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Ludus Magnus: Dioses de la arena 2.0

Un rumor tras los cortinajes

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09/11/2011, 14:35
Director

Sura dormía con placidez, tendida en el jergón que podía llamar suyo dentro de una de las estancias dispuestas para las esclavas del servicio. A su alrededor, el resto de la docena de muchachas que compartían aquel espacio repiraban con suavidad, tibias y lánguidas, entre roces de sábana y palabras musitadas entre sueños.

Un leve toque en el hombro la despertó y, en la semioscuridad de la madrugada, pudo entrever a Cinia, la anciana que coordinaba las tareas de las esclavas del ludus, mirándola desde dentro del pañuelo que le cubría el cabello y dejaba su rostro en sombras, y a Ajax, con una rodilla clavada en el suelo junto a ella y una mano extendida, la que la había despertado.

- Sura, levántate y acompaña a Cinia.

La anciana permaneció impasible mientras la joven se incorporaba silenciosamente: si acaso le molestaba o sorprendía que el guarda llamara por su nombre a la doncella, supo guardárselo para sí. Los tres abandonaron la habitación y Sura pudo ver como otras siete chicas esperaban en los pasillos, y el guardia escoltó a las mujres por las dependencias de los esclavos varones. Rara vez entraban en aquella zona, y Sura encontró prácticamente idénticos los corredores, mugrientos y desconchados a la luz de las antorchas.

No tardaron mucho en llegar a su destino: la puerta de una celda, entreabierta.

- Esperad aquí-, ordenó en un seco susurro Cinia, tomando de la mano a una de las chicas y cerrando la puerta tras de sí al pasar. Durante unos segundos se escuchó un breve murmullo, quizá entre la anciana y un hombre, y se hizo el silencio de nuevo. Ajax esperaba con aspecto profesional, observando el corredor, mientras las jóvenes, espalda pegada a la pared esperaban mirándose les manos, los pies y el suelo, azoradas. La que estaba a la izquierda de Sura, una esclava llamada Atella, volvió la cabeza y susurró con disimulo:

- ¿Y tú? ¿Has estado con alguno?-. Antela mirada de desconcierto de Sura, completó con impaciencia-. Con algún hombre. Eso es lo que están revisando.

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10/11/2011, 16:50
Sura

Sura no tarda en abrir los ojos. Desde siempre ha tenido el sueño ligero, y tampoco se le han caído los anillos por pasarse más de una noche sin dormir. Sin embargo, ese no había sido mucho el caso desde que estaba en el ludus. Pero sin duda, que la despertasen de golpe la sorprende y sigue en silencio a Ayax y a la jefa.

Se mantiene en silencio, aparentemente tranquila, aunque por dentro nerviosa. Todo no hace más que empeorar cuando su compañera le anuncia el porqué de tanto misterio.

¿Qué? Dijo incrédula Sura. Aunque había oído perfectamente. Pues no... Dijo encogiendose de hombros. Ni se avergonzaba ni le importaba. Aunque no sabía a qué venía esa revisión de golpe. Lo normal es que la hubiesen hecho nada más entrar ella en el ludus y de eso, ya había pasado un tiempo.

Sura se llevaba bien con todos los sirvientes, pero con ninguno de ninguna forma especial. Era bastante independiente, por lo que no sigue la conversación.

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14/11/2011, 18:01
Naios

Cinia volvió a abrir la puerta de la celda, conduciendo por un brazo a la joven con la que había entrado. Ésta parecía un tanto azorada y perdida, pero no dolorida, de odo que sonrió con suavidad al tomar sitio junto a sus compañeras.

- Pasa conmigo ahora-, indicó la vieja a Sura señalando la habitación. Cuando entraron, las dos mujeres pudieron ver a Druso, el físico, y Naios, el doctore. Éste, sentado en un asiento de tijera con la barriga apoyada sobre los muslos, sostenía en su mano un enorme cáliz lleno de vino que parecía sangre a la luz de las lámparas de aceite.

