Partida Rol por web

LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

EJE DEL BIEN

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06/12/2012, 13:31
Galeote

Por fin con el mar en calma, poneis rumbo a la isla de hierro, donde los espías de la Inquisición han avisado de la aparición de cultos a Dioses prohibidos. Durante 200 años los territorios exteriores al territorio del pacto han sobrevivido por su cuenta, han creado, estados, ciudades, .... separándose del ritmo de la civilización; Según parece por lo descubierto por los espías en muchas comunidades han aparecido nuevos Dioses que prestan apoyo a sus seguidores, esta es la oportunidad que vuestras escuelas han esperado tanto tiempo para poder mostrar vuestra valia.

Conforme vais subiendo al barco, un asimar os espera con una sonrisa:

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06/12/2012, 17:32
Caballero inquisidor

" ¡Bienvenidos escuderos! , me presentaré: soy el "Caballero Inquisidor" y me encargaré de que llegeis sanos y salvos a vuestro destino, no toleraré ningun acto de rebeldia ,ni de violencia por vuestra parte en este mi barco que representa nuestra civilizacion sobre el mar, ni sobre el barco que nos acompañará de los " Diabólicos Inquisidores " ( dice con una sonrisa ), el viaje durará unos seis dias, mis marineros os enseñaran vuestros camarotes, descansar y el sexto dia os quiero en cubierta preparados a esta misma hora para daros las últimas instrucciones; Si tengo que llamaros la atención en algun momento sobre el viaje deseareis no haber subido en el barco ( dandose la vuelta ) , buenos dias " y se dirije al lado del timonel " cuando este todo el equipo en el barco zarpamos ·
 

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06/12/2012, 19:00

Dudo durante unos instantes si es buena idea subir por esa tabla o no, viendo la suave marea que divide el barco de la sólida y tranquilizadora tierra firme hasta que noto un ligero empujón que me ayuda a poner un pie sobre la madera que tiembla y cruje bajo mi contundente peso.

Me coloco frente al "caballero inquisidor" de suaves rasgos y extraño comportamiento. 

Me desconcierta considerablemente las palabras del... ¿elfo?¿humano? de este caballero, con cara de bobalicón pregunto a los demás - Eso, es, que, que... los, que, que nos escoltamos? Con... con aquellos??- digo con un tono muy pausado pensando cada palabra mientras señalo al otro barco que parece repleto de gente que jamás ví. 

Mientras espero contestación me meto un dedo en uno de los orificios de la nariz... mmm... moho-cosss, pienso mientras me paso el dedo hasta la boca. 

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07/12/2012, 00:21

Azalea está sentada sobre la barandilla de la borda, balanceando las piernas con impaciencia, pues no puede esperar a quedar libre de la armadura. Es poco más que un peto de cuero, pero pesa más que cualquier prenda que haya llevado nunca, y sobre todo, es muy rígido. Se siente tan encerrada en la protección de una pieza, que se pregunta cómo los luchadores y caballeros pueden envolverse en metal de la cabeza a los pies, y psar horas dentro. Pero todavía no es el momento. El caballero inquisidor tiene algo que decir antes de partir, y es necesario que todos los participantes en la misión estén presentes. Afortunadamente, va ligera de equipaje, es decir, que no ha traído nada, aparte de los cuatro trastos que lleva enganchados al cinto.

Por el momento, los únicos que han llegado son ella y el famoso Erick Mackferson. Famoso, obviamente, porque no hay otro como él en toda la escuela. Alto, lo bastante como para tener que doblar el cuello para mirarle a la cara. Brazos largos, sin duda diseñados para abrazar de una sola vez a todos los componentes de una familia numerosa. Más ancho de hombro a hombro que la distancia entre las manos de la joven con los brazos abiertos en cruz. Del rostro mejor no hablar, le falta la nariz, y una moneda tiene las mismas posibilidades que cualquiera de determinar si mejora o empeora su aspecto. Es un joven troll, pero troll al fin y al cabo. Azalea ni ha estudiado, ni ha tenido contacto con los de su especie durante sus operaciones, pero a juzgar por las apreciaciones de otros compañeros, no se trata de criaturas amigables. Un encuentro con un troll suele consistir en espantarse por la fealdad de la criatura, ser partido en dos de un zarpazo por la susodicha, y pasar los últimos instantes antes de expirar viendo cómo devora tus tripas. De acuerdo a su experiencia, es una manera relativamente piadosa de morir.

