Partida Rol por web

— Poned lo justo para salir por patas— intervino la ingeniera—, con un par de minutos extra por si tropiezo— se rascó, teatralmente, la nuca del traje— o nos encontramos con unidades en movimiento.

Una lástima no haber podido echar un vistazo al taller. Seguro que ahí aún hay joyas para mí.

— Quizá queráis llevaros un contenedor pequeño— dejó caer—. O no.

Hasta ahora la suerte nos había acompañado en toda la incursión, ninguna alarma había saltado y dos centros neurálgicos estaban fundidos en el suelo sin saber que les había llovido del cielo, además la consola parecía tener información importante que podía ser aprovechada para luchar con los geth en otro escenario, pero tarde o temprano se acabaría tanta suerte y mejor no tentarla.

- Por experiencia, en cualquier infiltración poco ruido, cumplir los objetivos y desaparecer rápido, cinco o siete minutos de temporizador y quizás dos explosivos por si uno falla. Pero en quince minutos algún geth se dará cuanta de que faltan los de la entrada junto con estos dos centros. -

- Que así sea entonces, lo justo y necesario.- comentó el turiano. Posiblemente el tiempo que había propuesto era demasiado, pues tal y como había indicado Elora, habría más posibilidades de que los geth encontrasen los explosivos y fracase la misión. Hecho que no se podía permitir, después de haber llegado tan lejos. Pero por otro lado, un pequeño desliz y podría significar el fin.

Movió la cabeza a un lado y a otro lentamente para relajar los músculos del cuello. Así era el día a día de cualquier soldado. En compañía de la muerte que se encuentra acechando por todas las esquinas.

—Vale, entonces... dos, ¿no?—preguntó Elora mientras se guiaba del medidor para buscar un punto en el que se pudiera colocar el explosivo y que funcionase bien—. Pongo yo el mío. ¿quién pone el otro?

Aquel lugar era un inmenso polvorín esperando la llama adecuado. Tanto Caemmi como Elora no tuvieron dificultades para colocar los explosivos en los puntos más óptimos para causar la fusión mientras los demás compañeros vigilaban cualquier posible actividad geth que se acercara demasiado. Ambas cuentas estaban sincronizadas a 5 minutos, aunque alguno fallará el otro terminaría el trabajo. Gracias al singular diseño que tenían desactivarlos les llevaría a los geth mucho más de la cuenta atrás.

Incluso con el camino despejado y la seguridad del tiempo fijado la mente les jugaba malas pasadas. El instinto de supervivencia era un sentimiento muy fuerte y en ese momento el de todos gritaba al unísono alejarse semejante horno nuclear. Nada podría sobrevivir a una explosión de semejante magnitud. Mientras subían de nuevo por el elevador casi podían "escuchar" los segundos que pasaban en la cuenta atrás.

Kerius reventó los controles del elevador de un culatazo con el rifle, si de casualidad los geth descubrían los explosivos e intentaban evacuar no podrían utilizar la ruta que habían tomado para infiltrarse.

Una vez en la lanzadera "Spin" Kheel se aseguró de forzar los motores al límite, el drell tenía las mismas ganas de alejarse que el grupo, aunque quizás el ni siquiera era consciente de la verdadera potencia de la explosión.

No podía escuchar nada desde el espacio, pero cuando los detonadores llegaron a 0 las entrañas de la tierra reventaron en una explosión que vaporizaría la ciudadela dejando fragmentos no más grandes que una naranja flotando por el espacio. Para el planeta solo era un cráter y una cicatriz, para los geth bajo tierra una muerta instantánea vaporizados por el calor y si de por un milagro alguno se libraba tenía millones de toneladas de roca, escombro y corteza sobre él.