Partida Rol por web

Ludus Magnus: Dioses de la arena 2.0

Prólogo: Miradas y susurros

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22/09/2011, 21:05
Director

Notas de juego

Bueno, pues para ir abriendo boca, os propongo que vayamos creando los personajes jugando directamente. Lo vamos a hacer escribiendo lo que serían las primeras escenas de una serie, en las que se presentan algunas características de los personajes, y algo acerca de la situación actual y cómo están a punto de estallar los conflictos.
Le dedicaremos tres fases:


- Un primer post en el que sacamos a colación dos Rasgos de nuestro personaje. Y es obligatorio que al menos uno de nuestros Rasgos se dirija de alguna manera al personaje de otro jugador. Se pretende que esta fase de creación del personaje sea rápida, así que no entabléis diálogos que no puedan resumirse en frase-réplica-contrarréplica, porque de lo que se trata es de mostrar unas pinceladas de lo que está por llegar.

Después, en las Notas de juego, ofreced dos Rasgos para quienes quieran cogerlos durante la segunda fase. De esta manera juntaremos 8 Rasgos "flotantes" entre todos que todavía no estarán asignados a ningún personaje.

- Un segundo post, después de que todos hayamos escrito el primero, en el que, de entre los 8 Rasgos "flotantes", narraremos cómo dos de ellos pertenecen a nuestro personaje. Esos Rasgos no podrán ser los que propusimos nosotros, y los que escojamos ya no estarán disponibles para los demás, de modo que el último en elegir se quedará con los Rasgos que resten.

De nuevo, debemos relacionar al menos uno de estos Rasgos directamente con el personaje de otro jugador.

- La tercera y última fase de este prólogo consistirá en escribir un post presentando el Drama y el Defecto del personaje.


Después de eso pujaremos para ver quién será el primer Protagonista :)

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22/09/2011, 21:08
Director

Druso contempló el alba desde el camastro a través del ventanuco de su celda. El guardia se acercó a los barrotes con un enorme aro cargado de llaves y lo condujo con amabilidad pero con firmeza a través de los pasillos del ala de esclavos hasta la casona principal. Era una mañana fresca y ya se veía a las criadas atareadas con la limpieza, las compras y la comida, de modo que no les dedicaron ni una mirada de curiosidad al pasar, algo que Druso no podía recriminarles: sabía que a lo largo del último año y medio su cuerpo se había ido consumiendo al mismo ritmo que su cabello y su barba crecían, dándole la apariencia de un viejo anacoreta loco, cuando sólo tenía veintinueve años y allá en su tierra había entrenado de igual a igual con los atletas de las Olimpiadas.


Finalmente llegaron a un patio interior en el que resonaba el agua de una fuente rodeada de pequeños naranjos, césped y enredaderas. Allí, al pie de una anciana higuera, investigando su corteza en busca de pulgones y parásitos, se encontraba Publio Albo Aculeo, señor de la casa, de las tierras y del ludus.


- ¡Buen Druso! Te esperaba con impaciencia-, dijo palmeando el hombro del esclavo con efusividad.
-¿Volvisteis a pasar mala noche, dómine?- respondió Druso con semblante de preocupación.
- Mala es poco, mi querido Druso. Y no me hables de usted: no miento cuando digo que tú eres el hijo que nunca tuve-, reprendió con simpatía el anciano. Después levantó su larga toga mostrando una pierna hinchada, toda su superficie cubierta por venas amoratadas.
- ¡Cómo no me despertaste, buen Aculeo! El dolor debe de haberte hecho revolcar en el lecho toda la noche...-, dijo el físico arrodillándose con presteza para examinar la extremidad enferma.
- ¿Podrás hacer algo para curarlo antes de que me vaya?- preguntó Aculeo con consternación.
- Dómine, estas cosas sabes que requieren su tiempo, y dos días son pocos. Tiempo, reposo y las medicinas apropiadas... ¿De verdad debes marchar ahora? Descansar este invierno restablecería en gran medida tus fuerzas...
- No puedo quedarme. Hay muchas cosas que hacer en la capital... Sabes, dicen que soplan vientos de guerra, y con la guerra siempre llegan oportunidades que no se pueden desaprovechar.
- Puedes dar órdenes entonces desde aquí a tus hijos...
- ¡No!- acalló el viejo a su esclavo-. Ninguno de ellos tiene idea de cómo conducirse en la arena política, y puedo verlos dilapidando la fortuna de la familia en todo tipo de fantasiosas empresas.
- Bien, dómine, tuya es la perspicacia que ha traído grandeza a esta casa, y eso es lo que ella te indica, de modo que debes seguir tus impulsos. Pero-, añadió Druso sacando de una bolsa un estilete-, es mi perspicacia la que me indica cómo aliviarte, y ése es el campo en el que tú debes sentarte-, dijo obligando al enfermo a tomar asiento en una banqueta de madera-, y dejarme hacer: hay cien formas de sanar a un hombre, y mil más de matarlo.


Druso clavó con suavidad la punta del estilete en la pierna, dejando que la sangre y los fluidos salieran a la luz con un borbotón espeso y, aunque no pudo verle el rostro, sí sintió el suspiro de desahogo del paciente.


- Espero, Druso, que no sea de naturaleza tan animal el tratamiento que estás dando a Claudia- dijo Aculeo con sorna, pero con la frente perlada de sudor, ya que sí era verdad que la pierna había resultado una agonía hasta el drenaje.
- Buen Aculeo, es sólo una mujer: sus males son seis partes de angustias y imaginaciones, una de verdadera enfermedad y tres más derivadas de la simple debilidad de la constitución femenina.
- ¡Ja, ja, ja! ¡Druso, mi buen físico, qué no daría por ver su cara si ella se entera de que eso es lo que piensas de sus dolencias!
- ¡Ja! Lo que realmente quieres ver es el castigo a que me sometería...


Y ambos amigos quedaron riendo a la sombra de la higuera centenaria.

Notas de juego

Como véis, Druso tiene dos Rasgos ya:

-El hijo que nunca tuvo Aculeo.

- Existen cien formas de sanar a un hombre, pero mil más de matarlo, que se relaciona con Claudia, el personaje de Avhin, porque ella está recibiendo tratamiento de Druso.

Ahora os toca a vosotros: podéis escribir acerca del ludus, de la situación, de otros pnjs, la región, la situación económica sobre los herederos de Aculeo... vamos, sobre lo que queráis. Lo que "no vale" es desdecir algo de lo narrado, ¿ok?

Podéis empezar justo a continuación de esta escena, antes o después, pero no mucho, y recordad que al menos un Rasgo debe relacionarse con otro personaje jugador. Y no os volváis locos roleando diálogos entre vosotros, que esto es una presentación :)

Finalmente, mi Rasgo "flotante": os ofrezco "El poder de un hombre llega hasta el extremo de su espada; el de una mujer, hasta donde llegan sus palabras".

EDITADO: El segundo Rasgo que os doy es "La contabilidad de esta casa es una serpiente que tengo amaestrada"

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27/09/2011, 16:24
Nai

Clink. Clink. Clink...

El sonido del metal tintineante es lo que me despierta. Metal contra metal, eslabón contra eslabón, en un ritmo tan destartalado como la carreta que nos transporta.

Mantengo los ojos aun cerrados, pues me interesa ubicar antes los otros sentidos y los recuerdos que las imagenes. Noto calor sobre mi cabeza y noto el peso de las cadenas con las que han afianzado mis muñecas, tobillos y cuello. Saben de lo que soy capaz y toman las debidas precauciones. Abulá les habrá advertido de mi aprendizaje. El mismo Abulá debió haberme drogado para el intercambio de manos, pues tras darme algo de agua y comida me anunció que al fin tenía comprador para mi. Parece que así ha sido, pues no noto la argolla de cuero que he llevado durante los meses de mi viaje con Abulá, y que me marcaba como algo de su propiedad.

Ese incordio ha desaparecido pero ahora noto el metal aprisionandome gran parte del cuerpo. Noto el bamboleo de la carreta, así como su sonido, algo a lo que estoy acostumbrado dada mi ajetreada vida desde que fui nombrado protector de mi aldea. En buena hora...

Hay una sensación de calor a mi alrededor, diría que por el sol que nos golpea sin piedad. En esta parte del mundo, que debe estar más cerca del infierno, las nubes son menos, el cielo es más luminoso y el agua no está en todas partes. En mi mundo hasta el más desastrado recibía los dones del cielo cada poco para saciar su sed. Aquí, dependías de la comprensión de un bárbaro sin escrupulos que no te mata al instante porque sabe que vales dinero. No mucho, pero algo; lo suficiente para pensarse si quedarse sin vino un par de semanas merece la pena...

Abro lo ojos al fin y entonces veo a aquellos que ponen voces al silencio. Barbaros todos. Uno de ellos nos maltrata e insulta. Nada nuevo bajo el sol. La vida del esclavo. Pero antes o después de una manera u otra romperé el círculo.
Ahora un lugar inhospito se alza ante mi. Escucharé a estos bárbaros a ver que aprendo...

