Partida Rol por web

Parecia que daba igual lo que tratasemos de planear. La situación era critica y habia que actuar con presteza por lo que iriamos a ciegas.

- Elora, La capsula que que detectaron los turianos está fuera del sistema Ming. Seria una perdida de tiempo ir a buscarla, puesto que sus ocupantes están fuera dela estación, y nos quedariamos sin el apoyo de la nave. - Ler comenté a mi compañera Asari. Probablemente no habia estado en demasiadas misiones de este estilo. No importa. Todos aprenderemos del resto. - En ese caso será mejor que vayamos equipandonos mientras la nave se acerca a la estación, si la capitana no tiene nada mas que añadir. - Dije desabrochandome el cinturón y levantandome para no perder tiempo.

Un silencio incómodo siguó las palabras de Elvos, el gesto de la capitana Sancrinus se endureció a medida que clavaba los ojos en cada integrante del grupo alfa. Los dedos de la turiana golpeaban mecánicamente el cristal de la nave en una cadencia muy precisa.

- No dudo del juicio de la Dalatrasa, pero si quieren vivir más les vale aprender a escucharse unos a otros.

Bajen al hangar y tomen el equipo que necesiten, aborden la Osiris y averigüen que ha pasado, yo me encargaré de buscar las cápsulas de escape. -
 

"Abrirse paso con el armamento del Inconnu es una opción que jamás se va a tomar."

"Si quieren vivir más les vale aprender a escucharse unos a otros."

Caemmi se mordió la lengua mientras se levantaba, irguiéndose y destensando los músculos del cuerpo. Aunque había permanecido callada todo el tiempo, sumisa en sus pensamientos mientras atendía a cada miembro del grupo cuando hablaba, aquello la había molestado particularmente. Aunque respetaba a la capitana, el primer comentario le había parecido muy desacertado. El segundo, aunque cierto, incongruente con el primero. Y Caemmi no podía ser objetiva, considerando un crimen terrible desperdiciar así, por miedo, las opciones de una nave como el Inconnu.

Aunque tenía que reconocer que en aquel momento prefería quedarse en la nave y trabajar desde allí, sin decir una sola palabra, comenzó a moverse rumbo al hangar. Más valía que hubiese cosas que hackear en la Osiris, o iba a pasarlo francamente mal.

Asiento a las palabras de la capitana, no tenía nada más que decir aunque me incomodaba la idea de perder el contacto con la Inconnu si se viera obligada a salir del sistema por buscar cápsulas de salvamento, aunque a decir verdad, la misión es recuperar con vida al mayor número posible de investigadores con vida. Tratar de hablar de otro procedimiento sobraba, la decisión estaba tomada e incluso me mostraba a favor de ella a pesar de tener ganas de probar, cuanto antes, los datos de misión escaneados a tiempo real por la nave. En otra ocasión, ahora había que hacer el mejor trabajo posible, no podíamos tirar por la borda una iniciativa que tendría que ampliarse, no extinguirse. Nosotros éramos los que decidirían el futuro del proyecto. Me levanté saludando de forma marcial antes de salir en dirección al hangar para equiparme. Afuera esperé a que saliera el resto del grupo.

-Lo que ha dicho la capitana tiene parte de razón, no considero que debería de haber sido tan directa, pero tiene razón. Teniendo en cuenta que va a ser un comienzo para nosotros puede ser un poco caos al principio compenetrarnos, pero no me cabe la menor duda de que al final, con tiempo, nos escucharemos e incluso nos adelantaremos a las acciones del otro. Por eso creo que todos deberíamos decir la forma de proceder más correcta que cada uno pensamos cuando tengamos tiempo para planificar y actuar a modo de respaldo de tu compañero cuando las situaciones requieran ayuda, para empezar la toma de contacto, creo que lo mejor en caso de vernos bajo fuego enemigo es apoyar al compañero e ir abriendo hueco en las defensas enemigas para que éste pueda apoyar a otro y así continuamente. Por mi parte tenéis la promesa de que no dejaré a nadie atrás bajo ningún concepto. Así que estáis preparados, tengo ganas de trabajar codo con codo con cada uno de vosotros.

Una vez llegue al hangar buscaré el equipo que más me convenga, aunque lo más importante será el rifle de francotirador, el cual buscaré el más adecuado y el que más me gusta.

Elora se pellizcó el puente de la nariz durante un instante aunque no contestó, no tenía ningún sentido repetir lo mismo así que simplemente se puso en pie.

—Sí, capitana.

Echó a andar hacia el hangar sabiendo que estaría lista rápido; no necesitaba prácticamente equipo. Por suerte o por desgracia.

