Partida Rol por web

-Sí, ayudar a vuestros compañeros a cargar en ellas a vuestros amigos caídos en combate, pero no hagais lo mismo con los bárbaros.- contestó.

- Pero, antes de que os marcheis a cometer tal tarea, ¿seríais tan amables de ayudarme a quitarle la coraza a mi amigo barbudo y transportarlo hasta el salón?-

Los campesinos cumplieron la petición de favor de Elladen, realizando su cometido de una forma eficaz, al quitarle la coraza a Arzarin sin mover mucho la cadera y transportándolo a la gran estancia principal con una perfecta posición horizontal de la camilla.

Me siento estúpido dejando que alguien cargue conmigo Digo mirando mis piernas inválidas Elladen... gracias... digo por lo bajo como no queriendo dar muestras de debilidad pero sonriendo

- De nada.- dijó Elladen en voz baja para mantener el honor del enano intacto.

Luego, durante muchos minutos, el medioelfo fue aplicando sus conocimientos médicos tanto en aliados como en enemigos: cosiendo las heridas abiertas con hilos de los telares de la fortaleza, haciendo torniquetes con sus sábanas y recolocando huesos fracturados para entablillarlos más tarde.

En el transcurso de la acción por parte del animista antes descrita, los últimos bárbaros fueron llevados al salón y los últimos campesinos que habían estado realizando algunas tareas entraron también en la majestuosa estancia, encontrándose ahora todas las personas ahí.

Al ver a que algunos bárbaros siguen armados aunque atados le hago gestos a Elladen para que se acerque y le susuro. Creo que no es prudente dejar a esos bárbaros con las armas por muy atados que estén... nunca se sabe.

-Acaso tienes fiebre, Arzarin.- dijo el medioelfo, ya que en el salón no había ningún enemigo armado.

Luego, se acerco para comprobar la temperatura del enano, poniendo una mano sobre la frente de este y otra sobre la suya. Pudiendo comprobar que la temperatura corporal de Arzarin era la normal.

- ¿Quien esta armado?- preguntó para comprobar que el enano no sufría efectos secundarios causados por la herida.

Al ver que el enano no respondía, Elladen se lo tomó como que este se había dado cuenta de su error, pero no quería reconocerlo, por lo que dejo la cosa como estaba.

Pero poco después, se dio cuenta a quienes se podía referir Arzarin. Y a pesar de que no estaban armados, era cierto que no se podían permitir que fueran desatados por sus congéneres.

Entonces dio una orden a un grupo de campesinos.- Traer a esos aquí, que yo mismo me encargaré de vigilarlos.- Aunque en realidad el medioelfo, lo hacía para tener una baza a su favor por si los bárbaros se revelaban.

Transcurrieron los minutos en el salón sin ningún acontecimiento de importancia hasta que unos bárbaros ,que anteriormente habían estado hablando demasiado, se abalanzaron rápidamente contra un grupo de campesinos(heridos).

Ante este hecho de sublevación, otros muchos de sus congéneres se unieron a una refriega contra los campesinos, mientras gritaban.- !Vamos, podemos con ellos. Son pocos y estan heridos!- para intentar que todos los hombres salvajes decidieran luchar contra sus vigilantes.

Elwyn asustada por  poder volver a ser presa de los bárbaros y que finalmente estos acabaran con su vida, busco refugio trás los campesinos más próximos y que no habían entrada en la reyerta.

Elladen utilizó sus últimas energías mágicas para lanzar un hechizo adormecedor sobre algunas de las familias bárbaras que se habían unido a la revuelta, con la idea de atemorizar a los combatientes enemigos y así desistieran en su ataque.

Grupos de hombres salvajes cayeron presa del sortilegio del medioelfo, pero aun así el combate continuaba, y  es más, algunos guerreros enemigos se habían hecho en posesión de algunas armas.

Viendo que su hechizo no había obtenido el resultado deseado en la moral de los bárbaros, Elladen se acercó a los enemigos cercanos atados y alzando la voz entre el barullo gritó.- Bárbaros necios, si no queréis dormir durante lo que os queda de vida será mejor que paréis esta absurda revuelta.- y mintió ya que no le quedaba ni un ápice de magia en el cuerpo.

Preveyendo que sus palabras no serían suficientes, encaro su bastón hacía los enemigos atados, y volvió a gritar.- Además, no querreis que mueran estos camaradas vuestros.-

Los gritos de Elladen junto con su amenaza, a pesar de no provocar ninguna reacción en los atacantes enemigos, sí que lo hizo en el gran grupo familiar apartado de la lucha ya que los atados y amenazados de muerte por el medioelfo eran familiares de algunos.

La lucha se paro durante unos momentos ante la suplica del gran grupo familiar, pero no iba a durar mucho puesto que sus propios aliados no tenían pensado rendirse.

Fue entonces cuando comenzaron a sucederse discusiones y peleas entre los propios bárbaros durante un largo rato,  y que junto con la ayuda de los campesinos hacia los que querían detener la revuelta, esta terminó.

Después de esto, los minutos transcurrieron con tranquilidad hasta el regreso del grupo perseguidor del clérigo.