- Soldado, ¿que mierda es esta? ¿A donde nos han traido...? -un esclavo gruñe ante un empeñón de un guardia y se encara con él.

- Joder... parece que en nuestro nuevo asqueroso hogar... -otro parece secundarle en su intento, pero recibe el mismo empeñón en la espalda

Observo como dos de mis compañeros de cautiverio toman la iniciativa de dirigirse a nuestros captores con preguntas, en demanda de información. Mala idea. Aquella escoria guardiana suele destacar por ser brutos e ignorantes patanes, cortados siempre por el mismo patrón. Sin honor, ni dignidad. Menos que humanos, y desde luego hijos todos ellos de una hiena. Su respuesta suele ser siempre un golpe y una carcajada. No dan para más.

Decido permanecer callado y sereno, actuando como si no entendiera su idioma. Me levanto cuando mis compañeros se levantan e intento estirar los músculos lo que las cadenas me permiten. No me he movido mucho en la carreta, tampoco es que hubiera mucho espacio, por lo que no tengo roces del metal contra mi piel, aunque la presión del mismo se nota. Hago que mis ojos se acostumbren a la luminosidad del día e intento catalogar a los guardias que nos guían, observandoles y midiendoles como el remedo de seres humanos que pretenden ser; trato de averiguar quien lleva la voz cantante, el gallo entre gallos, y quien disfruta más abusando de su posición de poder respecto a nosotros, una señal habitual de cobardía y especial egoismo. Ese tipo de perros no lucharían por nada ni nadie y seguramente huirían en una situación dificil.Desconocedores del significado de lealtad o sacrificio...

De momento eran los guardias los que más importaban, dado que estaban en la posición ventajosa, pero no ovbio a mis compañeros de cautiverio, a los que también estudio para comprobar que calado moral tienen. Todos son fuertes y muchos tienen cicatrices en el cuerpo como yo mismo, pero mientras mi cuerpo está repleto de tatuajes de animales y seres que no he visto en estas tierras, ellos tienen la piel sin marcas ni diseños. Aparte de cicatrices, algunos están cubiertos por bello corporal, algo de lo que yo carezco. Muchos tiene abundante bello facial también, mientras que yo solo tengo una rala barba de dos días, negra y escasa, que ya sabía que no crecería más de ese punto.

Mi mirada sigue paseándose por el lugar. Veo un balcón de aspecto suntuoso que da al patio arenoso en el que nos encontramos. Seguramente una terraza desde donde nuestro amo nos admirará, vigilará y considerará. El poder siempre te mira desde arriba. Somos cosas en manos de gente como esa. No le hago más caso, pues no es un elemento importante de momento para centrar mi atención. El dueños siempre acaba visitando los caballos que compra. Ya vendrá él a mi para conocerme, y seré yo quien le conozca...

Sigo haciéndome una composición de lugar, y mis ojos se posan más allá de los siervos guardianes que disfrutan de su trabajo. Hay más esclavos, no encadenados, obligados a servir. Limpiando, cocinando, adecuando... Hombres y mujeres, casi todos jóvenes y de edad deseable. Seguramente sus funciones van más allá de las tareas domésticas, tal como el amo lo considere... Una me llama la atención en particular. Cuerpo volupturoso. Melena lisa, negra y larga y formas felinas. Parece sumilsa y presta en sus tareas, pero hay demasiado vigor y fuerza. No es un espíritu doblegado. No del todo. Una pantera hecha esclava. Quizás con rasgos similares a los mios. No lo veo bien desde mi posición. Puede que el cansancio y la distancia engañen mi vista y percepción. El efecto de la droga aun recorre mi organismo, aunque noto que se está disipando a pasos agigantados.

Pero dejo que mi atención siga danzando por aquel patio. Observando. Aprendiendo... Mi primera estrategia debía ser necesariamente conocer y comprender todo lo que pudiera de estos bárbaros. Por poco que me gustaran, mi supervivencia depende de ello. Conociendo a un enemigo, podía derrotársele...

Notas de juego

Bueno... he puesto unos cuantos rasgos por aquello de que más vale que sobre a que falte...

Rasgos:

  • Saben de lo que soy capaz. Nai es mortal si se le da la mínima oportunidad y eso lo saben sus enemigos con solo considerar su mirada.
  • De una manera u otra romperé el círculo. Nai está dispuesto a recobrar su libertad.
  • El poder siempre te mira desde arriba. Se relaciona con Claudia, que supuestamente tendrá un personaje con peso en el control del ludus.
  • Una pantera hecha esclava. Se relaciona con Sura, que es una esclava como Nai.

Rasgo "Flotante"

  • Desconocedores del significado de lealtad o sacrificio. Nai desprecia a priori a los romanos

Bueno... He puesto el mensaje solo para el director porque no se si lo que he puesto es lo que se espera de mi en este prologo...

Si es correcto, avísame y lo edito, poniendolo visible para nuestras dos chicas y quitando esto... ;)

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27/09/2011, 18:48
Claudia Aria Corvina

La joven dómina se removía inquieta en el lecho, sin que el dolor de la herida le permitiese descansar en paz. Había pasado una noche horrible, la fiebre la había hecho delirar y espantosos sueños acudieron de forma constante a su mente cada vez que cerraba los ojos. Claudia no soportaba el dolor físico con facilidad y se mordía los labios cada vez que aquel corte le tiraba de los músculos, aguijoneandole el costado. Iba a colgar a Druso por el miembro si este dolor no desaparecía pronto.

Se secó las lágrimas con un pañuelo de seda cuando escuchó un murmullo tras las cortinas de sus dependencias.

- No quiero nada más, Sura, solo reposo, ¿acaso no oiste la primera vez? - masculló la joven romana apretando los dientes. Su hermoso rostro y su voz siempre tan seductora estaban ahora impregnados de dolor.

- Venía a ver cómo se encontraba, dómina...

- Mal... muy mal... - susurró ella con las lágrimas aflorando de nuevo en sus ojos. El hombre se aproximó al camastro y cogió un paño húmedo que había en la mesita de al lado, acariciando amorosamente su frente. Eso no alivió el dolor de la mujer, pero la refrescó.

- He matado al caballo, como mandaste hacer. Compraré otro más valeroso que no tenga miedo de las serpientes que se crucen en su camino...

- Bien hecho, Cicerón - jadeó ella, mirando fijamente a su guardaespaldas personal, quién la observaba con gesto de preocupación. - No me mires así. Los dioses me sacarán de esta. No me estarían haciendo sufrir a propósito. Si antaño me salvaron de morir por una herida de gladius, un trozo de madera no va a acabar conmigo.

- No me preocupan los dioses, dómina... - murmuró el hispano acariciándole las mejillas. Ella sonrió complacida.

- Mi buen Cicerón, ¿hiciste lo que te pedí? ¿Has averiguado algo?

- Poco, dómina - respondió el soldado algo decepcionado. - No parecen saber qué ha sido de vuestro esposo Titus, aunque todavía no he tenido ocasión de hablar con el dómine Acúleo.

Notas de juego

Pues mis dos rasgos son:
* Cicerón, mi guardaespaldas personal.
* Belleza y voz manipuladora, que ahora mismo no le funciona bien mientras se dirije a Sura, qué cuida de ella para traerle la comida y la bebida.

El rasgo aleatorio que pongo sobre la mesa: "Todo lo que se hace por amor, se hace siempre más allá del bien y del mal" (uh, super profundo, oye)

El segundo rasgo: "Corta de raíz cualquier atisbo de rebelión antes de que te estalle en las manos"

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27/09/2011, 19:37
Director

(Para Zeltallas)
Los nuevos esclavos se arracimaron buscando protección en la cercanía de sus compañeros. A su alrededor aquellos gigantes luchadores, los gladiadores, habían dejado su entrenamiento para dedicarles un silencio feroz, para amedrentar a los débiles y medir a los poderosos.


- Bien, jóvenes dioses, volved al trabajo- resonó una voz extremadamente juvenil y un tanto chillona. Tenía su origen en un hombre rechoncho y de aspecto aniñado recostado en un pequeño cenador que se había dispuesto en el centro del patio. Junto a un muchacho esclavo que lo atendía parecía estar al mando del entrenamiento, que miraba distraídamente mientras daba buena cuenta de vinos, fruta y quesos-. Cada segundo de sol que pasáis sin derramar una gota de sudor es una moneda más que os aleja de las escrituras de ciudadanía.


Todos los luchadores volvieron a esforzarse con denuedo, mientras aquel observador se dedicaba a comer y beber durante la tarde. Nai y los demás fueron puestos junto a la pared y olvidados mientas el sol caía de lleno sobre ellos y, mientras que los gladiadores bebían de varias palanganas dispuestas junto al cenador a medida que lo necesitaban, los nuevos esclavos sentían como la saliva empezaba a escasear hasta convertirse en un repulsivo grumo en la boca.


