Partida Rol por web

El despertador a pilas era uno de los pocos aparatos que tenía en la tienda y solo porque era necesario. Lo poco que gana "trabajando" por las tardes no le da para más y tampoco es que le cupiese algo más grande allí.

Apaga el despertador con gran precisión, mientras poco a poco, y muy despeinada se despierta. Hace lo primero que hace cada día.

Buenos días, mamá. Le sonríe y se dirige al retrato de su madre, limpiándole un poco el polvo. Airea un poco la manta sobre la que duerme y vuelve a guardarlo todo. Se viste y se dirige a unos baños públicos a asearse. Camina tranquila, silvando una canción. A paso alegre y enérgico. Eso sí, con el retrato de su madre dentro de una bolsa transparente.

Sales como siempre, con paso decidido y corriendo, pero no a toda velocidad, pero si lo suficientemente rápido para no tardar mucho en llegar. Al girar a una esquina, de repente, te golpeas de frente con otro chico que venía corriendo en dirección contraria.

Los libros del chico salen volando por los aires quedando desparramados en el suelo mientras que él cae sentado de culo en las baldosas exclamando un "Auch" al golpearse. Tú, en cambio, pierdes la mochila, la cual se abre, dejando sobre el suelo todo su contenido desparramado y también caes sentada en el suelo.

El chico, un rubio un poco más alto que tu, sacude un par de veces la cabeza y se levanta rápido, para comenzar a juntar tus cosas y a darte la mano para ayudarte a levantarte, sin dejar de preguntarte si estás bien.

Lily se levanta sola, sin cogerle la mano. Lo primero que hace es revisar que el retrato de su madre esté bien añadiendo un: ¿Estás bien? En voz baja. Luego, se revisa de arriba a abajo por si tiene alguna herida y finalmente se sacude algo de polvo de la falda. Como si de una niña pequeña se tratase.

Sí, estoy bien. Dice al chico, sin mirarle, almenos no hasta haber recogido todas sus cosas y empezar a recoger algunos libros del chico. Siempre con esa sonrisa misteriosa en la cara. No le pregunta como está él, porque sinceramente, le importa un pepino. Simplemente coge un par de libros y se los entrega manteniendo la sonrisa. Disculpa. Le dice y si no le dice nada más, seguirá su camino saltando al estilo Heidi.

¿Pero de verdad estás bien? Te has dado fuerte contra mí. Dice el chico mientras junta sus libros. No tienes ningún magullón ni nada... ¿seguro? ¿Ni un raspón? ¿Estás bien?

El chico con el que has chocado termina de juntar los libros y vuelve a mirarte preocupado, como si realmente le importaras.

Es que verás... lo siento... es mi primer día de clases y creo que me he perdido... ¿sabrías indicarme donde está el colegio San Patrick? Dice, nombrando a tu colegio.

El chico se queda mirándote con la cabeza inclinada, como esperando una respuesta antes de continuar con su carrera alocada.

Lily se le queda mirando sonriente, esperando que dejase de hacer preguntas.

Sí estoy bien. Dice concisa. Y claro que te puedo indicar. Mira: sigues todo recto, la primera a la derecha, luego a la izquierda hasta la farmacia. Una vez ahí, giras a la derecha hasta que llegues a un puesto de correos, ahí giras a la derecha de nuevo y sigues todo recto. Verás el colegio desde lejos. Le explica motivada y con cara de concentración. Cuando termina de explicarle coge con cuidado sus cosas, que había dejado en el suelo y le mira con la misma sonrisa sin expresión definida de antes.

Sí, le había indicado cómo ir por el camino más largo y dándo una vuelta tonta.

*Pañuuuuuuuuuu~~~~~~m*

¡Hasta luego! Grita el chico cuando lo único que escuchas de él ahora mismo es el golpeteo de las zapatillas alejándose.

