Partida Rol por web

Que todo el mundo respondiera a su pregunta intentando consolarle le hizo sentir un pelín incómodo, como si todos creyeran que era un bebé asustado. Él no tenía miedo, sólo era… ¡eso, prudencia! Aunque la insinuación de su maestro sobre que pudiera haber algo ahí fuera sí era un pelín intranquilizadora. Y la sugerencia de Fair de hacer guardias por si hubiera criaturas, seguramente malvadas, a la que fueron uniéndose todos reforzando aquella idea de inseguridad. Tenía que cambiar de tema y hacerlo pronto.

-Si ha tenido que seguir nuestros pasos debe estar agotada. Seguro que no ha parado ni un momento a descansar -intervino tratando de excusar a la recién llegada para que pudiera dormir.

El anuncio de la cena también fue algo bueno. O lo hubiera sido si no se hubiera comido ya todos los aperitivos. No podría ni con la margarita del jarrón.

Rain mira al resto de sus compañeros:

-Lo mismo digo, coincido en que hay que hacer guardias, y no tengo incoveniente en hacer ninguna de ellas y por supuesto con la compañia del pony que corresponda- Dice sonriendo.

Después mira al cielo

-En fin, al menos la tormenta no sera un problema, espero que se pueda decir eso de las criaturas que ronden por aqui- Dice pensando para ella
 

Hecha la declaración para la cena Cookie fue al arroyo y se lavo las patas con mucho vigor, ya estado ahí de paso lavo su sartén de siempre para quitarle toda la crema de calabaza, ya limpios tanto patas como sartén la cocinera regreso a su puesto junto a los comestibles lista para servirles. De camino vino una ocurrencia a sacudir sus pensamientos-Si somos ponies y caminamos en nuestras 4 patas ¿que sentido tiene lavarlas si trotamos con ellas y usamos el hocico para comer?-Dejo este dilema social para luego, por el momento tenia que servirles la sopa.

Ya en su sitio designado Cookie empezo a servir los cuencos de madera con la sopa, lo hacia rapido y con cuidado como si estuviera en su cocina de costumbre en la posada. Ya servidos la cocinera tomo el suyo y dijo:

-A todos buen provecho.

Mientras comia la sopa con una rebanada de Pan de hogaza y como manera de pasar el tiempo a Cookie se le ocurrio:

-Mientras comemos, ¿no seria buena idea que pudieramos, no se, hablar un poco acerca de nosotros?, llevamos viajando un tiempo y apenas si nos conocemos........*

Al darse cuenta de que han malinterpretado sus palabras intenta arreglarlo, pero viendo a todos de acuerdo con la idea de hacer guardias finalmente decide dejarlo. No le agradaba que la tranquila cena se llenase de inquietud y ojos mirando a las sombras (en especial por el efecto que tendrían en Book) pero de todos modos tendrían que empezar a hacerlo tarde o temprano, así que comenzar ahora no era una mala idea.

Sin embargo al escuchar las palabras de Cookie decidió no dejar pasar esta oportunidad.- Me parece una excelente idea.-echa una vistazo a todos.- ¿Alguien se anima a deleitarnos con un relato?

Ante la propuesta de Night Green, Azure miró a esta y asintió suavemente.

- Me parece una buena idea, Night Green. Será un placer hacer guardia contigo.

Tras eso, se permitió relajarse un poco en el lugar en el que se había sentado, sin acercarse aún mucho a todo el grupo. Quería darles tiempo a que se acostumbraran a ella, pues al fin y al cabo acababa de llegar hacía unos minutos. Poco a poco y con calma, sería la mejor forma de hacer las cosas. Si hacía lo contrario, tal vez podrían pensar que intentaba ganarse su confianza o algo. Bueno, sí, quería acabar formando parte del grupo, pero sin prisa.

Eso sí, agradeció el comentario de Book, preocupándose por su bienestar.

- Gracias, pero no te preocupes demasiado. Estoy acostumbrada en parte.

