Partida Rol por web

La Locura de Durgam

Acto I: El viaje a la Locura de Durgam

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22/01/2012, 22:02
Janaki Anala

Hipnotizada por la intensidad de su mirada permanezco atenta a las palabras de la soldado...

Al principio no puedo evitar un gesto de incomprensión... ¿no será mi escolta?... pero las siguientes palabras me impactan por lo rotundo de su determinación... y lo apasionado de su servicio... pero ante la advertencia de evitar darle el nombre debido a la razón de su presencia, mi cuerpo se tensa imperceptiblemente... ¿qué ocurre aquí?...

Su discurso es en gran parte un aviso, una confirmación de que estoy metida en algo mucho más peligroso de lo que parece a simple vista. Si una mujer como ésta, se preocupa así, en vez de tomarse la misión como un aburrido y fastidioso viaje cuidando de una díscola matrona... entonces, desde luego, hay que preocuparse...

A pesar de los revueltos sentimientos que provoca en mi interior su disertación, su juramento no para de retumbar en mi cabeza... ¿alquien así, tan orgullosa e inflexible como parece, juraría a la ligera por su Madre, por su Nombre?... no parece posible... pero entonces...

Dice que dará su vida por mí... ¡su vida!... a mi servicio... que será el último bastión a derribar para llegar a mí... pero... ¿el mundo se ha vuelto loco?... ¿no hará falta nada de esto, verdad?... ¿verdad?...

La miro impresionada, con los labios entreabiertos de estupor... pero son sus últimas palabras, una petición suve, en voz baja, humilde... una auténtica súplica, reclamándome confianza... lo que me hace abrir los ojos atónita, totalmente descolocada... Apenas soy consciente del cambio en el trato, su tímido tuteo... tan impactada estoy por toda la escena...

De todos los sucesos extraños que he vivido estos días, éste, sin duda, es el más extraordinario...

Pero... ¿puedo fiarme de ella?... ¿de veras es sincera?... ha jurado... lo ha jurado...

- Yo...- mi voz suena pastosa en su lucha por salir- bien... sí... no... no os preocupéis... tendré cuidado... mmm... os... os agradezco vuestras palabras Badb Catha... no sabéis bien cuánto... tenemos que seguir hablando con calma en cuanto podamos, pero no aquí... mmm... estamos llamando la atención... creo...

Por suerte mi rostro, y sus progresivas transformaciones, han quedado fuera del alcance de la vista del resto del grupo, ya que les doy la espalda... no así de Merone, que nos mira con la angustia pintada en el semblante, sin entender qué ocurre, debatiéndose entre interrumpirnos o quedarse donde está...

Por fin, recupero el control de mi cara, y con voz ya más calmada añado en voz alta, para que me oyera quien pudiera interesarle...

- Bien, mi señora, entendido. Si me permitís, voy a terminar de prepararme para partir...

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23/01/2012, 19:19
Sargento Ulii

Tras tus palabras, notas claramente cómo la mirada de la Sargento se queda clavada en ti. Su rostro es inexpresivo, así que no eres capaz de discernir sus intenciones.

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23/01/2012, 19:19
Sierva Vaatrina

-Sí, sí –le dice Vaatrina con rapidez a Lía; parece que desea quitarse todo esto de encima lo antes posible-. Gemaflor, Señora, aquí el Esclavo de la Corona Hergern Brotelas, de quien os hablé antes. Es el enviado del Círculo. Esclavo Brotelas, la Señora nos acompañará durante este viaje. No será su principal labor, pero le he encargado también que vele por vuestra seguridad en la medida de lo posible y cuando la situación lo permita.

Parece que va a continuar, esta vez hablando a todo el mundo, cuando se detiene a observar las ropa Lía una vez más con detenimiento, como si buscara algo en ellos. Frunce el ceño, extrañada, y levanta la vista buscando los ojos de la joven. Parece que va a preguntar algo, pero finalmente decide abstenerse.

-Bueno, atención –dice Vaatrina, elevando el tono de voz para que todos puedan oírla. A su lado permanece únicamente la Sargento Ulii y podéis ver cómo Thevikya se aleja del grupo principal. Vosotros os encontráis inmediatamente de frente a ellas, y a vosotros se os unen lo que sospecháis son Soldados intentando disimular su condición-. Escuchad, pues repetiré esto sólo una vez más; todos queremos que este viaje transcurra sin problemas, así que por favor os pido vuestra atención.

La Sierva Dureine, cargada con pergaminos hasta las cejas, saca de uno de sus múltiples bolsas una tiza. Se aleja un paso de la sombra de la cabeza de la estatua de Soire Fivra y dibuja una marca en el suelo.

-Este será el momento de nuestra partida. Cuando la sombra toque la marca quiero a todo el mundo en su montura listo para salir. Tenemos caballos de sobra, así que descuidad si no disponéis de uno propio –añade a la frase principal, dirigiéndose específicamente a vosotros.

-¡Bien! –grita con fuerza la mujer. Su tono es firme y decidido, y a pesar de estar visiblemente nerviosa, azotada por lo que sospecháis que es un severo caso de perfeccionismo, no deja transmitir confianza-. Conocéis vuestros puestos, partid. Recordad tenerlo todo terminado…

Ante estas palabras, las figuras que os rodeaban se marchan, cada cual a desempeñar una tarea que desconocéis. Con la Sierva Dureine quedáis sólo seis: la Sargento Ulii, Merone, y vosotros cuatro. Giráis la cabeza hacia la izquierda, atraídos por los sonidos de unos cascos al galope. Del grupo se aleja la Sargento Thevikya a lomos de un impresionante caballo blanco en dirección a la plaza principal.

