Partida Rol por web

Las florituras del arte menlibonés de la puerta encantada no la conmovieron lo más mínimo. Para ella, todo aquel arte solo evocaba dolor, maldiciones o cosas peores de los hombres diablo. Torció el gesto con temor ante la presencia de ominoso rostro en la puerta, particularmente cuando este empezó a hablar. Sin embargo, el impulso inicial de echar a correr fue implacablemente superado por su innata terquedad. Había venido a saquear aquel nido de hechiceros y no pensaba irse con las manos vacías.

Un gesto de asombro y admiración se reflejó en su rostro cuando Niranna tomó la iniciativa pronunciando extrañas palabras en aquella lengua prohibida y ponzoñosa. Sin darse cuenta se encontró empuñando su daga de Menlibone mientras su cuerpo se ponía instintivamente a la defensiva.

Uxyr no estaba para muchos acertijos, la fea herida y la sensación de debilidad persistían, por lo hablar del terror que había experimentado frente al espejo del piso inferior. Cuando la puerta comenzó hablar, a través del rostro pérfido y arrogante de aquel agente del Caos, el argymiliano echó mano a su mayal y solo la intervención de Niranna evitó que la emprendiera a golpes con la puerta.

Esperó junto sus compañeros a que algo ocurriera tras las palabras de la mujer de Myhrrym.

Tras los intensos combates sufridos en la primera planta, poco a poco fui recuperando el sentido. Algo en aquella torre había vaciado mi mente y me había dejado como un vegetal, no haciendo ni diciendo nada en mucho tiempo. Ahora, al ver el estado de mis compañeros, el sentimiento de culpa me invadió. No había hecho nada por ayudarles y era casi el único que no había sufrido una herida. Pero ahora ya estaba en condiciones de ayudar y eso era lo que haría.

Miré la extraña puerta y me puse al lado de Niranna, que parecía saber qué significaban las runas o las palabras que decía la figura demoniaca de la puerta. Si algo salía de la puerta, estaría en primera fila para pararlo. Sable en mano, nervioso, tenso, me puse en una actitud defensiva. Esta torre estaba maldita y nosotros, al entrar a desvelar sus secretos, habíamos sido maldecidos también...

   La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Niranna, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

   Al cerrarse atrás la puerta a tu espalda, oyes de forma muy, pero muy apagada la misma recitar la misma cantinela al demonio con forma de puerta.

    - Di el nombre y apela al señor que debes nombrar antes de intentar cruzar esta puerta. Si no has pronunciado la contraseña, te mataré y devoraré tu alma. -

   Miras donde has entrado. Es evidente que es la sala más importante de la torre y, de hecho, sospechas que la razón de su existencia. Sin duda aquí, el hechicero melnibonés hacía sus conjuros e invocaciones y si aún existen, aquí se guardan todavía sus mágicos artefactos.

   Tres cosas llaman la atención sobre las demás. La primera es una horrible estatua representando a un demonio, tan real que tiene el aspecto de poder cobrar vida en cualquier momento. Las otras están en medio del limpio suelo blanco: una gran estrella de ocho puntas de color carmesí y, desperdigados a su alrededor, los huesos rotos y mutilados de un esqueleto humano.

—Apelo a Vezhan, déjame entrar libremente —repitió exactamente  las palabras de la chica alada dispuesta a entrar en cuanto tuviera ocasión.

   La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Leyre, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

   Estáis las dos a este lado de la puerta.

Todavía aturdido por la herida Uxyr vio como la puerta se abría hasta en dos ocasiones.

Maldita brujería melnibonense, engendros del Caos.

—Apelo a Vezhan, déjame entrar libremente —repitió resignado, mientras avanzaba hacia la puerta, no podía dejar a sus compañeras solas.

   La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Uxyr, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

  Tras entrar Uxyr la puerta se cierra de golpe con velocidad sobrenatural, quizás a punto de darle a alguno en los morros, no hay posibilidad de "colarse" tras ella. Luego todo queda en silencio, nada se oye al otro lado.

   El rostro tallado en la puerta empieza hablar en una lengua extraña y desconocida, ¿ha dicho lo mismo que antes? Eso os ha parecido.

   Al cerrarse atrás la puerta a tu espalda, oyes de forma muy, pero muy apagada la misma recitar la misma cantinela al demonio con forma de puerta.

   Miras donde has entrado. Es evidente que es la sala más importante de la torre y, de hecho, sospechas que la razón de su existencia. Sin duda aquí, el hechicero melnibonés hacía sus conjuros e invocaciones y si aún existen, aquí se guardan todavía sus mágicos artefactos.

   Tres cosas llaman la atención sobre las demás. La primera es una horrible estatua representando a un demonio, tan real que tiene el aspecto de poder cobrar vida en cualquier momento. Las otras están en medio del limpio suelo blanco: una gran estrella de ocho puntas de color carmesí y, desperdigados a su alrededor, los huesos rotos y mutilados de un esqueleto humano. Ante esta visión tan en la línea del Caos, tu salud mental se pone a prueba.

   Tras Leyre entra Uxyr, estáis los tres a este lado.

Pese a lo macabro de la escena el argymiliano era un hommbre de mundo, había visto suficientes calamidades en su vida como para asustarse de unos pocos huesos por muy humanos que fueran.

Rodeando la estrella carmesí sin tocarla por el lado derecho, mientras miraba con desconfianza a la estatua demoníaca, el orondo guerrero se fue acercando al tapiz que cubría el fondo de la estancia.