Dio otro sorbo al delicioso té de Cookie para luego aceptar gustosa el cuenco de sopa que esta había preparado de cena para todos. Se le daba muy bien cocinar, era innegable, e incluso parecía que hacía de ello un oficio. Habiéndose acostumbrado en los últimos años al rancho militar, una comida que olía como esa era más que bienvenida.

Iba a empezar a cenar con calma cuando la cocinera hizo aquella propuesta, encogiendo ligeramente la cabeza y bajando las orejas despacio.  Empezar a contar alguna historia... Si es que además realmente no tenía tantas... Con lo joven que era, no tenía historias reales de guerra... 

Salvo una.

Y esa no la iba a contar.

Night Green se arrebujo junto al fuego con su sopa entre las patas. Habia una historia que llevaba un par de dias dandole vueltas a la cabeza, un viejo cuento de viejas ¿Pero que era ella si no ya una vieja yegua?

Dandole un sorbo a la sopa y mirando fijamente el fuego su voz empezo a relatar el cuento sin esperar a que nadie dijera nada.

"Hace mucho tiempo, mucho antes de las princesas, Equestria estaba dividida en muchos reinos, como sabeis. Trabajaban entre si, por necesidad, pero no por la busqueda de un bien comun.

En el norte Gallopgant, el territorio de los ponis terrestres de las nieves, habia un sabio que un buen dia decidio viajar a los territorios del sur donde el frio no le impidiera pensar con tranquilidad.

Tanto ando que llego a un pais donde el sol era tan fuerte que los ponis casi no salia durante el dia y aprovechaban la noche para tomar el fresco en sus ventanas o en los balcones.

¡Imaginaros el calor que haria! Que el sabio comenzo a perder peso y junto con el su sombra se comenzo a vovler mas escualida.

Aquella noche, el sabio se encontraba mirando por el balcon cuando vio a su sombra en la casa de enfrente. Entonces para entretenerse dijo:

- ¿Que haces tan lejos, sombra? Vuelve a tu sitio, pero antes ya que estas allí, mira a ver que hay en esa casa, que siempre esta cerrada y parece vacia.

La sombra le hizo un guiño y se movio ligeramente. Poco despues, cuando el sabio se fue a la cama, comprobó que la sombra no le seguia. Se habia metido en aquella casa siguiendo sus instrucciones.

A la mañana siguiente el sabio salió a comprobar el preiodico y comprobo qe no tenia sombra. De este modo el sabio perdio a su sombra, sin la que estuvo durante un tiempo. Pero como en los paises calidos todo crece tan deprisa, el sabio comenzó a salirle una nueva sombra y ya con sombra nueva el sabio dicio volver a Gallopgant.

Una noche que estaba leyendo antes de acostarse, oyo llamar a la puerta. Al abrir vio ante el a un pony muy delgado y con ropajes lujosos al que no conocia de nada.

- ¿Ya no me reconoces?

Inquirio el extraño.

- Pero... ¿Quien es usted?

Pregunto el sabio quien no sabia quien era el visitante.

- Soy su vieja sombra. Desde que deje su compañia me ha ido muy bien y he pensado que no estaria mal hacerle una visita.

- ¡No entiendo nada! -le dijo el sabia algo abrumado.

- Es muy sencillo, desde que usted me animo a que le dejara metiendome en aquella casa, me he independizado. Y me ha ido tan bien que hasta tengo carne y ropas

- Pero... ¿Como es posible que una sombra se independice y luego vuelva, como si tal cosa? Porfavor, cuenteme ese misterio.

-Escuche -dijo la sombra al tiempo que se sentaba- ¿Sabe usted quien vivia en aquella casa? ¿No? Era la Poesia. ¡La yegua mas bella de cuantas existen! Aquella casa era su palacio y alli aprendi a ser un poni. Estuve mucho tiempo y cuando sali usted ya habia regresado a su tierra. Y ahora que lo sabe todo, digame ¿Como le va?

El sabio apesumbrado le contesto.

- Mal, he escrito mucho sobre lo bello, lo verdadero y lo bueno, pero nadie se interesa por mi obra ¡Estoy desesperado!

- Eso le pasa por que no entiende el mundo. Si sigue asi acabara por enfermar.