La brisa que llega desde el norte es fresca, y sería agradable si no trajera residuos salinos del mar. Incluso con la capucha puesta, las ráfagas que le azotan la cara le provocan una desagradable picazón en los párpados y la frente. El resto de su piel se ha curtido por el constante roce de la ropa, pero la del rostro, pese a los meses pasados, todavía sigue tierna, como las inglés después de cabalgar durante una jornada. Más te vale acostumbrarte durante el viaje, piensa, resignada, porque adonde vamos será peor. Mirándolo por el lado bueno, igual tienes suerte y se nos traga una tormenta antes de llegar a la isla.

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07/12/2012, 11:16
Arkannam Corlav

Al llegar al puerto, veo como hay varios de mis compañeros de la escuela esperando para subir, sobretodo destaca uno excesivamente grande y extraño, con el cual nunca había tenido relación. Bajo de mi caballo y acaricio su morro.

Ha sido un largo viaje, le toca descansar un poco.

Tras eso lo hago subir por los tablones siguiendome. Solo tras subir veo a un instructor con unos rasgos extraños, como si fuesen obra de los angeles y unos ojos brillantes. Había oído historias sobre ángeles y humanos que daban criaturas superiores a las simples mortales.

Tras oir lo que nos tenía que decir y observar el barco enemigo, llevo a mi semental a las cuadras dejandoselo a los mozos.

Subo de nuevo a cubierta donde veo a una jovencita sentada en la barandilla, aunque no le llego a hacer demasiado caso y me dirijo hacia la proa del barco esperando que este ponga rumbo hacía nuestro objetivo.

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07/12/2012, 11:42
Anárion

Camino lento y pausado con mi equipaje al hombro. El equipo no me permite moverme tan deprisa como me gustaría, pero tampoco voy despacio. Al llegar veo a algunos compañeros de la academia que ya están allí.

-¿Qué tal?-Saludo.-¿Alguien tiene algo de idea sobre de qué va esto?

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07/12/2012, 12:02
Director

no teneis la ficha en el pj , si quereis jugar ponerla.

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07/12/2012, 12:38
Uriel Ventris

El viaje hasta el puerto había sido un infierno. Los pies de Uriel estaban llenos de ampollas, algunas de ellas explotadas, que le hacían proferir una maldición mentalmente a cada paso.

Los caminos habían estado impracticables durante la mayoría del camino y, aunque había salido con tiempo de sobra, parecía que los dioses se conjuraban para hacer que llegase tarde a la importantísima cita que tenía en el puerto. Debían tomar un barco y dirigirse hacia la isla que debían salvar. Arreó a su mulo para que se moviese con más rapidez. El animal se quejó, pero aumentó su ritmo. Había comprado el mulo apenas hacía una luna y, pese a la terquedaz del animal, había resultado una buena compra. Uriel acostumbraba a llevar siempre más de lo que podía cargar cómodamente. El pobre animal, al que había llamado Carbón, era terco, pero fuerte. Por alguna extraña razón, Carbón y Uriel habían formado un curioso vínculo entre ellos. Ambos se necesitaban y ambos ayudaban al otro a su manera.

Por fin vió el puerto bajo la colina y aceleró aún más el paso.

Llegó al muelle y vió con sorpresa que no era el último en llegar. Suspiró aliviado.

Comenzó a subir al barco, mientras Carbón era llevado a las caballerizas del barco. Saludo a sus compañeros, aunque sus pasos se dirigieron hacia Azalea. Después de todo, ella era una estudiante de los secretos arcanos como él.

Hola Azalea. ¡Cuánto tiempo! ¿Qué ha sido de tu vida?

Los pies de Uriel le estaban castigando con crueldad. Después de hablar con Azalea, debería ir a hablar con Anárion.

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07/12/2012, 15:28

Azalea observa los compañeros que van subiendo al barco. A pocos los conoce de nada más que haberlos visto en algún pasillo. El único con el que ha conversado en alguna ocasión es el que se dirige hacia ella en estos momentos, Uriel Ventris, un prometedor joven mago con quien compartió unas cuantas clases, años atrás. Debido a la naturaleza del área de trabajo de Azalea, no ha tenido demasiado contacto con sus compañeros durante los últimos años ha sido limitado.

