Partida Rol por web

La sala de máquinas se encuentra bastante alejada de los camarotes y zonas donde la mayoría de la tripulación pasa su tiempo, como es de esperar. Según te vas adentrando en la zona más técnica de la nave empiezas a reconocer el equipo. Sin duda la nave tiene mucha capacidad y, pese a no ser de última generación, en óptimas circunstancias podría dar la talla ante cualquier situación; la flota turiana cumple con su fama. 

Pero la nave dista mucho de estar en óptimas circunstancias, se pueden ver apaños y chapuzas en diferentes puntos de la maquinaría y según te acercas a los motores te encuentras con dos personas discutiendo. 

-Te aseguro que es imprescindible, este trasto se cae a pedazos ¡Si no fuera por mi ni siquiera habríamos podido despegar! Es evidente que necesitamos parar y empezar desde el principio con más tiempo y dinero...

El ingeniero habla de forma acelerada y varía entre un tono elevado y otro aún más elevado, casi evitando que su interlocutor participe en la conversación.

-No, no y no. Tenemos órdenes explícitas de que esta nave cumpla su misión y no vamos a interponernos a las órdenes de los superiores. Y si sigues calumniando la habilidad de los ingenieros de la Armada Turiana me aseguraré de que esto llegue a sus oídos.

La segunda voz pertenece a un turiano con tono mucho más calmado, pero indudablemente severo. Aunque no es tan obvio como en el salariano, en su voz se nota que tiene los nervios a punto de estallar. 

La nave le parecía desierta; casi fantasmal. Estaba acostumbrada a la Qwib-Qwib donde con cada paso que daba tenía que evitar a alguien de su misma especie, o cualquier objeto o cable tirado por el suelo. La Verinian en cambio le parecía fría y anodina; casi como si la nave no tuviera vida. Se sentía helada, y no porque su traje ambiental hubiera sufrido algún desperfecto, no, si no porque necesitaba el calor que desprendía la nave en la que había vivido sus pocos años de vida. Necesitaba su casa.

Caminó con su paso característico por la nave, perdiéndose por el camino hacia su destino en un par de ocasiones. La sensación de soledad comenzaba a inundarla con cada paso con el que se alejaba de los tripulantes con los que había entablado conversación minutos antes; pensando que en vez de seguir hacia delante, podía darse la vuelta y volver con ellos. Volver con Zaas'Gerrel nar Neema; el único que probablemente la comprendería. Pero entonces no vería la máquinaria de esa nave y perdería la opción de ver algo tan precioso y diferente a lo que ya tenía visto. Así que se obligó a seguir caminando, mirando sin ver los largos pasillos que cruzaba.

En cuanto comenzó a internarse en las zonas de maquinaria pesada de la nave, todo el miedo desapareció de su mente, centrándose completamente en el funcionamiento de ella. En su andar se podía apreciar que no tenía prisa, observando con detalle cada superficie; cada rincón. Al instante pudo apreciar que no todo era tan bonito como pensaba que sería. En muchas ocasiones incluso le parecían chapuzas que podían poner en peligro toda la nave. Un rubor de rabia comenzó a formársele en su cara, la cual seguía escondida tras el visor de su máscara. Había olvidado la última vez que se había sentido así en su vida. Con paso rápido cruzó el último pasillo que la separaba del motor, encontrándose con un salariano y un turiano; a los que identificó como ingenieros de la nave por su vestimenta.

Casi sin prestar atención a lo que decían, se acercó a ellos hecha una furia. - ¿¡Qué habéis hecho!? ¡Con los sistemas como están ahora mismo, en cuanto la corriente negativa entre en contacto con el elemento cero, el campo se colapsará; eso si no os cargáis el motor MRL en el proceso! - Su voz, siempre amable y alegre había cambiado completamente, dejando solo preocupación y enfado. Solo una persona había visto a Seena'Koris de esa forma; un ingeniero quariano de la Qwib-Qwib que cometió un error en unos cálculos y que casi puso en peligro la integridad de la nave.

Coges completamente por sorpresa a los dos ingenieros que estaban tan enzarzado en su discusión que no te han oído llegar. Tu tono de enfado y tus duras palabras contra el estado de la nave, junto con el elemento sorpresa dejan boquiabierto al turiano. Cuando se recupera su tono de voz ha pasado al enfado claro, sin intento de esconderlo o disimularlo:

-¡Otro con el mismo tema! ¡No aguanto este insulto a la gran Flota Turiana! Haced lo que queráis pero aseguraos de que esto llegará a oídos de los cargos superiores.

Dicho esto se larga sin despedirse, si las puertas no fueran automáticas sabes que habría salido dando un portazo.