Comenzaba a sentirse el frescor de la llegada de la noche  cuando un suave golpe del muchacho esclavo hizo que vibrara un gong. Al unísono todos los hombres dejaron caer sus armas y formaron un pasillo para el señor, que descendió del pabellón y se deshizo en elogios y breves consejos a varios de los luchadores. Después se plantó con los brazos en jarras frente a Nai y los nuevos. 


- Sois bestias. A duras penas se os puede ver como a algo más que a mulas de carga-, comenzó a declamar, dirigiéndoles una ceñuda mirada enmarcada por rollizos y sonrojados pómulos y pequeños bucles de cabello dorado-. Ese es el lugar que os corresponde por nacimiento, sí, pero donde hay un corazón de hombre hay una pequeña llama plateada de eso a lo que los grandes hombres han dado en llamar grandeza. Y, ¡por Júpiter!, os digo que esa llama podemos atizarla con firmeza hasta lograr que arda un fuego en vuestros corazones que haga palidecer a la forja del mismo Hefesto.


Sólo de esa manera podréis aspirar a convertiros en verdaderos romanos. Pues es a esto mismo a lo que habéis venido aquí: no nos importa qué podáis haber perpetrado fuera de estos muros, ya que esta casa será el útero desde el que renaceréis como hombres nuevos, libres y valiosos para el noble Imperio Romano.


Sabed entonces que bajo mi tutela, la tutela de vuestro doctore, sacaremos cuanto hay de oro en vuestras almas y apartaremos la morralla con que carga. ¡Salud!


- ¡Salud, salud!- respondieron con aullidos marciales los gladiadores a su espalda, justo antes de que el orondo doctore se volviera, les hiciera una reverencia y se alejara al interior de la hacienda con un andar errático y ebrio.


En cuanto desapareció de la vista, los gladiadores recogieron sus armas del suelo y se acercaron a un comedor para cenar. Nai pudo ver el desconcierto en sus compañeros, ya que a fin de cuentas nadie les había dicho ni qué debían hacer ni a dónde debían ir, pero un par de ellos se acercaron a las mesas. A toda velocidad varios de los veteranos les cortaron el paso, uno de los nuevos esclavos cayó en la arena de un empujón en el pecho.


- Mucha palabra, pero no os dicho nada de lo importante-, dijo con voz divertida uno de los gladiadores que se habían quedado recogiendo armas. Tenía el aspecto de los hombres de Abulá, tez oscura, nariz aguileña y penetrantes ojos oscuros, pero con pelo castaño y corto y aspecto lampiño, liviano y joven que hacían pensar en muchas tierras a la vez-. Y lo importante para vosotros, por lo menos esta noche, es que esta noche no cenáis, y que dormís al raso.


- ¡Cómo es posible!- rezongó uno de los compañeros de Nai-. ¡Estoy seco y hambriento!


- Ya... Supongo que ésa es la idea-, replicó con una media sonrisa el joven luchador-. Y es que la forja que el doctore quiere que alberguemos en nuestros pechos no parece que vaya a calentar nada más que oro, el oro que consigáis en los combates. ¡Ja! Nada es gratis es Ludus Magnus, ya lo veréis, y nada habla con una voz más dulce que el tintineo de las monedas en una bolsa. Y cuando la bolsa sea suficientemente grande, entonces seréis libres. De todos modos,- concluyó con simpatía-, ¿qué somos sino hermanos? Esta cena os la pago yo mismo, así que recordad que mi nombre es Cailán, y que hoy coméis por mí mano.


A su espalda llegaba un gladiador cargado con varios cuencos de gachas de avenas y trigo con verduras cocidas sumergidas. Después de entregárselas les dejaron solos, y varios de los hombres se sentaron en el suelo, en círculo. Pero Nai no podía dejar de advertir cómo, desde el comedor, los ojos de los luchadores se clavaban en ellos...

 

Notas de juego

Bien, Zeltallas, ya has presentado a tu persoanej, y yo añado esto, por ir dibujando ya el ludus. Os recuerdo que vosotros podéis, y deberíais, añadir cosas sobre él, como pnjs, o zonas, o relaciones con el exterior... lo que sea: cuanto más aportéis, más "vuestro" será Ludus Magnus. ¡Por favor, poblad el mundo!

Sobre los Rasgos que has propuesto:

Aunque has propuesto varios, en realidad sólo puedes quedarte con dos de ellos. Creo que Saben de lo que soy capaz es un muy buen Rasgo, pero De una manera u otra romperé el círculo no está tan claro: ¿es una motivación de la que sacará fuerzas? En ese caso sería un Rasgo. ¿Se trata más bien del proyecto que quieres jugar con Nai, su intento de liberarse de una vez por todas? Porque en ese caso sería más bien su Drama.

Por otro lado, El poder siempre te mira desde arriba es un buen Rasgo, y piensa que al declarar que va a ser lo que defina tu relación con Claudia provocará que le tengas cierta animadversión.
Una pantera hecha esclava, sin embargo, no es un buen Rasgo, y te explico por qué: en realidad, es una descripción del personaje de Nitis, pero no dice nada acerca de Nai. Así que, de entre los tres que has propuesto, desecha uno y quédate con los otros dos.

En cuanto al Rasgo "flotante" Desconocedores del significado de lealtad o sacrificio está bien, pero no lo relaciones con Nai, ya que será el jugador que lo escoja quien decida qué significa.

Y, debido a un error mío, sólo has ofrecido un Rasgo. pero en realidad hay que ofrecer dos, así que añade algún otro, ¿ok?

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28/09/2011, 11:27
Druso

Druso observó desde la entrada de la habitación las quejas de la dómina y la solícita entrega de su guardaespaldas antes de carraspear brevemete y pasar.

- Dómina, veo que habéis no habéis seguido mis consejos de nuevo. Toda esa ira no hace sino inflamar los humores del cuerpo-, amonestó con suavidad el físico, mientras desplegaba un trapo de cuero repleto de bolsas de hierbas y emplastes-, y después el cerebro se ve incapaz de devolverlos a su temperatura natural, con el consiguiente desaquilibrio en salud y en el espíritu. Debéis relajaros.

Después hizo que ella se volviera y revisó los puntos de la herida: varios se habían soltado, y la coloración indicaba que subiría el pus a lo largo del día y, con él, la fiebre y el dolor. En principio, nada realment preocupante, pero tampoco nada que se pudiera dejar pasar mucho más tiempo, porque Druso había visto morir a hombres del doble de peso que Claudia con laceraciones del mismo tipo.

- Dómina, parece que no está sanando como debiera. Esta misma tarde marcharé al mercado para encontrar medicinas que sean más eficaces. Entre tanto, tomaos esto y el tiempo volará ante vuestros ojos.

Druso se levantó del borde de la cama y se dirigió hacia la puerta. Claudia, por su parte, vio los pequeños tarros depositados sobre la bandeja de metal: dos vasijas de cerámica con cremas de pólenes y jugos de plantas, los medicamentos, y el habitual cono de cobre bellamente trabajado, caro pero no tanto como su contenido, dulce néctar  de  opio. La dejaba lánguida y embotada, transida de pláceres y modorra, y el dolor era tan intenso...

Notas de juego

Esto, para ver cómo se llevan Druso y Claudia, y cómo acepta el tratamiento :)

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02/10/2011, 18:29
Claudia Aria Corvina

En cuanto el esclavo apareció por la puerta, Cicerón soltó la mano de Claudia y se alejó de ella para mantener una distancia más protocolaria. La dómina observó al físico con la respiración agitada, mordiéndose la lengua. Claudia no se pasaba las veinticuatro horas del día furiosa o airada; de hecho no acostumbraba a ser mujer severa con los de su casa. Cicerón hizo un gesto con la cabeza y les dejó solos.

- Druso, la ira me viene por culpa del dolor; si el dolor desaparece, mi ira también lo hará. Haced que pare, por Júpiter, no soporto el dolor - le había dicho lo mismo en las ocasiones anteriores.

El físico le decía que tenía que descansar, relajarse, pero Claudia era incapaz de calmarse cuando le dolía todo el costado y tenía fiebre y su mente deliraba. Mientras el entendido en materia médica revisaba la herida, Claudia se mordía el labio para no gritar, mientras las lágrimas le caían por los ojos. No le daría al esclavo la satisfacción de oirla gemir de dolor. Tenía que ser fuerte. Tras su indicación sobre la búsqueda de medicina, Claudia hundió la cabeza en los almohadones y jadeó pesadamente.

- Gracias - le dijo a Druso. - Y, por favor, ¿puedes darme los medicamentos antes de irme...? No creo que yo pueda sujetar las vasijas...

Cuando uno está débil acaba por estar a merced de los demás. Nunca se le pedía algo por favor a un esclavo... pero ella había recibido educación que ningún noble había recibido jamás. 

