Partida Rol por web

Ah, condenada avaricia...es el pecado de los débiles...indícame hermano, por Velex y su gran Gloria, donde encontrar ese antro del mal que ha de ser vindicado - dijo dejando que la rabia dominase sus palabras- Y si sabes algo de los clérigos que ese Vertino proclama perdidos dímelo con premura...el tiempo corre y la noche caerá.

Mientras que el soldado habla a trompicones un tanto nerviosos por el cariz que ha tomado la conversación y no estar saliendo el plan como lo había previsto, la pequeña mediana desaparece de su lugar para reaparecer poco después con una sonrisa en la boca. Algunos del grupo ni siquiera son conscientes de esto
- La ver-d-d-ad es que me da ig-ual - responde el soldado - es-toy en mi tiempo libre y pue-do hacer lo que me da la gana y si no queréis el map-a ustedes se lo pierde, os lo dejo a 150 y es mi última palabra.
El bárbaro carente de paciencia increpa al soldado levantándose. Éste temeroso de su vida retrocede tirando la silla.
- Bueno podemos llegar a un acuerdo - responde - Os puedo dar el mapa con una condición.

- No existe el tiempo libre para proteger a los habitantes de la fortaleza. ¿o sí? ¿Si en este preciso momento trataran de asediar la fortaleza se quedaría sentado sin hacer nada porque está en su tiempo libre? ¿Qué clase de soldado es? - digo mientras comienzo a ver para todos lados hasta ubicar al tabernero - ¿Donde está se encuentra la oficina del Capitán de la Guardia? Voy a necesitar intercambiar un par de palabras con él por este individuo - digo mientras señalo al soldado sentado frente mío. 

- Sólo lo sé ilustrísimo caballero que dicha cavernas se encuentra a dos días al sureste de los pantanos en una pequeña foresta - responde el alicaído sargento - Es fácil de reconocer pues se halla a los pies de un cerro en medio de la foresta.

La mediana disimulando se escurre por debajo de la mesa y llega hasta el propio cinturón del supuesto estafador y con una habilidad mañosa que lo caracteriza corta con su daga el estuche porta-pergaminos que lleva atado. contenta sonríe pues el objeto cae en su mano y el desdichado no se había dado cuenta.

Sildar asintió y anotó mentalmente...sudoeste de los pantanos, dos días al pie de un cerro entre la floresta...

Gracias Hermano, ten la bendición de Velex- dijo con solemnidad y con pensamientos acelerados- Que tu fe sea tan poderosa como el filo de tu espada, ningún mal temerás entonces.

Tras decir esto marchó de vuelta hacia la taberna en busca de sus pertrechos y con el ansia de poner en marcha a sus compañeros.
 

El soldado sigue con intención de negociar a pesar del acoso al que estaba siendo sometido *que tipo más perseverante....

Antes de dar opción a que alguno de mis compañeros acabara por negociar con él me acerqué al oído del soldado para apremiarle a que abandonara la Taberna, de puntillas me acerqué a él y le susurré al oído.

- Ten cuidado amigo, el último hombre que trató de vender objetos de dudosa procedencia a esta sierva de la la Fe es ahora un eunuco sin techo. Yo que tú desistiría.

El soldado queda perplejo ante la información de advertencia que le lanza la mediana y mira asombrado a la clériga.
- Ahora recuerdo que tengo que estar en la puerta norte para el recuento, ya seguimos charlando en otro momento.
Comienza a retroceder fuera de la mesa sin dejar de dar la espalda a los aventureros "poco razonables" tropezando torpemente con las sillas que se encuentra por el camino. Se apresura hacia el exterior.

Me llevo una mano a la cabeza. Menudo lío por un simple intento de sacar tajada, algo de lo más normal por otra parte.

—Espera hombre —le digo en un último intento de negociar—, ¿cual era esa condición tuya por el dichoso mapa? Si en el fondo somos más razonables de lo que parece—No lo parece, no...miro de reojo a los demás—, solo que estamos un poco nerviosos por el viaje, y el asalto, y las penalidades de la vida...

Ahí me he pasado, pero no quiero que nada más empezar nuestra andanza, ya corra el rumor de que somos unos chiflados intratables. ¡Qué carencias de protocolo!, a este paso, nunca nos extenderán una alfombra roja al llegar a una corte real cualquiera.

- Sí, sí pero me tengo que marchar...

En ese momento entra Sildar y tropieza con el soldado que parece marcharse con prisa. mira al recién llegado con los ojos desorbitados y con una mirada temerosa reflejada en su semblante.

En el momento en que entras casi te das de bruces con el soldado que se disponía a hablar con tus compañeros. Algo no ha salido bien.

- Oh, sí, verás la puerta norte... desde fuera si no me das ese mapa en este preciso instante. Tú sabes lo que te conviene, y los dioses verán favorable tu buenavoluntad y predisposición desinteresada para ayudar al prójimo y aquellos que puedan encontrarse en peligro fuera de esta fortaleza. - digo mientras comienzo a seguirlo lentamente, con la mirada clavada sobre el soldado. Al menos hasta ver que Sildar ingresa al lugar y le impide la salida, con lo que una hermosa sonrisa se dibuja en mi rostro. - Ahora si que no tienes hacia donde ir.

