Partida Rol por web

La Locura de Durgam

Acto I: El viaje a la Locura de Durgam

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10/05/2013, 00:04
Badb Catha

Maldita sea...

Los caballos seguían encabritados por culpa del grito del esclavo y mi enfado iba en aumento. Miré a mi alrededor buscando qué había provocado aquel berrido y mis ojos se toparon con la Matrona. Está loca... ¿dónde cree que va? Con todos mis músculos en tensión por el peligro que podía correr la mujer, eché a correr hacia ella al ver una figura que se le acercaba. Desenvainé mi espada dispuesta a hacer el trabajo que me habían ordenado, defender a la Matrona por encima de todo... por encima de mi vida si era necesario.

Pero el caos que se había formado no me facilitaba precisamente mi labor. Jurando por lo bajo intenté a toda costa llegar junto a Janaki antes que aquella figura que se dirigía directamente hacia ella.

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13/05/2013, 19:03
Director

Babd se lanza hacia la Matrona, tratando de alcanzarla para ponerse entre ella y un peligro inminente que sólo ella puede ver: en efecto, ahí no hay nadie salgo la sargento Thevikya que, aún alterada por el grito del Esclavo, estudia los alrededores con movimientos algo alterados una vez Vaatrina está a salvo. El movimiento, tan repentino, sobresalta a la Matrona, a la que en su precipitación empuja ligeramente. Una vez tranquila, Badb respira hondo. Parece que, de forma instantánea, todos recuperáis la calma poco a poco: los caballos, la Sargento, una Vaatrina todavía desorientada por la caída...

Resulta evidente que, tal y como revelaron vuestras pesquisas iniciales (salvo las del Esclavo Brotelas, aparentemente), ahí no hay nada.

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13/05/2013, 19:06
Director

Ves a Badb abalanzarse sobre la Matrona, como si quisiera interponerse entre ella y algún peligro. Si querer la empuja, haciendo que trastabille y se gire, confundida, hacia su escolta. Esta, a su vez, parece calmarse pasados un par de segundos, como volviendo en sí tras un repentino despertar. Has dejado de oír el relincho de los caballos.

Notas de juego

Badb te da la espalda.

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15/05/2013, 07:19
Lía Gemaflor

Suspiro. Todo este asunto, aunque me ha hecho sonreír, ha dejado de tener gracia. Demasiado peligro nos acecha, y la tropa se comporta como una banda ridícula. Solo espero que, llegado el momento de la verdad, se comporten como deben.

Porque de lo contrario... estamos listas.

Finalmente salgo de mi cobertura bajo las tejabanas. Parece que la Matrona Anala ha malinterpretado mi actitud, así que no insistiré y acudiré yo a ella.

Parece que no hay motivo para preocuparse por ese revuelo, Matrona, pero sí por lo que ha sucedido en este lugar ¿Has visto las huellas?

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15/05/2013, 13:45
Janaki Anala

Echo un vistazo irritado a Badb Catha, que ya casi a mi altura, hace que me aparte precipitadamente al verla desenvainar de forma feroz. Otra que se ha dejado contagiar de la histeria colectiva... 

En los segundos que han tardado en rescatar a Vaatrina y prepararse para una emboscada, todos nos vamos dando cuenta de que, como me pareció en un principio, aquí ya no queda nadie más que nosotros...

Dirijo una mirada afilada al Esclavo...

- ¡Maldición! ¡Contrólese Esclavo! ¡Aquí ya no hay nadie!...

Aunque bueno... eso no es del todo cierto...

Avanzo un par de metros decidida hacia una zona en sombras cerca de una casa de alto techo... mientras hablo en voz más baja como si me dirigiera a mí misma...

- Huellas de ogros... se han llevado a todos a rastras... ¿Pero adónde? ¿Hay algún rastro que nos lo indique?...

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15/05/2013, 14:00
Janaki Anala

Notas de juego

Si la elfa sale a mi encuentro hablando, todos los demás, estando en tensión buscando a alguien o algo, imagino que la verán casi enseguida, ¿no?

Por eso puse el post para todos...

Si no es así, mis disculpas, y máster, ponlo por duplicado por fa...

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15/05/2013, 19:49
Badb Catha

Dejé caer el brazo que sujetaba la espada al darme cuenta que allí no había nadie. Me sentía ridícula al ver mi reacción ante aquella falsa alarma y mi enfado iba en aumento. Si en aquel momento hubiera tenido al esclavo justo enfrente de mí seguramente iba a salir muy mal parado. Respiré hondo para intentar controlar la rabia y frustación que sentía mientras envainaba el arma.

