - remarcó la última palabra para indicar lo irónico de la definición.