-La Sargento Thevikya debe terminar unos asuntos, pero se reunirá con nosotros a las puertas de la ciudad –os aclara Vaatrina-. No hace falta que recuerde que queremos salir sin llamar demasiado la atención. Hoy es día de mercado, por lo que pasaremos desapercibidos. Gemaflor, iréis a la cabeza con la Sargento Ulii abriendo la comitiva. Estricta fila de a dos, a un caballo de distancia, les seguiremos el Esclavo Brotelas y yo misma. Matrona Anala, Señora, vos iréis inmediatamente detrás acompañada por la Soldado Catha. Y tú…

Se detiene al ver a Merone. Realmente pone cara de desconcierto, pues no sabe muy bien dónde colocar al joven. El rostro de la Sierva es un contraste radical sin embargo con el de la Sargento Ulii, que parece acribillar con desprecio al varón.

-Puedes ir si quieres en uno de los carros  o a uno de los lados de la comitiva –concluye, sin darle menor importancia-. ¿Hay alguna duda? Bien, sea.

Vaatrina corta la conversación sin derecho alguno a réplica. Antes de que cualquiera pueda añadir nada se ha dado la vuelta y se dirige hacia uno de los carros posteriores, acelerando el ritmo. El viento arrastra su voz angustiada. “¿Pues no os he dicho que han de ir en los costados? ¡Costados! ¡Parecéis hombres!”

Notas de juego

El tiempo estimado son 15 minutos.

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23/01/2012, 19:22
Sargento Ulii

Cuando cada cual se dirige a sus puestos tras las instrucciones de Vaatrina, no podéis evitar percibir como, durante a penas unas centésimas de segundo, la Sargento Ulii se os queda mirando. No sabéis muy bien discernir con qué intenciones, pues ha sido sólo un breve instante: ignoráis si había malicia, si había aprobación, y no estáis del todo seguras de si eso que apareció en la comisura de sus labios era un atisbo de sonrisa. Al igual que un pestañeo, el momento desaparece y la Sargento se da la vuelta, comenzando a atender las tareas encomendadas.

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23/01/2012, 19:22
Director

Tras la charla de Vaatrina miras tu ropa, intrigada por aquello que ha podido ver, o mejor aún: aquello que no ha encontrado. Durante unos instantes no sabes bien qué es lo que le ha confundido. Luego te golpea como un recuerdo olvidado hace tiempo.

A lo lejos ves a una oronda tendera que ofrece parte de sus mercancías a un hombre. Debaten acaloradamente, previsiblemente sobre los precios. La mujer va vestida con buenas ropas y tiene el pelo cano recogido en una trenza. Y como no, ahí está, discreto pero bien visible, bordado sobre su pecho: es el símbolo de la Cofradía de Mercaderes.

Eso es lo que Vaatrina buscaba en tus ropas: algún símbolo o indicio de la Cofradía de Cazadoras, algo que evidentemente no ha encontrado. Sin embargo, parece no haberle dado demasiada importancia al no haber comentado el asunto.

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24/01/2012, 13:53
Lía Gemaflor

Me inspecciono la ropa en cuanto la Sierva Vaatrina deja de mirarme, buscando manchas o prendas mal colocadas. ¿Es que acaso no me he presentado convenientemente ataviada? Soy una mujer de los bosques, una exploradora, tampoco es que deban juzgarme por mi atuendo ¿no? Pero no, parece que todo está en su sitio y convenientemente limpio. De repente me doy cuenta: ninguna de mis prendas muestra el escudo de la Cofradía de las Cazadoras. Casi tengo que esforzarme en no lanzar un bufido al darme cuenta de hasta qué punto le da todo el mundo importancia a tales cosas. Soy una Cazadora porque soy capaz de ello, no porque lo ponga una inscripción en mi ropa. Ninguna bestia del bosque se parará a mirar simbologías ni escudos, y por eso, a pesar de que algunas de mis ropas lo llevan, nunca me fijo en ello. Hoy coincide que no me he puesto ningún bordado ¿Y a quién le importa?

Observo al humano varón. Parece simpático, quizás demasiado. Espero que no piense estar todo el camino hablando sin parar, los senderos deben recorrerse en silencio, sin llamar la atención. Mmmm... es guapo, no lo niego.

Encantada de conoceros, Esclavo de la Corona.

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24/01/2012, 16:15
Hergern Brotelas

Otra vez dando órdenes, sólo le faltaba una fusta y... por las Grandes, hasta yo mismo estaba sorprendido de los pensamientos de mi calenturienta mente, incluso empecé a notar algo removerse en la parte baja de mi túnica. Lo cierto es que no esataba seguro de si era Sniffy, que trataba de salir de entre la ropa, u otra cosa que habría generado una situación cómica y vergonzosa a partes iguales. Afortunadamente el movimiento se trasladó desde la entrepierna hasta el abdomen, después pasó al pecho y finalmente, la cabecita de Sniffy asomó por el cuello de la túnica y mi pequeño amigo volvió a colocarse sobre mi hombro. Mientras suspiraba de alivio aquella elfa de pelo azul, que iba a ser mi escolta, se dirigió a mi de manera educada.

