Partida Rol por web

   Un ENORME RUGIDO, que por cierto Niranna no va a poder escuchar, resuena en la planta baja. Cómo un eco resuenan más rugidos.

   Atarkar corrige su despiste rápidamente y entra detrás de de Uxyr y Leyre en la habitación de la izquierda. Niranna desaparece dentro de la torre entrando por el tejado y ya no la veis. Krylaak y Lan están en la puerta, a un asalto de distancia de los que están dentro de la sala del primer piso.

   En el rellano encuentras, cerrada, una enorme puerta de tres metros de alto y casi dos de ancho, por lo que parece; esta hecha de ébano pulido y con tallas, el paso del tiempo no la ha tocado, por no tener no tiene ni polvo. Tallada en la puerta se puede ver una estrella de ocho puntas, a lo largo del eje del cual hay grabadas unas runas. Un silencio sepulcral rodea la puerta. Observas que no hay suciedad, ni polvo siquiera, ni mucho menos rastros de alimañas ni desechos en el rellano al que da esta inquietante puerta. Las escaleras a tu espalda, bajan también al primer piso, claro. Es decir, a la planta baja.

Leyre reculaba hasta la salida apresuradamente con gesto entre aterrado y urgente. La desgarbada ladrona ocultaba la linterna bajo la capa para amortiguar su luz. Mientras se retiraba le hacía un gesto furioso con la mano a Uxyr, para que retrocediera, cuando el terrible rugido puso de manifiesto que ya era tarde para todos. Con toda al rapidez de la que fue capaz trató poner a los guerreros entre ella y los enormes gorilas alados mientras preparaba su honda.

Leyre reculaba hasta la salida apresuradamente con gesto entre aterrado y urgente. La desgarbada ladrona ocultaba la linterna bajo la capa para amortiguar su luz. Mientras se retiraba le hacía un gesto furioso con la mano a Uxyr, para que retrocediera, cuando el terrible rugido puso de manifiesto que ya era tarde para todos. Con toda al rapidez de la que fue capaz trató poner a los guerreros entre ella.

Después de tomar las armas y colocar el casco me dirigí tras mis compañeros, tras cruzar la puerta principal me dirigí hacia la parte derecha, pero al no ver el resplandor de la linterna de Leyre volvi hacia la entrada de la izquierda. Al llegar a esa sala que parecía una armería o una sala de la guardia, observé como Leyre trataba de ocultar la linterna con su ropaje, la estancia pasó a un estado de penumbra que dificultaba la visión en la zona y un enorme rugido se escuchó en la cercanía. Dirigí mi mirada hacia allí y me puse en guardia al observar que Leyre retrocedía para situarse por detrás de Uxir y mía.

Coloqué la tarja frente a mi cubriendo la mayor parte de mi cuerpo y preparé la espada por si necesitaba golpear a cualquier tipo de criatura que emitiese semejante rugido.

   Se escucha claramente ruido de combate en la sala donde han entrado Leyre, Uxyr Lathir y Atarkar.

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   Unos rugidos suenan. Y las plumas de la basura, ¡se mueven! De repente, entre las plumas empieza vislumbrarse un cuerpo macizo, que cambia de color para adaptarse al entorno, pero al atacar se ven claramente que son dos enormes simios alados, uno de metro noventa y otro, más lento, de unos dos metros.

   El más bajo, con gran rapidez se lanza aleteando sobre Uxyr y mientras le azota con sus alas le sacude dos zarpazos y luego le abraza para sacudirle un mordisco.

   El más alto, más lento se lanza sobre Atarkar, pero no consigue acertarle los dos golpes de garra que le lanza.

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Uxyr apenas tuvo tiempo de levantar su escudo para tratar de detener el vendaval que se le venía encima, las alas del clackar batieron contra el escudo de torre desviadas por el argimiliano, sin embargo no consiguió detener los siguientes ataques, mientras sentía que las garras de la bestia se aferraban a él antes de lanzarle un mordisco con sus espantosas fauces. Por fortuna, la armadura de placas impidió que ninguno de aquellos golpes llegara a dañarlo.

Aquella bestia era rápida, más rápida que la mayoría de enemigos a los que le había tocado enfrentarse y, desde luego, más rápida que la actual versión del guerrero, por un momento se preguntó si no estaría demasiado viejo para aquello. Era una pregunta que tendría que contestar muy pronto.

Leyre dejó lámpara en el suelo de manera que alumbraba la habitación e hizo girar en su honda uno de los guijarros que había recogido en la playa. Un par de giros vigorosos y soltó el proyectil contra la criatura que trataba de morder a Uxyr. Pero los nervios enviaron la piedra terriblemente desviada. La mujer maldijo y, sin recrearse en su fracaso, ya preparaba otra piedra en su honda para cuando tuviera la ocasión.

A Niranna le llama mucho la atención la puerta tallada y se detiene en los detalles aunque sin llegar a tocarla, por pura precaución. Después de unos instantes, sale de su ensimismamiento y vuelve a sus pasos para examinar la escalera. Con la cuerda del arco tensa, da dos pasos hacia abajo en dirección a la primera planta. No lleva ni dos minutos fuera, el silencio que la envuelve le resulta inquietante, así que, después de escuchar unos segundo en busca de alguna señal de vida, vuelve a la parte superior para regresar a donde se encuentran sus compañeros.