La Capitana dio un carpetazo al asunto no sin antes dejar un comentario crítico hacia el nuevo equipo de Operaciones. Por muy frío y directo que pudiese parecer su frase, Kerius sabía de buena mano que aquel era el comportamiento turiano en las diferentes misiones que se hacían.

Se levantó de su asiento y tras despedirse de Caelia, se encaminó hacia la salida. Connor aguardaba al resto del grupo para dirigirse todos juntos hacia el hangar. Durante el camino aprovechaba para decir algunas palabras. El humano tocó tres temas con los que Kerius estaba ya familiarizado: estar bajo fuego enemigo, apoyarse los unos con los otros y abrirse paso. Justo su especialidad o más bien la tarea que le habían pedido en varias ocasiones.

Asintió para sus adentros sin decir ninguna palabra. Era el momento de la acción y el turiano debía pensar con rapidez qué armamento era el más adecuado para entrar en la estación Osiris. ¿Cómo sería su traje? Ya estaba desando entrar en acción.

El grupo abandonó la sala y descendió por el ascensor de servicio hasta el nivel -1, que correspondía como en casi la mayoría de las naves con el hangar y bodega de carga. Había un silencio incómodo que parecía extenderse por todo el Inconnu o puede que simplemente la nave fuera mucho más silenciosa que las convencionales.

Al llegar al hangar contemplaron una enorme bóveda abierta con multitud de cajas almacenadas y precintadas. Una lanzadera de reciente fabricación estaba siendo revisada por varios técnicos de mantenimiento, mientras que otros encargados del personal despejaban el lugar utilizando varías grúas y plataformas elevadoras. Eran los únicos elementos que correspondían con la tecnología actual, su diseño no encajaba con el del Inconnu.

(Lanzadera SC-13, diseño prestado por el gobierno de Thessia a la alianza de sistemas)

Cerca de un banco de trabajo varios tripulantes depositaron cinco contenedores sellados con identificador digital. Todos llevaban el emblema de Industrias Devlon, un conocido fabricante de armas y armaduras. Todo era supervisado por un nervioso Salariano que no perdía detalle a las operaciones de transporte.

El salariano no tardó en reparar en el grupo, se tomó un momento para teclear unas últimas instrucciones en su omniherramienta y luego se acercó saludando marcialmente para presentarse.

- Grupo Alfa, Sargento de Suministros Bélicos Thaute Zauga, también enlace comercial con varios fabricantes de armas. Tengo aquí cinco contenedores de alta seguridad a nombre de cada uno, remesa nueva de Industrias Devlon. La caja que le corresponde a cada uno tiene una chapa con su nombre en metal, el código de identificación esta en la omniherramienta de cada uno. Para evitar sorpresas les enumero el contenido de cada una.

Veamos, referente a potencia de fuego cada caja contiene:

• Pistola Ligera Stinger
• Pistola Pesada Stinger V2
• Escopeta de Asalto Firestorm con bayoneta monofilamento de combate.
• Subfusil IronHawk
• Rifle de Asalto Raptor con sensores de proximidad de corto alcance.
• Rifle de Francotirador Striker con mira de 4 aumentos
• Armadura Ligera, Media y Pesada, adaptada para cada raza y con casco y protección para exposición al vacío y falta de oxígeno.

Encima de la mesa tienen varios cargadores con todo tipo de munición, además de varios tipos de granadas. Cada armadura tiene su omniherramienta de combate con arma cuerpo a cuerpo, además de sistemas para utilizar y desplegar droides en caso de necesidad. Cojan un par de medpacs cada uno.

Por aquella puerta hay una cámara aséptica y totalmente desinfectada preparada para Caemmi, los operarios dejaran allí la caja que será limpiada a conciencia por los droides médicos.

El piloto de la lanzadera ya tiene sus instrucciones, suban a ella cuando estén listos.

¿Puedo ayudarles en algo más? -
 

No respondí a la capitana mas que con un asentimiento de cabeza. Seguia sintiendo que era mala idea que la nave se alejase demasiado de la estación, pero en fin. parece que no me escucharian. 

Al salir todos, Connor nos dijo algo con sentido común. 

- Yo soy mas bien de las que estan en primera linea, desbaratan defensas y acaban con las posiciones seguras del enemigo. Cuando es necesario puedo ser bastante sigilosa. Y ten por seguro que nunca dejo nadie atrás. - Le dije al humano.