—Bienvenido a bordo, Ventris —responde Azalea al saludo, guiándo un ojo al mago—. Hace tanto tiempo, que me entra nostalgia de recordarlo. Me asignaron a otros grupos de trabajo, y me han tenido bastante ocupada desde entonces. Salvo los últimos dos meses, que me han permitido tomarme unas vaciones. Bien merecidas, si se me permite opinar.

Notas de juego

Por cierto, sería útil que dejarais la descripción de vuestros PJs en el apartado apropiado de la ficha, para que nos hagamos una idea de cómo.

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07/12/2012, 17:06
Uriel Ventris

Uriel observa a Azalea. Pese a todo sigue teniendo los mismos ojos curiosos y esa sonrisa picarona...

De todos los miembros del grupo de inquisidores, Azalea siempre había sido la persona con la que Uriel había tenido más puntos en común, pero los entrenamientos específicos de cada uno no hacían que fuese fácil el mantener el contacto. Por suerte para él, sus amplios estudios le habían permitido hacer buenos amigos. Muchos de ellos de las más diversas características.

Sí, tienes razón. La orden nos ha mantenido a todos bastante ocupados. De hecho, como quien dice yo ni siquiera he tenido un momento de descanso y vengo de mi última misión directamente. Dice el mago señalando a sus pies. Jajaja. Como ves, necesito unos tratamientos. Iré a ver a Anárion, a ver si él puede hacer algo por estos.

Los ojos del mago se clavan en la joven con ternura. Te echaba de menos, vieja amiga. Me ha gustado mucho verte, Azalea. Espero poder hablar contigo más tarde. Cuídate.

Uriel abandonó la compañía de la mujer y se acerca al clérigo del grupo. Anárion siempre había sido un experto en las artes curativas. Seguro que tenía algo para los pies del arcanista.

Anárion. Un placer verte de nuevo. Sé que es repentino, pero tienes algo para las ampollas de los pies. Me están matando y quisiera estar en las mejores condiciones. Quizás un ungüento o algo así... Dice Uriel acompañando su frase con una franca sonrisa.

Notas de juego

Veré que puedo hacer. XD

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08/12/2012, 08:17

Espero bajo el castillo del timonel al lado de la puerta que da a los camarotes, erguido con las piernas bien separadas y los brazos cruzados al pecho, como petrificado, como un guardián, observando al resto de la tripulación como suben, bajan, se mueven de un lado para otro sin comprender demasiado bien que hace cada uno. 

Veo como llega algún que otro compañero más, veo subir a... Ven-tres,tros,tris,tris... bueno a ese estudioso con su asno, solo lo ví una vez en la escuela, nunca bajaba al patio de armas. Más alejado estaba el muchacho del caballo, había coincido con el en el patio de armas, pero no lograba recordar su nombre, pero sí recordaba que no se manejaba mal con las armas, parecía conocerlas todas y siempre guardaba algún truco. También se encontraba allí Anárion, no se había percatado de su presencia hasta que el mago se hacercó al él. Este también solía bajar al patio de armas, no tanto, pero recordaba verlo usar mágia para sanar a los compañeros heridos tras el entrenamiento, algunas veces me recuerda a mi padre. Y esa chica... no sabía su nombre, Azalea la había llamado el mago, me recordaba mucho a la pequeña Claire, es cierto que no tenían mucho en común, pero al menos ella no solía mirarlo fijamente como un bicho raro y si lo hacía al menos era con disimulo, algo que agradecía considerablemente. 

"Que habrá sido de la pequeña Claire... seguro que ya no es tan pequeña, nunca vino a verme al final, padre y madre no encontraban escusa para traerla con ellos" la cara rígida de Erick se transforma por un momento en un cuenco de tristeza "supongo que será lo mejor... algún día... bueno, centrate Mackferson" La cara vuelve a ponerse rígida de nuevo, observando los vaivenes de la tripulación. 

Sigo ahí quieto, sin moverme, sintiendo el balanceo del barco, resulta extrañamente agradable "una enorme roca gris... en un mar de agua..." expiro una gran bocanada de aire...

