Partida Rol por web

Marvel: Fundación Costa

[Finalizada] Escena 1: Fin de curso

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17/09/2015, 18:06
Xur Laven Tolerio

Vale, problemas y acertijos, la vulnerabilidad de Xur, pues no era muy paciente ni muy listo, las cosas como son; pero cuando creía que nada podía ir peor, son devueltos a su "dimensión" y, entonces el caos estalla. Un puto meteorito que va hacia ellos y, parece, que no va a haber fin. 

Hay un plan preestablecido, los mentalistas parecen intentar algo, pero el alien no se va a quedar quieto. No. Mira a todos lados, mira hacia delante, pasea el ojo por todo su cuerpo intentando analizar todo, pero opta por dirigirse hacia las cuevas.

Parece que Salva está planeando algo- Qué necesitas -dijo sin más mientras se acercaba a ese chico. Podía hacer casi cualquier cosa, pero si él necesitaba algo.

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17/09/2015, 18:24
Salvador

Tan concentrado estaba con sus propios pensamientos que no vio la llegada de Xur hasta que éste no se encontraba casi a su lado. No pudo reprimir la sorpresa en un pequeño grito, que resonó en las cuevas, uniéndose a la cacofonía de voces de los demás estudiantes.

- No, no... está bien. ¿Queda alguien más que tenga que venir? ¿Alguien en la playa? - ante la negativa de su compañero, asintió - Vale... venga Salvador... concéntrate...

Cerró los ojos e introdujo la mano en la arena de la playa. Cada rincón del planeta tenía su propia arena, pero casi todas tenían en común que estaban compuestas por multitud de pequeñas partículas en las que abundaba el cuarzo. Si hubieran estado en una zona más tropical habría detectado piedras volcánicas, pero en la costa española podía darse con un canto en los dientes si encontraba algo más original que feldespato. Abrió los ojos, que volvieron a refulgir con esa luz azulada que había mostrado en el juego de pelota, y visualizó las pequeñas partículas uniéndose entre sí formando grava. Los fragmentos de cuarzo destacaban como luces brillantes en su mente, y pronto disgregó su estructura molecular para dar cohesión y dureza al resto. Era como tejer con un patrón muy sencillo, aunque no sabía si alguien que no tuviera sus conocimientos podría imaginar lo que estaba haciendo.

Fuera de la mente de Salvador, sus compañeros pudieron apreciar cómo la arena que el muchacho estaba tocando se movía como empujada por el viento. Se retorcía, se abrazaba sobre sí misma, y empezaba a crecer saliendo al exterior de la cueva. La arena había tomado un aspecto cristalizado al contacto con el agua y eliminando la parte de sal que conformaba el agua de mar. Multitud de pequeños fragmentos brillantes acompañaban a la estructura a medida que una barrera tras otra, a modo de rompeolas sucesivos, se conformaban en la boca de la cueva. Una gota de sudor recorrió la mejilla de Salvador por el esfuerzo, y cuando terminó, no tuvo por menos que boquear como un pez fuera del agua.

- Es lo mejor que puedo hacer con arena... sílice, cuarzo, y ahí he conseguido conformar ópalo - dijo, señalando una en particular - Pero no sé si aguantarán... deberíamos... adentrarnos en las cuevas, por si acaso...

Luego miró al exterior, como si pudiera ver lo que estaba sucediendo.

- Había gente en esa nave, Xur...

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17/09/2015, 19:27
Xur Laven Tolerio

-¿Nave? -dijo abriendo muchísimo el ojo, aunque valoraba mucho el esfuerzo por reforzar las defensas del chico- ¿El meteorito es una nave? ¿Con gente? ¿Cómo lo sabes? ¿Es que puedes verlos? ¿Oírlos? -estaba nervioso, la verdad, pues sabía que en el espacio había tantos seres tanto pacíficos como destructivos como lo podían ser los seres humanos entre sí.

-Vale, vale, vamos a centrarnos -se cruzó de tentáculos mientras parecía meditar- quizás podría acercarme a echar un ojo. Calor, velocidad, visión... demasiados cromosomas, demasiada carga genética -negó de nuevo con la cabeza- veamos. Tenemos el monopatín de Ian, el control de la tierra de Salva, la telequinesis de Verónica, pero verónica tiene que ir con los otros mentalistas. Tenemos un monopatín, un controlador de tierra... -empezó a murmurar en una lengua extraña mientras, de vez en cuando, un tic movía la punta de uno de sus tentáculos- ¿Podrías hacer eso de endurecer la tierra sobre una forma de vida? -era una pregunta tonta, pero si podía hacerlo- Necesitamos un cerebro bueno aquí -pidió a sus compañeros, a ver si alguno podía ayudarle- quiero intentar averiguar qué es lo que es lo que cae, si no puedo, ayudaré a afianzar nuestras defensas.

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17/09/2015, 20:00
Narrador

- ¡Demasiado tarde! ¡Ya cae!

El grito de Brayan interrumpió el pensamiento de todos. Las últimas defensas, refuerzos para los muros de Salva, empezaron a erigirse. Dos alumnos más jóvenes se pusieron en pie y se dieron la mano, apuntando con las libres a la entrada, y un círculo de energía apareció en la boca de la caverna, cerrándose poco a poco como el objetivo de una cámara, llenando la estancia de reflejos dorados. Otro alumno, este algo mayor, se acercó al muro más interno de entre los que había erigido Salvador y hundió su puño en la roca, como si esta fuera simple agua. De donde estaba su puño empezó a extenderse un efecto, un leve cambio de color en la roca, a la vez que esta se alisaba visiblemente.