Una vez en el hangar me esperaba algun tipo de extraño prototipo de lanzadera alienígena con lucecitas fuera como la Inconnu. Y aunque no habia nada parecido, si que habia una lanzadera que reconocia. Tenia un diseño claramente Asari. de hecho realizado operacones en mi estada en el ejercito en lanzaderas de ese estilo. Me sonreí y me fui directo a hablar con el salariano nervioso que nos llamó. Nos contó los suministros de los que disponiamos y al abrir mi caja me quedé maravillada con la escopeta.

- ¡Una Firestrom! Llevaba tiempo detrás de una de estas! - Dije con admiración. Era un una de las armas mas potentes que existia en distancias cortas. Y esa era mi especialidad. La dejé a un lado con cariño y examiné el subfusil, y las pistolas. El resto de armas, aunque las conocía, no eran mi estilo. Escogí la armadura media, pues realmente necesitaría esa protección cuando entrase en distancias cortas. Las granadas ni las miré. Solia estar demasiado cerca de mis oponentes para que su radio de acción no me afectase. 

Tras ponerme la Armadura media, me equipé con la Escopeta y el Subfusil, enfundandolo junto a mi espada, de la que nunca me separaba. Después cogí la pistola ligera y me acerqué al salariano. 

- Silenciadores para estas no tendrás verdad? Siempre es bueno tenerlos en infiltraciones, para no atraer a toda la base. Ya sabes...

- Los silenciadores no van a servir cuando disparen cualquiera de los otros calibres, pero si resultan tan necesarios cojan de aquel estante, pero no hay silenciador en el mercado para calibres de escopeta ni superiores. -

Bueno, no tenía mucho donde elegir. Pero eso para mi no era un problema, no eran malas armas y tampoco eran las mejores. Tampoco me iba a romper la cabeza eligiendo entre potencia o capacidad de disparo. Había las que había y podía tomarlas o dejarlas. Lo segundo no era una opción. Así que todo dependía del acompañamiento. Un francotirador debe de tener un pequeño arsenal que le permita un enfrentamiento directo si se da el caso. Entrar en una base es uno de esos escenarios en que todo puede pasar. Para esta ocasión escogeré una armadura intermedia, es muy posible que en entornos cerrados necesite mayor protección en detrimento de la movilidad. A parte del fusil Striker, llevaré una IronHawk y una Stinger V2.

cogeré el máximo de munición que pueda transportar primando la de francotirador, ya que por desgracia los cargadores son de pocas balas y por lo tanto ocupan más espacio. 

Elora arqueó ligeramente las cejas al ver la lanzadera, había visto montones de aquellas en Thessia pero lo cierto es que no esperaba ver una en el Inconnu. La familiaridad con el transporte siempre la hacía sentir a una más cómoda.

Tras la veloz explicación de Thaute, reconoció mentalmente el mérito del salariano: no tenía ni idea de como era posible hablar tan seguido y durante tanto tiempo sin  ahogarse en el proceso. ¡Aquél tipo parecía un hásmter con cafeína!

Luego observó la caja con una mezcla de curiosidad y reticencia; estaba acostumbrada al armamento de Serrice, hasta los fusiles y escopetas asari eran sorprendentemente ligeros. El equipo de otra manufactura se le antojaba siempre pesado aunque no por ello significaba que fuese malo pero simplemente se le hacía extraño el peso del arma en la cadera. De hecho, lo que tomó de allí fue tremendamente escaso y más liviano posible: sólo las dos variedades de Stinger.

En cuanto a armaduras, escogió una ligera. A decir verdad, siempre que se ponía una de aquellas llegaba a la conclusión de que los fabricantes debían hacer a posta los modelos asari: ¿por qué rayos se ceñían tanto? Parecían guantes ¡Iba al campo de batalla, diablos, no a una pasarela de modelos!

Casi parecía que el hecho de que viniesen equipadas con escudos y omnihoja fuese por disimular un poco.

- Gracias. - Le respondí al salariano. Luego me volví hacia mis compañeros. - Deberiamos coger silenciadores para las pistolas. Si no nos detectan con la lanzadera, podremos infiltrarnos en la base. Y en ese caso siemrpe es mejor no llamar la atención y acabar con elementos hostiles poco a poco y sin llamar la atención al resto. - Expliqué mientras cogia un silenciador para mi arma. - Si nos detectan pueden tener ordenes de ejecutar a los rehenes y no me gustaria que eso ocurriese.

Miro a Elvos, pero parándome a mirar un instante a Elora, no se qué demonios me pasa pero creo que podría decir, sin temor a equivocarme, las medidas de Elora con tan sólo aquella mirada. Y hablando de mirada, me llega a mi mente ese color de ojos tan peculiar... Empiezo mal, muy mal, primera misión y ando desconcentrado del todo. Niego con la cabeza y me centro en Elvos.