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09/12/2012, 16:54
Marinero 2

 A la media hora desde la llegada de Erick Mackferson al barco, la marinero va conduciendo en orden de llegada a los escuderos hacia sus habitaciones individuales debajo de la habitacion del capitan, la cual esta bajo el puente de mando. " Señor, sigame a su habitaculo " dice la marinero asignada con una sonrisa ", al llegar bajo el puente de mando vais viendo una escalera que baja cuatro peldaños, una puerta abierta que da a un pasillo con 9 habitaciones ( 4 a cada lado y una al final ), a la derecha desde la puerta de entrada coloca a Erick Mackferson, Azalea , Arkannam Corlav  y Anárion ; a la izquierda desde la entrada coloca a Uriel Ventris , Ulf Sterki, pj 14 ( haber si se pone nombre ) y Zahariel; en la habitación central ( la más grande ) se le da a Raven. Tras abriros la puerta la marinero se marcha dandoos la llave de la habitación y una vez más sonriendo " señor si me necesita tiene una campanita en su habitacion y acudire raudo " y se marcha a buscar a otro escudero.

Las habitaciones tienen un armario ropero un arcon con llave a los pies de la cama y una cama de colchon de piel de ganso con una manta de piel de oso blanco, en una esquina un brasero con carvon y al lado una mesita con fruta, agua y coñac; tras la cabezera de la cama una ventana redonda.

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09/12/2012, 20:08
Ulf Sterki

Ulf se había pasado la anoche anterior de juerga por ello no es de extrañar que se quedara dormido, por la mañana aún con un malestar en el estomago y un dolor de cabeza recordó que debía embarcarse rumbo a la primera misión que le habían encomendado por ese motivo tomó rápidamente lo que encontró de sus pertenencias, al pasar por la cocina tomó unas lonjas de cerdo ahumado u un pan y raudo fue en busca de su caballo, era la única esperanza que tenía de lograr llegar a tiempo al puerto.

Luego de una hora en la cual no dejó que el caballo se tomara un respiro pudo vislumbrar el puerto, sus navíos y todo el ajetreo que ello conlleva, bajó la colina esperanzado de que el barco aún no hubiera zarpado, al parecer era su día de suerte ya que aún estaba ahí, si bien la mayoría había abordado.

En cuanto se apeó de su corcel, una bestia fenomenal de un color negro azabache un con patas blancas que con el sudor producto del ejercicio brillaba aún con más intensidad bajo el sol de media mañana, le dio unas palmadas por el lomo en señal de agradecimiento por el buen trabajo realizado y luego lo dirigió a cubierta lentamente obligandolo a caminar para que no fuera a ocasionarle algún problema.

En cubierta alcanzó a escuchar al caballero inquisidor mencionar el barco acompañante donde viajarían sus oponentes, al mirar hacia él no se pudo refrenar y les dedicó un gesto obsceno con la mano y sin esperar a ver si alguien lo vio a respondió continuó su camino hacia cubierta, una vez aquí tiró su mochila junto a un mástil y comenzó a buscar algún caballerizo que le pudiera propiciar los cuidados que su fiel amigo necesitaba.

En cubierta se encontraba un grupo variopinto de personajes, ninguno reconocible para él, lo cual era sencillo debido a su frágil memoria. Comenzó a deambular observando todo en busca de un lugar tranquilo donde pudiera realizar aquel viaje.

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09/12/2012, 22:04
Anárion

-Unguentos....-Digo pensando en voz alta antes de saludar siquiera.-Pues no, pero puedo canalizar algo de mi magia curativa más leve para aliviarte un poco si lo necesitas. También me alegro de verte, por cierto.

Dicho esto, espero a que se siente en el suelo para curar sus pies.

-Parece que nos han convocado a todos.-Digo distrayéndome un instante.-Debe ser algo gordo. Y eso de los otros... no me gusta. He visto como actuan algunos... pueden darnos problemas.

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09/12/2012, 22:26
Uriel Ventris

Con los pies ya curados gracias a los poderes de Anárion, Uriel continúa la conversación: Tienes razón, compañero. A mi tampoco me gustan lo más mínimo, pero conozco a la mayoría de los presentes en el barco, y a los que no conozco los conozco de oídas, y creo que podemos vencerles si estamos todos unidos y somos más listos que ellos. Lo que debemos hacer es dejarles caer en su propia prepotencia. Se creen mejores que nosotros. Dejémosles que lo piensen y el golpe será más duro. Dice el mago con una sonrisa maligna en su boca.

Gracias por la curación, Anárion, las ampollas me estaban matando. Me siento mucho mejor. Te debo una. Termina por fin con un guiño de ojo.

Uriel hace amago de irse, pero vuelve sobre sus pasos, de nuevo hacia el clérigo. Su cara denota cierta curiosidad. Tienes razón, ¿qué querrán de nosotros y por qué nos enfrentan a esa orden corrupta?