- El placer es mio, señora - dije con una leve inclinación de cabeza - Veo que la Sierva Dureine lo tiene todo planeado, no había sido informado de que llevaría escolta y, francamente, confiaba en que no fuera necesario... Aunque probablemente vos no halláis sido informada de vuestro segundo protegido - con un dedo acaricié el lomo de Sniffy - Mi familiar, Sniffy, os saluda, afirma que puede cuidarse sólo pero está igualmente encantado con vuestra presencia.

El ratoncito se levantó sobre sus dos patas traseras y movió ligeramente una de sus patas delanteras en un gesto que bien podía interpretarse como un saludo.

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24/01/2012, 16:30
Janaki Anala

Tras las precisas palabras de la Sierva y echándole un vistazo a la sombra del reloj de sol en el suelo, avanzo los dos pasos que me restan hasta mi caballo, y descolgando de sus alforjas una cimitarra recién afilada y aceitada de esa mañana, me la ajusto a la cadera, tan llena de bolsitas y pergaminos que parecía difícil poder añadir algo más...

Al final decido añadir también un par de bolsitas más al cinturón, asegurándolas con apretados nudos... y tras comprobar que todo estuviera bien sujeto y en su sitio, me dirigo a Merone, que espera pacientemente...

- Merone, tú ven detrás de mi, ¿de acuerdo?... y mantén los ojos... y los oídos bien abiertos...

Con esta escueta advertencia dicha en voz algo más baja y mirada circunspecta, parezco dar por concluidas mis instrucciones...

Me giro de nuevo hacia Badb Catha, a la que voy a tener de compañera durante el viaje, como cabía esperarse...

En ese momento un comentario del Siervo Brotelas a mi espalda me llama la atención y no puedo evitar echar un vistazo a la escena... ¿un familiar?... ¿usuario de lo arcano entonces?...

Mis ojos se agrandan al ver emerger de entre sus ropas una naricilla peluda, seguida del cuerpo de un ratoncito amaestrado, que parece saludar efusivamente a la joven elfa...

Con un brusco movimiento oteo los tejados adyacentes... demonios,  ¿por qué tenía que ser un ratón?... la ansiedad se me refleja en el semblante... ¿dónde estará esa libertina?...

La búsqueda es infructuosa, así que me acerco a la pareja avergonzada, y en ese momento la veo... allí está... al lado de una chimenea retorcida con los amarillos ojos clavados en el nervioso roedor, el cuerpo tenso... a punto de saltar...

Con una especie de chaquido gutural y extraño, sobresalto por igual a los presentes, que me miran sorprendidos, especialmente el susodicho familiar, al que los pelos del bigote se le mueven con claro desasosiego... pero ha surtido efecto... me ha oido y su atención se fija en mí, aún tensa su postura...

Alzo el brazo, y repito el chasquido, con tono imperioso... y la lechuza emprende su planeo elegante y silencioso hacia su dueña, echándole un vistazo hambriento al ratoncito, que al verla corre a esconderse de nuevo entre las ropas del Esclavo...

En los segundos que me da el vuelo de Arruuna, musito ruborizada por la vergüenza...

- Lo lamento, Esclavo Brotelas, no lo sabía...

La lechuza llega y aterriza limpiamente en mi brazo, con la seguridad de la costumbre, y me aparto un paso del grupo para mantener una sana distancia entre el pájaro y el bulto tembloroso bajo los ropajes...

El ave sigue con la vista a su presa, con las plumas erizadas... la coloco ante mis ojos, en un movimiento que aparte su atención del pobre animal, y con un dedo levantado musito un "No" tajante y claro, mientras toco suavemente su pico con mi dedo... Con un parpadeo varias de sus plumas se asientan de nuevo en su lugar... repito la operación, imprimiendo un poco más de urgencia y seguridad en mi voz... y se colocan el resto de las plumas... con el tercer y último "No" ... la lechuza encoge su cuello y su postura se relaja por fin en mi brazo...

Sólo entonces me vuelvo hacia los presentes, con el rostro preocupado y compungido...

- Lo siento muchísimo, de verdad, no tenía ni idea de que hubiera un familiar roedor en la caravana... Si lo hubiera sabido, habría llevado a Arruuna conmigo desde el principio... mis más sinceras disculpas, en serio... pero no se preocupe, no volverá a ocurrir...

Miro el bulto del ratoncito que se desplaza por el cuerpo del hombre, en busca de un lugar seguro... mi voz refleja fielmente mi pesar...

- Siento mucho el susto que se ha llevado... - una idea repentina, hace que tuerza el gesto- Eh... siempre que su amigo esté con usted mi lechuza ya no se le acercará jamás, se lo aseguro... pero bueno... tan sólo no le deje corretear muy lejos de usted... ya que si lo confunde desde lejos con un ratón cualquiera... - mi voz se apaga un tanto- sí que podría atacarle...

Genial... vaya forma de empezar el viaje... teniendo que disculparme porque mi lechuza casi mata al familiar de un compañero... ya sólo me faltaba que pasara una desgracia...

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24/01/2012, 17:13
Janaki Anala

En realidad, antes de separarme de Merone, añado en un susurro un rápido aviso, que tan sólo Badb Catha, aguzando el oído, podría llegar a percibir...

- Haz caso a Badb Catha, por el momento parece de fiar... pero cuidado con la sargento Ulli...

