Partida Rol por web

La Locura de Durgam

Acto I: El viaje a la Locura de Durgam

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05/06/2013, 19:57
Director

Pasa demasiado rápido. Estáis quietos, contemplando con desesperación el horror que se refleja en el rostro de la caravana. Y os encontráis tan absortos que ni percibís el sonido del caballo al galope que se aleja. Para cuando oís a la Sierva Vaatrina gritar el nombre de la Sargento Ulii y el golpe, ya es demasiado tarde: el prisionero está en el suelo.

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05/06/2013, 19:59
Sargento Ulii

-¡Escoria con rabo de ratón y testículos de conejo! -exclama la Sargento con una ira que sólo creeríais posible de un dios antes de asestarle una nueva patada en el vientre al sureño-. ¡Perro de los infiernos, pústula insignificante!

Otra. Otra. Otra. Las patadas y los golpes se suceden con una rapidez pasmosa, casi rítmica. Durante unos segundos nadie es capaz de reaccionar, demasiado impactados por el nuevo giro que toman los acontecimientos y asustados de la propia Sargento. Las venas de su cuello han adquirido proporciones poco saludables, parece que se le van a salir los ojos de las órbitas y tiene el rostro de un tono carmesí tan vivo que sus pelirrojos cabellos palidecen de vergüenza.

-¡¿Por qué?! ¡Responde, plaga abyecta! -insiste la mujer. El al preso, que está en posición fetal sobre el suelo y al que le ha empezado a salir sangre por la boca, le falta el aire. Este exabrupto (por calificarlo de algún modo) le ha pillado tan desprovisto como a vosotras.

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05/06/2013, 20:06
Merone

¡Ah, con lo bien que estaba él en Naarii, ayudando a la Señora Anala! Yendo de aquí para allá, llevando recados, asistiendo en lo que puede. Y cuando cae la noche, tomando la infusión de hierbas al calor de la chimenea, antes de acostarse. ¿Por qué entonces decidió venir? ¡O, Grandes Madres! ¿Por qué este afán por seguirla allá donde va?

La brutalidad de la escena deja a Merone verdaderamente congelado, incapaz de reaccionar. Un poco como al resto de las Soldados que custodian la comitiva. Sin embargo, mientras estas van recobrándose poco a poco de la sorpresa inicial (un par de ellas incluso asintiendo tímidamente a modo de aprobación), Merone sigue quieto, inmóvil. Todo se desarrolla literalmente a un palmo de distancia. Bueno, miento: empezó a un palmo. Ahora, con las sucesivas patadas, están algo más lejos. ¡Qué rapidez! Fue consciente de la cercanía de la Sargento cuando esta asestó la primera patada al prisionero. En un abrir y cerrar de ojos, había desmontado del caballo y seguía ensañándose con él.

¿Debería decir algo? ¿No sería más prudente callar, so pena de enfurecer (¿¡más!?) a la visiblemente alterada Ulii? Su mirada se posa, desconcertada, sobre Janaki. "¿Qué debo hacer, Señora?", gritan en silencio sus ojos.

"¿Qué debo hacer?"

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05/06/2013, 22:24
Lía Gemaflor

Observo sorprendida la reacción de la sargento, y por un instante me quedo estupefacta. Mis ojos miran directamente al rostro del prisionero, la sangre saliendo de su boca, y en un flash su faz se transmuta en mi cabeza y se convierte en el rostro de otra persona.

El rostro de Él.

Mi reacción es instantánea, pasional, pero también temeraria. Con reflejos felinos, me lanzo a la carrera en dirección a la sargento Ulii, olvidando tanto mis armas como mi sentido común. No digo nada, solamente le doy un pequeño empujón, con mi propio cuerpo, lo justo para ganar el espacio entre ella y su maltratado preso. Con una fiera y desesperada mirada me planto entre ellos como un muro, con los puños cerrados y temblando, los nudillos blanquecinos.

¿A esto hemos llegado, a maltratar prisioneros maniatados? -Digo con el rostro sofocado y el labio inferior temblando por los nervios- Este hombre no es responsable de lo que le ha sucedido a la buena gente de este pueblo, y ninguno de ellos volverá a la vida con torturarle.

Ni pienso permitírtelo.