- ¡Pasa, pasa, muchacha!-, ardenó con jovialidad. Parecía casi completamente ebrio, pero un brillo de despiadada inteligencia se reflejaba en sus ojos. ¿O era el brillo de las llamas?-. Debemos comprobar si estás aumentando la gloria y la riqueza de esta casa.

Señalaba con alegría una mesa baja sobre la que habían echado un lienzo para cubrirla. A sus pies, Druso esperaba de rodillas, y explicó con gravedad.

- Tranquila, sólo veremos si estás embarazada-, dijo mientras untaba sus dedos con un bálsamo ocre que inundaba la habitación con un hedor especiado.

- Sí,  querida, y si lo estás le espera a tu vástago el mayor de lo honores: servir a esta casa y a Publio Albo Aculeo desde la misma niñez, rodeado de esplendor y gloria que lo elevarán muy por encima del resto de esclavos de la República. Qué gran honor, ¿verdad?

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16/11/2011, 12:31
Sura

Sura abre los ojos. Y cierra las piernas y se aprieta el vestido para proteger su cuerpo.

No hará falta, mi señor. Es imposible que esté en cinta. Jamás un hombre me ha puesto una mano encima. Dice con seriedad y un poco de fiereza, como si fuese algo que estuviese defendiendo con uñas y dientes.

Lo último que quiero, es dar a luz a un hijo aquí, condenándole a una vida de miseria y esclavitud. Piensa con asco.

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16/11/2011, 13:48
Naios

- ¡Ja, ja, ja!-, rió Naios estruendosamente antes de dar un sofocado sorbo a su vino y volver a hablar-. ¡Si hubiera entregado dos monedas a los sacerdotes de Júpiter por cada mujer que afirmara tal cosa, habría un templo en cada esquina de la República! Es curioso lo olvidadizas que suelen ser las doncellas respecto al riesgo que haya podido sufrir su virgo...

Pese a la jovialidad de su tono, Sura pudo entrever la crueldad oculta detrás, y no pudo dejar advertir el empecinado silencio de Druso, que mantenía la mirada clavada en sus manos y el suelo, acuclillado junto al banco donde exploraba a las esclavas, como si quisiera pasar desapercibido por completo.

- Vamos, muchacha, tiéndete de una vez: es tarde y aún quedáis muchas. Cada una de vosotras que queda grávida supone una boca enferma que alimentar, y unas manos ociosas que bien puden acabarenel cementerio-. A escuchar sus propias palabras, algo pareció abrirse paso en su conciencia, como si hubiera hecho un descubriemiento-. ¿Es eso lo que te ocurre niña? ¿Temes que la muerte pueda llegarte en el parto?-. Con expresión de cariño y afecto sincero tomó a Sura del hombro y susurró en su oído-, Porque si es así, no tienes nada que temer: el físico tiene mil remedios y cataplasmas con los que vaciar tu vientre antes de que se infle definitivamente...

Notas de juego

Tranquila, Sura: puesto que estas escenas son de roleo, no hay tiradas, y no se te puede forzar a un rsultado que no quieras. Sigue narrando, y yo te sigo la corriente. Y los demás, os recuerdo que podéis particiapr también si queréis, o iniciar escenas paralelas, ¿ok?

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16/11/2011, 14:14
Sura

Si su familia no dependiese de ella, le habría escupido a la cara por decir tal atrocidad. ¿Cómo se atrevía a ni siquiera insinuar que podía matar al hipotético hijo que llevaba en el vientre? Sin embargo, lo que no pudo disimular, fue la ira en sus ojos y la manera agresiva de apretar los labios.

Le digo que no estoy embarazada, y que sigo siendo casta. Pero está bien. Dijo con agresividad sumisa. Se tumbó y miró a los ojos a Druso, esta vez, con más miedo, pidiéndole piedad.