Partida Rol por web

Kheel era un piloto experto, capaz de mantener la calma en las peores situaciones, pero aquella cadena de explosiones bajo tierra debía mostrar debía unos valores tan absurdamente enormes que el drell se permitió un momento de sarcasmo con el resto del grupo.

- No me gustan los geth, pero casi siento pena por ellos, por fortuna solo casi. Los sensores indican que sus naves están ahora mismo penetrando en la atmósfera, no nos han visto salir del planeta. Por la comunicación que he mantenido con capitana Sancrinus ahora mismo la duodécima flota turiana esta alertada y dirige hacia aquí. Aun tardarán bastante en llegar pero esperan que la conmoción retrase a los geth lo bastante para diezmar parte de su flota.

Gran infiltración, no creo que ni tuvieran algo planeado para semejante sabotaje.

Voy aterrizar la nave en otro de los hangares del Inconnu, hay un compartimento estanco que se encargará de hacer la limpieza de cualquier radiación residual, después de quitarse los trajes e informar quizás deberían visitar al loco del doctor. -
 

Efectivamente la lanzadera se aposentó en otro de los hangares del Inconnu, una vez la exclusa estuvo asegurada el grupo tuvo que pasar unos cinco minutos en el compartimento estanco mientras el proceso de descontaminación limpiaba cualquier resto de radiación de los trajes usando gases refinados inertes e inocuos para la vida.

Los operarios que esperaban al otro lado de la exclusa no se reprimieron y aplaudieron con entusiasmo a todo el grupo. Aquella infiltración sería recordaba mucho tiempo tanto por su complejidad como por todo el daño futuro que había logrado evitar al eliminar el plutonio y más de un centenar de geths en un solo golpe.

- Rápidos, silenciosos, letales, es un hecho que son de lo mejor que pisa esta nave.  La capitana los espera en la sala de comunicaciones para un informe más preciso. -

Elora se sentía un poco extraña con tanto aplauso; no creía que hubiesen hecho nada tan inconmensurable como para que pareciese que acababan de salvar la galaxia, es decir, habían hecho algo bien pero a fin de cuentas para aquello estaban allí, ¿no?

Ellos eran buenos como equipo de campo, Eanessa era una fiera en informática, Sheiysa era capaz de pilotar una nave alienígena desconocida con el sistema de pilotaje más raro que habían visto, Kheel les dejaría en ridículo a los cinco manejando lanzaderas... y así hasta el infinito. El Inconnu estaba lleno de gente increíble y cada uno era la élite en su campo, no le veía sentido a considerarse de lo mejor que pisaba aquella nave.

«Aunque supongo que tiene lógica que muestren alegría por el éxito» reflexionó en ese momento rascándose una mejilla disimuladamente.

Pero lo primero era lo primero; el Salarianoles informó de que Sancrinus les esperaba en la sala de comunicaciones de modo que allí es a donde se pensaba encaminar.

Se le hizo extraño ver desde la lanzadera la enorme bola de luz que sacudió al pequeño planeta. Pero aún más, el no oír absolutamente nada. Una explosión que se habría oído a muchos kilómetros de distancia se convertía en nada desde el espacio. El espectáculo de luz y fuego fue observado por el turiano durante unos segundos, después se olvidó de él.

- Hemos hecho un gran trabajo ahí abajo.- felicitó al grupo por toda la labor.- Después de todo, no ha sido tan complicado.- bromeó. La misión había tenido sus riesgos y de no ser por las interferencias en las comunicaciones podría haberse complicado aún más. Aún así, lo habían conseguido.

- Eso les pasa por jugar con fuego y cabrear a las personas equivocadas- dijo siguiendo el tono burlesco de Kheel.- Confío en que la duodécima flota no tenga demasiados problemas para enfrentarse a los geth restantes.

Kerius sonreía, satisfecho de haber cumplido con éxito una complicada misión. Tras la descontaminación, se vio sorprendido por los aplausos de los operarios. Totalmente inesperado.

"Menudo recibimiento".

El turiano no sabía muy bien cómo actuar en semejante situación por lo que trató de mantener la calma, esbozando una sonrisa. Segundos después, se dirigió con sus compañeros hacia la sala de comunicaciones para encontrarse con la Capitana Sancrinus.