- Puedo reforzar materiales hasta darles su máximo de resistencia, elasticidad, plasticidad… Espero que ayude.

Halid se acercó también al muro, y como había hecho durante el partido de balón prisionero, se hinchó varias tallas, todo músculo, cubriéndose de tatuajes brillantes de color rosado. Puso las manos en el suelo y los tatuajes se extendieron por el mismo y hacia el muro de Salva, cubriéndolo con intrincados motivos tribales.

Segundos después el suelo tembló desmedidamente, y el sonido atronador del impacto retumbó en las cavernas, mezclándose con los gritos de los menores de edad allí afinados. Pero eso no fue lo peor, tardó unos diez o quince segundos, pero la anunciada ola llegó, impactando contra el muro y las distintas barreras. Tan fuerte fue el primer impacto, que pese a todas las medidas, el muro se combó hacia adentro, haciendo estallar la dorada barrera mágica. Una grieta empezó a extenderse por el centro, dejando entrar agua a presión, pero Sara estaba pendiente de que algo así pudiera suceder, y ejerció su control del agua para aliviar la presión y forzarla a volver al mar tan rápidamente como fuera posible.

Diez segundos después, la caverna estaba en calma. El chico mayor sacó el puño de la roca y esta empezó a cobrar el color que Salva le había dado, a la vez que Halid recuperaba sus tatuajes, y los hacía desaparecer.

Cuando por fin pudieron salir, el agua estaba de nuevo en calma. La playa estaba vacía, la super ola había arrastrado con ella todas las mesas y trastos que había en la arena, ya sea contra los muros del acantilado o hacia el mar, lo mismo que se había llevado una porción arena.

Raúl apareció, exhausto, a comprobar como os había ido, y fue teleportando a los heridos. Había un grupo de gente en la orilla, haciendo uso de sus poderes para traer a la misma el objeto que había caído del cielo. Un amasijo derruido que antes había sido una nave. A su lado había un par de… seres. Una alienígena de piel verde, ojos de insecto y dos pares de brazos, aparentemente femenina, cubierta con unas mantas. Y otro que parecía un perro amarillo con seis patas y el mismo número de ojos, del tamaño de un terrier.

Y así fue como los alumnos de la Fundación Costa conocieron a su nueva profesora de Tecnología y su mascota.

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17/09/2015, 20:28
Narrador

El Arlequín cambió el rostro que había en su yelmo, de nuevo, por uno con una expresión de tristeza exagerada como las máscaras de las tragedias griegas, e hizo como que sollozaba contra su brazo, escondiendo el rostro. Pero luego volvió a mirar a Alejandro, y cambió el rostro de nuevo por el de la risa maníaca y empezó a dar vueltas en el aire, riendo maníacamente. Paró de golpe y se tumbó en el aire, con la barbilla apoyada en las manos, como si se hubiera tendido en una cama, mirando a Alejandro.

~ Escoges la tercera opción, entonces ~

Las cartas empezaron a flotar, hasta que ambas estuvieron a la altura de los ojos del niño Alejandro y relucieron con un brillo dorado. Pequeñas chispas empezaron a brotar, como diminutas luciérnagas, primero dirigiéndose en direcciones aleatorias, pero luego hacia una posición en concreto, el espacio en el centro entre las dos cartas. Cuando suficientes chispas se juntaron formaron la rectangular forma de una carta, una tercera.

En ella se empezó a dibujar a Alejandro en la mitad superior, y en la mitad inferior pero a la inversa, al Caballero Arlequín. La carta iba a mostrar más cosas, pero Alejandro jamás vio el qué, porque la cabeza del Arlequín traspasó el rectángulo, disipando las chispas. En este caso su rostro era literalmente un “trollface”.  El Arlequín siguió adelante, hacia Alejandro, y pasó a través de él quedándose a su espalda.

Alejandro dejó de ser un niño, volvía a su cuerpo normal, pero estaba vestido como el Arlequín, con el casco en las manos. Se dio la vuelta, buscando al auténtico, y lo encontró flotando tras de sí, mirándole.

~Así es ~

El casco del arlequín, empezando por su máscara, empezó a contraerse y replegarse, hasta que solo quedaron un par de hexágonos a los lados de la cara. Una cara que Alejandro conocía muy bien. La suya.

~ Me encanta la tercera opción ~

El otro Alejandro sonrió pícaramente, aun flotando en el aire.

~ Ahora, vuelve a casa y reflexiona sobre lo que has hecho ~

El cuerpo de Alejandro brilló, más bien la armadura de Arlequín que llevaba, convirtiéndose en una blanca luz que se separó de su cuerpo dejándole completamente desnudo y se convirtió en una pequeña esfera de cristal, poco mayor que una canica, frente al adolescente. En el interior de la misma había un casco en miniatura idéntico al del Arlequín.

El Arlequín / Alejandro, volvió a reír como si no estuviera demasiado cuerdo, y extendió la mano derecha hacia un lado. Dos líneas de energía roja se extendieron desde su antebrazo, acabando prácticamente en punta un metro y medio más allá del mismo, formando algo semejante a una espada de rojas llamas. El Arlequín apuntó entonces hacia arriba, y empezó a girar el brazo, formando un círculo en el aire, dejando tras de sí un rastro rojo. Cuando el círculo estuvo completo su centro se volvió negro y se extendió hasta prácticamente los bordes, casi como si fuera un eclipse. La oscuridad de su interior era en realidad un vacío, un vacío que empezó a absorber la realidad. El túnel, el suelo de energía, las blancas llamas, y finalmente a Alejandro. Dejándole en la más completa y absoluta oscuridad.