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09/12/2012, 22:32
Anárion

-No se lo que pueden querer de nosotros... es más, ignoro por qué pueden enfrentarnos a ellos o a qué mente retorcida se le ha ocurrido. Lo que si se es lo que pueden hacer los poderes del mal. Durante casi toda mi formación me he entrenado para combatir la amenaza de la muerte viviente... creeme, no querrás ver un ejército de esqueletos dirigirse hacia nosotros. -Mis ojos se oscurecen un instante- Yo puedo expulsarlos usando mi poder, pero solo una cantidad limitada de veces... debemos unirnos, protegernos los unos a los otros, solo así sobreviviremos todos.

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09/12/2012, 22:43
Uriel Ventris

Admito que mis aptitudes contra estos son limitadas, pero estoy seguro de poder hacer que tú mismo o nuestros compañeros sean más efectivos contra estos. Al final, cada uno tenemos nuestros poderes y capacidades. Dice Uriel sereno. ¿Vienes a hablar con el resto? A algunos no les conozco y creo que es tan buen momento como cualquier otro para presentarnos.

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09/12/2012, 23:37

Ventris parece animado y alegre. Azalea se devuelve al sonrisa y lo observa alejarse en busca del sacerdote. No tiene sentido dejarse llevar por el dolor, se regaña, estoy viva, libre y esta vez no estoy sola. No puedo quedarme anclada en lo que ocurrió ayer. El pasado ya no existe.

El caballero inquisidor, un aasimar que, como es habitual en los de su linaje, tiene un aspecto tan noble como una jarra de vino añejo, tan añejo que se ha convertido en vinagre, da al grupo un discurso de bienvenida de esencia no muy diferente al que el director de la escuela daba cada año a los recién llegados aunque, afortunadamente, una hora más breve. Gracias por recordarnos que nos comportemos como personas adultas, señor caballero. ¿Podemos jugar al escondite en cubierta, señor caballero? ¿Te has olvidado de sacarte el palo del culo cuando has terminado de darte gusto, señor caballero?

Concluida la bienvenida, una la conduce a su camarote, bajo cubierta. Aunque reducido, el aposento es sorprendentemente acogedor, más que en ningún barco en el que ha navegado. Más que alguno de los camarotes de capitán que ha tenido ocasión de ver.

Suspirando de alivio, Azalea se deshace de la chaqueta y la armadura de cuero, y las arroja al armario ropero sin muchas ceremonias. Herramientas, estoque, ballesta y saetas acaban esparcidos por el suelo cuando se desabrocha el cinturón y las correas que rodean sus muslos, y ella misma se deja caer, con más cuidado, sobre el colchón.

Quince minutos después, con las espalda más relajada, y habiendo disfrutado de una manzana y un trago de coñac, Azalea sale a cubierta. Con la blusa desabotonada hasta mitad del pecho y remangada hasta los codos, el viento de levante le produce un escalofrío. Azalea se regocija en la sensación, ignorando el frescor y las molestias en la piel de su rostro —prefiero pasar frío que estar incómoda—, y se asoma por la borda del castillo de popa, desde donde observa cómo el puerto va desapareciendo en el horizonte.

Notas de juego

¿El barco de los malos viaja junto al nuestro? ¿Lo podemos ver desde nuestro barco?

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10/12/2012, 00:51
Anárion

-Sea.-Digo.-Conozcamos al resto. mentiría si dijera que tengo estrecha relacion con todos ellos.

Una risotada acompaña a mis palabras. Acto seguido, acompaño a Uriel hacia el barco y tomo posesión de mi camarote. Sin siquiera quitarme la armadura salgo disparado hacia la cubierta a buscar a mis compañeros.

-Saludos.-Digo al ver a Azalea sobre la cubierta.

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10/12/2012, 01:46

Tintinea como una bolsa de monedas bien repleta, y remarca cada tintineo com la percusión del metal contra la madera. Hasta que se detiene tras ella, y la saluda. Cuando se da la vuelta, reconoce al clérigo que los acompañará en la misión, Anárion, si no recuerda mal, y no resulta difícil no recordar a un tipo de aspecto tan sombrío en una escuela donde los alumnos de disposición radiante son la norma.

Bienvenido a mi humilde castillo —responde Azalea, sonriente—. Te llamas Anárion, ¿verdad? Deberías quitarte esa armadura. Si te caes por la borda te vas a hundir como una roca.