- ¿Pero que puedo hacer?

- Viajar -dijo la sombra- Viaje conmigo; me gustaria llevarle como compañero; precisamente ahora me encaminaba a un balneario para curarme de una pequeña enfermedad; mi crin no brilla y eso para una sombra que se ha convertido en pony es muy molesto ¿Que, se anima a emprender el viaje?

- Esta bien -decidio el sabio- si no hay mas remedio viajaremos juntos.

- Pero antes -dijo la sombra- debemos aclarar un punto; yo ahora me he convertido en un pony importante y no estaria bien que me tratara de tu, me tratara de usted.

Al sabio le parecio una tonteria, pero desde entonces ambos comenzaron a tratarse de usted y llegaron al balneario.

Alli habia una hermosa yegua que se hospedaba.

- ¿Quien es la bella yegua? -pregunto la sombra al conserje

- Es una princesa, señor, ha venido a curarse de una enfermedad muy rara: la princesa tiene una vista muy aguda y es muy alarmante.

Desde entonces la sombra acompañaba a todas partes y hablaba con la princesa a todas horas, tal fue la union que acabaron decidiendo casarse.

El sabio poco a poco fue relegado hasta el punto de que la princesa pensaba que era una sombra corporea que seguia a su amado.

El sabio, cansado de que la gente creyera que el era la sombra discutio con el impostor, pero este le mando encerrar en las mazmorras para que no contara la verdad y nadie le creyera. Convencio a la princesa de que era lo mejor y asi paso la noche.

Por la mañana el guardia aviso de que el prisionero ya no se encontraba en la celda. Pero nadie habia salido de alli, solamente se podia salir por la puerta ya que la ventana era muy pequeña, solo podia pasar la luz de la luna para que los prisioneros la vieran.

Sin mas la boda se celebro y la sombra y la princesa vivieron felices para siempre."

Night Green hace una breve pausa para respirar.

- Hay quienes dicen que era tan sabio que supo usar la magia de los unicornios para transformarse y escapar, otros que se transformo realmente en una sombra y que se fue a la Luna para poder ser la sombra de todos los ponis. Pero lo cierto es una cosa, nunca mas se supo de el.

Night Green se quedo pensativa mirando el fuego durante un rato mas, hasta que finalmente levanto la vista y la clavo en Cloudy.

Me había quedado absorta hasta que Night Green comenzó a relatar su historia. El plato frente a mi no está. Creo haber estado comiendo de forma mecánica, pues apenas recuerdo haberlo hecho. 

La historia de Natty me resulta extraña. ¿Como va una sombra a separarse de un pony?

Miro hacia atrás para ver mi propia sombra. Se que solo es una historia, pero me alivia verla ahi.

Oh, genial. ¡Historias! Eso empezaba a parecer una de esas acampadas a las que nunca había ido porque no tenía con quién. Seguro que Night Green tenía una fantástica que contar.

Tal vez fuera impresión de Book pero todo el mundo se quedó muy callado mientras hablaba. Incluso el fuego hacía menos ruido y el viento se paró un poco para escucharla. La historia atrapó completamente al potrillo pero… también le llenó de temor. Sombras que se despegaban de sus dueños y terminaban convertidas en ponis… Cuando terminó se sentía tan inquieto que se forzó a decir algo para no parecer un potro asustado.

-Eso está muy bien pero todo el mundo sabe que las sombras no se convierten en ponis.

Podría haber parecido un comentario repelente o tal vez algo chulesco… de no haber sido por el pequeño ¿verdad? que se le escapó en voz baja al final, esperando que alguien se lo confirmara.

Cookie se quedo atipicamente muda, la hermosa narración de la señora Green se habia llevado su conciencia hacia aquellos tiempos tan antiguos y oscuros, casi como si estuviera ahí, como una conocida que viajaba con el viejo unicornio sabio y como no pudo hacer nada cuando su sombra lo habia traiconado por hacerse mas real, viendolo padecer en su celda por edad y por las condiciones de su encierro, esto la puso triste. Terminado el relato la cocinera se limpio los mocos de la naris con su pañuelo y dijo con los ojos ligeramente llorosos de tristeza:

-POBRE UNICORNIO SABIO, ¿como su sombra fue capaz de traicionarlo así?, Buaaaaaaa, SOMBRA INGRATA..........