La carrera hacia la lanzadera fue muy estimulante, y me sentía llena de energía al sentarme en la lanzadera. Vi la explosión entre fascinada y horrorizada, pues nosotros cinco habíamos provocado aquello. Una parte de un planerta habia volado por los aires. La parte buena es que no se habían perdido vidas, por lo menos orgánicas. 

Al llegar a la Inconnu nos recibieron con aplausos. Parecía extraño, habíamos detenido una fuerza potencialmente letal, en una misión de relativa sencillez. Los aplausos no me molestaban como tampoco lo hacia convertirme en el centro de atención. Y decidí distraer a esa tripulación un poco y felicitarlos también, ayudando al resto de compañeros a que se sintieran mas cómodos. 

- ¡Gracias compañeros! - Grité saludando a la tripulación. - Pero recordad que aunque nosotros cinco seamos la "mano ejecutora" de la misión, ni siquiera habríamos podido llegar a imaginar completarla de no ser por el trabajo conjunto de todos vosotros. ¡Tres hurras por la tripulación de la Inconnu! - Saludaba y chocaba las manos con todos quellos que se me acercaban de camino a ver a la capitana. 

La misión había sido un éxito, no dudé en felicitar a todo el grupo, habían sido una compañía magnífica de la que no tenía ninguna queja, todo lo contrario. Las ideas de cada uno abrían un nuevo campo de posibilidades para enfrentarnos a cualquier desafío. El recibiendo en la nave no fue menos efusivo, y se dibujó una sonrisa en mi cara mientras nos descontaminaban las armaduras. Estaba de acuerdo con todo lo que decían, pero el dolor que sufría por la quemada me hacía estar más callado que de costumbre y con algo de prisa. Que la capitana quisiera vernos nada más llegar era para mi una molestia, pero no tenía la intención de faltar a ninguna orden. Dejé el equipo en la armería incluyendo el detonador y, tras ser descontaminado, me dirigí hacia donde se enciñontraba la capitana Sancrinus.

El corazón de Caemmi todavía labía con fuerza centrífuga incluso sana y a salvo en el Incommu. Sus dedos deslizándose sobre el control del detonador no habían sido nada comparado con la tensión de estar subiendo en un elevador o dejando al Drell conducir su fuga. La impotencia, sabiéndose al borde de una desaparición total de la faz del universo. En su cabeza no oía halagos, sólo voces confusas con la gran imagen de la desintegración en su cabeza, todavía eclipsándolo todo.

Sólo hemos hecho el trabajo sucio.

La Quarianna miró al Salariano con una expresión ligeramente vacía, intentando ordenar sus pensamientos.

— Exageráis— se limitó a decir—, pese a vuestro intelecto.

Tras ello esperó a que el rumbo se dirigiese hacia la Capitana. Sinceramente, agradecía tener que dar el parte.

Mecanicamente el Salariano fue ordenando el resto del equipo, se limitó a mirar con gesto cansado a la quariana, como un profesor que se rinde ante un alumno incapaz de ver el error más elemental.

- En absoluto, solo intento explicar a un intelecto limitado que ha hecho un buen trabajo. -

La capitana permanecía sentada en su asiento si que nada del entusiasmo de la tripulación se le contagiase. De algún modo siempre parecía tener prisa o la necesidad de atender algo especialmente importante. Algunos podían confundirlo por hostilidad, aunque probablemente fuera una manera de ser, y forzosamente tenía que haber sido eficiente si le había permitido alcanzar el rango que ostentaba.

Pero Caelia Sancrinus siempre tenía algo totalmente preferente y era el estado de su tripulación, muy pocos detalles se le escapaban a los críticos ojos de la turiana.

- Marshall, Taelarm, ¿que ha ocurrido con los suministros médicos? esas heridas parecen quemaduras químicas.

Quiero un informe rápido, aunque la misión ha sido un éxito por los datos disponibles. Buen trabajo, todos. -

Permanecí ante la capitana, dispuesta a tomar la palabra y explicarlo que ocurrió. 

- Encontramos algo de resistencia, en especial los pirogeth que hirieron a Connor y a Caemmi, pero acabamos con ellos. Las mismas interferencias que nos mantenían aislados de la lanzadera, también mantenían a los grupos de geths desconectados entre si. - Expliqué. - Una vez eliminada la resistencia, colocamos las cargas y volamos aquel lugar por los aires. Estaban construyendo armas nucleares, refinando combustible y munición tóxica. Casi parecia que se preparasen para una guerra contra todos los orgánicos. 

