Partida Rol por web

http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_i...

nivel de entrada

Benvenidos, dos grupos se han encontrado en la isla, todo lo que hableis entre todos aquí, lo que querais hablar como eje del bien o eje de lo que sea, lo haceis en vuestras escenas correspondientes.

Thugurius escucha cada palabra de aquel hombre que dice ser un servidor de Pelor. Había hecho una movida muy arriesgada y pronto se enteraría si fue o no una buena decisión. Dirigiéndose al supuesto líder, el guerrero comenta.

"Nosotros no deseamos matarlos. De ser así, Lannet no hubiera fallado. Pero tengan bien en entender que una vez asegurado este sitio, no ibamos a dejar que unos intrusos se paseen libremente. Fue tan solo una advertencia. La experiencia hace que uno sea precavido"

El extraño continua planteando sus intenciones, objetivos o como quiera uno llamarlo, y da a Thugurius más información de la que él hubiera esperado obtener.

"Conque ustedes son los forasteros de los que Shandril, Baran y Lauriel nos han comentado. Hemos prometido a esas buenas personas que regresaríamos con Arialle y hemos asegurado a la joven escoltarla de vuelta a la villa. Pero debo informarles que dicha empresa ha finalizado. Si quieren asegurar el bienestar de la hija del herrero, con gusto pueden acompañarnos en el camino de regreso"

Continua avanzando hacia el exterior, pasando por al lado del troll, apenas dedicándole una mirada a los ojos, confiando en la cobertura que el mediano le proporciona desde el tejado.

"Es cierto que nosotros derrotamos al ettin que tenía cautiva a la joven y si bien hemos logrado rescatarla sana y salva, mucho me temo que no tenemos motivo de celebración. Como pueden ver, el costo resultó demasiado alto"

Comenta señalando el cuerpo del enano. Y su pasos le conducen al sirviente de Pelor, hasta plantarse cara a cara con él.

"Su ayuda es bienvenida, Anárion, Azote de los No Muertos. Mi nombre es Thugurius, capitán fronterizo y un humilde siervo de Pelor"

Cuando el guerrero sale de la casa donde se había fortificado. El joven Troll se levantó del súbito cuerpo a tierra que se habiá visto obligado a hacer cubriendose con la enorme criatura que llacía en el suelo. 

Al levantar la enorme masa de su cuerpo Erick se alzó bastante por encima de la criatura que estaba muerta. El extraño hombre armado con una enorme maza pasa por el lado de Erick, apenas le llegaba al pecho, lanzándole una mirada despreciándolo sin apenas conocerlo, por suerte el pobre cerebro de Erick no lo tomó como ninguna ofensa, pero se sintió algo confuso ante las palabras del guerrero - ¿Fa-llar?- preguntó bobalicón señalando en virote partido que había en el suelo con su propia sangre. Un ligero olor recorrío las fosas de Erick, un olor algo agrio que no acababa de gustarle, era un olor nuevo... - Fff, puajj- escupió un espeso liquido asqueroso, algo le había molestado, aunque ni si quiera el parecía tener claro que había sido. 

- Enton, enton-ces, chi-ca, ¿chi-ca viva?- preguntó Erick todavía confuso, puesto que tampoco había visto a ninguna mujer todavía, y su olfato tampoco había captado nada por el momento. 

"Correcto. Hemos acabado con el ettin durante la noche y rescatado a la doncella. Mi compañero y yo tuvimos la gracia de Pelor de nuestro lado y dimos con un grupo de nobles guerreros que nos ayudó en la misión"

Responde Thugurius al extrañado troll. Luego, dirigiéndose nuevamente a Anárion, el guerrero añade.

"Cualquier duda que podamos esclarecerle, lo haremos con gusto. Si quiere, puede seguirme hasta el interior de la vivienda. Hay algo que quiero enseñarle"

Dicho esto, Thugurius se encamina hacia la entrada de la casa, se detiene de pronto y da media vuelta, esperando que el siervo de Pelor acepte su invitación. Al ver que Anárion permanece dubitativo en su lugar, el guerrero del Padre Sol le hace una proposición.

"Entiendo su desconfianza. Creame que yo también me sentiría de esa manera. Le propongo lo siguiente"

Mira sobre su hombro hacia el tejado y llama a Lannet de un silbido.

"Él es Lannet. Un gran explorador y poseedor de grandes habilidades. Imprescindible en la liberación de la doncella Arialle. Un miembro fundamental de nuestro grupo. Él se quedará con ustedes el tiempo que usted, Señor Inquisidor, esté conmigo ¿Está usted de acuerdo?"

