Partida Rol por web

- No es mala idea - le digo tendiéndole discretamente los papeles -, aunque no creo que lo de estos tíos se deba a esto. Aquí tienes. Cuando acabemos aquí, volvemos al motel y ya nos contarás lo que has conseguido.

José Luis mira a los guardias por un momento y cierra los ojos concentrándose...

Y está seguro que lo hizo bien...

Sin embargo, los guardias siguen su camino hacia dentro sin detenerse siquiera...

Lo extraño es que, dos personas que estaban a su lado, a la izquierda y a la derecha de los guardias, salen disparadas hacia abajo en las escaleras como si una fuerza invisible las habría empujado...

Me acerqué a Layla con una sonrisa, como si no nos conocieramos y ella me gustara, o algo parecido.

Bueno, para que no se me note que en realidad no me cae muy bien.

Cuando me coloqué a su lado, le sonreí con algo de esfuerzo y le señalé con la mirada a los guardias que subían las escaleras corriendo.

- ¿No crees que eso es un poco raro? - Le pregunté sin dejar de sonreir. - ¿Quieres ir a ver más de cerca? -

Esta bien os esperare allí, si descubro algo importante os llamare al móvil digo mientras me acerco a la acera en busca de un taxi que me lleve hasta nuestro motel

Uh, uh, uh... ¡Qué cojones es esto!, me pregunto totalmente sorprendido al ver que mis esfuerzos telequinéticos han tenido un resultado desastroso. No, no es que no hayan funcionado si no que parecen haber sido desviados, como si los guardas estuvieran protegidos por un teflón a prueba de agresiones de este tipo.

- Lucy, esto no me gusta nada. Dime que has conseguido algo, dímelo - pregunto un tanto angustiado. Son segundos preciosos y no es plan que perdamos el tiempo si es que realmente hay algún tipo de urgencia -. ¡Mierda!

Saco rápidamente el móvil y llamo a Edi.

Responde, responde casi grito mentalmente mientras llamo al móvil de Edi.

Layla mira con el ceño fruncido a Edie. Ella no iba a disimular.

Lanza una mirada al guía de nuevo. Podría intentar intimidarle para que le diera la puta respuesta a su pregunta. Si al menos supieran a qué Dios seguían esos pirados, quizá pudieran averiguar algo más. Pero no... tenía que venir la niñera de turno a hacer que recoja sus juguetes.

Vuelve la vista a Edie, con un sonoro suspiro.

Vamos a ver si nos colamos.

Empieza a andar hacia la puerta de la oficina, con paso seguro y acariciando su larga melena hacia atrás en un gesto de rendición.

Veo que mi móvil suena por lo que lo cojo y me sorprendo al ver el número de José Luis.

Seguro que habrán visto lo de los guardias, así que me preparo para contarle todo lo que sé rápidamente, antes que decidamos algo.

- Hola. Ya lo sé, escucha. Los guardias han subido corriendo al despacho del director y están ahora en la puerta... acaban de entrar. Parecen algo extraños, pero no puedo discernir que demonios son. O salimos de aquí cagando leches o nos quedamos para investigar, aunque creo que está todo dicho y hecho. -

Después miré otra vez a Layla, que parecía algo perdida.

- Oye, o vamos allí. - Señalé la oficina. - O salimos de aquí. -

Mientras tanto José Luis coge el móvil, Alejandra intenta parar un taxi en el medio de la avenida.

No pasan muchos de ellos y la mayoría o están llenos o evitan parar a una chica con el pelo rosa por precaución.

Los guardias terminan por meterse en el museo sin dejar de correr.

Pero cuando José Luis se giraba para preguntarle a Lucy, ésta ya había desaparecido de su lado para correr disimuladamente tras los guardias y seguirlos metiéndose dentro del museo... 

- Edi, esos tipos son efectivamente raros. De algún modo han conseguido evitar mi telequinesia, como si resbalara sobre ellos. Pensé que iban a por vosotros y por eso actué, pero si no es así, os aconsejaría que os dierais el piro a la de ya. Oh, mierda, Lucy acaba de entrar y los está siguiendo. Mira, yo os espero fuera con un taxi a la puerta. Salid cuanto antes y usa el móvil ante cualquier emergencia - le digo rápidamente para colgar a continuación sin esperar respuesta.

Tras colgar a Edi, voy hasta donde Alejandra.

- Espera, Alejandra - digo alcanzándola -. No te vayas aún. Lo mejor es que nos vayamos juntos. Detengamos un taxi y que espere con el taxímetro en marcha hasta que estos salgan, cosa que espero sea lo antes posible. Y manda cojones la Lucy esta, que pasa de ser una muerta silenciosa a hacer lo que le sale de los putos ovarios. ¿Qué es lo que les pasa a estas dos crías? ¿Tanta necesidad tienen de hacer las cosas a su puta bola y pasar del resto? ¿Puro afán de protagonismo? ¿O se trata de ver quién mea más lejos? No colaboran, se quejan de todo, hacen lo que quieren y siempre con exigencias para con los demás. Te digo una cosa Alejandra, el día que se acabe todo esto me alegraré de no tener que coincidir más con ellas. Claro que eso será si no nos matan antes por su culpa - le digo a la chica con total seriedad -. En fin, hasta entonces, nos tocará soportar sus idas de olla, pero hay algo de lo que no parecen darse cuentas. Solas no podrán conseguir nada. Y quizás, el día que se den cuenta de ello ya será tarde. ¡TAXIIIIIIIIIIIII! - grito al ver uno en nuestra dirección y pegando un buen silbido para que se detenga. Y más le vale que lo haga, o lo detendré yo porque mira que me tienen contento hoy.

- Espera Layla, espera. - Dije mientras colgaba con José Luis. - Estos tíos no son normales, no podemos hacer nada con ellos. José Luis dice que mejor que nos vayamos a ver que tenemos entre manos y después, regresemos si queremos a hacer una visita al Director, pero ahora, lo mejor será que nos vayamos... -

Me giré hacia Lucy también, ya que José Luis me ha dicho que entraba y allí estaba, junto a la puerta.

- Lucy, tu también, vámonos de aquí que nos espera un taxi en la puerta. -

Es extraño.

Sabes que lo has hecho bien... pero no sientes nada de nada...

Es... como si no tuvieran mente... como si fueran robots o algo parecido.

Nada que leer en esas cabecitas.

El taxista escuchó tu silbido y lentamente, se fue cambiando de carril hasta acercarse a dónde vosotros estabáis.

Cuando se puso a tu lado y al de Alejandra, bajó la ventanilla y os miró con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Dónde os llevo, parejita? - Dijo entre dientes, tirando el palillo que tenía en la boca al cenicero del coche, el cual estaba repleto de ellos.

Layla enarca una ceja, confusa.

Ya, y haya pasado lo que haya pasado, dentro de 10 minutos ya no habrá nada que ver ahí arriba. Si sois tan listos al menos demostradlo alguna vez, joder... Ni siquiera sabemos qué coño quiere decir esa foto, porque no os ha dado la gana preguntarle a nadie. ¿Hemos venido aquí para nada o qué?

Ella no pensaba irse sin sacar algo de allí, fuera con el guía o con la abrupta entrada de aquel par de hombres.

"José Luis dice" "José Luis dice". Vosotros id donde os dé la gana a discutir lo que os salga del culo a vosotros solitos. Pero yo me quedo aquí.