Partida Rol por web

Otra vez ese dolor de cabeza...
Casi como si se tratara de una amarga costumbre, la lengua pastosa y la vista que llevaba trabajo fijar. De nuevo la resaca se convertía en una molestia en la báse del cráneo.
Esa noche, en el concierto del Club de la Gran Avenida, se alargó tras conocer a una atractiva muchacha que amenizó las últimas copas de whisky. Demasiado bonito para ser cierto, la chica... ya no recordaba su nombre... tuvo la amabilidad de darle el teléfono. El arrugado papel que aún estaba dentro del pantalón, era el fiél testimónio de su reciente história.
Alargó la mano y paró el despertador.
Esos encapuchados son unos temerários... Negó con la cabeza. Se puso en pié y se aseó un poco en el baño.
Hoy iba a ser otro día atareado. La vida de un músico de ventura pasaba entre apartamentos mugrientos como aquel y pensiones de mala muerte.
El característico silbido de la cafetera. Un cigarrillo encendido consumiéndose en el cenicero abarrotado de colillas encima de la mesilla. Edie tomó la taza de café y apuró el cigarrillo. Por la ventana el día se presentaba despejado, un alivio de sol para todos los habitantes de aquella podrida ciudad.
La ciudad es como una béstia viva y ambrienta que se lo traga todo... ricos, pobres, vagabundos, putas, yonkis, negros... y luego abre de nuevo sus fauces y grita pidiendo más. Edie era un superviviente. Un broker de las finanzas callejeras, donde el pellejo se cotizaba a la baja. No, él sabía mantenerse al margen de las movidas. Aquellos encapuchados no estaban hechos de la misma pasta.
Abrió la puerta y se encaminó hacia la béstia.

Blue Note Club
El letrero de neón parecía exento de vida. Apagado y lleno de la misma porquería que había por todas partes.
La puerta estaba cerrada a cal y canto. Por la mañana aquel tipo de local solía estar cerrado y sin nadie en su interior. Era demasiado temprano. Edie había oido hablar de ese local, quizá más tarde se acercara.
Metió la mano en el bolsillo y, junto con la cajetilla de tabaco, sacó aquel arrugado papel. Encendió otro cigarro y estudió la posibilidad de llamar a aquel número de teléfono.
Dubujó una sonrisa tras levantar la vista y ver que, justo al otro lado de la esquina, había una cabina de teléfono. Casualidades de la vida.
Dejó correr unos centavos por la ranura, marcó los números y esperó a los tonos.

El teléfono al cual llamas suena un par de veces antes de ser cogido por alguien cuya voz te resulta lejanamente familiar. Es decir, recuerdas una voz similar, la de la chica de anoche... tal vez por la mañana despejada su voz cambie un poco... o tal vez sea su hermana... Lo importante que su voz es la de una niña dulce y simpática...

¿Sí? ¿Quién es? Pregunta con su melodiosa voz.

Intentas ponerle cara a esa voz, pero a esta hora es poco probable que tu cerebro pueda pensar en muchas cosas. Presionas tus sienes con los dedos y al final, decides hablar...

Aquella voz era como una brisa de aire fresco. Intentó recordar. Pero no importaba, esperaba respuesta.
-Me preguntaba si realmente me diste el número correcto...- Dijo Edie con su habitual acento sureño y algo dicharachero.
Forzó la memória pero sin éxito. Definitivamente, aquellos Whiskyes de más tenían gran parte de la culpa.

Hum... déjame pensar... Dijo entre risas la chica al otro lado del teléfono.

Oye, guapa y simpática.

¿Tu no serás un músico al cual le quise dar mal mi teléfono pero el alcohol en mi sangre me impidió mentirte? Continúa sin cortarse un pelo.

Guapa, simpática y además, graciosa a estas horas de la mañana.

Parece que hoy la suerte te sonríe.