Al ver como Janaki se dirige hacia algún punto de la aldea la sigo a prudencial distancia, no quería provocar su enfado pero tampoco quería perderla de vista. Su vida era mucho más importante que la mía. La oí murmurar palabras que no entendí, mientras mis ojos se posaban en las claras huellas de orcos que ya habíamos visto anteriormente.

- Hay que descubrir hacia dónde se han dirigido. ¿Se puede saber dónde se ha metido la exploradora?

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16/05/2013, 09:24
Hergern Brotelas

- Mis disculpas, Señora - respondí.- Ha debido ser un animal o algo así... me ha confundido...

Estaba realmente avergonzado, menuda forma de empezar con aquella gente. Si ya dudaban de mi utilidad y capacidades antes de aquello, ahora probablemente tratarían de librarse de mi para que no fuera un estorbo.

"No les culpo, yo aún no tengo claro que no vaya a ser un estorbo - pensé.- ¡Por las Grandes!¡Ogros! ¿Serán tan feos y apestosos como dicen?"

Pero lo cierto es que mi vergüenza pasó rápidamente a un segundo plano, era más importante centrarse en la situación que nos ocupaba, y además estaba el otro asunto, que la exploradora no aparecía. No tenía claro si debía preocuparme o no, quizás sólo se estuviera tomando su tiempo, o puede que estuviera siguiendo los rastros de los ogros para encontrar su paradero y luego venir a informar al resto.

Con tanto jaleo (provocado por mi, cierto) nos estábamos olvidando de lo que pretendíamos hacer desde el principio: apagar el fuego. Tenía un poco de miedo a abrir la boca después de lo ocurrido, pero decidí que aquello era algo en lo que había que darse prisa.

- Estooo... Quizás haya alguna pista en esa casa en llamas - dije señalando el edificio que se estaba quemando.- Si lo apagamos a tiempo no se perderán... si hay agua en ese pozo, claro...

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16/05/2013, 19:49
Director

Por entre unos edificios sale la elfa, caminando tranquila. Oís como se dirige a quien tiene más cerca, que no es otra que la Matrona. Por su posición, deducís que la tenía en su campo de visión.

-Parece que no hay motivo para preocuparse por ese revuelo, Matrona, pero sí por lo que ha sucedido en este lugar ¿Has visto las huellas? -dice la exploradora.

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16/05/2013, 19:53
Director

Al salir a la plaza puedes ver bien el revuelo que se había montado: los caballos se han desperdigado un poco, la Sierva Vaatrina tiene la capa llena de polvo y los demás (principalmente Thevikya y Badb Catha) parecen visiblemente alteradas. El que está tratando de mantener la compostura es el Esclavo, todavía sobre su caballo. El resto está a pie.

Notas de juego

La Matrona es la que, junto con Badb, está más cerca. El resto está unos diez metros más allá.

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16/05/2013, 20:25
Lía Gemaflor

Cita:

...¿Hay algún rastro que nos lo indique?...

Las preguntas de la Matrona dejan en evidencia mis labores aún no cumplidas. No me avergüenza en absoluto, dado que si no he podido acometerlas aún ha sido por extremar las precauciones al llegar a este lugar, algo que la propia comitiva debiera haber hecho también, llegando más tarde pero más seguros. El modo en que han hecho el ridículo al llegar, con los nervios a flor de piel, deja en evidencia que las cosas no se habían hecho como debieran.

Y que a ese esclavo habría que amordazarle, por su propio bien.

Pensaba seguir el rastro en seguida, especialmente ahora que la caravana comenzará a asentarse en lo que queda de la aldea. Quizás os interese acompañarme... -Pregunto más por cortesía que otra cosa. La verdad es que estoy más habituada a trabajar en solitario.

Notas de juego

Narrador, para seguir rastros la tirada es...