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03/10/2011, 03:35
Druso

Druso apenas podía creer en su fortuna: no hacía mucho que temía la posibilidad de perder la influencia que había logrado sobre aquella mujer explotando sus enfermedades hasta hacerse indispensable. Sin embargo, con la llegada del buen tiempo Claudia había ido recobrando su lozanía hasta el punto de distanciar sus reconocimientos, que inicialmente se producían cada día y después pasaron a uno cada semana o diez días. Y ahora, como resultado de un inesperado accidente con el caballo, ahí estaba de nuevo, suplicando atenciones y completamente a su merced.

Mientras mezclaba los polvos con los jugos de las hojas medicinales, miel y vino, Druso se permitió un breve instante de compasión. Después de todo, Claudia era extrañamente educada con sus sirvientes en todo momento, lo que no sabía si era muestra de un corazón magnánimo, o quizá más bien el reflejo de la típica personalidad débil de una mujer.

Así que fue hasta dulce con ella cuando tomó asiento a su lado, la ayudó a incorporarse y llevó hasta sus labios las pociones. ¡Maldita sea!, por más débil que pudiera ser su carácter, era infinitamente mejor que la odiosa mezcla de vanidad y orgullo caprichoso del resto de mujeres nobles que se dejaban ver por el ludus, así que habríaque cuidarla y moldearla.

Pero la mirada de Cicerón, su cancerbero, arrancó al físico de sus victoriosos pensamientos: mientras la paciente caía en el sueño ebrio del opio susurrando quién sabía qué, el guardaespaldas le gruñó para que abandonase la estancia.

Pues ahí la tienes, toda para ti, esclavo estúpido, pensó antes de ponerse en pie para marcharse. No importa con cuanto arrobo la contemples, pues ni el día que consiguieras honrarla con alguna gesta llegarías a tener ni una ínfima parte del poder que tengo sobre ella. Y lo sabes...

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03/10/2011, 19:43
Nai

Un extraño personaje nos ofreció un poco de alimento mientras comentaba algunas normas básicas para los nuevos como nosotros. Podía pensarse en un primer momento que era un gesto desinteresado, de un corazón piadoso a uno necesitado. Pero en este lugar, entre esta gente, no acabo de creerme semejante nobleza. Lo más probable es que quiera crearnos una sensación de deuda y tener un ascendente. Este Cailán no parece ningún idiota.

Aun así, es comida. Y no tiene sentido que nos den comida envenenada o putrefacta. Valemos algo. Dinero quizás. Hasta que demostremos que valemos somos un misterio y ningún idiota de baja estofa se arreisgaría a eliminar por y para nada a un esclavo que quizás solo sea excremento, pero que quizás sea también una mina de oro en potencia. Conocer los posibles beneficios supone tener un ascendente primordial...

No hago gestos de entender o comprender, aunque es probable que mi anterior amo haya informado al comprador que no soy desconocedor de su tosca y sibilina lengua. Me acerco a un cuenco y lo tomo despacio. Allí mismo, delante del Cailan, tomo un sorbo, hasta la mitad, y luego le devuelvo el cuenco, ofreciéndoselo como si de una ofrenda se tratara. Se que tras tanto hambre, mi estómago no aceptará mas que eso. De echo no es bueno sobrecargarlo en tales casos.

Además, no quiero estar en deuda con él. Él me ha invitado a cenar. He tomado media cena y luego yo le invito a tomar media cena a él. Con una media sonrisa le hago un leve cabeceo de agradecimiento y me retiro a una esquina a sentarme en busca de un lugar cómodo.

Busco con la mirada la única cosa que me ha parecido hermosa al llegar a este lugar. La pantera esclavizada ronda por el lugar haciendo diversas tareas. Es hermosa y me da asco verla tan presa como yo. Me permito soñar un poco y decido que si tengo la oportunidad, no solo yo seré libre... O quien sabe... Quizás ella, con su movilidad y conocimiento del lugar sea quien me libere a mi...

Va a ser una noche larga y prefiero dormir y recuperar fuerzas...

Notas de juego

No solo yo seré libre: Esto relaciona a Nai con Sura, pues intentará conocer si ella es válida para crear una asociación que les beneficie mutuamente.

Rasgo Flotante nº2:

Conocer los posibles beneficios supone tener un ascendente primordial: Si se conoce lo que da algo de beneficio, se puede saber las intenciones de alguien para contigo.

¿Que tal? ¿Me falta algo?

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03/10/2011, 21:36
Director

Notas de juego

Entonces, Zeltallas, ¿cuaés son tus dos Rasgos?

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06/10/2011, 15:00
Sura

Sura tampoco había pasado muy buena noche, no porque estuviese herida o algo parecido, si no porque se había pasado toda la noche cuidando de su dómina, que no estaba precisamente de buen humor. No había podido pegar ojo en toda la noche, pero aún así, no desprendía cansancio por ningun poro de su piel. Era una mujer fuerte. Debía serlo: por su familia. No estaría aquí cumpliendo los caprichos y deseos de una rica mujer si no fuese porque ésta envía el dinero que se gana a su familia, que no tiene qué llevarse a la boca. Si algo le llegase a ocurri a su familia, Sura no podría perdonárselo jamás. Su familia lo es todo para ella.

-Sí, dómina. Dice con voz sumisa bajando la cabeza, cuando su ama le ordena alejarse. Y eso hace, da unos pasos hacia atrás, dejándole espacio, aunque no se aleja demasiado, por si vuelve a requerir de sus servicios. Se mantiene de pie y con las manos en el regazo. Aunque mientras se alejaba se acarició el colgante de madera que llevaba al cuello. Ese objeto pareció darle fuerzas y mientras no hacía nada con su cuerpo, su vista si se desvió hacia los recién llegados y el Doctore, Ayax, que también se encontraba ahí abajo, al que saludó con un leve gesto de cabeza, discreto, que le fue devuelto de igual manera.

Sura siguió mirando a los nuevos y vio que uno de ellos la estaba mirando. Ella le miró con igual curiosidad. Quizá vio algo familiar en sus ojos. Seguidamente desvió la mirada. No podía permitirse distracciones. Ella era una esclava, y haría todo lo que su dómina le pidiese, así fuese vender su virginidad a quien a su ama le apeteciese.

Notas de juego

Era una mujer fuerte. Debía serlo: por su familia. No estaría aquí cumpliendo los caprichos y deseos de una rica mujer si no fuese porque ésta envía el dinero que se gana a su familia, que no tiene qué llevarse a la boca.

Es una esclava rebelde y con sentido moral, pero es sumisa en el trabajo en el ludus porque su familia no tiene dinero.

Si algo le llegase a ocurri a su familia, Sura no podría perdonárselo jamás. Su familia lo es todo para ella.

Rasgo flotante: Saben que mi familia está muerta, y no me lo dicen, ya que así trabajo de gratis y no me quejo.

Aunque mientras se alejaba se acarició el colgante de madera que llevaba al cuello.

El colgante, me lo hizo mi hermano pequeño y siempre me da fuerzas para aguantar todo lo que me pase en el ludus.

el Doctore, Ayax, que también se encontraba ahí abajo, al que saludó con un leve gesto de cabeza, discreto, que le fue devuelto de igual manera.

He salvado la vida de un guardia (o el doctore) que hace la vista gorda a veces por mi.

Ella era una esclava, y haría todo lo que su dómina le pidiese, así fuese vender su virginidad a quien a su ama le apeteciese.

Rasgo flotante: Sigo virgen, ya que no tengo tiempo para el amor. Es algo que no he sentido nunca.

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06/10/2011, 17:27
Director

Notas de juego

Amiga Nitis, primero de todo, ¡buen comienzo! Sura ya ha hecho su aparición y ahora es cosa de  ver cómo lo va pasando de mal a lo largo de la partida. Aunque ahora te voy a señalar un par de cosas que no están correctas del todo, este post ya quedará para la posteridad :P

Al lío: me parece que sigues un poco confusa :), y te explico por qué: tu personaje empieza con 4 Rasgos, dos de los cuales escoges tú, y otros dos los tomas de entre los Rasgos flotantes que te ofrecemos los demás.

Así, los Rasgos que escogiste para ti fueron 

- Rasgo 1: El colgante, me lo hizo mi hermano pequeño y siempre me da fuerzas para aguantar todo lo que me pase en el ludus, que hace referencia a tu condición de esclava por necesidad,  y

- Rasgo 2: He salvado la vida de un guardia (o el doctore) que hace la vista gorda a veces por mi. (Y, por cierto, al doctore ya os lo presenté antes -el gordezuelo borracho que se dirigió a Nai al entrar al ludus-, de modo que Ayaz parece que va a quedar como guardia, o como tú digas... que para eso es este post, para dar detalles: ¿quién es Ayax?)

Y los Rasgos Flotantes que escogiste para Sura fueron:

- Rasgo 3: Desconocedores del significado de lealtad o sacrificio.

- Rasgo 4: Conocer los posibles beneficios supone tener un ascendente primordial: Si se conoce lo que da algo de beneficio, se puede saber las intenciones de alguien para contigo.