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25/01/2012, 08:53
Lía Gemaflor

Estoy a punto de responder, no sin verme asaltada por la divertida sorpresa de sus apreciaciones, cuando la aparición de otra mujer me hace guardar silencio. Una lechuza hace su aparición, el familiar de la mujer por lo que se ve, y el roedor corre peligro sin duda. No es que me importe demasiado, es ley natural que las lechuzas y búhos cacen roedores, pero me divierto contemplando la preocupación en los ojos del esclavo. Tras las disculpas obligadas, no me queda más remedio que advertirle, aunque a estas alturas no debiera ser necesario.

Será mejor que ese pequeñín no se separe de vos en momento alguno, Esclavo Brotelas. Si no es ese ave quien le aceche será otra...

Y a esa otra la conozco bien. Levanto la mirada un instante, oteando los tejados de los edificios. No es complicado encontrar a Virote, en el único tejado donde ninguna paloma ni cuervo osa descansar. Ahí está, observando la plaza. No dudo de que ya le ha echado ojo a ese animalito del esclavo...

Por otra parte, no os llevéis a error, Hergern. No soy la escolta de nadie. -No hay acritud en mis palabras, no estoy molesta por su equívoco. Al contrario, mi voz suena más melodiosa y amigable de lo que yo misma esperaba- Soy miembro de la Cofradía de las Cazadoras, y me han contratado como exploradora y arquera, no como soldado. Os echaré un ojo de cuando en cuando, y si tenemos problemas me mantendré cerca vuestro para cubriros con mis flechas en lugar de elegir objetivos al azar, pero no os mantendré bajo mis faldas todo el camino. Como podréis ver, llevo pantalones.

Sonrío como colofón a mis últimas palabras, una broma para suavizar el ambiente. Me giro entonces hacia la mujer recién llegada. Es una descortesía dejarla de lado.

Hermoso animal, si me lo permitís. Yo también tengo un compañero similar, un halcón. Está ahí, al borde de aquel tejado -Señalo el lugar, donde mi compañero me observa atento. Creo que va siendo hora de llamarle- AAAIIIIIIIIIIIKH, AAIIIIIIIIIIIIIKH -El grito, excesivamente agudo, suena similar al grito de las aves de presa, una imitación que he aprendido a perfeccionar con el tiempo y me permite comunicarme con él. Virote reacciona al instante, arrojándose al vacío desde el tejado y desplegando las alas justo a tiempo para planear apenas un palmo por encima de las cabezas de las gentes del mercado, directo hacia mi. En el último instante, endereza su cuerpo y frena con las alas extendidas, descargando las patas hacia delante, justo para descender suavemente en mi hombro. Saco un trocito de carne de una pequeña bolsa que pende de mi cinturón, y se lo doy en el pico, acariciándolo suavemente en las plumas de la cabeza mientras lo devora- Este es Virote, y yo soy Lía Gemaflor, para serviros.

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25/01/2012, 12:04
Hergern Brotelas

Al menos la Matrona parecía avergonzada por el comportamiento de su compañero, quizás fue imprudente por mi parte dejar salir a Sniffy pero el probrecillo no soporta bien el calor y además ¡Qué demonios! No es un vulgar animal de compañía, es mi familiar y ha demostrado tener el cerebro más grande que esa elfa de pelo azul, a pesar de ser un ratón diminuto. Sniffy se escabulló entre mis ropas mucho antes de que yo me diera cuenta de lo que pasaba, mientras tanto al Matrona se disculpó. No pude enfadarme con ella, había sido educada, así que le respondí de la misma forma.

- Tranquila, señora, no ha sido nada - dije con una media sonrisa que trataba de calmar los ánimos - Vuestra promesa es más que suficiente y no debéis preocuparos, Sniffy no se separa de mi jamás... Aunque me veo en el deber de advertirle que él es mucho más que un compañero, nuestro vínculo es aún más fuerte que el de una pareja de gemelas, seguro que estáis más familiarizada con ese tipo vínculos - dada su condición de Matrona probablemente comprendería mejor la gravedad del asunto con aquel ejemplo, la magia arcana era a menudo difícil de comprender para los que no la practicaban - Parte de mi alma le pertenece a él y, de la misma forma, parte de su alma me pertenece, y supongo que no necesito deciros que es un foco esencial para la práctica de la magia arcana...

Y además de todo eso era un amigo, más que eso diría yo, era como un hermano... en fin, no tenía sentido continuar aquella absurda riña, ya estaba todo claro, me había asegurado de ello. Sin embargo la descerebrada elfa de pelo azul, que al parecer era también una ornitóloga aficionada, se empeñó en dejar claro que ella no era la escolta de nadie, a pesar de que las palabras de Vaatrina lo habían dejado claro.

- Entonces ahora todo está más claro, señora - le dije a la cazadora con tono insidioso - Celebro que no seais mi escolta o de lo contrario habríais fracasado en vuestra misión incluso antes de comenzar el viaje... No me malinterpretéis señora - dije dedicándole una leve inclinación de cabeza a la Matrona y después volví a mirar a la elfa - pero una verdadera escolta habría derribado a esa lechuza incluso antes de que se hubiera atrevido a mirar a Sniffy... Os ahorraré la vergüenza de darle explicaciones a la Sierva Dureine, doy este asunto por zanjado... Pueden continuar con su charla sobre aves, es francamente interesante - les dediqué una falsa sonrisa y me marché.