Luego de sollozar un poco Cookie se sonó la nariz con su pañuelo, se limpio las lagrimas de los ojos y dijo recuperando su actitud de siempre:

-Listo, ya me desahoge, estoy bien, no pasa nada.

Dicho esto vió con precupación que el plato de Moonlight estaba vacio, sin esperar un poco tomo el cuenco vacio de la herrera y le sirvió una segunda porción, luego amablemente le pregunto:

-Aqui tienes, ¿no quieres un poco de Té con tu cena?

Miró a todos y les pregunto:

-¿Nadie quiere repetir? ¿nadie mas quiere algo de Té?

Luego de atender a sus compañeros Cookie se sirvió otra porción, mientras miraba el fuego danzar como hacia todas las noches le vino a la mente una historia. Tomo un poco de sopa de calabaza y dijo:

-Yo tambien tengo una historia- Luego lo penso un poco y dijo retractandose-Pero mejor la dejo para otra ocasión*

El pegaso se dispuso a probar la deliciosa comida que había preparado Cookie, mientras escuchaba como Night Green relataba aquella historia típica de viejas yeguas. Historias de terror que tanto le gustaba cuando era un potrillo. Resopló un poco y dibujó una leve sonrisa cuando escuchó las palabras del pequeño Book, haciéndose el valiente, pero estropeándolo un poco con aquella pregunta.

Se sorprendió por la pequeña llantina de Cookie, eso si que no lo esperaba. Terminó de comer, quedándose satisfecho. Miró a la hoguera esperando a que otro pony iniciase una historia o cualquier otra cosa. Sin duda, Fair no era el tipo más hablador del mundo. 

Cloudy contemplaba embelesado como la yegua recitaba aquel relato, uno que ya conocía, pero con algunas diferencias. Al terminar, sus cascos aplaudieron un par de veces con entusiasmo; no quiso prolongarlo más para no alterar el ambiente que acababa de crearse. Con una mirada comprensiva centró su atención a Book y respondió:

-No conozco ningún hechizo para convertir una sombra en un pony. Pero un pony bien puede convertirse en una sombra, sin necesidad de ninguna magia.

Aceptó silenciosamente la nueva taza de té que Cookie ofrecía, dejando que todos reflexionaran sobre sus últimas palabras. Bebió unos pocos sorbos mientras cerraba los ojos y empezaba recordar. Con suavidad depositó la taza en el suelo y miró a los ojos de todos antes de lanzar un pequeño rayo mágico hacia la hoguera. Al instante brotaron chispas y pequeñas lenguas de fuego, que tomaron forma de ponies antes de volver a su estado original.

-Escuchad ahora, pues la historia que quiero contaros es de tiempos lejanos, de cuando nuestros antepasados aún vivían en las tierras que quedan más allá de Equestria. Solo unos pocos aún la recuerdan, consideraos pues afortunados de oírla.

Hablaba con una cadencia suave, deteniéndose en cada palabra y dándole un matiz especial que inmediatamente llegaba a vuestros oídos para quedarse, atrapando toda la atención. Nuevamente las llamas empezaron a tornarse en figuras, esta vez al ritmo de las palabras del anciano unicornio.

Antes de Equestria, el mundo era cruel e inhóspito, de un modo que a duras penas se puede imaginar. Pegasos, unicornios y terrestres peleaban entre sí constantemente, pero ni siquiera entre ellos eran capaces de mantener la paz. Las guerras eran frecuentes y los más afortunados podían dar gracias si conseguían llegar a los cuarenta inviernos. No había un solo poni que no tuviese que empuñar cada día las armas para defenderse a si mismo y a su familia si quería prevalecer un día más. Imaginaos, que hasta había madres que ahogaban a sus potros para evitarles el sufrimiento de una vida rodeada de miseria y terror. Así eran aquellos días para nuestra raza.