Con lo cual Sigo virgen... y Sé que la familia de Sura está muerta no forman parte de tu personaje, de Sura, sino de alguno de nosotros. Eso no quiere decir que Sura no pueda ser virgen, que lo será si tú quieres, sino que más adelante ella no obtendrá nada bueno (ni ningún dado para tirar) por el hecho de ser doncella aún. Por otro lado, lo que sí que es importante es que Sura, por cómo la has descrito hasta ahora, no debe saber que su familia está muerta, porque si no no sería la esclava sumisa por necesidad que conocemos.

Así que en próximo post deberías enfocarlo en contarnos algo de los Rasgos 3 y 4 de Sura, (y, esto ya por lo personal, insisto: cuéntanos algo de Ayax y de cómo es que te debe la vida, o cómo lleváis un lazo así, también :P)

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06/10/2011, 19:45
Druso

Reso yacía sobre un camastro de hojas y mimbre, semiinconsciente por la fiebre y tembloroso. Desde hacía dos días agonizaba en aquella minúscula celda que hacía las veces de habitación para los heridos, y Druso observó con preocupación sus laceraciones: un corte brutal le abría un surco desde el hombro hasta el centro del vientre, y la mano envuelta en telas y emplastes ensangrentados no ocultaba el muñón en que se había convertido al perder los dedos en el combate. Si bien la mutilación era algo terrible, la había restañado a tiempo abrasando la carne abierta, pero el tajo en el cuerpo, de aspecto enfermo y supurante, era el canal por el que la vida se le estaba desparramando al gladiador.

A su lado, durante los dos días con sus dos terribles noches, había estado su joven y poco agraciada mujer, Crinia, con su pequeño y poco agraciado hijo. Habían asistido al moribundo y al físico incansablemente, pero silenciosos y con una mirada perdida, bovina, conforme la esperanza cedía al cansancio.

- ¿Vivirá?-, preguntó el pequeño, rompiendo la espera para clavar una mirada estupidizada en Druso.

Druso lo miró a su vez. Y es que Reso le despertaba sentimientos ambiguos. Era un hombre estúpido que había encajado a la perfección en el sistema de Ludus Magnus y su promesa de libertad y riqueza a través del esfuerzo y la gloria. Siendo un luchador mediocre se las había apañado para ganar cada uno de sus combates durante tres años, lo que significaba que había logrado acumular una buena bolsa, más que suficiente para pagar su ciudadanía. Era una poderosa inspiración para sus compañeros en el ludus, la demostración palpable de que el sueño era posible...

Pero no había sido suficiente. Reso, como muchos otros, llevaba un serio lastre consigo con la forma de una feucha esposa con un cachorro, de modo que su bolsa no podía mantener el pago de tres títulos de ciudadanía. De modo que, en lugar de retirarse a tiempo, redobló esfuerzos para ganar lo necesario para su familia.

- Claro, chico: tu padre es un hombre fuerte, un titán entre mortales, y el simple corte de una hoja de metal no se lo llevará al otro mundo.

Crinia salió brevemente de su estupor y miró a Druso con ojos enrojecidos de fatiga y tristeza, y lo abrazó con fuerza mientras rompía a llorar con gemidos profundos que había retenido durante dos noches.

- ¡Gracias, gracias! ¡Eres un buen hombre!

- No, Crinia, tu esposo lo es, y por eso no le gustaría verte así, agotada por el sueño y el hambre. Coge al chico y salid a descansar: yo me quedaré con él mientras dormís en mi habitación-, propuso el físico con sensatez, haciendo un gesto al guardia que los acompañaba.

La mujer abandonó la estancia, agradecida, conducida por el guardia, y Druso contempló al luchador. No podía saber con qué soñaba durante su convalecencia, pero le veía apretar furiosamente la mandíbula, con la misma expresión de ira contenida que ya le había visto en el pasado. La ira que sustituyó en parte a la sencilla credulidad de Reso cuando descubrió que el doctore había estado frecuentando la casa de su mujer para proponerle que introdujera en el ludus a su hijo.

Aquello insertó la semilla del resentimiento y la desconfianza en el corazón de Reso, que discutió tan abiertamente con el doctore que lo apartaron de la lucha durante casi una estación. Druso recordaba aquella época: el gladiador, como un tire enjaulado, mantuvo airadas conversaciones con sus compañeros, aventando su injusticia en un intento vano de verse acompañado y comprendido por los suyos.

Fue entonces cuando los guardias  recibieron orden de imponerse con mayor crudeza a los esclavos, vigilando sus movimientos  y dando parte de cualquier anomalía a los señores de la casa, que abandonaron su política habitual de dejar hacer a los criados.

Druso se aproximó al moribundo y le tomó la temperatura por el cuello. La fiebre que pudo sentir indicaba que aún le quedaba mucha energía al enfermo, quizzá la suficiente para sobrevivir a sus heridas. Así que colocó suavemente la palma de su mano sobre la boca y la nariz de Reso y apretó.

Un par de minutos después la paz y el orden volvieron a Ludus Magnus, y Druso, enjugando el sudor de su frente, salió a buscar a Crinia.

Notas de juego

Bien, quedan presentados mis Rasgos:

Rasgo 3: Sigo virgen, ya que no tengo tiempo para el amor. Es algo que no he sentido nunca.

Rasgo 4: Corta de raíz cualquier atisbo de rebelión antes de que te estalle en las manos

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14/10/2011, 18:08
Nai

Estoy apoyado en una pared. Solo y alejado del resto de reos. Se ve que les causo cierto desagrado o desconfianza. Quien sabe, aunque no me importa demasiado la desconfianza de mis congeneres. Ahora mismo no. Mis ojos están cerrados y tengo una posición relajada, respirando pausada y metodicamente, pero mi mente no duerme. Aun no. Estoy demasiado cansado para dormir todavía, con toda esta nueva actividad a mi alrededor de la que debo aprenderlo... todo. Así pues, mis oídos permanecen atentos y mi piel aprovecha para disfrutar de la brisa del aterdecer, más fresca que la tórrida atmósfera que hemos soportado de camino a este ludus...

Al cabo de unos minutos, mis oidos captan una conversación. Sus palabras tienen un tono bajo, confidencial, pero no lo suficientemente bajas como para que no las oiga. Sus dueños no se han dado cuenta de mi cercanía o piensan que como soy extranjero no les entiendo. O bien simplemente no les importa. Parece la voz de dos guardias, tanto por su tono desenfadado y casual, como por la velocidad de su conversación. Cuando te pasas casi un día entero sin beber, tu garganta te da cuartelillo para una larga conversación...

- ...¿Cual dices que es, Marcio? -preguntaba uno de los tipos, en ese momento- ¿Aquella morena de ahí? ¿La de los andares cadenciosos...? -al oir aquella referencia, mi cerebro reaccionó y entreabrí los ojos lo justo para ver como uno de los guardias señalaba a la pantera enjaulada. Localizada la referencia, vuelvo a cerrar los ojos y me concentro en las palabras.

- Como te digo, Tulio... -aseguró el otro guardia- Esa chica sigue pensando que está haciendo algo aquí de lo que su familia saca beneficio. Pero no es así. El otro día estaba con la dómina, guardando su alcoba, cuando llegó aquel emisario desde Sabatia, ya sabes, ese pueblo pesquero lleno de refugiados de guerra cochambrosos. Aque tipo traía un mensaje informando de la caída de la familia de Sura a causa de una terrible enfermedad que había diezmado la población. Lo raro es que no pasara antes, siempre con ese nauseabundo olor a pescado podrido... En fin, como te contaba, estaba de guarda cuando llegó el mensajero...

- Si, eso ya lo has contado... -interrumpió el otro, impaciente- ¿Pero como te enterastes? ¿Acaso estabas guardándole otra cosa a la dómina aparte de su despacho... -una risita lasciba y cómplice salió de entre los dientes de Tulio.

- ¡Ay!, ojala tuviera esa suerte... -dijo Marcio con un suspiro de resignación- ...No sabes la de noches que me he aliviado pensando en ella... -más risitas complices- En fin, el caso es que la noticia llegó a mis oídos a causa del enfado de la dómina. Se ve que por esa herida suya que tiene, su caracter está agriado y se excita malsanamente con cualquier cosa. Alzó la voz repasando la noticia y pude enterarme de todo mientras despotricaba por su habitación, echando pestes sobre el mensajero, el cual se largó de allí en cuanto ella le dio permiso. La dómina siguió despotricando un rato más y finalmente pareció calmarse. Sin embargo, desde que se dió la noticia que la liberaría, Sura lleva días trabajando aquí, por lo que entiendo que alguien se está callando esa información privilegiada. Ya sabes el aprecio que la dómina siente por Sura. Es de lejos su esclava favorita, a la que confía todos sus secretos. ¡Fíjate si la tiene en consideración que más de una vez le ha hecho regalos y es la única esclava que no ha permitido que satisfaga a varón alguno! Si no fuera porque he oído gemir algunas noches a la dómina con cierto varón en su alcoba, diría que la dómina siente una pasión especial por ella, no se si me entiendes... Quizás, después de tanto tiempo, la dómina se haya enamorado de ella y no ve forma de mantenerla a su lado si no es mediante el engaño... Sura a cambio es más que eficiente y leal a causa del contrato que tiene con la dómina... Y lo seguirá siendo en tanto que siga con la venda tapándole los ojos claro...