Al entrar tropezó con un soldado temeroso y con cierto nerviosismo. No le hizo falta mucho para distinguir que algo no iba como debería. Agarró del ganazte al torpe soldado mientras trataba de empotrarlo en la mesa y colocarse cara a cara.

-Un siervo del Dios verdadero parecía estar preguntandote algo- dijo mascando las palabras con desden- Si yo fuese tú me mostraría mas dispuesto a cooperar, miserable montón de estiercol.

En ese momento, dejandolo sobre la mesa, dió un puñetazo contra la misma que fue a caer junto a la cabeza del cobarde soldado.

-Vamos, responde o pronto tendrás que responder por tus faltas- dejó la pausa para causar más impresión sobre el sujeto- ante tu Oficial y ante Velex.

Mientras me acercaba para intimidar al soldado,noto que la pequeña mediana se pierde bajo la mesa para reaparecer con un rostro de satisfaciòn…¡intrépida y ràpida!Esta ladronzuela si que seria bien aceptada en Ungoloz...¿Tendrá el mapa?.
Mis compañeros no cesaban de intimidar al soldado, que ya hasta pena daba con sus palabras entrecortadas y su poco exitoso intento de escape, Sildar se choca con éste para darle un buen susto presionandolo para obtener información.Aprovechando ese momento de tensiòn el norteño,que si bien no posee una mente muy ràpida,si sabe sacar provecho de las oportunidades, se acerca a Jillian e inclinandose le susurra al oido:-Dime pequeña....¿Acaso has logrado sacarle el mapa?

Ante la pregunta del bárbaro asentí moviendo la cabeza de arriba a abajo muchas y repetidas veces, con una sonrisa enorme en mi rostro.

- jijijiji - mi aguda risa se escapaba silenciosa. Se lo habría advertido al resto, pero es que la escena era demasiado cómica como para estropearla con mi revelación.

Miré a Thalos por un segundo con los ojos muy abiertos. Habíamos pasado ya suficiente tiempo juntos cómo para que el bárbaro entendiera que tenía una nueva ocurrencia.

Usando una silla, subí a la mesa y quedé junto a Sildar, que acababa de chocar contra el soldado cuando éste iba a abandonar la Taberna. Sujeté al clérigo del brazo, dándole a entender que podía tranquilizarse.

- ¡Huye! - grité al soldado con cara de pánico - ¡Por Kelemvor! ¡Huye si quieres vivir!

Por mas que miraba la escena mas excéntrica me parecía, desde luego el grupo era variopinto, quizás el destino o los mismos Dioses les tenían algo importante reservado, ya que eran individuos que en nada se parecían y que gracias al azar se habían juntado en un propósito común, desde luego el soldado no sabia en que lió se había metido al intentar negociar con el mapa, desde luego quien mas estaba disfrutando de la escena era Jillian, la cual pude ver como durante unos segundos merodeaba cerca del soldado, quizás algo había pasado de propietario en esos instantes...

- ¿Kelemvor? ¿Quién carajo es Kelemvor? - digo estupefacta ante las palabras de la pícara - Este ser no se moverá de donde está hasta que no entregue lo que debe entregar... y sin cobrar una sola moneda de cobre.

El soldado en su huída apresurada hacia la salida de la posada se toma con Sildar. Éste le mira con expresión de ira mientras el asustado soldado trata de escurrirse por la entrada, pero el clérigo lo agarra y lo arroja contra la pared sujetándole por el jubón con ambas manos. Sildar acerca su cara con una mirada furiosa.

- ¡Tomad, quedaos con el mapa dejarme en paz no he hecho nada malo!.

Sildar levanta un palmo al infeliz del suelo, agita sus pies y teme por su miserable vida. 

Sildar suavizó la presión ligeramente, no quería dejarle opción a engañarle o huir. Nuevamente retomó la palabra para seguir presionando al ruín soldado.

-Muy bien, esto es lo que haremos- dijo con suavidad- Me dirás donde tienes el mapa y le entregarás un diezmo a tu oficial para las viudas y familias de los hombres muertos en la frontera...si quieres que esto acabe aquí, sino puedo acompañarte ante un oficial para que le cuentes, delante de mis compañeros, lo que pretendías.

Al decir la última frase aumentó ligeramente presión para darle a entender que todo iba en serio

-Y lo pondrás por escrito que donas esas monedas, con tu nombre y el de tu oficial- mientras acercaba su cara a la del malhechor y apretaba un poco más la presión- Y cuidate de engañarme o de pecar contra la voluntad de Velex.

La taberna se veia envuelta en una escena digna para los aplausos.Jillian tenia el mapa y al parecer nadie lo habia notado...¡vaya buena ladrona que resulto ser!Mientras Sildar y Elderane envueltos en furia no daban tregua al pobre soldado que ya rendido habia quedado.Aunque hacia poco tiempo conocia a la picara, algunas de sus muecas ya eran faciles de interpretar para mi tosca memoria.Comprendiendo la situasiòn y aguantadome la risa, frunzo mi ceño acercandome con paso firme hacia el clerigo de velex y tomandolo de un hombro que era igual de gigante que mi mano, declaro en un susurro:Compañero...dejalo libre,el mapa ya es nuestro Jillian hizo de las suyas...vamos a las cuevas,ya tendras tiempo de sobra para hacerlo pagar sus pecados ¡Jajaja!