-¡Ja! Típico turiano, corriendo a esconderse tras sus jefes.- El salariano ahora claramente satisfecho se gira hacía ti sonriendo- Buenos días, tu debes ser la ingeniera jefe. Me alegro de que no seas tan corta de miras como ese idiota, soy Yutin Jerani. Soy el ingeniero contratado por Boltan.

Se colocó con los brazos en jarra, observando a ambos ingenieros desde la gran desventaja de altura que poseía respecto a ellos. Aun así, su aspecto parecía más autoritario de lo que mostraba con su fisionomía. Si no hubiera sido por su tono de voz, podría incluso haber hecho sospechar a cualquiera de que colgaban galones de su pechera. Pero ese no era el caso.

Su enfado se fue desvaneciendo conforme el turiano se alejaba hecho una furia, como si se fuera traspasando de un cuerpo a otro. Por lo que iba entendiendo tras las últimas frases del salariano, no parecía ser culpa suya que la nave se encontrara en ese estado. No era la primera vez que había tenido que solventar una situación difícil teniendo pocos recursos; realmente, siempre había tenido que hacerlo de esa forma, por lo que comprendía perfectamente la situación en la que se encontraban.

Una de las frases del salariano hizo que riera como si de un chiste se tratara. - ¿Ingeniera jefe? No lo soy, creo. Aunque si lo es él... - Señaló con el dedo que sería el pulgar en una mano humana. - ...esta nave no durará ni para llegar al relé de masa. - Con una de sus manos comenzó a acariciar la superficie de la pared, como si de su mascota se tratase. - Y no pienso dejar que esta preciosidad siga sufriendo. -

Tras dos segundos acariciando la cubierta, alargó la mano en dirección al salariano. - Yo me llamo Seena'Koris nar Qwib-Qwib - Su voz había vuelto a ser la de siempre, con el tono amable y alegre de una niña. - ¿Has venido con Botnar Hun? Es la primera vez que me he encontrado con alguien como él. - Se tapó el filtro desde donde salía su voz y se acercó a él como si fuera a contarle algo demasiado confidente. - ¿Tú imaginabas así a los Volus? Yo la verdad es que no. Ha sido un poco decepcionante. -

-Jajajajaja- El salariano estalla en carcajadas hasta el punto que se apoya en tu hombro para no perder el equilibrio. Cuando se calma continua hablando- Desde luego no son los seres más intimidantes de la galaxia por su aspecto. Pero llevo trabajando con él algún tiempo y te aseguro que no es para tomárselo a broma, no me gustaría enfrentarme a él aunque parezca un globo a punto de estallar.

Dicho esto se separa de ti y coge un par de herramientas. 

-Bueno, me dijeron que una quariana se encargaría de coordinar a los ingenieros de a bordo y supongo que esa eres tú. Así que... ¿Nos ponemos a ello? Tras la batalla en la Ciudadela está fragata ha sido reparada de forma deplorable para recortar gastos y si nuestra vida va a depender de ella me gustaría poder saber que es más confiable que un krogan con una omniherramienta. 

La noticia que llegó a sus oídos la cogió por sorpresa. Había entrado a esa nave gracias a la recomendación de Zaas'Gerrel nar Neema, y ni por un segundo su mente había cavilado sobre ejercer un puesto importante en ella. ¿Qué le había dicho su amigo quariano al comandante de la Verinian? ¿o al Consejo? Una cuestión era mostrar sus conocimientos sobre ingeniería, de los cuales se sentía completamente capaz y segura de sí misma. Pero otra muy diferente era comandar y dirigir a un conjunto de personas. No porque no se viera en el puesto, si no porque nunca se había imaginado haciéndolo.

Levantó el brazo izquierdo donde su omni-herramienta brillaba continuamente con un brillo anaranjado, tecleando a continuación con su mano derecha. Por el momento, lo único que podía hacer era seguir siendo ella misma, y hacer lo que sabía hacer de la mejor forma posible. Calentarse la cabeza con algo que desconocía y apenas le importaba nunca había formado parte de su ser.

- ¿Por donde empezamos? - Apartó los ojos de su muñeca y centró la mirada en el salariano. - He visto en mi camino aquí mucho empalme entre cableado general y auxiliar. No es una mala idea en caso de necesitar sistemas secundarios o adyacentes, pero en cuanto se necesite desviar la energía a sistemas principales, el cuello de botella dejará sin funcionamiento hasta los escudos de la nave. Y eso siendo optimistas. Porque siendo pesimistas, podría freír los generadores y dejarnos deambulando por el espacio como a unos bosh'tet. - Tapó con la mano que tenía libre el orificio desde el que escapaba su voz tras darse cuenta de la palabra malsonante que había dicho sin percatarse de ello.