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06/06/2013, 17:29
Janaki Anala

Todo ocurre en segundos, tan rápido y tan de improviso que la reacción general es de un estupor paralizante...

El prisionero... en un segundo estaba de pie, con los ojos llenos de un asombro tan genuino como el de cualquiera... y de repente la sangre, roja, sale en un chorro involuntario de su boca... mientras llueven los golpes...

Apenas capto la mirada de angustia de Merone... porque mi propia sangre se me agolpa en los oídos... y dando una especie de estrangulado grito ronco me lanzo hacia delante...

Pero alguien es más rápido que yo... ¡la elfa!... empuja un poco a la maldita arpía pelirroja para interponer su cuerpo a modo de escudo...

No lo sabe, pero acaba de darme el tiempo necesario para recuperar un mínimo de autocontrol. Continúo mi rápido movimiento pero con una ligera variación... mi objetivo ahora es otro... y mis manos se mantienen a ambos lados de mi cuerpo, con esfuerzo...

Antes casi de que la elfa termine sus palabras, me planto a su lado... y lo que mi cuerpo consigue controlar, se me escapa entre los dientes y los furibundos ojos...

- ¡Atrás!...

La mirada que le dirijo a la sargento Ulli, es definitivamente asesina, las palabras me resuenan en la garganta como en una gruta, pero la voz es baja y suave, casi como un ronroneo... un ronroneo peligroso...

- O te arranco la cabeza...

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06/06/2013, 23:44
Badb Catha

La reacción de la sargento Ulii me pareció desproporcionada incluso para mí. Daba la impresión de que con cada golpe y con cada patada que le daba al prisionero le quisiera hacer pagar por culpas completamente ajenas a él, su ira parecía tener unas raíces mucho más profundas que la rabia que pudiera sentir por ver la ciudad vacía de vida. Y el hombre yacía ahora a sus pies cubierto de sangre e indefenso y aquella visión me desconcertó, una cosa era pegarle un bofetón por una ofensa y otra bien distinta matarle a palos cuando no se podía defender, aquello sólo era una cobardía.

La situación se estaba descontrolando, no sólo por la reacción de la sargento Ulii sino también por la elfa e incluso por la propia matrona, las dos salían en defensa del prisionero arriesgándose a enfrentarse a la cólera de Ulii que, cegada, podía incluso levantarle la mano a la señora Anala, y eso desde luego no lo podía consentir.

Me adelanté hasta situarme a la misma altura que ellas atenta a la reacción de la sargento y dispuesta a entrar en acción si la mujer reaccionaba mal, justo a tiempo de escuchar asombrada el comentario de la matrona. Sin lugar a dudas esta mujer no tiene miedo... y seguro que sabe defenderse perfectamente.

- Basta ya. Un prisionero muerto no nos va a servir para nada.

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09/06/2013, 12:11
Hergern Brotelas

"¡Dale! ¡Dale fuerte!... ¡Toooma ya! ¡Qué rabia! ¡Por las Grandes, vaya fiera! Grrrrr..."

Eso era lo que pensaba yo mientras admiraba el espectáculo ¡Menudos golpe! ¡Vaya lengua viperina! Reconoceré ahora que ninguna de las mujeres presentes puede oirme, que algo se agitó en mis pantalones cuando vi a la Sargento Ulli atizarle al prisionero. Si aquello que sentí era mi familiar correteando u otra cosa... eso ya no sabría decirlo, pues fue una sensación que duró más bien poco.

Aquel tipejo se merecía un castigo, había sido un imbécil conmigo, y eso que yo sólo había tratado de ser amable, pero aquello era más de lo que merecería cualquiera, sin importar lo que hubiera hecho. A medida que las patadas se sucedían, mi inicial gesto de sastisfacción se iba desvaneciendo y al final me soprendí a mi mismo apartando la vista para no ver lo que ocurría.

Alguien lo paró a tiempo... o al menos esperaba que hubiera sido a tiempo. Una fugaz mirada bastó para comprobar que el prisionero aún era capaz de moverse... arrastrarse más bien. Interponerse entre aquel diablo con cara de ángel y su víctima habría sido un acto imprudente por mi parte, así que me alegre de ni siquiera haberlo pensado.