-Si así te sientes más segura de acuerdo, pero al ser una base clandestina cuento con que les avisará de nuestro aterrizaje, no creo que se pongan a ejecutar rehenes, son su única arma de negociación. Pero está bien, cojamos todos unos silenciadores.

Asiento con la cabeza aunque no esté muy convencido, no podré usar la francotirador a hasta que se haya dado la alarma en la base y eso me parece demasiado tarde. Es mejor prevenir que curar, al menos eso dicen, me quedo pensando. Ir tras coloco los silenciadores a las armas que llevo que pueden llevarlo.

Parecía que los salariamos tenían la asombrosa capacidad de hablar con bastante rapidez sin llegar a trabarse, puesto que el sargento de suministros bélicos no sólo recitó el nombre de las armas sin parpadear sino también lo hizo sin apenas pausa. Kerius estuvo a punto de perderse con sus palabras, pero le dio tiempo a escuchar perfectamente el nombre de las armas.

Para el turiano había poca variedad para elegir en cuanto armamento. Pero poco podía hacer, debía adaptarse a la situación. Se llevó la mano a la barbilla para evaluar mentalmente las armas que había. Una de las debilidades de Kerius eran las armas. Le encantaban. Podía pasarse horas mirándolas sin decir nada, incluso se evadía del mundo. Bajo esa apariencia decidía qué armamento era el adecuado.

"Veamos… El Rifle Francotirador parece potente, pero en espacios pequeños y cerrados es bastante difícil de usar, salvo que seas un experto. No. Para la estación Osiris necesitaré algo más manejable. Y esto parece serlo".

El turiano cogió con una mano el Subfusil IronHawk, arma que normalmente requería ser cogida con las dos manos. Pero Kerius ya estaba lo suficientemente entrenado como para hacerlo con una.

"Bien. Si hay que moverse con rapidez, este subfusil me dará ventaja contra los hostiles. Pero necesito más potencia para la confrontación directa. Hmmm, quizá…".

Separó del resto de armas el Rifle de Asalto y la Escopeta Firestorm. ¿Por qué escoger una opción si puedes llevarte las dos? El rifle Raptor daba cierta ventaja gracias a sus sensores de proximidad, además de su daño fiable. Pero para hacer estragos, en distancias cortas la Firestorm era imprescindible. Pese a las pocas armas que habían, las que estaban seguro que hacían un muy buen papel. Y no podía olvidarse de las dos granadas, herramientas perfectas para hacer salir a los que se esconden o erradicar amenazas antes de que aparezcan.

Pero antes de equiparse con todo, debía elegir la armadura. No dudó. Escogió la armadura media para ir mucho más cómodo, pero lo suficientemente protegido como para no sufrir muchos daños. Podía haber escogido la pesada, pero si la misión requería rapidez no era una buena opción ir ralentizando al grupo.

Kerius se sorprendió al ver lo cómoda que era la armadura. Si parecía que había estado diseñada para él exclusivamente. También le gustaron los colores elegidos para la armadura: negro y naranja. El negro era el color predominante, mientras que el naranja hacía un efecto decorativo siendo los laterales y las rodillas donde más había. Incluso desde el cuello hasta la entrepierna había una linea horizontal de color naranja y dentro de la misma otra linea negra más pequeña. Respecto al casco había una buena mezcla del color negro y naranja. Seguro que le daban un aspecto feroz al turiano.

Cuando estuvo enfundado en ella, Elvos sugerió llevar silenciadores. El inconveniente era que sólo había para pistolas. Mientras consideraba esa opción, aprovechó para cargar tanto con munición normal como disruptora, así como aquella que le permitía hacer los disparos de conmoción.

- Precisamente yo no soy muy sigiloso, la verdad. Tampoco es que sea mi estilo de combate- dijo al mismo tiempo que cogió la pistola ligera y la observaba.- Suelo atraer a los enemigos y romper sus defensas para avanzar. Y estoy seguro de que sean quienes sean los que hayan atacado, saben que alguien irá a echar un vistazo y estarán prevenidos. Pero…- cogió un silenciador y se lo colocó  a la pistola ligera Stinger- puedo equivocarme.  En cualquier caso, seguro que podemos combinar nuestras habilidades para hacer el ataque perfecto.

No entraba en los planes de Kerius coger una pistola, pues consideraba estar perfectamente equipado. Pero donde cabían 3 armas, había sitio para otra más. Por esa razón, cogió la Stinger ligera. Era pequeña, muy manejable y apenas ocupaba espacio. La cuarta opción que esperaba usar poco.