Como en nuestros tiempos, había nobles que regían aquellas tierras y que se enfrentaban a otros en su búsqueda por el poder y la riqueza. Dos familias de unicornios, de nombres largo tiempo olvidados, destacaban entre las demás, tanto que nada debían temer de sus vecinos, sin importar cuantos se aliasen contra ellos o que tramas para debilitarles urdieran. Pero por ese mismo motivo, ambas familias se profesaban una mutua enemistad y siempre pugnaban entre ellas para demostrar quien era la más fuerte.

La familia del Este dio a luz a una hermosa unicornio, cuyo pelaje azul rivalizaba con el de las aguas del mar y cuyas crines plateadas ondeaban al viento como banderas. Ese mismo día, la familia del Oeste tuvo un robusto semental de capa gris y cabellos más claros del mismo color, algo que para ellos significaba buena suerte. Primogénitos y destinados a ser los futuros líderes de cada familia, crecieron siendo inculcados en el odio a cualquiera que no fuese de los suyos. Pero como cualquier potro joven, ambos eran alocados y deseaban de vivir aventuras, de modo que una noche se escaparon de la vigilancia de sus sirvientes.

Corrieron por los bosques, disfrutando de su libertad y sin darse cuenta se encontraron el uno con el otro. Al reconocerse, se atacaron el uno al otro con cascos y dientes, pues tales eran sus prisas que habían dejado las armas en sus castillos. Feroz fue la lucha y duró casi hasta el amanecer, momento en que los dos cayeron exhaustos, incapaces de imponerse el uno al otro. Volvieron a sus hogares, no sin antes jurarse que tres días después volverían a aquel mismo lugar para terminar lo empezado.

Ninguno de los dos olvidaba al otro y tras la puesta de sol del tercer día, ambos cumplieron su palabra, esta vez armados para hacer expirar el último aliento de su rival. Las mordiscos de sus aceros resonaban como truenos al encontrarse, a tal velocidad que lanzaban chispas en derredor. Pero ambos olvidaban que ninguno era mejor que el otro y en mitad de la pelea ambos se encontraron con las espadas acariciando su cuello, sin poder completar el movimiento por miedo a que el otro lo hiciese antes. Toda la noche transcurrió mientras se miraban el uno al otro bajo la luna llena, sin intercambiar una palabra.

Nuevamente el combate se saldaba en tablas, pero esta vez la ira de ambos se había apagado, aunque no así su orgullo, de modo que volvieron a citarse en el mismo lugar con intención de librar un nuevo duelo. De nuevo tres días pasaron y ambos ponis se encontraron. Esta vez no se batieron las espadas, sino sus lenguas, en un ágil duelo verbal donde, como si fuera burla del destino, ninguno consiguió asestar el golpe definitivo.

Así paso el tiempo y sin casi darse cuenta, las pullas se fueron transformando en largas conversaciones. Hablaron de sus reinos, de su futuro, pero sobre todo de ellos mismos. Cada vez más, ambos fueron quedando cautivados por sus diferencias y semejanzas, hasta que una noche el semental besó a la joven yegua y esta no dudo en corresponder a los sentimientos del que una vez fue su enemigo mortal. Esa noche ambos quedaron unidos por el amor, en cuerpo y alma.

Pero ay, poco podían imaginar los amantes que estaban siendo observados en su momento de mayor dicha. Pues entre los arbustos acechaba un miembro de la familia del Este, quien había observado a la yegua abandonar sus aposentos y dirigirse al bosque. Con el corazón encendido de ira, volvió al castillo, donde con el resto de la familia trazó un plan para acabar de una vez por todas con aquellos que habían osado mancillar el honor de los suyos.

Así, cuando los amantes se separaron para volver a sus hogares, el unicornio gris fue seguido de cerca por la familia del Este. Nada habría de notar, pues su sentidos, normalmente agudos, estaban embotados por el momento de pasión compartida. Sin saberlo condujo a sus enemigos hacia el pasadizo que usaba para entrar y salir de la fortaleza sin ser visto y fue entonces cuando se revelaron. La mortal trayectoria de una flecha detuvo los pasos del bravo semental, quien cayó al suelo sin poder emitir siquiera un gemido.