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16/05/2013, 20:47
Director

Notas de juego

Buscar, en este caso, pero no te hace falta: la tirada de Janaki fue lo suficientemente buena como para tener una idea general de todo. Vamos, fue un éxito automático. Ahora que estáis juntos, es lo que estaba escribiendo ;)

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21/05/2013, 20:07
Director

Un análisis más detallado del entorno no revela gran cosa. El ambiente es verdaderamente desolador, y el atronador silencio que reina en Hansonburg, sólo roto por el esporádico susurro de una hoja despistada, resulta asfixiante. Casi tenéis la sensación de que os cuesta respirar, como si la escena no cuadrara bien en vuestro cerebro. Sí, casi parecería que vuestros sentidos no se ponen de acuerdo: la vista os dice que este alegre pueblecillo debería estar lleno de vida, pero el oído niega la mayor.

Dentro de las casas la escena es todavía peor que en el exterior. Es más, de tener que elegir, sin duda os quedaríais con lo de fuera. Los signos de violencia son evidentes y un color lo impregna todo. El rojo tiñe las sábanas y los suelos de madera, e incluso algunas paredes. Os desplazáis en grupo y casi sentís en grupo. Nadie dice nada durante unos instantes,  temiendo romper el silencio que reina en el lugar. En el suelo de una vivienda encontráis una muñeca cubierta con una costra de sangre reseca tan espesa que cuando Vaatrina se agacha para levantarla del suelo un tétrico crujido húmedo, similar al sonido que haría una costra al levantarse, inunda la estancia. Un escalofrío os recorre la espalda. Pegado todavía al charco de sangre solidificada queda el descosido brazo de la muñeca.

Todas las viviendas parecen tener determinadas características en común. En primer lugar, que están vacías. Luego, la sangre. Y por último, la ausencia total y absoluta de comida. No quedan ni alimentos perecederos ni legumbres, tampoco frutas y verduras. Lo normal sería haber encontrado como mínimo las despensas llenas. Pero claro, ¿qué hay normal hoy en Hansonburg?

A partir de la tercera casa, relajáis la intensidad de las inspecciones. Está claro que en el pueblo no hay nadie, ni se le espera. Vaatrina tiene el rostro cada vez más ensombrecido y no dice palabra. Parece preocupada, posiblemente por cómo tendrá que decirle a las Soldados que Hansonburg ha desaparecido.

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21/05/2013, 20:21
Sierva Vaatrina

-Señoras, está claro que no podemos permanecer aquí -dice la Sierva con voz firme. Está visiblemente incómoda-. En cuanto llegue el cuerpo de la caravana continuaremos la marcha hacia la Locura de Durg... el Bastión Azul. No haremos noche aquí.

Se acerca a la exploradora, dirigiéndose a ella principalmente por su experiencia, a pesar de que para todos es ya evidente qué ha pasado.

-Lía Gemaflor, Señora, ¿podéis indicar hacia dónde se dirigieron los ogros?

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21/05/2013, 20:24
Director

Las huellas no son precisamente recientes (puede que de tres o cuatro días atrás), y si las señales sobre la tierra y la hierba han permanecido en el exterior es sin duda al benévolo clima de Naarii en esta época del año. Las huellas son confusas, pero señalan con claridad que la plaza central fue el centro de toda la vorágine. Otro aspecto curioso es que en la linde del bosque se perciben huellas de ogro que entran en el pueblo... pero ninguna de salida. Las únicas huellas que abandonan el pueblo (acompañadas con el esporádico resto de ropa o sangre) lo hacen por el camino principal. Dicho camino sólo tiene dos direcciones posibles: hacia Vaanarii o hacia la Locura de Durgam... y lo que hay más allá.

Vaadabeya.

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22/05/2013, 10:29
Lía Gemaflor

Las huellas dejan muchas cosas claras, y ninguna buena. Esto fue una maldita encerrona, una trampa de la que dudo que nadie pudiera escapar. Llegaron por doquier, a través de los bosques, y asaltaron desde todas direcciones...

La pregunta de la Sierva Vaatrina me pilla por sorpresa, aún pensando en las implicaciones de la dirección de salida de las huellas. El camino principal tiene solamente dos destinos posibles, y la perspectiva de cualquiera de los dos es igual de mala que la otra.

Pero mis pensamientos solo me pertenecen a mi. Nadie ha preguntado mi opinión ni formo parte de un consejo en un puesto de mando, de modo que levanto la mano y señalo la dirección de las huellas clavando en la sierva una mirada de circunstancias. La mirada de quien, a buen seguro igual que ella, comprende lo que representa nuestro hallazgo.