Vaya... menuda sorpresa.
Pensaba Edie para sus adentros. No pudo reprimir una sonrisa. Se apoyó a un lado de la cabina de teléfonos y lanzó la colilla lejos antes de contestar.
-Anoche me quedó una pieza por tocar.- Comentó con soltura. -Se trata de una improvisación... especial.- Dejó silbar las últimas letras por sus lábios.
Crawford miraba hacia la calle através del cristal de aquella cabina. "Corner Coffe". Justo en una esquina que había al final del parque. Un bullicioso café, famso en la zona, parecía una buena alternativa.
-¿Has desayunado? En el Corner de la Gran Avenida hacen un buén bacon.- Dijo volviéndose hacia el aparato. -Parece un buén lugar para un encuentro matinal.-

¿Desayunar? Hum... Dice la chica dubitativa. Pero me tendrás que esperar un poco, por que me acabas de despertar y no estoy para nada arreglada para salir de la casa.

La chica parece coger algunas cosas en su casa ya que escuchas ruidos por el auricular.

¿Dónde dices que me esperas? Continúa mientras parece apuntar la dirección que le das por teléfono. Vale, bien. ¿Te parece en media hora?

-Deacuerdo. Hasta ahora.- Se despidió Crawford.
Hoy va a ser un día interesante...
Se dijo para sus adentros. No solía tener esos pensamientos tan optimistas de buena mañana.
Cruzó la calle y entró en el Corner Coffe. Saludó a Jessy, la regente del bar. Quizá hoy su marido estuviese durmiendo la borrachera en casa. Una familia especial y amigos de Edie. Aunque Crawford solía pagar sus cuentas, siempre ayudaban a algún que otro vagabundo con el estómago vacío. El joven músico tenía muy claro que si en este mundo había algún héroe, ése era gente como Jessy. Siempre dispuesta a ayudar a algún hambriento con sus lonchas de bacon y hamburguesas.

El bareto es el típico bareto montado en un vagón de ferrocarril en un descampado. El vagón pintado de blanco, con sillas de cuero rojo, mesas de madera con manteles raros a cuadros y ese tipo de cosas. La barra también es bastante cutre, por no hablar de los cuatro fogones que dicen que es la cocina. Pero allí, detrás de la barra está Jessy, la vieja e inmortal Jessy, sirviéndoles café a unos caminoneros que aparcaron sus trailers en el descampado de atrás y se pondrán a comer huevos, bacón, cafe solo y tarta de arándanos, la especialidad de la casa.

Te sientas en una mesa junto a la ventana para verla llegar y la camarera, Dorothy, se acerca a ti para llenarte la taza de café y preguntarte que quieres. Le haces un gesto para que deje de servirte café y le explicas que estás esperando a alguien y la chica te sonrie, y se va a hacer sus cosas con otras mesas.

Comienzas a beber el café mientras miras por la ventana... tras una media hora larga, puedes ver un mini que se acerca a toda pastilla por la carretera, esquivando coches y entrando al descampado derrapando un poquito. De él, baja Winry, acomodándose el pelo y caminando lentamente hacia el lugar donde estas.

-Eres un poco temerária al volante...- Comenta mostrando una agradable sonrisa cuando la chica llega a la mesa. Le ofreció una silla y se sentó al mismo timpo que lo hacía ella.
Entonces le ofreció un cigarrillo. -Es un poco destartalado, pero hacen buén café.- Dice refiriéndose al local donde estaban. -Jessy maneja esa cafetera como los ángeles.- Bromea de nuevo mientras se recuesta en la silla y observa el rostro enmarcado en una cabellera rubia de la muchacha. Entonces le vino el nombre a la memória. -Aunque no imajinaba que vería a uno tan temprano de buena mañana, Winry.- Dejó caer el piropo con seguridad. Como si lo hubiese hecho toda la vida.

Winry abrió un ojo, enarcando una ceja y después, sonrió ante tu piropo.

La verdad es que sí, condusco un poco a lo loco, pero no es nada comparado con otras personas. ¿Te pareció que entraba muy fuerte al parking? Dice la chica mirandote pícara, sabiendo que esa no era la respuesta que tu querías escuchar.

La camarera os trae unas tazas de café a cada uno y se retira rápidamente hacia detrás de la barra, esperando que la llames nuevamente para pedir.

¿Y qué haces levantado tan temprano? Pensaba que los artistas dormian hasta muy tarde después de un concierto.