- Yo a Sura si que le tapaba otra cosa... -aseguró Tulio, de nuevo con ese tono lascivo que tan desagradable sonaba y al cual parecía tan aficionado. Las risas de lso guardias rompieron el silencio y cuando acabaron, parecieron darse cuenta de mi cercana presencia y pasaron a alejarse mientras seguian con su conversación intrascendente...

Sura. Así que ese era el nombre de la pantera. Y al parecer la familia de Sura está muerta, y no se lo dicen, ya que así trabaja de gratis y no se queja. Era algo tan monstruoso e indigno que parecía cosa de bárbaros, que era precisamente lo que era esa gente. Se aprobechaban de esa información privilegiada robándole la libertad y la decencia a aquella chica. Repulsivo. Podía comprender quizás el deseo de mantener a alguien a tu lado. Yo casi me dejé matar por mis hermanos por no querer detenerles... Y aun así, no luché con ellos. Todo lo que se hace por amor, se hace siempre más allá del bien y del mal... Aunque a uno le cueste caro. Consideré con perspectiva a Sura y a la dómina a partir de lo que sabía, y pasándolo por el tamiz de mi propia experiencia. El amor podía llevarte a hacer cualquier cosa. Y por tanto, podía manipularte...

Pero aquel conocimientoera importante. No sabía el tipo de persona que era Sura. Si era buena o mala persona. Pero ahora ahora tenía en mi poder información privilegiada. Con ella podía unirla a mi causa y de paso beneficiar a la suya. Sus sentimientos estarían resentidos por el engaño y estaría quizás dispuesta a apoyar mi causa.

Quien sabe. Quizás para derrocar a los poderosos solo hacía falta alguien que a sus ojos no fuera poderoso... Alguien insinificante... Alguien en quien confiar... Tal y como yo había confiado en mis hermanos...

Volví a centrarme en la respiración y la brisa mientras consideraba las posibilidades de la información recibida. Cada respuesta abría nuevas preguntas y nuevos senderos. En mi mano estaba meterme por uno o por otro...

Notas de juego

Vale, si no he entendido mal, creo que en este segundo post hay que hacer referencia a los rasgos flotantes, adoptándolos a nuestro personaje en relacion a como está diseñado... Espero haberlo hecho adecuadamente...

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15/10/2011, 23:07
Sura

De nuevo su mirada se posó en Ayax y en una pequeña cicatriz que le asomaba por el cuello de la armadura. Lo que no se ve, es que esa cicatriz le cruza todo el cuello. Sura aún recuerda esa horrible noche, en la que se encontró al guardia medio muerto en medio de la arena y poco antes visualizó como el doctore, medio borracho le había cruzado el pecho a modo de castigo por pedirle permiso para retirarse. Se pasó toda la noche intentando que Ayax no muriese y al doctore ni siquiera le importó verle sano y salvo al día siguiente. Hizo como si nada. Desde entonces, él le debe la vida y hace la vista gorda a veces por ella.

Sabe que de momento puede confiar en él, aunque es consciente de que podría traicionarla si su vida depende de ello. Lo único que Sura tiene claro, es que de momento la ayuda en sus pequeñas escapadas y travesuras nocturnas y que podría venirle bien en alguna que otra ocasión. De momento, él odia tanto estar ahí como ella.

Notas de juego

No sé muy bien la relación que tienen Sura y la dómina, por eso esperaré el post de Claudia para adaptar el primer rasgo flotante: Desconocedores de lealtad y sacrificio.

Ahí está la explicación de Ayax y el segundo rasgo flotante: Conocer los posibles beneficios supone tener un ascendente primordial: Si se conoce lo que da algo de beneficio, se puede saber las intenciones de alguien para contigo.

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18/10/2011, 12:53
Druso

Druso observó sus temblorosas manos, húmedas de sangre y agua. a duras penas podía contener su nerviosismo, pero sabía que debía hacerlo, ya que todo había salido mal. Recordaba con rabia la preparación, todas las semanas que había esperado pacientemente a que llegara aquel carromato cargado de plata y oro con destino al destacamento de Predia, a más de seis días de marcha.

No había sido fácil organizar sus frecuentes salidas del ludus para hablar con los traficantes, para establecer las rutas, para pagar a los guardas que le suministraran documentos falsos con los que poder viajar por todo el imperio... Pero al final los contactos se habían hecho y todo estaba pendiente de que lograra hacerse con el oro resguardado en Ludus Magnus.

Ahora, mientras los ojos se le anegaban de lágrimas de miedo y rabia, Druso recordaba con qué seguridad creía que lograría su sueño, un sueño de venganza y libertad: abandonar para siempre el Ludus con oro suficiente para volver a Grecia, trayendo la desgracia y la vergüenza a quienes lo habían esclavizado. Pues, ¿qué represalias caerían sobre Aculeo, Claudia y los suyos si la paga a las tropas de Predia desaparecía en su propia casa?

Pero todo había salido mal, ¡mal!

Desde el principio aquel maldito guardia, Ayax, lo había mirado por encima del hombro, con la jactanciosa seguridad del hombre de armas. Cuando llegó al patio cubierto de polvo y con las muñecas desolladas por el peso de los grilletes, fue el primero en preguntarle el nombre. Fedro, susurró Druso con labios resecos, pero Áyax  se lo hiz repetir dos veces más, antes de mirarlo, sonreir, y decirle:

- Ése no es nombre para una casa romana... Te llamarás Druso-, como recogio el secretario de Aculeo en sus documentos. "Druso", nombre de envasores extranjeros, de bárbaros togados que se atrevían a contaminar la herencia de razón, ciencia y saber de las nobles Atenás, Corinto y el resto de las antiguas polis... "Druso", nombre que se grabó a fuego en su alma con más dolor que la marca de esclavo del ludus que trazaron con metal candente ensu brazo...

Así que la noche de la fuga, tras degollar con facilidad a los dos vigilantes del carromato y el portón, vio a Áyax acercarse a la arena. Iba ebrio, tarareando una canción, y se apoyó en una parede para mear donce luego los gladiadores entrenarían. Druso salió de su escondite junto al carro y llegó hasta él para tomarlo por el hombro y volverlo. Mi nombre es Fedro, susurró mientras le clavaba un puñal en el pecho.

Y entonces estalló el caos. Pues el guarda, aun beodo y malherido, consiguió colar un pie y tirar al suelo a Druso antes de empezar a aullar y pedir auxilio. Desde el interior de la casa se empezaron a oir ruidos y actividad: pronto saldría todo el mundo, así que el físico, con el corazón cabalgando desbocado, se escabulló entre las sombras para llegar a su habitación. Mientras tanto, los pasillos se poblaron de gente, que empezó a dar órdenes y gritos al descubrir al herido y a los muertos.

Y al tiempo que Druso terminaba de limpiar la sangre de sus manos, golpearon a su puerta...

**********

Han pasado unos meses. Aunque tuvo que restañar las heridas de Áyax delante de algunos sirvientes y el doctore, no fue difícil hacer que todo el mundo creyera que había sido el mismo doctore quien atacó al herido: no era la primera vez que la bebida lo volvía violento e irascible. El mismo Áyax, que pasó su convalecencia en una niebla de fiebre y opio, no recordaba nada del ataque, así que Druso pudo volver a conciliar el sueño, saberdor de que los mismos dioses velan por su empeño.

Notas de juego

Tercera Fase al fin, así que queda presentado el Drama y el Defecto:

Drama: Huiré hundiendo el ludus.

Defecto: Mi nombre es Fedro

Además, escojo mi primer Dominio (un elemento que no haya creado yo), así que me voy a quedar con Titus, el esposo de Claudia.

Finalmente, presento mi orden de preferencia para las Funciones de la primera Escena: Adversario, Secuaz, Protagonista y Aliado, y gastare 1 de mis 3 puntos de Destino iniciales.

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18/10/2011, 17:49
Claudia Aria Corvina

Los efectos secundarios de los relajantes la dejaban más aturdida de lo que a Claudia le gustaría. El dolor había dejado de existir, pero en su lugar se había instalado una espesa niebla que no la dejaba pensar con claridad. Y estar ahí tirada en el lecho en lugar de estar haciendo cosas más necesarias era un tormento.