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26/01/2012, 22:02
Lía Gemaflor

No puedo evitar sonreír ante las palabras del Esclavo Brotelas. Están llenas de un orgullo casi infantil, que me hace gracia. Posiblemente su mundo haya sido siempre blanco o negro, sin distinguir ni los grises ni la amplia gama de colores que hay en medio. Sin duda, para él no hay diferencia entre ser la escolta de una persona -lo que implica no separarse de ella bajo ninguna circunstancia y fijarse como objetivo único su protección- y "velar por su seguridad en la medida de lo posible y si las circunstancias lo permiten". Pero el modo de defender su postura, lejos de ofenderme, me hace sonreír.

Solo le falta patalear ¿no creéis, Matrona? -Le digo a mi aún acompañante mientras vuelvo a observar su lechuza- No parecéis habituada a estos viajes, si me lo permitís. ¿Puedo saber qué os lleva a nuestro destino?

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27/01/2012, 01:49
Janaki Anala

La reacción del hombre también me sorprende a mí, supongo que la aclaración de la elfa a lo que podía esperar de ella como escolta no le hizo mucha gracia... je, y yo que rezaba por que mi escolta fuera de así de benevolente...

Pero en realidad, creo que su brusca reacción se debe más a la aparición de Arruuna, seguida de otra amenaza para su querido compañero, esta vez en forma de halcón y para encima de la que se supone su propia escolta... algo así, me pondría bastante de los nervios a mí también... si la persona que ha de protegerme, pusiera en peligro a Arruuna con su sola presencia... bueno... mejor no pensarlo demasiado...

Pobre Esclavo, él si que ha empezado mal el día...

Sin embargo, el desparpajo de la muchacha y su comentario, me arranca una sonrisa...

- Sí, jeje... se ha puesto tieso como un palo... pero pobre... si Sniffy fuera mi compañero, tampoco yo me encontraría nada cómoda con la situación... supongo que por eso ha reaccionado así... bueno... ya se verá...

Ante la pregunta de la elfa sobre el motivo de mi viaje, me tenso durante apenas un segundo, pillada con la guardia baja...

- Oh bueno... estoy más acostumbrada a viajar de lo que imagináis... no soy una matrona tan sedentaria, ni tan...- ¿cuál podía ser la palabra adecuada?- formal... - sí... esa serviría- como muchos desearían... pero es cierto que estoy algo anquilosada... hace varios años que apenas salgo de Vaanaari... me vendrá bien un cambio de aires...

Ahora viene lo complicado...

- Y bueno... sobre el motivo... entre otras cosas, he oído que la matrona de Hansonburg ha fallecido hace algún tiempo, y nadie ha ocupado aún su puesto... no tengo nada claro que me interese el puesto de forma permanente... pero es hora de que alguien pase por allí y vea la situación de primera mano...

Bueno... no he mentido...

- Por cierto... me encanta tu halcón... ¿cómo se llama?... ésta es Arruuna... lleva conmigo desde que era un polluelo chillón...

La lechuza vigila con sus ojos fijos al otro pájaro... interesada, y expectante...

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27/01/2012, 11:45
Lía Gemaflor

Desvío momentáneamente la mirada mientras la mujer me da explicaciones. No es que no la preste atención, simplemente deseo conocer la posición que adopta el Esclavo Brotelas en la caravana. Deberé estar al tanto de esos detalles, porque si surge una situación de peligro no tendré tiempo de ponerme a buscarlo. Pueden surgir momentos en que deba saber donde se encuentra de forma inmediata.

Vuelvo a mirarla cuando me habla de su compañera ave, la lechuza. Un hermoso ejemplar, más pequeña que algunas que he llegado a ver en la noche del bosque, pero también más grande que otras. Tiene un plumaje espeso, sedoso, de colores claros y bellos, agradables a la vista, y una mirada tierna. Alargo la mano y suavemente le acaricio las plumas junto al rostro.

Es un hermoso animal, debéis tenerle mucho cariño. Este es Virote, le puse ese nombre cuando salió del cascarón en honor a su madre, a quién había llamado Flecha por la velocidad con la que se lanzaba en picado sobre sus presas. Ella murió al poco tiempo por culpa de un cazador sin escrúpulos. -Sobra apuntar el destino de dicho cazador, con una flecha atravesando su cuello, no es algo de lo que me sienta especialmente orgullosa- Fue mi primera compañera animal, y me encargué de su polluelo, que ha resultado ser tan veloz como fue su madre.

Los recuerdos de Flecha hacen que me ponga momentáneamente algo melancólica. Fue mi primera compañera animal, y le tenía un gran apego. Pero hace ya bastante tiempo y tengo el asunto bastante superado. No es que me vaya a poner a llorar por ella ahora mismo. De hecho, el recuerdo que tengo de Flecha es bastante agradable.

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28/01/2012, 13:55
Badb Catha

El filo de mi mirada aún recorría las formas inquietantes de Ulii cuando las voces del resto del grupo reclamaron mi atención. Había permanecido a una distancia prudente de Janaki, serena y firme, con la mirada más aguzada aún que aquellos depredadores que ahora nos acompañaban. La mano izquierda descansaba melosa en la empuñadura de la espada que pendía de mi cintura, e inclinaba levemente la cabeza, con una sombra de sonrisa en los labios, mientras les escuchaba discutir y buscar su posición en aquel grupo.

Niños.....