Creia que no me olvidaba de nada, pero esperé que algun compañero añadiese algo mas si queria. 

—Con respecto a eso... —dijo Elora tras dejar acabar a Elvos. Supuso que lo normal sería que la capitana preguntase cómo demonios sabían eso o qué pruebas tenían de ello así que decidió respaldar la afirmación de la otra asari con las susodichas pruebas—. Descargué la información directamente de una de las consolas de la estación.

Activó la omniherramienta para que en la pequeña pantalla holográfica apareciese el archivo de datos.

—Si hay que pasársela a alguien concreto, está todo aquí.

Kerius dejó hablar a su compañera asari sobre todo lo acaecido en la estación minera. Un breve pero conciso informe. A sus palabras, se le añadió la prueba visual, aportada por Elora, de los datos que manejaban los geth con la utilización de todo ese plutonio.

Recordó la información que había leído y no pudo evitar estremecerse ante la posibilidad de otro ataque sintético con armas aún más mortíferas.

- Si se estaban preparando para otro ataque, confío en que hayamos desbaratado sus planes. O al menos retrasarlos. Espero que la flota turiana tenga éxito y puedan eliminar gran parte de su flota.

La capitana se mantuvo en silencio mientras cada integrante relataba los detalles de la infiltración. El rostro de la turiana no mostró cambio alguno hasta comprobar los datos descargados por Elora. Aunque se trataba en su mayor parte de especificaciones técnicas los diseños gráficos eran muy claros.

Cada poco tiempo la terminal de la capitana se iluminaba con el aviso de nueva información. Poco se movía en el Inconnu sin la supervisión por parte de Caelia.

- El daño que se ha evitado saboteando esta operación geth es incalculable, se han salvado millares de vidas, si en vez de un sabotaje se hubiera tratado de una operación de limpieza nuestros respectivos gobiernos hubieran derrochado millones en los tribunales por la posesión del plutonio, sin contar con los soldados que se hubieran perdido en el asalto.

Suministros me informa que se devolvieron los diez medpacs, ignoro el motivo por el cual no los han usado y han preferido seguir con esas heridas, pero que quede claro, prefiero derrocharlos a tener miembros de la dotación heridos, durante el retorno en la lanzadera ha habido tiempo suficiente para aplicar primeros auxilios.

Volviendo al tema, el Inconnu ahora mismo está volando a Illium, tras la escaramuza en la Osiris la Dalatrassa ha ordenado que la nave sea revisada, prefiere no arriesgarse a confiar siempre en el metal alienígena. Tengo una reunión privada con ella para discutir el rescate de los científicos. Al parecer el GOE siguió el rastros de los esclavistas y logró sacar la información necesaria en Omega, pero los esclavos han sido llevados a los sistemas Terminus a ser vendidos en sistemas sin legislación sobre esclavitud.

Me temo que habrá que esperar unos días a que el GOE consiga más pistas, no me gusta dejar a esa gente secuestrada más días a su suerte pero ahora mismo es la mejor pista disponible. Consideren esos días de permiso, quizás quieran visitar Illium, Eanessa nació allí, conoce buena parte del planeta por si necesitan referencias.

Marshal, Taelarm... vayan a ver al Doctor Hanfman, es una orden.

Caelian creo que el teniente Baresh quería hablar con usted, un asunto de armamento pesado.

N'wani, está oficialmente de permiso.

Retírense todos salvo T'Legos. -

Esperé mientras la capitana nos explicaba lo que ibamos a hacer a continuacion. Illium, tambien nací alli, y me ciré alli almenos en parte. Seria bueno volver a ver el lugar de mi infancia. Tal vez me pasase por la academia... 

Iba a marcharme al ver que estaba despidiendo a mis compañeros, y sus ultimas palabras me congelaron a medio giro. Me encaré de nuevo a ella, observandola con curiosidad mientras veia marchar a mis comapñeros. 

"¿Que querrá?" Estaba bastante segura de que no habia cometido errores durante la infiltración, ni durante la misión en la Osiris. 