Cicerón cuidaba la puerta, así que Claudia estaba sola. En esos momentos de debilidad, prefería hacer las cosas ella sola en lugar de estar avisando a los esclavos. Y es que en el fondo, ella sabía muy bien lo que era ser una esclava y no le gustaba que le hicieran cosas que ella podía hacer con sus propias manos. Los esclavos no estaban para lavarle el cuerpo, darle de comer o limpiarle los pies cuando a ella le diese la gana. Los esclavos estaban para tener el ludus limpio, hacer y servir la comida, cuidar del hogar y que todo estuviese en su sitio. Por ello obtenían dinero a cambio en el que poder gastárselo a placer. Pero eso nadie lo entendía. Claro, ninguno de estos romanos sabía lo que era ser humilde. Derrochaban monedas en cosas absurdas como apostar por vidas humanas en la arena. Desgraciadamente, esas apuestas daban más dinero que invertir en otro tipo de cosas más mundanas como la agricultura o la manufactura del hierro y, por supuesto, más estatus que ser un simple granjero. Aunque a ella le gustaba cultivar viñedos. De pequeña había crecido entre las viñas de su padre antes de que este cayera en desgracia por culpa de una traición. Maldita fuese la estampa de su tío.

Claudia se alzó del lecho con mucho esfuerzo. La herida tiraba, pero no dolía. Retiró las pesadas mantas, sintiendo que el frío ambiente templaba el sudor de la fiebre. Resopló varias veces por la nariz antes de incorporarse costosamente, sosteniéndose a duras penas sobre la mesita dónde reposaban las vasijas de los medicamentos de Druso. Aquel físico parecía un buen hombre, pero seguramente pensaría de ella lo que toda la guardia y todos los esclavos pensaban de ella y es que era una dómina cruel que solo miraba por sus propios intereses. Era lógico que pensaran así, ella era una mujer y debía ganarse el respeto mediante la manipulación, no mediante sus victorias en la guerra. Los hombres tenían mejor fortuna en eso. Ciertamente lo único que Claudia quería era tener su propio ludus y manejarlo a Su manera. No a la manera convencional romana. Por eso siempre se estaba peleando con Titus.

Para hacerse con el control del ludus, tenía que demostrar que legalmente era suyo. Titus había firmado unos papeles en los cuales cedía a Claudia el control total si a él le ocurría algo. Ella se había sentido emocionada al saber que por fin su esposo había confiado en ella para hacer ese gesto. Claudia no era ambiciosa, no deseaba elevarse por encima de su estatus actual ni deseaba conseguir más dinero. Ella solo deseaba controlar el ludus para que prosperase. Porque, no había que engañarse, Titus estaba llevandolo a la ruina y arrastraría con él a ella y a todos los esclavos y gladiadores que se ganaban el pan trabajando allí.

Por querer hacer las cosas bien, Claudia fue a ver a Aculeo, avisándole de que Titus estaba arruinando el ludus. El romano, en lugar de ver que el trabajo de Claudia era mejor que el de su hijo, simplemente echó una reprimenda a Titus y todo volvió a ser como antes. Esto frustró todos los plantes de Claudia, Titus ya no confió en ella para la economía de la casa y se enfrentó a su esposo en un arrebato de ira que acabó en una pelea de la que ella no se recuperó. A ella no le gustaba discutir con Titus. Siempre se sentía culpable por discutir con él. Antes de poder pedirle perdón, Titus desapareció y ya no se le volvió a ver. 

Claudia alcanzó el cajón de la mesa y lo abrió. Dentro estaban los documentos que su esposo le había dejado a modo de despedida antes de marcharse. Era como si hubiese dicho "Aquí tienes lo que tanto ansías. Adiós" ¿A dónde se había marchado Titus? Esa era la mejor oportunidad que tenía para obtener el control total de su casa. Pero le dolía haber perdido a su esposo en el intento. ¿Quizá Titus estaba despejándole el camino? ¿Acaso era un desafío? Ella no lo sabía. Cogió los papeles y volvió a la cama con ellos, abrazándolos.

- Jodido Titus - masculló. - Te estarás riendo de mi allí dónde estes, desgraciado. Sabes que esto no es lo mismo sin ti... - murmuró en la almohada.

Se durmió enseguida.

Notas de juego

Rasgo 3: La economía de esta casa es una serpiente que tengo amaestrada

Rasgo 4: El poder de un hombre llega hasta el extremo de su espada; el de una mujer hasta dónde llegan sus palabras

Hago combo para escribir el segundo post y el tercero en el mismo. Si prefieres que no sea así, lo divido en dos y punto.

Drama: Obtener el control total del ludus de mi esposo (que no es el Ludus Magnus) Para ello, Aculeo debe estar seguro de que Titus (su hijo) está muerto y que ella es la heredera del ludus.

Defecto: Pasional. Tiene muchos arrestos, pero siempre pone el corazón en lo que hace; se le parte con facilidad.

Dominio: El opio. Nunca se sabe cuando puede calmarte o enviarte al otro barrio por un exceso.

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19/10/2011, 00:19
Director

Notas de juego

Muy buena idea, Avhin, ese 2en1 :P

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28/10/2011, 13:04
Nai

El último esclavo cayó como un peso muerto a la arena del patio, su mandíbula rota y la mirada vidriosa y perdida, hundida su mente en las brumas de la inconsciencia. Un lento charco de sangre se formó bajo su cara postrada, merced del impacto que había recibido en la nariz, de la cual manaba profusamente.

Una ovación acompañó su caída, la generada por los compañeros del agresor que había conseguido con toda facilidad tumbar a aquel desgraciado, seguramente ciudadano con demasiadas deudas por pagar. Ahora su destino, visto que no iba para gladiador, sería uno peor. Si tenía alguna maña o destreza, podía tener suerte y ser destinado a la servidumbre; si no, las minas o las galeras serían su destino. Es decir, penuria, calvario... muerte. No comprendía pro que estos bárbaros se empeñaban en parecer civilizados al tiempo que cometían tales atrocidades. Aun tengo tanto que aprender de este mundo... El cuerpo fue retirado a rastras sin más ceremonia por dos esclavos negros.

- Tu. -el doctore me señaló- Sé que me entiendes lo suficiente. Y si no, lo entenderás rápido. Ahora sal ahí y pelea. O muere...

Luego hizo una señal a Marcio y a Tulio, los dos guardias que había oído la noche anterior, y que también conocían el secreto de Sura. Con el desparpajo del que está acostumbrado a ello, me alzaron del suelo donde había pasado la noche, apoyado contra un muro. Portaban lanzas en una de sus manos, y espadas envainadas que me costaría mucho esgrimir con manos y pies encadenados. Con sus grasientas manos libres, me levantaron por los brazos encadenados y con una risa arrogante me lanzaron con violencia al centro del patio, un espacio vació de arena que diferenciaba a los esclavos recién llegados de lo gladiadores veteranos, que nos observaban desde enfrente, midiendonos con una mirada donde se mezclaban el desprecio y la curiosidad.

La arena donde fui arrojado no era mero polvo. En algunas partes se asemejaba a barro, pues la tierra polvorienta ya se había mezclado previamente con sangre de algunos esclavos que ya habían pasado por esto mismo. Esclavos como el que acababa de salir a rastras hacia la enfermería.

Había visto desfilar a todos y cada uno de mis compañeros reos en ese acto que se me antojó algún tipo de selección. Por pura casualidad, o quizás buscado a posta por el buen hacer mercantil de mi anterio amo, me había quedado para el final. Vi como, uno a uno, mis compañeros reos caían con mayor o menor grado de violencia bajo los golpes de un gladiador. Todos los reos tuvieron, al igual que el gladiador, una espada de madera que bien manejada no mataba, pero podía causar unas heridas terribles. Al parecer valíamos algo, pero antes debíamos ser evaluados. Si valíamos oro o mierda, un duelo con un gladiador lo sacaría a la luz.

Todos recibieron una paliza. Algunos fueron cruelmente desechados, pero otros, por puro coraje, espíritu o tozudez, habían resistido varios golpes, plantando batalla a pesar del final previsible. Aquellos parecieron ser mejor aceptados y no me cupo duda de que las minas no serían su destino. ¿Y yo? ¿Prefería unas minas o una galera...? ¿Me habían criado en la lucha para acabar picando roca o atado a un remo mientras me daban de latigazos...? Encadenado al fondo de una mina no se podía salir si no era muerto, y en medio del mar, en aguas desconocidas, anclado a un remo, no había futuro si no como pasto de tiburones. No. Yo quería ser libre por completo. Tenía que descubrir como liberarme a mi mismo y a cualquiera que estuviera como yo. Al menos como redención, ya que bno fui capaz de cumplir con mi pueblo. De una manera u otra, romperé el círculo...

Junto a mi cuerpo lanzado a la arena estaba la misma espada de madera que había servido al anterior combatiente.

- ¿A este no le desencadenas, doctore? -dijo una voz sobre mi. Era el gladiador, una enorme masa de músculos cuyo nombre desconocía. Al parecer mis compañeros no le habían hecho ni entrar en calor. O quizás, alguno de estos bárbaros tenía algo de honor, después de todo- Eso es un insulto a mi rango, doctore... Y no es justo para él...