Elora aguardó un segundo de silencio, evaluando si procedía o no hablar. Le gustaba escuchar a la gente en silencio y cuando tenía que decir algo siempre le daba la sensación de que su voz era la única que rompía el silencio (obviamente era imposible porque todas las voces del mundo rompen el silencio pero la mente humana es así es de incongruente. Y la no humana también)

—Es una estación espacial, no una base clandestina—dijo finalmente—. Y estamos dando por sentadas mil cosas: No sabemos si la Osiris está secuestrada, ni si hay rehenes, ni si quiera si hay gente dentro. Como ya dije, puede haber ocurrido cualquier cosa: una explosión en el núcleo motriz, un virus en la IV...

A decir verdad, algo no cuadraba pero todavía no conseguía discernir exactamente qué. Algo que tenía que ver con dos semanas sin un solo informe. Si al final resultaba ser cosa de piratas, eran los más chapuzas que había visto jamás.

—Lo mejor es que nos hagamos las menos conjeturas posibles, así luego es más fácil amoldarse a lo que sea que nos encontremos allá que si vamos con una sittuación predefinida—carraspeó y se rascó la mejilla, no quería que sonase como si tuviera la verdad absoluta—. Es decir, es... solo un consejo.

Caemmi tardó unos minutos en reunirse con el grupo, la fisionomía quariana obligaba a que tuviera que vestirse en la cámara aislada. Además su omniherramienta necesitaba unas calibraciones mucho más complejas ya que debía sintonizarse con su nuevo traje además de con su arsenal tecnológico.

La quariana se había decantado por la escopeta y el subfusil, aunque por mera prudencia había guardado una de las stinger en la espalda, nunca se sabía cuando podía hacer falta un arma más pequeña y manejable.

Mientras el grupo ultimaba los preparativos se hizo patente una deceleración progresiva de la nave, hasta que finalmente el Inconnu abandonó el impulso de velocidad del relé de masa. Los motores de la nave tomaron en relevo mientras el crucero se adentraba en el sistema Ming.

Los sistemas de comunicación se activaron y la capitana transmitió las últimas instrucciones al grupo mientras estos subían a la lanzadera.

- No hay respuesta de la Osiris a nuestros intentos de comunicación, hemos analizado todas las frecuencias de datos posibles por si estuvieran usando canales alternativos, de seguridad o emergencia, ninguno con resultado. La estación no presenta ningún daño estructural externo.

Los sensores del Inconnu se han vuelto locos, creemos que está detectando algún peligro pero no hay absolutamente nada extraño en el sistema ni a la deriva, sea lo que sea esté detectando no podemos percibirlo ni entenderlo. -

El interior de la lanzadera SC-13 revelaba su origen asari en casi todos los detalles de su ingeniería, pero curiosamente el piloto era un joven drell que usaba un mono muy parecido al que habían visto a Sheiysa en el puente. Aunque este a diferencia tenía servomotores añadidos a las extremidades para mejorar la movilidad, además de varios focos de color rojo distribuidos por el pecho y los hombros, su función aun no quedaba muy clara.

- Todo un honor camaradas, Sargento Primero Nathan Kheel, aunque todos en la nave me llaman "Spin", en teoría soy el piloto suplente del Inconnu y el titular de la SC-13. Todo está preparado para el acercamiento a la Osiris, que Arashu nos proteja a todos. -

Una vez que todos estaban sentados y asegurados la lanzadera comenzó su despegue desde la bahía de lanzamiento del Inconnu, inicialmente a muy poca velocidad hasta dejarse atrapar por la gravedad local, para luego ir acelerando siempre con cuidado, pues el campo de asteroides era increíblemente denso, no era de extrañar que una nave de proporciones mayores no pudiera ni acercarse.

Spin fue guiando con mucha habilidad la nave entre el escaso espacio que había entre las rocas, evitó en todo momento hacer uso de los cañones laser defensivos, aunque a priori un disparo para hacer gravilla un asteroide no era algo extraño si causaba el bastante "ruido" para delatar su presencia y empeorar la operación.

En todo momento había contacto con el Inconnu, aunque lo que más se escuchaba era la frustración de Eanessa por no poder interpretar la alarma en los sensores de la nave. La capitana en todo momento se mostraba muy pendiente del acercamiento de la SC-13 y constantemente preguntaba si había respuesta en las comunicaciones locales por parte de la Osiris.

Súbitamente la lanzadera pareció chocar con un pequeño asteroide en miniatura, pero la explosión que siguió al impacto derribó en el acto esa teoría. Las luces rojas de advertencia se activaron y una molesta tensión inundó los interiores de la lanzadera.