Tras el silbido, una cabezilla de pelo rizado asoma por el tejado, con la cara sonriente, lentamente desciende con habilidad por las paredes de la casa hasta llegar al suelo, este mediano de unos 80 cm de altura se presenta a los recien llegados, - mi nombre es Lannet, aventurero del hacha rota, igual que Trel el enano que yace muerto, dentro de la casa estan Lasha, Durgis, Burl y Gar, todos componentes del grupo el hacha rota y completando el equipo esta Thugurius y Theng, ademas de la pobre Arialle que esta cuidando como puede a los compañeros heridos - observais su ropaje de gran calidad, además de una capa extraña que cambia de color cada vez que el mediano se mueve, adaptándose al entorno. - me quedaré con vosotros como prueba de confianza si así lo deseais -

sentía una oscuridad inquieta repleta de imágenes fugaces y la centelleante imágen del ettin dando garrotazos. la situación o las imáganenes en mi cabeza no poseían ningún sentido temporal ni espacial, juntándose muchos escenarios anteriormente vividos con los recientes acontecimientos.

Por agluna razón me movía inquieto, escuchando excesivas y desconocidas voces. claro que nada podía hacer en mi estado.

No me fiaba de estos tipos. Muchas palabras de amistad y de confianza, pero a la hora de la verdad, seguro que nos apuñalaban por la espalda.

Me dirijo con rabia donde está el tal Lannet y Thugurius para decirle unas cuantas cosas y qué sepan quien manda aquí. En el último momento cuando me dispongo a hablar, recuerdo las palabras que me decía mi madre humana cuando metía la pata; "Ulf, hijo, muchas veces con la boca cerrada estás menos feo", lo que me hace cambiar las palabras que salen de mi boca en ultima instancia.

- Hola... soy Ulf y.... tengo hambre.

Esperaré a que hablen mis compañeros, luego ya veré que hago, pienso finalmente.

Thugurius ve como el robusto semiorco, con la típica actitud que muestran los de su raza, se acerca a Lannet y a él. Su carácter desconfiado por delante de todo, denotando su principal debilidad.

"Mucho gusto Ulf. No es necesario que se ponga irascible. Aquí nadie juzga a nadie. Ni por apariencia, ni por creencias, salvo que estas últimas tengan fundamento en alguna deidad caótica"

Se queda expectante delante del grupo, esperando la respuesta del clérigo.

"Puedo traerle algo de comida de la casa, si su compañero decide acompañarme, por supuesto. De lo contrario, espéreme aquí, ya le traeré algo"  

Viendoq ue mis compañeros abandonan momentaneamente la belicosidad del ambiente por un clima, aún que no menos peligroso, si más distendido salgo de donde estaba y me aproximo al grupo les miro con atención e intento ver si tiene como nosotros marcas de los dioses como inquisidores que son.

-Por mi parte no hay problema. La desconfianza solo genera desconfianza.-Añado tras dudar unos instantes mientras entro a la vivienda.

Mi símbolo de inquisidor se halla oculto bajo mi guantelete, pero prefiero no mostrarlo de forma explícita aún. Paso a paso avanzo poco a poco hasta que llego junto a la puerta, una vez allí la cruzo y sigo al hombre.

Un gesto de gratitud se dibuja en el rostro de Thugurius al ver que el clérigo finalmente decide acompañarlo. Ambos ingresan a la vivienda. El guerrero de bruñida armadura guía a Anárion hacia una amplia habitación. No se necesita mucho tiempo para entender la situación por la que estaba pasando el grupo.

"Como verá, no le hemos mentido. Allí se encuentra Arialle, asistiendo a nuestros heridos. Aquella mujer y este enano de aquí son miembros del grupo del Hacha Rota, como bien dijo el mediano Lannet, al igual que ellos"

Comenta señalando a Durgis y su valiente hermano. Da unos pasos más y se detiene delante de Theng.

"Él es mi compañero Theng. Con él me encontré en el templo de la sacerdotisa Shandril. Al parecer, nuestros caminos nos conducen a un fin común. Él, al igual que los demás caídos, arriesgó su vida para salvar la de esta joven. Se ha ganado mi respeto y mi estima. Y es por eso que no puedo permitir que muera. Ni él, ni ninguno de ellos"    

Cuando Lannet se acerca hacía nosotros lo olfateo, tiene un olor que me recuerda a alguien pero no sé a quien... es un olor familiar, no es que sea especialmente bueno pero me trae una sonrisa a la cara, por lo que debería ser que me recuerda a alguien de mi infancia. Aunque no consigo ponerle cara. 