Había algo que pocos conocían sobre ella. En cuanto se centraba en lo que se le daba tan bien y tanto amaba, su personalidad cambiaba completamente; abandonando a la niña alegre y amable para dejar paso a una quariana seria y profesional que sabía perfectamente lo que hacía y como lo hacía.

-Como digas, jefa, tan buen sitio como cualquier otro. Desde luego no quiero quedarme sin escudos en el peor momento si puedo evitarlo. De todas formas como ya estás viendo estamos muy cortos de personal por la falta de presupuesto así que nos va a tocar trabajar duro. 

El salariano acata tu orden y empieza a deshacer enredos de cables y empalmes chapuceros. Su habilidad no te deja nada que desear, no está al nivel de los grandes ingeniero quarianos pero puedes notar que tiene experiencia y, sobretodo rapidez. Sus manos se mueven mucho más rápido que los metódicos movimientos que estas acostumbrada a realizar, aunque rapidamente te das cuenta que eso le hace tener que corregirse y volver atrás algunas veces. Además sigue hablando tranquilamente mientras trabaja, a veces soltando comentarios o chistes tras los que se ríe con una risa rápida y aguda y otras quejándose de la ingeniería turiana. Al rato de estar trabajando captas un comentario del salariano que te resulta interesante:

- Toda esta nave es un desastre, malditos turianos, encima van orgullosos de su flota. La única razón de que este trasto siga en pie es Botnar y le habrá costado una pasta. Y estoy seguro de que espera recuperarla en esta misión, se pone insoportable cuando no le cuadran las cuentas Jajajajajaja.

Cogió el soldador sónico de la caja de herramientas del salariano y se colocó a varios metros de él, mirando de vez en cuando el trabajo de su compañero. Era innegable que la velocidad con la que trabajaba era sorprendente y, en su mente tenía claro que era el indicado en caso de necesitar algo con urgencia. En cambio, también percibía los pequeños fallos que cometía y, aunque luego los arreglara, eso le creaba un poco de inseguridad. Siempre había preferido hacer algo bien de una aunque le llevara más tiempo, que volver a repetir el procedimiento por haber cometido un ligero error.

Conforme pasaba el tiempo, escuchaba al salariano hablar, y ella de vez en cuando intercambiaba frases con él. No estaba mal tener alguien con quien compartir el tiempo que iban a pasar en esa sala. Por lo que podía considerar bajo sus ojos críticos, quizá les llevaría un día entero simplemente arreglar los desperfectos que habían montado. Luego le tocaría llevar la Verinian a su estado óptimo, y solo poseía un día más. La idea le sacó una sonrisa que fue ocultada por su visor. Realmente amaba pasar el tiempo en compañía del ruido de las máquinas.

- ¿Es extraño que la Ciudadela ceda una nave a una empresa privada, o es algo normal? - Era la primera vez que había salido fuera de la Flota Nómada, por lo que su pregunta era de completa inocencia. Realmente no sabía como funcionaba el mundo fuera de su burbuja quariana. En el mundo que ella conocía, ceder una nave era como ceder una ciudad, y le resultaba impensable prestar algo de tanta importancia a alguien que viniera de fuera. - ¿Qué piensa sacar Botnar Hun de esta misión? - La pregunta tras la última frase de Yutin Jerani fue directa, pese a que nada de lo que hiciera el volus resultara de su incumbencia. 

-Hmmm, no sé si será muy común. Tecnicamente la nave sigue siendo de la Ciudadela pero Elkoss está pagando la reparación y sueldos de la tripulación. Me imagino que con la esperanza de poder sacar tajada del trato con tu gente. Tampoco he preguntado mucho, mientras me paguen no pienso quejarme. Recuerdo una vez en un trabajo...

Cuando le haces la pregunta su tono jocoso remite un poco, sobretodo al hablar de su jefe, pero en seguida cambia de tema y sigue con los comentarios banales y anécdotas en otras naves espaciales.

Tardas un poco en ir desde el hangar hasta la sala de máquinas, cuando llegas es prácticamente la hora de comer, ya que es la zona más alejada del resto de secciones de la nave. Cuando entras no tardas en encontrar a Seena manipulando las máquinas casi con toda su atención, a unos metros de ella hay un salariano haciendo lo que te esperas siempre que ves un salariano, reparando cosas y hablando sin parar. Seena parece escucharle, si bien no con toda su atención y le responde de vez en cuando. 

Al verla me acerco hacia Seena y el salariano. ¿Por qué muchos salarianos son tan "especiales" hablando? ¿Será algo cerebral? Camino hasta encontrarme a unos pasos de ellos.

En algún momento que el salariano pare más de 1 segundo de hablar, en caso de que sea así, aprovecho para interrumpirle: "¿Qué le parece la nave, señorita Koris? ¿Entretenida?" Haciendo hincapié en la palabra "Entretenida" en un tono cómico pero no ofensivo, con una ligera sonrisa en el rostro.