Habiendo evitado las defensas del castillo, la familia del Este purgó a cada miembro de la familia del Oeste mientras ellos dormían plácidamente. Tanta era la sangre que encharcaba los salones y pasillos, mientras los gemidos de los inocentes llenaban el aire con un lamento capaz de estremecer a los muertos. Se dice que ante tan horrible espectáculo ni siquiera los cuervos tuvieron valor para descender y alimentarse de los muertos.

Victoriosos y henchidos de gloria, la familia del Este abandonó el lugar, sin darse cuenta de que aún quedaba un miembro de la familia del Oeste. Así es, el unicornio gris. Quizás por suerte o un heraldo del destino, pero la flecha que había de alojarse en su corazón quedó detenida antes de poder cumplir su letal propósito. Herido de gravedad, más de una vez estuvo a punto de sucumbir a la terrible fiebre o a la podredumbre de la herida, pero el amor de su interior le dio las fuerzas para sanar por completo. Recuperado, partió en busca de venganza hacia el castillo de la familia del Este.

Más al llegar un espectáculo horrible lo aguardaba, pues su amada, incapaz de vivir con un corazón que ya no latía, había decidido en ese momento arrojarse desde lo alto de la más alta torre para poner fin a su aflicción. Con ella murió todo deseo de venganza del semental y también todo deseo de vida. Apoyada la espada en el pecho, preparado estaba para terminar con su vida cuando de repente un recuerdo lo asaltó. Era sobre una leyenda que hablaba de un lugar lejano, en la tierra de las cebras, donde había un bosque encantado con un lago cuya agua era capaz de dar la vida eterna o resucitar a los muertos si sus huesos eran tocados por aquel líquido milagroso. Aquel lugar estaba protegido por un espíritu guardián que mantenía alejados a todos aquellos intrusos que codiciaban su tesoro.

Sin nada que perder, el unicornio gris emprendió el largo viaje que separaba los reinos ponis de las inhóspitas tierras de las cebras. En aquella tierra de calores y escasa agua el viaje se hacía largo y tortuoso y más de una vez las fuerzas del semental flaquearon, mas con solo recordar la sonrisa de su amada era suficiente para insuflarle nuevas fuerzas. Años transcurrieron mientras buscaba sin descanso aquel lugar, pues hasta los propios lugareños insistían en que era tan solo un cuento.

Pero el unicornio estaba tan convencido de que tenía que ser real que quizás fuera su propia fe la que creara el lugar. En cualquier caso, un día halló lo que tanto ansiaba; un bosque en mitad del desierto, lleno de hermosas y exóticas flores, así como de animales tan extraños que parecían sacados de un sueño, tan inofensivos que incluso se acercaron al semental en busca de sus caricias. Y allí, en su centro, el lago de la leyenda, tan puro y limpio que resplandecía como un diamante recién pulido.

Ya se disponía a recoger sus aguas cuando el espíritu protector apareció frente a él, cerrándole el paso. Para su sorpresa, era una hermosa yegua de un pelaje verde medio transparente, con ojos de un azul claro cuya mirada parecía poder atravesar la carne y llegar directamente al alma. Antes de poder darse cuenta, el unicornio gris volvía a estar en las lindes del bosque, expulsado de aquel paraíso terrenal mientras la voz de aquel ser le susurraba que nunca volviera en lo que le restase de vida.

Pero no había llegado tan lejos para rendirse, así que una vez más entro en el bosque. No importaba que argucias usara, aquella yegua siempre aparecía para detenerlo y devolverlo al mismo punto de inicio. Día tras día, semana tras semana, el semental seguía insistiendo, solo para ser rechazado con insultante facilidad por la poderosa magia del espíritu.

Transcurrido un año, el espíritu empezó a sentir curiosidad, como era su costumbre por todos aquellos ponis que demostraban más empeño que la mayoría. De tal manera que al siguiente día, cuando el unicornio llegó al lago, el espíritu le preguntó de donde venía tanta insistencia y tras escuchar la historia, le ofreció un trato; su vida a cambio del agua que resucitaría a su amada.