Caemmi esperó en silencio escuchando todo el discurso. Personalmente tenía que conceder la razón a la Capitana, pese al derrocho de recursos energéticos que ello suponía. Aún así, pese a la lógica desconfianza en la tecnología alienígena, seguía con magma burbujeando en las venas. Su afán por explotar el potencial de la nave y sacarlo a la luz era casi ciego, pero no disponía del tiempo ni del equipo de trabajo adecuado para ello.

— A sus órdenes, Capitana. Si me lo permite, quisiera estar presente en la revisión de la nave— declaró con sobriedad. Acto seguido se despidió protocolariamente y abandonó la estancia rumbo a la enfermería.

Kerius escuchó atentamente las explicaciones de la capitana Sancrinus sobre los próximos movimientos. Seguramente pronto irían al rescate de los científicos de la Osiris, sobre todo en cuanto se supiese el lugar exacto dentro de los sistemas Terminus.

Mientras tanto el turiano aprovecharía y daría una vuelta por Illium, ya que nunca había tenido la ocasión de visitarla. Quién sabe qué podría encontrar en la ciudad.

Cuando se dispuso para partir, la capitana le dejó caer que el teniente Baresh quería mantener una charla con él. Asintió ante las palabras de Caelia.

"¿Armamento pesado? ¿Tendrá algo que ver con el sistema de armas de la nave?"

Una vez finalizados el informe, Kerius dio media vuelta para buscar al teniente, pero no sin antes despedirse de sus compañeros y desear tanto a Connor como a Caemmi una pronta recuperación.

Elora parpadeó, ¿permiso? ¿En Illium? No recordaba cuándo había sido la última vez que había estado en Illium. Lo que si recordaba es que aquel lugar era como Omega... pero en versión glamurosa.

—Capitana.

Cuando fue consciente de que había dicho eso ya se había levantado. Lo cierto es que la atraía más el hecho de estar de permiso para poder tener algo más de tiempo que invertir en cierto asunto que el hecho de que fueran a hacer reparaciones en Illium pero tampoco desechaba bajar a echar una ojeada para ver qué se estaba cociendo últimamente por allí.

Asiento a las ordenes de la capitana y no añado nada más, estaba de acuerdo con que se había logrado salvar muchas vidas e impedido el despilfarro económico de casi todas las especies de la galaxia por hacerse con el plutonio. Estaba todo dicho y poco más había que hacer. Cuando nos despide asiento con la cabeza y me dirijo a la enfermería.
-Capitana.
Tenía intención de recorrerme la nave, quería explorarla e investigar un poco sobre ella. Era algo que me llamaba la atención y a la que no había podido hincar el diente. Quizá el gran gato de la botánica podría darme alguna pista. Sería mi primera parada tras salir de la enfermería.

La turiana se acomodó en la silla mientras esperaba a que cada integrante se retirase. Cuando finalmente se quedaron solas Caelia se tomó un momento para inspeccionar las incesantes comunicaciones que bombardeaban su terminal. Al parecer en la nave no había momentos de descanso para la capitana..

- He estado revisando algunos archivos personales, leí el expendiente de su progenitora, la biótica que esgrimía  está totalmente a años luz de mi entrenamiento de cábala, no obstante tenía una técnica que ambas compartíamos, cada raza le da su propia traducción, sin rodeos, ¿su madre llegó a enseñarle el "Martillo Terrestre"? -
 

Kerius encontró al veterano teniente en la sala de entrenamiento. Supervisando el entrenamiento del personal de seguridad, el turiano conocía el ejercicio, montar con velocidad un fusil parcialmente desmontado por tareas de limpieza o mantenimiento. Era un ejercicio que se convertía en algo rutinario, pero para los novatos era todo un reto. Más de soldado sin experiencia había muerto en un ataque sorpresa por no tener la velocidad necesaria para ensamblar las piezas del arma y poder defenderse como se debe.

Baresh se percató de la llegada de su compatriota, con un gesto enérgico ordeno al personal que continuaran el entrenamiento y se acercó al soldado.

- Ah, Caelian, bonito espectáculo allí abajo. Nunca he estado en ninguna operación en el corazón de una enorme bomba atómica, es irónico, ni siquiera nosotros estamos preparados para todo por mucho que nos digan en la academia. -