Les había observado casi divertida pensando que el hombre, obviamente, tenía las de perder. Y doblemente. No solo su condición le hacía claramente inferior sino que su presunción y su defensa de aquella rata habían rozado lo rídiculo. No entendía, y me había chirriado profundamente, lo orgulloso de su tono y su discurso. Y aunque lo intenté poco, después de todo solo era un hombre y ya había gastado demasiado de mi tiempo con él, no acaba de entender como el hecho de que una parte de tu alma perteneciera a una rata podía engrandecerte. Menos aún que una parte del alma de la rata fuera tuya. Alma de rata.. No eran así todos? Le observé marchar preguntandome qué clase de magia o condición podría salir de eso...

Tendría que vigilarle con cuidado.

La elfa de pelo azul se había acercado demasiado a Janika y le preguntaba, cordial, iniciando una conversación. Y Janaki lo hacía bien, muy bien. Mi gesto era sereno aunque fue imposible evitar el movimiento involuntario de mis hombros, demasiado interiorizado el instinto guerrero, al tensarse y afianzarse fuertes bajo la cota. Apenas metro y medio tras ellas, marcial como obligaba mi condición y el orgullo de mi sangre, mis sentidos se dividían entre sus voces y las sombras de aquella plaza abarrotada.

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28/01/2012, 19:49
Director

Un silbido os hace girar a todos la cabeza. Podéis ver a Vaatrina subida en un caballo marrón con las crines trenzadas y decoradas aquí y allá con alguna cuenta. No hace falta ser ningún experto para saber que este no es un caballo de comercio, sino más bien un caballo de recreo. Un poco más allá espera la Sargento Ulii, que busca con la mirada a la elfa. Se puede ver por la constitución del caballo que este sí es un animal entrenado para la guerra, si bien no lleva ningún tipo de distintivo. El caballo es de un blanco inmaculado.

-Bien, ¡todos a sus puestos! ¡Recordad las instrucciones! No queremos que nada salga mal, ¿verdad? –se oye la voz de la Sierva; “porque siempre sale algo más”, tiene la tentación de añadir.

Cada uno sube a sus respectivas monturas, propias o prestadas, y avanza al trote a través de la plaza hasta la que será su posición en la estricta columna de la caravana: Lía se coloca al lado de la Sargento y Hergern, al lado de la Sierva; detrás les siguen Babd y Janaki. En último lugar, justo antes de que empiecen los carros, se coloca el silencioso (e intimidado) Merone.

El caballo de Ulii mira hacia delante, pero ella permanece quieta con el torso girado, inspeccionando la caravana. Es la misma postura que tiene Vaatrina, a quien Babd y Janaki pueden ver el rostro: parece estar contando mientras frunce el ceño. ¿Acaba de soltar una palabrota? ¿A qué viene esa sonrisilla repentina? ¡No hay quién la entienda! Espera, dice algo…

-Todo listo, Sargento.

Ante dicha voz, Ulii levanta el brazo diestro, coronado por un puño cerrado y acompañado por un único grito: “¡Avanzad!”.

Del suelo os llega el retumbar de los cascos contra los adoquines. Os acompaña como los latidos de decenas de corazones, y por unos instantes podríais casi jurar que el vuestro era uno más entre ellos. A ese ruido se une el lamento de la madera de las carretas, tiradas por impresionantes percherones. Sólo los oídos más finos perciben los chasquidos y llamadas de las Soldados de los últimos carros.

Dejáis la plaza por una de las avenidas principales, bordeada por impresionantes árboles con los troncos pintados de llamativos colores. A algunos os sorprende esta tradición, desconocida en el resto del país. En algunos troncos se cuentan historias, en otros se recitan oraciones; otros son simplemente curiosas combinaciones de colores.

Esta avenida es la que os llevará al bulevar que desemboca en el centro neurálgico de Vaanaarii. No es una plaza ni es un mero cruce de caminos. Es mucho más que un ágora, que un foro, que un mercado. Es Jathara, “la matriz”, el útero de esta impresionante ciudad. Se trata de un espacio abierto de proporciones verdaderamente monstruosas, bañado por el sol y lleno de vida.

Cuando abandonáis el bulevar, tenéis la impresión de no hacerlo del todo: atravesando Jathara hay una suerte de camino, diferenciado por pilones de piedra de poco más de medio metro dispuestos cada pocos metros y con dos sentidos, uno de ida y otro de vuelta.

A vuestro alrededor, más allá de los pilones, la rutina os sonríe como una vieja amiga a la que lleváis mucho tiempo sin ver. Hay más carros con puestos e innumerables mercaderes que intentan vender sus mercancías. Arrugáis la nariz ante las que venden pescado y cerráis los ojos con éxtasis al pasar cerca de las emanaciones de los más suculentos perfumes. No podéis evitar reír al ver a un hombre que intenta recoger unas frutas que han caído de su cesto mientras sostiene a un niño en brazos y tiene a otros dos agarrados de sus ropas. La escena es cómica, pero él no parece demasiado contento.

Más allá podéis ver improvisados escenarios rodeados de muchos curiosos. Es una algarabía de aplausos, vítores y tonadillas. Afortunadamente, los escenarios son lo bastante altos como para que podáis distinguir qué se hace en cada uno (esa es, al fin y al cabo, su intención). Ahí, por ejemplo, distinguís a unas contorsionistas que tuercen sus cuerpos en ángulos imposibles para asombro de los presentes. ¿Y esa música? ¿Puede ser…? Sí, en efecto. A mano izquierda, aunque de espaldas, podéis distinguir claramente a un grupo de cantantes que entonan las hazañas de Eluvi Pucaa acompañadas por los rítmicos movimientos de unas bailarinas. ¿Qué hacen ahí? Ah, no es un escenario: es una de las muchas estatuas que hay aquí. Esta en particular erigida en honor a Karo Luriae, el Esclavo Arquitecto al que Naarii debe uno de su edificioss más hermosos edificios: el Teatro Blanco.