Cual fue su sorpresa cuando el semental aceptó sin asomo de duda. Durante miles de años el espíritu había hecho el mismo trato de cientos de formas diferentes y solo había visto codicia y egoísmo en los ojos de todos los ponis. Pero el deseo del unicornio gris era sincero y su resolución absoluta. De modo que por primera vez en sus existencia, le confesó el secreto.

"De este lago que ante vos tenéis, solo agua corriente obtendréis. Más con mi humor en sus huesos si seréis capaz de traerla de entre los muertos. Tomad vuestra espada, derramad mi sangre y volved con vuestra amada."

El unicornio gris vaciló por primera vez en su vida. Su espada alzada sobre aquel ser contenía la promesa de un nuevo comienzo feliz, pero ah, que terrible era el precio a pagar. Pues al mirar aquellos ojos supo que si ella moría, todo el bosque caería. Con pesar, lentamente retiró su arma y se dispuso a marcharse, esta vez quizás para morir, ya cansado de la vida. Sin embargo Hiedra, pues así se llamaba el espíritu, lo retuvo y le pidió que se quedara con ella. Sin ningún motivo para negarse, el unicornio gris accedió.

Y sin duda no pudo haber tomado mejor decisión, pues en aquel bello lugar su pena, aunque imposible de olvidar, se hacía más llevadera. Con la compañía de Hiedra los años fueron pasando y con el tiempo un sentimiento nació y fue cobrando fuerza entre ellos, uno que el semental no pensó que volvería a tener y uno que el espíritu pensó que solo estaba reservado para los mortales. De este modo, ambos pasaron largos años felices, en los que el joven pasó a ser maduro y de maduro a viejo. Eso entristecía a ambos, que sabían que su hora se acercaba, pero procuraban no pensar en ello.

Pero algo terrible estaba por llegar, algo que ninguno de los dos esperaba. La familia del Este, libre de su antigua rival, había dominado a todas las demás y ahora ansiaba conquistar nuevos territorios. Conociendo también la leyenda del lago, pensaban que así conseguirían lo único que el poder y el dinero no podían lograr. Cuando llegaron al bosque y el poder de Hiedra los retuvo, sus ansias eran tales que empezaron a incendiar todo el lugar, sin importarles la destrucción de uno de los lugares más bellos del mundo. Con su hogar ardiendo, los poderes de Hiedra disminuían a cada momento y se volvían incapaces de parar a los invasores. El unicornio gris, viendo todo lo que amaba estar a punto de desaparecer como la última vez, agarró su vieja espada y se lanzó a luchar.

Su vejez no le había hecho demasiado débil y consiguió acabar con muchos enemigos antes de que una lanza lo clavase contra el suelo. Esta vez sabía que no había posible salvación, pues la herida era demasiado grave como para sanar de cualquier manera y Hiedra ya no tenía apenas poder para curarlo con su magia. Sin embargo se alegraba, pues su ayuda bastó para que el propio bosque acabase con aquellos canallas que lo invadían, sin dejar ni uno solo con vida. Hiedra se acercó a él y lloró amargamente, mientras el unicornio se preparaba para partir a la tierra de los muertos.

Sintió el sabor de la sangre en sus labios y pensó que era suya, pero de repente notó que sus fuerzas volvían. Asustado, abrió los ojos para ver por segunda vez como aquella a quien amaba se estaba muriendo, esta vez atravesada por su propia espada. Trató de ayudarla, pero ella lo mantuvo quieto mientras su fluido vital entraba en su cuerpo, renovándole y concediéndole la promesa de una vida eterna. Con su último aliento, Hiedra le pidió y le pidió que viviera por ella y por todos aquellos que poseían el amor en sus corazones.

Y así lo hizo. Ahora inmortal, el semental abandonó las tierras de las cebras y volvió al reino de los ponis. Se dice que desde entonces vaga de un lado a otro,, sin dejarse ver, solo apareciendo cuando el amor de dos ponis peligra y protegiendo a los amantes de todo mal. Los antiguos le llamaban "El Peregrino Gris" y con ese nombre ha quedado hasta nuestros días.