- Yo ser Erick, Erick Macferson- digo extendiéndole una garrosa mano al mediano, mientras le dedico una aterradora sonrisa que a pesar de ser eso, una sonrisa, resulta ser una extraña y colmilluda boca llena de dientes afilados coronados por una inexistente nariz, pero aún así me presento ya que él ha tenido la amabilidad de hacerlo primero. 

Después me yergo completamente en mi estatura, mirando como Anarión se mete en la casa con el otro hombre... el del olor que no me acaba de convencer. 

Después arranco el virote que había partido previamente y que todavía tenía dentro de mi hombro. Muevo el brazo en círculos que hacen crujir el hombro, sale un poco de sangre, abro y cierro la garra, muevo el hombro hacia detrás y después parece que la herida había parado de sangrar. "Solo es una pequeña herida al fin y al cabo..."

-¿Permitiríais que lance un sencillo conjuro?-Pregunto con ciertas dudas.-Una vez hecho saldré de dudas y podré atender a vuestros compañeros junto con Arialle. Ademas mis compañeros podran devolver al vuestro y todos descansaremos tranquilos. ¿Os acomoda? Es un simple conjuro de detección del mal, en el lugar del que procedemos es pura rutina.

"Pensé que la desconfianza solo generaba desconfianza"

Replica Thugurius, esbozando una improvisada sonrisa y lanzando una pequeña risa por lo bajo.

"Adelante, Hijo de Pelor, haga todo lo que considere propicio. Iré a ayudar a Arialle con los heridos"

Deja que el clérigo haga su trabajo y hace señas a Durgis y su hermano para que no lo pierdan de vista. Se aleja de Anárion y se dispone a ayudar a los caídos. Las heridas son severas y solo puede detener el sangrado del enano.

"Su condición no mejora. Resistan un poco más. Pronto la luz de Pelor aliviará sus dolores" 

-Y así es.-Digo sin poder reprimir una pequeña risotada.-Por ello quiero desterrar toda sombra de duda por nimia que sea de mi corazón. Asi sabré a ciencia cierta que puedo confiar en ti sin reservas.

No se trata de que no desconfie, sino de que deseo confirmar mi intuicion.

Dicho esto, comienzo a conjurar "Detectar el mal"

Detectar el mal

1er asalto: Presencia o ausencia del mal. ( hay presencia maligna )

 2do asalto: Cantidad de auras malignas (Criaturas, objetos o conjuros) y potencia de la más fuerte. Si la fuerza del aura es igual o mayor al doble de tu nivel y de alineamiento contrario, quedarás aturdido durante un asalto y el conjuro terminará : 1 aura maligna ( criatura )

3er asalto: Potencia y situación exacta de cada una de las auras. Si una de ellas está fuera de tu línea de visión, sabrás en que dirección se encuentra pero no su posición exacta : Theng Valhar brilla con aura debil

Completo los tres asaltos de mi conjuro con calma mientras estoy atento a las auras del mal que brillan a mi alrededor. 

Cuando termino me levanto y me encamino al lugar donde Thurgirius trata de sanar a los heridos.

-A él no puedo sanarlo.-Digo señalando a Theng.-Pelor prohibe sanar a quienes llevan al mal en sus corazones, no puedo ayudarlo o rompería mis votos para con él. Te ayudaré gustoso con los otros dos.

Acto seguido me inclino junto a los otros dos y trato de curar sus heridas con presteza.

Anárion desapareció en el interior del edificio con el tal Thugurius. Por un momento pensó en seguirles, pero en su lugar se quedó mirando al mediano con los ojos entornados. De algún modo, resultaba ofensivo que el pequeño no se acordara de ella. Solo había sido un momento, pero tenía la confianza de haber causado suficiente impresión como para que no hubiera olvidado su cara en menos de dos días.

—Nos conocemos —dijo a Lannet, haciendo aparecer una moneda en la mano—. Ayer, en la Cocatriz Borracha, aunque creo que no me presenté, me llamo Azalea. El alcalde Arlen nos habló de vosotros, dijo que erais un grupo de aventureros del continente: un mediano, varios enanos y una monje, supongo que humana pues no mencionó su especie. Pero no dijo nada sobre dos hombres.