Partida Rol por web

A pesar de mis claras intenciones por ir al templo de Velex, me llama la atención del nuevo personaje que hace entrada a la taberna, el cual claramente está interesado en nuestro reciente arribo y quienes somos los que integran el mismo.

Sin hacer intención de volver al grupo, me quedo apoyada en la pared, al lado de la puerta de salida, escuchando que es lo que tiene que decir, si es algo poco interesante me daré la vuelta y comenzaré la búsqueda que acabo de interrumpir.

- Sí si tiene que ver joven aventurero, Valion intercede por los suyos - responde con una mirada cálida pero algo estremecedora - La providencia os ha traído para ayudar en lo que en la hora oscura esperan la llegada de la luz, y esa luz la traéis consigo vosotros, ¿ehh? - su voz era pausada y melosa.

De repente ladea la cabeza como si escuchara y su vista parecía apagada. Como si se perdiera en sus pensamientos. Los aventureros miran al clérigo sin entender sus palabras. Después de unos instantes parece volver en si.

- Sí, un buen compañero de fe partió hacia las tierras peligrosas pero hace una semana que no ha vuelto, movido por la providencia actuó y en los peligros se adentró más no vuelve con la luz del alba - hablaba mirando hacia la pared tras ellos - pensaba quizás que la providencia de Valion os había traído a luchar contra el ogro que ayuda a los moradores de las caverna donde habita el caos y libertad a mi compañero quizás - su mirada se clavó de nuevo hacia los aventureros como si de un sueño despertara - ¿Sois los héroes que Valion en su magnificencia os ha traído?

Extrañado por las confunsas estructuras sintácticas del anciano...devotos de Valión...¿que se puede esperar de ellos?...escuchó pensativo mientras escrutaba la expresión del viejo clérigo. Sus disertaciones parecían erradas y perdidas, su boca parecía estar trotando por las lindes de un senderos mientras su cabeza trataba de encontrarse a sí misma... ¿No andará su mente perdida en un viaje por sus recuerdos?...miró con curiosidad la expresión del resto del grupo, buscando encontrar la misma extrañeza que sentía por las declaraciones del anciano.

Dime, reverendo señor- dijo con distante cortesía-¿En que dirección partió?

Espero la respuesta mientras su cabeza daba vueltas al asunto...¿Habrá perdido la cordura?.

El trago de vino se me atraviesa en la garganta provocándome un ataque de tos repentino.

- ¿H-héroes? - miro a mi alrededor y ensancho el pecho.

- ¡Claro señor! ¡Somos la famosa Compañía de El Tauro! Conocida a lo largo de la Marca - me subo a la silla para hacerme oír en la taberna esperando impresionar a los comensales.

Nunca me han dado trato de heroína. De ladrona, pendenciera, traviesa, habilidosa y problemática a menudo, pero nunca de heroína. La emoción me invade al sentirme protagonista de canciones, relatos y leyendas.

- Tengo el honor de presentarle a ¡Elessar, ojo de halcón! - luego señalo a Bran con la copa de vino - ¡El Mataleones! - a la paladín apoyada en el marco de la puerta - ¡a Justicia! - apoyo mi pequeña mano en el hombro del clérigo - ¡a Martillo de Dios! - apoyo un pie en la mesa, haciendo trastabillar las copas, para llegar con mi dedo a tocar el bíceps de Thalos - ¡a Brazo de Acero! - y des de ahí, con la palma de la mano abierta hacia Thynerus finalizo - ¡y al Sabio del Este!.

Sin ninguna duda el anciano era una persona extraña, por momentos parecía dirigirse a nosotros como parecía que estuviera solo hablando para si mismo, por momentos me tenia desconcertado, hasta que Jillian con su discurso me saco de mis pensamientos hacia el anciano, la compañía del Tauro, Elessar ojo de halcón,no esta mal el nombre, menuda mente traviesa teníamos delante...

Vaya que desvaría este anciano...no se si reír o creerle...pero estoy saciado de vino, es hora de alimentar a mi acero con sangre de mal vivientes...

-Dinos tu nombre clérigo y enséñanos la dirección como te pide mi compañero. ¡Sin duda triunfaremos porque es lo que hacen los héroes! Y es lo que somos como explica aqui mi aliada...Señalo a la inteprida picara,por quien habia empezado a sentir una afinidad natural,pero aun no tenia mi confianza ganada. Más mi corazón no responde a tu dios, eso tenlo bien claro.

- Vertino mi nombre es, pero poca importancia tiene, ¿dirección? - el anciano miró con los ojos desencajados ante el comportamiento de la mediana - ¿Le pasa algo a vuestra pequeña amiga?Mmmm, Compañí del Tauro, nunca antes lo había oído, la dirección que tomó es la que conduce a las rocas, no conozco la ubicación, hace muchos años que no abandono la seguridad de estos muros- sus ojos volvieron a posarse sobre la pared tras la mesa - Cuando la luz vuelva a brillar venid a verme y os daré mi bendición, pero cuidado con los hombres perros que moran en la parte má profunda de la cueva y si os perdéis cuidado con el devorador de hombres

El anciano sin más se levanta y colocándose su capucha camina lentamente apoyado de su bastón hacia la salida dejando a los entre divertidos y sorprendidos aventureros en la mesa.

Con el ceño fruncido observo la partida de Vertino. 

—Menuda chaladura la suya —sonrío y doy un largo trago de vino—. Pero bueno, sería una tontería no hacer caso de un llamamiento tan interesante, pues acaso...¿no podrían comenzar algunas grandes historias con las locas peticiones de un hombre atormentado en una noche oscura?