Detrás de la estatua del Esclavo Arquitecto distinguís la extraordinaria estructura del Teatro que refulge bajo el sol. ¿Son risas lo que arrastra el viento? No lo podríais decir con claridad. El estilo del edificio contrasta con la sobriedad de otras obras arquitectónicas del país como el Círculo o el mismísimo Palacio en Ksetra. Este edificio se desmarca por sus ricas decoraciones en columnas y frisos, por sus atrevidos balcones y su espectacular patio central, capaz de albergar a varios miles de personas y coronado por un complejo mecanismo de poleas y pistones que lo cubre de las inclemencias del tiempo cuando es necesario. Este edificio es casi una alegoría a la mismísima esencia de Vaanaarii por contraposición a Ksetra: si bien la capital es rígida pero eficiente, Vaanaari es mucho más laxa tanto en moral como en formas.

Avanzáis a un ritmo más lento: el número de carros es ahora mayor y tenéis que vigilar a los incautos que intentan atravesar de un lado a otro sin mirar siquiera si se acercan monturas. A Lía de hecho casi le sangran los oídos de todas las serpientes que están saliendo de la boca de la Sargento Ulii.

Absortos como estáis en lo que os rodea, tardáis unos instantes en daros cuenta de que se ha ido el sol. Miráis consternados al cielo, esperando encontraros negras nubes que anuncien tormenta, pero pronto salís de vuestro error: os acercáis al centro de Jathara, el punto en el que confluyen los cuatro caminos que la atraviesan. En lugar de unas nubes descubrís que dos ojos de un azul misterioso os devuelven la mirada. Se os encoge el corazón con una mezcla de miedo, admiración y congoja.

En el centro de Jathara se yergue una imponente estatua de un tamaño obsceno. El trabajo del mármol es verdaderamente exquisito y refleja hasta los más mínimos detalles. Se trata de la figura de una mujer, ataviada con los tradicionales ropajes de las antiguas Emperatrices. El rostro de la estatua es mucho más vistoso que el resto del cuerpo, y eso se debe a que ha sido cambiado recientemente. En las facciones reconocéis a la difunta Reina Madre, progenitora de la actual monarca y, por ende, una de las Grandes. Se dice que el cuerpo de la pétrea figura está tallado de un solo bloque de mármol, pero se dicen tantas cosas al cabo del día, que al final uno ya no sabe qué creer.

La estatua descansa sobre un pedestal decorado con un bajorrelieve que muestra una serie de hombres desnudos postrados de rodillas y con los brazos levantados, mostrando sus muñecas a la monarca. Es la postura que deben adoptar los Esclavos de la Corona. Era también la postura que debían adoptar todos los varones durante el Imperio ante la mayoría de las mujeres. Los Historiadores aseguran que, a pesar de que en el bajorrelieve no haya ni una sola mujer, se trata de una referencia clara al Círculo. Que cada cual saque sus conclusiones.

La Reina Madre de cuerpo prestado tiene las manos adelantadas y mirando al cielo. En cada una de ellas hay una llama eterna, encantadas por los Ocho para ser de un intenso color rojo. La misma postura es la que mantienen varias figuras delante de la estatua. Entonan una canción monótona y repetitiva que a penas es inteligible. Visten las túnicas y togas habituales en los sacerdotes y clérigos, y están decoradas con bordados dorados y plateados. Hay mujeres, pero también muchos hombres, si bien sólo estos últimos sostienen largas varas de las que cuelgan incensarios sujetos por cadenas. Veneran a la difunta Monarca haciendo ofrendas de carne, fruta y verdura, pues el pescado está estrictamente prohibido para venerar a las Grandes. No distinguís bien lo que cantan, pero sí lo suficiente como para entender que le agradecen habernos regalado con la actual Reina y haber mantenido la paz y prosperidad del Reino. Algunos ciudadanos anónimos suben unos escalones, sin perturbar el rito de los sacerdotes, para arrodillarse ante la figura, musitar unas palabras imperceptibles y dejar pequeños pergaminos doblados que más adelante recogerán y depositarán los togados a los pies del Coloso.

Podéis ver por el rabillo del ojo inclinaciones de cabeza en las comitivas colindantes, unas respetuosas, otras por hábito. En la vuestra destacan tanto la de Vaatrina por la profunda sinceridad que transmite como la de Ulii, que a penas dirige una mirada al gigante de mármol.

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29/01/2012, 13:49
Hergern Brotelas

Estaba tan enfadado que casi ni me paré a mirar las estatuas ¿Quién se creía que era esa maldita elfa de pelo azul? Por las Grandes, aquel iba a ser un duro viaje, más de lo que esperaba. El Círculo era un lugar aburrido, pero al menos allí la gente me comprendía... ¿Cómo puede haber alguien en el mundo que no comprenda lo importante que es el familiar para un hechicero? Seguramente ella ha tenido una vida fácil, con el cariño y el cuidado de su madre y quizás de alguna hermana, pero cuando vives en el Círculo dejas a un lado tu familia y el único en el que puedes apoyarte es en tu amigo, en tu familiar. Cuando empecé a estudiar magia me parecía estúpido llamarlo de esa manera, familiar, pero poco a poco he comprendido su significado. En fin, con suerte el viaje será el único momento que tenga que compartir con esa descerebrada, en cuanto lleguemos me dedicaré a mis asuntos y me olvidaré de todo esto.