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23/05/2013, 09:49
Hergern Brotelas

Bueno, al final resultó que no quedaba nadie en el pueblo, ni amigo ni enemigo. Lo único que habían dejado atrás aquellos ogros eran las huellas de la destrucción que habían causado, y las suyas propias, tal como las Señoras habían conseguido identificar.

Vaatrina parecía preocupada, seguramente por la posibilidad de encontrarnos de frente con los ogros que habían arrasado el pueblo. Intenté hacerme una idea de los destrozos que podrían causar en la caravana, aunque no podía hacer una buena estimación sin saber cuál era su número. Un grupo reducido de ogros sería fácilmente abatido por la escolta de la caravana, pero un grupo reducido quizás no habría sido capaz de hacer añicos la ciudad.

"¿Me pregunto qué hará Vaatrina ahora que sabe en qué dirección se han ido? - pensé.- ¿Querrá evitarlos o erradicarlos? Si han arrasado una ciudad podrían hacer lo mismo con otra... hummm... no parecen el tipo de criatura capaz de organizar un asalto ¿Y si alguien les comandase?"

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05/06/2013, 19:39
Sierva Vaatrina

El silencio de la elfa es perfectamente comprendido por los presentes. Al fin y al cabo, sólo hay dos direcciones posibles. Si los ogros hubieran tomado el camino de Vaanarii, estarían caminando hacia su muerte. Hacia Vaadabeya, el Bastión Azul les corta el paso.

-En algún punto deben haberse encontrado con las patrullas del Bastión -dice la Sierva con seriedad-. Ahí es hacia donde nos dirigimos, y ahí es hacia donde debemos continuar.

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05/06/2013, 19:41
Director

Qué lógicas, qué ciertas las palabras de la Sierva Vaatrina... si no fuera por un ínfimo detalle. ¿Dónde están en efecto las patrullas del Bastión? Sobre ellas recae la seguridad de Hansonburg, y hoy no es más que un cementerio en el que incluso las tumbas parecen estar muertas. No hay retraso posible que justifique la ausencia de Soldados de la Corona ni antes ni después del trágico suceso que sólo llegáis a intuir. A no ser, claro está, que no hubieran venido jamás.

Quién sí viene es la caravana. Podéis oír de lejos el repiqueteo de las ruedas y los relinchos de los animales. A medida que los integrantes van apareciendo por el recodo del camino, veis cómo sus rostros se descomponen como una vela de cera arrojada a un incendio. Todo color abandona su tez y giran la cabeza con una lentitud pasmosa de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, como un niño que, al verse sólo en su casa, se pregunta por el paradero de sus progenitores.

Un caballo se adelanta al galope, envuelto en una capa de polvo. Una melena roja corta el aire y se acerca a vosotros: la Sargento Ulii no parece triste. Es peor, mucho peor: se la ve claramente enfadada. Su boca se tuerce en un gesto hostil y lleno de desprecio. Pasea la vista por los edificios vacíos casi como si estuviera sola en la plaza: no existe la caravana, no existís vosotros, ni siquiera existe Vaatrina, que se dirige a ella.

-Sargento Ulii, Señora -insiste la sierva-. ¿Qué habéis encontrado en el camino?

La plaza ha empezado a llenarse con los murmullos y el ahogado llanto de alguna Soldado. Muchas conocían a estas gentes, habían dormido en sus casas y comido de sus platos. En este solitario reducto de vida en mitad de una inmensa masa de muerte boscosa, cualquier relación se lleva hasta el extremo.

Merone está visiblemente afectado. Unas lágrimas amenazan con florecer de sus húmedos ojos y abrir un camino entre la tierra que el sudor adhirió a su piel y el sol secó como rugosa máscara. Está tan impactado por la escena que no se da cuenta de que a su lado tiene al esclavo del sur que, todavía encadenado, se ha adelantado unos pasos para contemplar mejor la escena. Y su reacción no es para nada la que se podría esperar.

Pues su curtido rostro, serio y todavía con las marcas de las penurias de los últimos días, sólo deja entrever una emoción: asombro. Auténtica incredulidad ante lo que ven sus ojos. No parpadea y se deja impregnar por la marea de detalles que le asaltan.

-¡Señora Ulii! ¡Os he hecho una pregunta! -grita Vaatrina.

Cargando editor
05/06/2013, 19:56
Director

Notas de juego

Durante un breve instante, sólo un segundo, los ojos del prisionero buscan los tuyos. Acto seguido, evita tu mirada.