Y por alguna razón, no te has sentido para nada mal al indicarle ese camino. Bueno, daría una larga vuelta, pero siendo la hora que es, no llegaría tarde... salvo que se confundiera de colegio y entrara en el Instituto Saint Louis, pero bueno, son parecidos pero no tanto y el chico parecía un poco inteligente, por lo menos. Bueno, eso a ti te da igual.

Continúas caminando hasta los baños públicos dónde entras y comienzas a asearte. No te fijas en nadie, allí nadie mira a nadie salvo que sean muy conocidos, y a ti tampoco te mira nadie. Cuando terminas de asearte, sales de los baños refrescada y lista para afrontar otro día más de clase. Miras hacia la esquina y puedes ver pasar corriendo al mismo chico de antes, a una velocidad espantosa corriendo entre la gente... por lo menos parece que no se ha perdido... va bien encaminado...

Sonríe divertida al ver al chico todavía por allí. Si hubiese sabido que era tan rápido le habría hecho dar una vuelta aún mayor. Se encoge de hombros pensando que daba igual y se dirige con paso algo apremiante hacia la tienda. Para dejar las cosas del baño y también a su madre, de la que se despide cariñosamente. Y con paso tranquilo, pues llega de sobra, camina feliciana hacia el colegio. Pensando en qué podría hacer para que la mañana fuese de provecho.

Caminas por la calle de siempre, andando tranquilamente hacia el colegio y más adelante puedes ver al chico otra vez corriendo de un lado a otro, cruzando la calle alocado. Todavía sigue dando vueltas por la ciudad y al parecer, siguiendo las indicaciones al pie de la letra, pero todavía sigue sin perderse. Eso es bueno.

Comienzas a subir por el camino que lleva al instituto y cuando estás arriba de todo en la loma, ya puedes ver la puerta de entrada repleta de gente. Abajo están las gemelas, charlando con un chico... bueno, charlando... el chico habla y ellas dos asienten tranquilas. Son muy calladas y además, extrañas, pero por lo menos son buenas en gimnasia.

Cuando comienzas a bajar la loma, vuelves a sentir el ruido de zapatillas por detrás y un borrón de movimiento te pasa de largo por la derecha. Automáticamente se frena y se gira para mirarte, y levanta los dos dedos de la mano derecha mostrándote la señal de la victoria.

¡Gracias! Te dice con una sonrisa.

De nada. Le devuelve la sonrisa, mientras se detiene con la cartera delante cogida con las dos manos. Luego prosigue la marcha, sin saludar a nadie en especial, simplemente sonriendo alegre.

Qué chico más majo. Sí definitivamente entraría en su lista de gente con la que jugar cuando se aburriera. Aún no había pensado nada sobre la clase... seguramente haría como si se encuentra mal y se iría a la enfermería a darle a la enfermera algo de entretenimiento. O quizá iría a clase, y corregiría al profesor hasta que la expulsase.

Cuando entras a la escuela, las dos gemelas se giran hacia ti y te miran levantando una ceja. Ese era todo su saludo. El chico pelirrojo que habla con ellas también se gira y ahora reconoces al compañero de clase de hace años. Sebastian, un chico venido de alemania sonríe al verte y te saluda moviendo la mano.

Por otro lado, el chico que has hecho correr durante más de media hora está de pie a tu lado, mirando la tabla de horarios y mirando el gran reloj de la fachada, intentando coordinar sus clases y a dónde tiene que ir ahora.

Sientes otra vez que un dedo te da en el hombro y al girarte ves a este chico, que te muestra el horario sonriente mientras te señala la primera clase que tiene. Otro más que está en tu clase.

¿Me podrías decir donde es el aula de Matemáticas? Te pregunta impaciente.

Lily responde al "saludo" de las gemelas con una amable sonrisa, así como también saluda a Sebastian que está con ellas. Era tan fácil aparentar ser buena persona...

Cuando le tocan el hombro se pone alerta y gira la cabeza bruscamente, por suerte, consigue poner una expresión amable al "chico perdido". Genial, estaría en su clase.