Mientras estabas trabajando entre las máquinas no te habías dado cuenta de que Salazar había entrado en la sala. Ya es casi hora de comer pero aún tendrás que estar por la tarde para terminar de mejorar los escudos de la fragata. 

Introdujo medio cuerpo por un hueco que había dejado en la carcasa que separaba la sala de máquinas del conducto de mantenimiento. Su estatura y ligereza tenía una gran ventaja cuando se trataba de trabajos que muchos no podían hacer, y ese era uno de esos casos. Cogió el cable que había dejado junto a su pierna y lo colocó en el soldador sónico, utilizando la herramienta para fortalecer el cableado principal. Seguidamente salió del hueco impulsándose con las manos.

Vio entonces como Ernesto se acercaba a ellos. Se levantó casi sin esfuerzo y comenzó a limpiarse el traje, que ahora tenía manchas de aceite en gran parte de su superficie. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le dio una de las herramientas para que la sujetase. - Sostenme la pinza de presión. - Se dio la vuelta y volvió a colocarse en cuclillas, toqueteando los cables mientras observaba de reojo hasta donde había avanzado el trabajo del salariano.

- Entretenidísima. - La respuesta salió un poco forzada por el esfuerzo de separar dos varas de metal. Con un gesto metódico y rápido, le quitó la herramienta a Ernesto y la colocó entre las dos varas, utilizándola como separador en vez de para el trabajo para el que había sido creada. - Esta preciosidad necesita unos cuantos retoques. - Se volvió a levantar y le dio un golpe amistoso en el brazo al humano, llenando de aceite su uniforme. - ¿Y tú? Aun no he podido ver como es la nave. Espero que hagan buena cocina quariana. En la Qwib-Qwib teníamos a uno de los mejores cocineros de la Flota, o eso decía él. - Le salió una risita automática. Ahora que no estaba prestando toda su atención a la ingeniería, había vuelto a salir su lado afable.

Me quedo mirando la mancha de aceite y la miro serio. Ten cuidado, los soldados no deberían ver a un oficial con el uniforme sucio. Debo ser un ejemplo. Sinceramente, no he visto al chef de la nave, pero me sorprendería que hubiera comida quariana, aunque nunca se sabe. Ahora me tocará ir a mi camarote a cambiarme.

¿Necesitas ayuda con.. lo que sea que estés haciendo?- digo señalando al hueco donde estaba metida Seena.

En realidad que me hubiera manchado el traje así, para un soldado humano habría derivado en un severo castigo, pero a la quariana no podía decirle nada más allá de un pequeño reproche. Por ahora me parecía más una niña en el País de las Maravillas que una adulta, así que no la culpaba. Además, me caía bien.

Mientras toqueteaba una de las herramientas de Seena como un bebé con un juguete nuevo le dije en un tono algo vanidoso: "Aunque la verdad es que no entiendo mucho de máquinas, lo mío es el rollo de la energía oscura"

Tras quedarte solo en la sala de hologramas decides investigar la sala de máquinas y motores, la armada turiana te asignó a esta misión ya que hacer tratos con los quarianos sin saber de estos temas sería inútil y piensas poner a prueba tus conocimientos todo lo que puedas. ¿Cómo podrías resistirte a juguetear con los motores y armas de una fragata con casi-total libertad? 

Cuando entras en la sala, la zona más alejada del resto de habitaciones de la nave, te encuentras con un turiano que sale de ella. Por lo que parece está enfadado por algo, murmura continuamente y va soltando miradas de odio a todo lo que se cruza por su camino. Al verte se le ilumina la cara como si acabase de recibir un ascenso.

Se pone firme y te hace el saludo marcial antes de empezar a hablarte:

-Señor, si no me equivoco es usted el experto enviado por el representante turiano de la Ciudadela, ¿Verdad? Tiene que ayudarme. La quariana se ha aliado con ese salariano falto de respeto, están calumniando las decisiones de nuestra Gran Armada y cambiando todos los arreglos que se hicieron antes de salir de la Ciudadela. 

Abrí muchos los ojos al escuchar aquellas declaraciones ¿En serio se habían atrevido a inmiscuirse en una nave turiana? Aquello era poco menos de intolerable...

---Hay una Asari en la nave llamada Zellisa,buscala y traela aquí,a ver si no llegamos a mayores hablando con alguien de la raza Asari...yo trataré de zangar esto como pueda-dugo haciendo también el saludo marcial y luego entro en la zona de máquinas donde están con todo el aire signo que puede tener un hijo de un miembro del Consejo.- Sea lo que sea lo que estéis haciendo con esta nave turiana dejadlo como estaba¿quien OS ha dado permiso para que podáis hacer cambios en la nave?