Azuzé al caballo para colocarme a la altura de Vaatrina, estaba bastante ocupada dirigiendo la caravana pero, en el fondo, era la única persona que podría comprenderme. Me olvidé unos instantes de mis infortunios y me decidí a hacer algunas averiguaciones, aprovechando que la mayoría de los integrantes de la caravana se entretenían contemplando las estatuas.

- Sierva Dureine, debo haceros unas preguntas, si no es molestia - dije con cortesía - Reconozco que no esperaba que hubiera una Matrona entre nosotros y, sobre todo, no esperaba que se pusiera tanto cuidado en su defensa... ¿Ocurre algo en el Bastión Azul? Pensé que vos y el Esclavo Inventor dirigíais las labores en el Bastión.

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30/01/2012, 23:20
Janaki Anala

- Es precio...

Un penetrante silbido interrumpe mi cumplido. Parece que el tiempo ya se ha agotado y debemos ponernos en marcha.

Con una sonrisa de disculpa me alejo de la elfa y me dirijo rápidamente a mi caballo. Merone se sube también con soprendente agilidad, y nos colocamos en nuestros puestos. Mi escolta ya está esperándome, comprobando que todo está en orden... me coloco a su izquierda en la fila, me gusta tener ese brazo libre... es donde recibo a Arruuna...

La comitiva se pone en marcha de forma bastante correcta, para alivio de la Sierva...

Mientras avanzamos por las zonas emblemáticas de mi querida Vaanaarii, me voy despidiendo de ella con cariño... he pasado muy buenos momentos en este lugar... y espero poder volver para continuar disfrutándolos...

El paso ante el Teatro Blanco me produce una nostalgia extraña... hace tiempo que no asisto a una de sus representaciones... debería haber acudido esta semana para despedirme... no es que sea una asidua... pero las pocas veces que lo he visitado siempre han sido mágicas...

Por desgracia, los juramentos de carretero que dispara la sargento Ulli estropean un tanto la escena... cuánto puede engañar una cara bonita...

En ese momento la caravana atraviesa el centro de Jathara, y todas las miradas se desvían hacia la increíble estatua que domina la plaza... es un trabajo exquisito... siempre me he sentido pequeña e insignificante ante ella...

Con una sentida inclinación de cabeza, muestro mi debido respeto a la difunta Reina Madre... y elevo una plegaria silenciosa a todas las Madres que nos estén viendo (sobre todo a mi querida Murunia), para que velen por nosotros... y nuestro incierto futuro...

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06/02/2012, 19:28
Sierva Vaatrina

Vaatrina se gira como sacada de un sueño intenso hacia Hergern. Había estado observando con intensidad la impresionante estatua de la Reina Madre, sin duda presentando sus respetos, cuando la voz del Esclavo le sacó de sus meditaciones. Frunce el ceño ante la pregunta del miembro del Círculo, sin duda poco contenta.

-No hay nada de lo que debáis preocuparos, Esclavo Brotelas; la presencia de la Matrona es, como bien entenderéis, evidente -dice cargando sus palabras con un tono explicativo-. Mas no os confundáis: es Evrik ta Fa la cabeza del Bastión, no el Esclavo o yo.

Mira de nuevo al frente, sin alterar el paso.

-Soy voz de la Corona, nada más. El Bastión está en manos de las Soldados, y ellas en manos de ta Fa; ella, como todas nosotras, en manos de la Ilustrísima Matriarca. Nosotros somos meros... "invitados". Estamos ahí por motivos distintos.

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07/02/2012, 09:41
Lía Gemaflor

Monto sobre un ligero caballo pinto, a manchas pardas y blancas. Es ligero, pequeño y delgado. Ideal para moverse por terreno escarpado, entre matorrales, en los bosques. Otros prefieren los robustos y pesados caballos de batalla, o los pura sangre de largas patas para contar con mayor velocidad en campo abierto. No suelo tener problemas para hacerme con un pequeño todo terreno como este, mi elección predilecta.

Virote sobrevuela la caravana, trazando círculos y lanzando de cuando en cuando un pequeño grito si paso mucho tiempo sin mirarle. Yo me muevo entre los carromatos haciendo una pequeña inspección, quiero tener clara la situación de las demás arqueras, de las mujeres de espada y de los protegidos.

En especial, de MI protegido.

Justo cuando le veo, me doy cuenta de que está hablando con la Sierva Vaatrina, y no puedo evitar enterarme de parte de la conversación. Sus explicaciones me satisfacen. Me dan a entender que nadie podrá poner en duda las decisiones de ta Fa, cuando llegue a tomarlas, por muy en desacuerdo que puedan estar. Y es a ta Fa a quien debo hacer llegar ese mensaje...

Cuando pasamos ante la gran estatua, la miro sin demasiada admiración. No me impresionan las edificaciones ni monumentos de la mujer. ¿Como podrían? He visto obras forjadas por la naturaleza que las superan con creces en belleza y magnificencia. La mujer solo puede intentar imitar a la naturaleza, pero para mi nunca logrará superarla.

Notas de juego

"La mujer" no se refiere a ninguna mujer en concreto, sino que es la versión femenina de "el hombre" como masculino genérico de la raza humana. Creo que es más apropiado en una sociedad como esta hablar de "la mujer" para referirse a hombres y mujeres.