Claro, voy hacia allí ahora. Le dice amable. Y empieza a caminar hacia el interior del colegio. ¿Sabes que nuestro profesor es travesti? Le pregunta con una sonrisa inocente de camino.

¿Tra... travesti? ¿De verdad me estás diciendo? Dios... y... ¿se le nota? Es decir, es una tia vestida de chico, ¿no? Te pregunta algo sonrrojado. Bueno, espero que no se me note cuando se me acerque. ¡Gracias por el consejo!

Pero Terry parece sentirse más contento de que le hables, bueno, de que alguien en su primer día le hable que de preocuparse por que si el profesor es tio, tia o ambas cosas a la vez.

Te giras para mirar su expresión y ves una expresión de un tio feliz. Como cuando a un niño le regalan una piruleta. Así mismo, con esa expresión de embobamiento total. Así, con cara de tonto, te sigue hasta la clase.

Las gemelas entran primero, seguidas por Sebastian, que se sienta en el banco detrás tuyo. A un lado tienes a las dos gemelas, que permanecen inseparables como siempre y justo delante, se sienta Terry, acomodando sus útiles escolares muy prolijamente sobre el escritorio.

Después, se gira hacia ti, ya que el profesor parece tardar un poco y te sonríe. ¡Gracias por la ayuda! ¡De verdad!

A la pelirrosa le resultaba hasta mono que el chico nuevo fuese tan inocente como para creerse lo del profesor. Pero aún así sería divertido ver su reacción. Lily entra ignorando como siempre a las gemelas, aunque sigue sonriendoles con una falsedad muy notable. Cuelga la maleta a un lado de su pupitre y se sienta en su sitio. Apoya los brazos en la mesa y la cabeza en sus manos.

Terry se gira y le habla. De nada. Es un placer. Dice con una angelical sonrisa. Mientras espera aburrida a que el profesor llegue, tararetando una canción y moviendo las piernas, que no llegaban a tocar el suelo.

Lily se encoge de hombros de forma infantil cuando el profesor pregunta. No lo sabía, ni le importaba.

También hincha los carrillos, pues lo que tenían que hacer era aburrido. Aprovecha que el profesor está de espaldas apuntando para llevarse las manos detras de la nuca y balancearse en la silla apoyándose en las patas de atrás.

A ella no le costaría resolver esas ecuaciones... Mike se lo había montado bien esta vez no yendo a clase...

En ese momento, cuando el profesor está a punto de copiar algunas cosas en la pizarra, aparece el atolondrado de Mike. Bueno, atolondrado... a veces... lo que es este chico es un vivo de narices. Hace lo posible y lo imposible por saltarse las clases pero esta vez, viene acompañado del director del colegio el cual lo trae del brazo.

Mike se sienta en su silla y el director le deja la mochila sobre el pupitre y saludándo al profesor, se retira del aula tan rápido como ha venido.

El chico le sonríe al profesor pero después, se gira para mirarte a ti y te guiña un ojo. Después, mira al chico nuevo y le saca la lengua.

Hoy no ha colado. Susurra para sí y saca sus cosas para empezar a estudiar.

Había "hablado" antes de tiempo. Sonríe divertida solo ante la idea de pensar que solo con haberlo pensado, había fastidiado los planes a su "amigo". La verdad es que Lily no era sincera con nadie, pero si alguien de los que estaban ahí le caía bien. Ese era Mike. Tenía una pachorra que era digna de admirar.

Por ese motivo, le devuelve la sonrisa con sinceridad. Encogiendose de hombros como diciéndole: "A mi no me hubieran pillado". Luego vuelve a intentar "poner" atención a la lección, pero rápidamente pone cara de asco y aburrimiento. Si esto seguía así, fingiría estar mala. Normalmente no solían negárselo, pues no era mala estudiante y ¿quién le diría que no a esa carita de angel?