Contemplo a mis compañeros de mesa. No se qué pensar de ellos, valientes parecen, osados al menos de palabra...sobre todo una.

—¿Compañía del Tauro, pequeña parlanchina? —digo con tono socarrón— ¿Sabio del Este?...no es que me queje, al menos suena más sensato y menos grandilocuente que otros apodos. Espero que no se nos obligue a estar a la altura demasiado pronto.

Miro sobre todo a Sildar y Thalos, que son los primeros en dar muestras de interesarse por la desesperada causa del excéntrico anciano.

—En fin, por mi parte creo que iré al amanecer a que ese Vertino me de su bendición, debe de ser necesaria para no perderse por los caminos rumbo a esas tierras peligrosas, llenas de rocas, cavernas, hombres perros y devoradores varios.

—¿Alguien más quiere saber qué nos ofrece ese extraño personaje llamado Vertino?

Escucho atenta a las palabras del clérigo. No sabía si Valion era quien había intercedido para que esté presente en este lugar, pero seguro que Velex lo había hecho. Y como tal mi responsabilidad era ir a buscar a cualquier alma perdida que estuviese en peligro o a la deriva.

Al ver que el clérigo está saliendo y yo al lado de la puerta me dirijo hacia él.

- No se si vuestro dios me trajo a este lugar, pero estoy segura que el mío sí. - mientras le muestro el símbolo de Velex - por lo cual cuente con mi completa cooperación para buscar a quien lo necesite. Nos vemos mañana, que tenga un sueño tranquilo.

Dicho eso y viendo que no voy a encontrar el templo de Velex que estoy buscando desde que llegué, trato de encontrar una habitación para poder descansar, creo que todos los que vayamos mañana en esa búsqueda lo vamos a necesitar.

¿Volver a salir de la ciudad?

Es justo lo que estaba deseando. Vivir entre aquellos muros me aprisionaba, necesitaba liberarme.

- ¡¡Ahí estaré abuelo!!

Mientras el anciano se marcha,algo ronda en mi cabeza...

-¡Vertino! Espero que tus palabras sean ciertas...de otro modo la proxima calavera que cuelgue de mi cinto será la tuya...

JAJAJA. Cuenten conmigo para esta aventura, ya estoy aburrido de estar quieto.Espeto a mis colegas mientras vacio mi copa.

Al igual que entro se fue el extraño anciano, dejando una atmósfera desconcertante, parecía que no estaba muy lucido pero una cosa era la apariencia y otra la realidad, al parecer había conseguido convencer al resto de la gente que estaba alrededor de la mesa, no seré yo quien discrepe de no ir mañana a visitarlo, contad conmigo si hemos de salir de caza, aunque aun no he echo méritos para el nombre que nuestra pequeña Jillian me ha otorgado , levanto mi copa medio llena hacia el resto del grupo, por la compañía del Tauro

Parece que la perspectiva de una nueva aventura se materializaba. No se sabía si era por las palabras del anciano o por la perspectiva de una nueva aventura o la posibilidad de incontables tesoros, lo cierto que la historia había llamado a los aventureros que estaban dispuesto ir al final de todo con la bendición ono de Valion o Velex.

Antes de partir Jillian debía reponer las raciones agotadas en su último viaje y quizá compraría una cuerda de cáñamo, suficiente para su peso y siempre útil si debían visitar cierto tipos de cueva según parece. Así se lo hizo saber a sus nuevos compañeros y salió de la posada.

La noche había pasado tranquila y sin inconvenientes. Al día siguiente me levanto con el alba y me arrodillo hacia donde sale el sol y comienzo a orar, completamente desnuda para que Velex observe que soy digna y completamente suya en cuerpo y alma, rogando que me de la fuerza para ayudar al anciano y a su compañero en el panteón Valion.

Una vez finalizada mi oración, agarro el cuenco de agua que hay en una esquina, la bendigo, y comienzo a limpiarme un poco el sudor y la suciedad. Paso siguiente me pongo la armadura, revisando que no tenga ningún inconveniente y que los encastres funcionen correctamente, y bajo a desayunar para poder ir después a ver al clérigo. 

- Buenos días a todos - les digo a cualquiera que esté presente. 

No he pasado la mejor noche de mi vida. En sueños se me aparecieron hombres con cara de perro, mordiéndome los pies desnudos, mientras un enorme ogro levantaba un garrote del tamaño de un elfo y se aprestaba a aplastarme entre risas.

Me levanté agitado y de un humor sombrío. Tras despejarme con agua fresca, decido que ante la inminencia de un posible viaje, lo mejor es ir a adquirir algo de provisiones. De morir que sea en faena luchando contra calamidades propias de un aventurero que se precie, no de hambre como un idiota campesino de esos que pululan famélicos por los campos.

De camino me cruzo con esa dama tan segura de sí misma.

—Buenos días, mi señora. Espero que hayas pasado buena noche.

Sonrío, una parodia de sonrisa en realidad. Estoy todavía molesto por las pesadillas y el hambre. Eso me recuerda que tenemos barra libre en la posada, si acaso no se les ha agotado la generosidad. Me siento en una mesa vacía y pido algo ligero de desayunar. Luego iré a por las provisiones.

Al primero que me cruzo es a un supuesto mago. No es algo que me atraiga significativamente, sus artes son oscuras como en muchas ocasiones también lo son sus intenciones. Pero el tiempo y la experiencia me han enseñado a que cada ser debe ser medido con su propia vara, así que nunca está de más la amabilidad hacia un semejante.

- Hola! He dormido bien, muchas gracias, ya bajando a desayunar y prepararme para ir a ver al iluminado por Valion. ¿Gusta usted desayunar conmigo? - le consulto en tono amigable y tranquilo.