- Me importa una mierda si eso te hace llorar por las noches... -respondió el doctore con un rictus de enojo. Al parecer le desagradaba cualquier tipo de réplica por parte de sus inferiores. Hizo una pausa para dejar claro que su palabra es ley, pero en vez de guardar silencio y esperar que sus órdenes fueran obedecidas, parecío pensarselo mejor. Su rostro mostró una media sonrisa, ambigua y desagradable- Este... Este luchará encadenado... porque es más peligroso que cualquiera de los otros... -su tono era ofensivo para el gladiador, que picó el anzuelo y torció el gesto con desagrado. Debía tener bastante orgullo propio si esa treta logró alterarle de manera tan evidente- Haz que coja el arma. Aunque no lo parezca, así tú tendrás más posibilidades... jejeje... -su risita fue desdeñosa; todo lo ofensiva que pudo ser.

- ¡Ya le has oído! -fue la respuesta agresiva del hombre, picado en su orgullo- ¡Cogela y levanta, perro! -y me pateó la cara con desprecio justo después de tirarme la otra espada de madera contra una mano. A cuatro patas como estaba, me sacudí el dolor y el aturdimiento agitando la cabeza y escupí algo de sangre al suelo. Definitivamente ese gladiador y yo no íbamos a ser amigos.

Lentamente, con manos y pies unidas por 1' de cadena, me fui incorporando. Con una mano me limpié la sangrante comisura del labio, mientras la otra sujetaba con negligencia la espada de madera. Si tenía intención de defenderme con ella, no di muestras evidentes de ello, aunque separé y doblé ligera y levemente las piernas, en una postura vagamente equilibrada. El gladiador pareció haber esperado suficiente y dió por bueno el inicio de la paliza que tenía lista propinarme para dejarle claro al doctore que él no era un cualquiera. Pero él no sabía que, aunque sea su bastardo, la lucha es mi madre...

El luchador se lanzó contra mi en una carga calculada. Desde luego podía comportarse como un toro, pero no era un buey. Su postura era adecuada para descargar un golpe seco sin perder por ello el equilibrio, la inercia, ni la defensa. Sin embargo, yo había estado contemplando todos sus movimientos mientras atacaba al resto de reos, por lo que ya tenía una idea de donde tenía su punto de equilibrio y qué movimientos y rutinas de ataque solía preferir. Anticipándome a su carga, di dos cortos y rápidos pasos hacia adelante, en diagonal, pero rotando mi cuerpo en un volatín. Aquel movimiento tuvo la virtud de sutuarme a su lado mientras cargaba, pudiendo aprovechar para empujarle y aumentar su inercia. Desequilibrado, su cuerpo salió despedido con fuerza hacia adelante, justo donde estaba Marcio. El guarda recibió el impacto del cuerpo del gladiador y ambos cayeron al suelo arrebujados.

Aproveché entonces el momento de sorpresa y confusión para ir me hasta Tulio. El sorprendido guardia alzó su lanza, amenazador, pero no sabiendo si matarme le acarrearía el pago de mi coste como multa. Aproveché su indecisión para lanzarme con fuerza a sus pies, dar una voltereta en el suelo, propulsarme de nuevo hacia arriba sin solución de continuidad y ascendiendo como un pez fuera del agua, golpearle la cara con el techo de mi cráneo, la parte más dura del cuerpo de cualquier hombre. Oí un crack y supe que había sido un fuerte golpe. Noté la sangre caliente de su nariz estallando contra mi cráneo y noté que Tulio caía hacia atrás con un grito de dolor. Recuperé el equilibrio aun con la mano aferrando la espada de madera, y mi posición defensiva fue ya evidente para cualquier que me contemplara.

En ese momento, al otro lado, Marcio se puso en pié antes que el gladiador, que al parecer se había lastimado el tobillo en la carga. Estaba enfurecido y enarboló la lanza para atravesarme sin importarle si debía pagar el precio de mi coste. Intuyendo su lanzamiento, me moví en un tosco volatín lateral apoyando las manos en el suelo, para estropearle el tiro cuanto pudiera. Tan concentrado estaba Marcio cuando disparó su saeta, que no vió que yo me había situado entre él y Tulio. La lanza salió volando con fuerza y mi movimiento de repente fué mucho más fluido al ajecutar un segundo volatín. Había picado el anzuelo.

La lanza acabó siendo disparada más arriba de lo que debía y acabó de repente alojada en la garganta de Tulio, de cuya boca comenzó a manar sangre a borbotones mientras caía de rodillas, herido de muerte.

- ¡Bastardo! -auyó Marcio, enfurecido por haber sido él mismo quien había herido a su amigo- ¡Pagaras por esto! -y con un movimiento fluido sacó su espada y cargo contra mi dando estocadas.

Su furia era grande, pero era un profesional y controlaba sus movimientos. A duras penas pude esquivar y me vi obligado a parar los golpes. Por suerte, la cadena de mis manos sirvió para tal fin, permitiendo el metal de las argollas que me cortara la piel. Aun así, el guardia se las arreglo para ir arrinconándome hacia el fondo del patio, donde no había muro. Un acantilado era la invisible pared que nos acercaba y nos alejaba a partes iguales de la libertad. Al fondo se veía un mar azul y picado. Mis pies estaban a escos dos metros del mismo.

En un momento dado, caí al suelo en una finta complicada para evitar un tajo vertical y acabé con la espalda en el suelo. El cuerpo de Marcio se acomodó y movió con rabia para darme una estocada definitiva. Sin embargo su filo no toco carne si no metal. Flexionando los abdominales, rodé hacia atrás, cambiando mi cuerpo de posición. Donde estaba mi cabeza, apareció la cadena de mis piernas, la cual quedó cortada por el tajo del guardia. En un movimiento fluido, le pateé la cara con un taconazo y gané el tiempo suficiente para ponerme de pie con un giro sobre mi eje. Una vez de pie, detuve un tajo de Marcio y le devolví una patada frontal en pleno torso, desplazándole varios metros hacia atrás. Yo estaba a un metro del acantilado, pero había logrado ganar distancia con Marcio al tiempo que me liberaba y me equilibraba.

- ¡Marcio! ¡Detente! -dijo el doctore con severidad. Parecía que había visto suficiente en la evaluación y no quería perder otro guardia.

- ¡No doctore! -negó el guarda, enfervorecido por la orden y el gorgoteo mortal de su amigo Tulio- ¡Esta rata va a acabar con sus huesos en una letrina por lo que ha hecho a Tulio!

MArcio se desvocó en una carga súbita. Seguramente si su sangre no cublara su vista, habría considerado ese movimiento, pues al gladiador no le había dado demasiado buen resultado contra mi. Pero la rabia le cegaba. Ahora, con las piernas libres, mi mayor movilidad me daba aun más ventaja que a él su espada. Su carga feroz y descontrolada fue respondida por un salto por mi parte. Justo cuando descargaba su arma, mi cuerpo se elevó, con las piernas abiertas, girando todo el cuerpo hacia adelante en un movimiento eléctrico.

Cuando mis pies se posaron en tierra, Marcio trataba de frenar, pero la arena impedía otra cosa que un derrape mortal. Sin pararme demasiado a considerarlo, me lancé hacia marcio con un brazo estirado, lanzando la cadena hacia adelante, para que la agarrara. Marcio llegó a acariciar la cadena, pero no pudo ser y se despeñó con un grito desgarrador que resonó por todo el ludus.

Tal como me había prometido hacia tiempo, no mataria. Y aquel día no maté. Pero la muerte me persigió.

Mientras estaba en el suelo, recibí un golpe en la base del craneo con la pica roma de una lanza. Otro guardia me dejó inconsciente. Solo pude oir al doctore mascullar antes de caer inconsciente.

- Ese idiota me desobedeció, pero los dioses han recompensado su falta de seriedad al desobedecerme. -su tono era práctico y deshumanizado- Al menos ahora sabemos a que atenernos de verdad con este... Lo que ese mercader dijo resultó ser cierto. Esos tatuajes valen el peso de ese chico en oro...

Las sombras cayeron entonces sobre mi vista. Mi último pensamiento fue para Sura. Muertos los dos guardias que conocían el secreto sobre su familia, ahora ya nadie podría chantajearla. Al menos la había librado de eso...

Y entonces no oí más. Solo la nada...

Notas de juego

Drama:

  • De una manera u otra rompere el círculo (mencionado anteriormente como rasgo, convertido en drama)

Defecto:

  • Aun tengo tanto que aprender de este mundo... (hace referencia a que soy un bárbaro y no conozco casi nada)
  • Esos tatuajes valen el peso de ese chico en oro (hace referencia a que saben lo que vale Nai, y nunca permitirán que alcance la libertad por medios honorables; por mucho que luche para ganar su libertad, es demasiado tentado retenerle)

Dominio:

  • Aunque sea su bastardo, la lucha es mi madre (Nai se mueve en combate como pez en el agua y domina todos los aspectos de la misma aun en las peores condiciones).

Me he puesto dos defectos porque lo veo más chulo para la interpretacion y la historia, aunque me amargue la vida. En cuanto a lo de Protagonista, Secuaz, etc... no se que elegir la verdad. Yo eso lo veo como que todos somos protas, aliados, etc en diferente momentos ¿no? Espero que esté todo adecuadamente. Si hace falta algo dilo y lo completo ;D