Edie suelta una disimulada risa.
-Y así suele ser, preciosa.- Comenta resuelto ante el comentário de la muchacha. -Aunque esta vez ha sido distinto. Algo me empujó a no destrozar el despertador y seguir durmiendo. Quizá fuese el buén día que se planteaba o quizá...- Siguió ahora recuperando cierta seriedad en su mirada hacia la chica. -...un papel con un número de teléfono escrito.-
Tomó la taza de café y observó el caer de aquel rubio pelo. Realmente se trataba de una chica muy guapa.
-Esta noche provaré suerte en el Blue Note Club.- Cambió de tema tras soltar de nuevo la taza encima del platillo. -El jazz es un sentimiento... hay que mimarlo, de la misma manera que se mima a una mujer.- Comentó con una sonrisa de complicidad. -¿Te gustó la actuación de anoche?-

Sí, me ha gustado mucho la verdad. Dice la chica mientras toma un sorbo de café. La verdad es que si no me hubiera gustado tu actuación no te hubiera dado mi número de teléfono verdadero ni hubiera venido a desayunar contigo a estas horas de la mañana.

La chica inclinó un poco la cabeza hacia un lado y sonrió.

Bueno, la verdad es que me tenía que levantar para ir a trabajar, así que mucho no me ha costado.

Pero cuando le dices que esta noche vuelves a tocar, se le encienden los ojillos y pestañea un par de veces.

¿Entonces vuelves a tocar esta noche?

Edie se regocija en la reacción de Winry. Realmente le gustaba su música, y esa era una cosa muy especial en aquella muchacha.
Asintió con la cabeza sin apartar la vista de aquellos vivos ojos marrones que incluso parecían hacer música por sí solos.
-Mi vida es el Jazz, Winry.- Comenta de nuevo apagando el cigarrillo en el cenicero que había en el centro de la mesa. -Cada noche toco. Al fín y al cabo también tengo que pagar mis facturas.- Sonrió de nuevo con complicidad. Acto seguido apuró la taza de café.
-Veo que te gusta el jazz ¿No has porvado nunca de aprender música?- Preguntó con interés.

No se me da bien la música. Siempre me ha gustado el jazz pero sólo para oirlo y relajarme, no para otra cosa. Soy un poco patosa con los instrumentos y claro, no tengo nada de oído para ellos. Ni siquiera puedo usar el guitar hero de mi casa, ¿como pretendes que pueda tocar un instrumento de verdad? Nah, eso es para genios, no como yo, una simple empleada de justicia. Dice la chica con una sonrisa mientras termina su taza de café.

Winry mira su reloj y vuelve a mirarte.

Se me hace tarde para entrar a trabajar... ¿dónde me has dicho que tocabas esta noche?

Edie asintió de nuevo con la cabeza. -El guitar hero no es lo mismo que tocar música...- Comentó con ironía.
-... Alguien dijo una vez que el nexo entre el hombre y el cosmos es la música. Incluso en un aburrido despacho de fiscalía puede haber música.- Dijo con una ámplia sonrisa.
Se puso en pié y sacó del bolsillo un par de arrugados billetes que dejó encima de la mesa.
-Tengo pensado tocar en el Blue Note Club esta noche.- Comentó. -Espero verte por allí.-

La chica se pone de pie cuando termináis de desayunar y sonríe al ver como pagas los cafés. Escucha atentamente lo que le dices sin dejar de sonreír y asiente cuando le preguntas si irá al Club esta noche. Se acerca a ti y te da dos besos para después, salir del bar y subirse a su coche, saliendo a toda velocidad de allí.

Y ahora te quedas allí, solo, con un beso en cada mejilla, pensando que demonios puedes hacer tan temprano por la manaña.

Miras la billetera y ves que sólo tienes un par de billetes de 5. Te llevas una mano al mentón pensando que con eso no podrás hacer mucho durante un día entero, pero en ese momento, algo pasa en tu cabeza y sientes como un pequeño tirón en tu cerebro...

Sacudes la cabeza por un momento y vuelves a mirar la billetera y te das cuenta que no tenías dos billetes de 5, sino que eran dos billetes de 100...

¿Qué demonios...?