Night Green siempre habia tenido predileccion por aquellos relatos que le enseñaban con lo que la vida no hacia mas que tentarla tortuosamente.

Las palabras se desgajaban lentamente en sus oidos y su mente volaba junto con las figuras ardientes que adornaban y contaban la historia.

Quiza fue la ferviente imaginacion de la yegua, quiza lo suspicaz que se encontraba ultimamente, pero conforme avanzaba la historia algo en su mente comenzaba a conjurarse. Poco a poco una idea se fue aposentando y afianzando en su mente hasta que Cloudy termino su relato.

Night Green no pudo evitar quedarse mirando fijamente a Cloudy de manera descarada.

Despues de haber antendido a sus compañeros de viaje Cookie regreso a una de las bolsa de viveres y saco unas cosas: un poco de azucar refinada, una bolsilla de semillas, de las ollas que siempre cargaba encima saco tambien una olla mediana con una tapa de hierro cocido. La cocinera sonrió para si misma esperando que todavia tuvieran un hueco en el estomago para el postre.

Iba a ponerse en la faena cuando el venerable Cloudy Sight tomo el control de la fogata con la intención de contar una historia.

Conforme Cookie iba escuchando la narración ella se sentia identificada con la historia. Le venian recuerdos amargos de un profundo y loco amor que tuvo una vez hacia poco mas de 5 años, de esos que inpiden pensar, de los que darias cualquier cosa por hacer que tu amado siguiera a tu lado................. Entonces la cara de Cookie abandono toda emoción mostrable en un rostro enseñando solo una cara indiferente con ojos vacios sin vida, como si fuera un cadaver, el relato habia ventilado viejas heridas en el corazón de la yegua, heridas con las que tenia que vivir todos los dias, a cada minuto, a cada trote.

Cuando terminó de contar su historia Cookie solo pudo soltar una risa forzada. Atizo las brasas con una rama mientras sus ojos vacios solo reflejaban el fuego y murmuró:

-"El gris peregrino", crei que el era solo un mito. En mis pocos años de ir de un lado a otro no he visto ni una sola huella de sus herraduras, pero sabe que he visto: muchas parejas con sus potrillos muriendo de hambre y frio, o peor, separadas por pequeñas diferencias. Si el existiera me pregunto por que abandonó a los ponies que mas lo necesitaban, mas ahora que ayer, cuando la armonia de la flama* fue amenazada.

Aún en el estado en el que Cookie estaba ella aún era conciente de todo lo que decia. De potrilla habia escuchado del "Gris peregrino" y su poder para proteger el amor verdadero, sus primas y conocidas siempre le rezaban con la esperanza de que con su bendición pudieran conseguirse un semental, vamos que hasta ella llego a creer en el cuando era una adolecente ingenua. Pero la vida le habia enseñado una dura verdad: "La vida no es como los cuentos de hadas y los finales felices no existen". Luego de unos minutos Cookie parpadeo recuperando su mirada de siempre, sonrió para si misma y dijo:

-Bueno, tampoco me voy a deprimir por cosas de ayer-Agitó una bolsa de semillas y canturreó intentando animar a todos-¡¡¿Quien quiere comer postre?!!*₂

Azure observó a Night Green cuando esta se adelantó a ser la primera que contara una historia aquella noche. Comiendo en silencio su sopa, escuchó su relato con un interés medio, tratando de no dejar de vigilar los alrededores. Nunca se era demasiado precavido, especialmente en la situación en la que ellos se encontraban.

La historia de la sombra que la conocida pony contó causó algunos efectos, siendo los más destacados los de Book Shield, el más joven de todos, que parecía incrédulo, seguramente debido a ser un estudiante, pero que a pesar de todo era un niño; y la de Cookie, que fue muy expresiva, por decirlo de alguna manera. "Será sensible a historias semejantes", pensó la exploradora, acabándose ya su sopa y negando suavemente al ofrecimiento de la cocinera.

- Gracias, pero ha sido una cena más que suficiente para mí - dijo con tono suave -. Aunque sí me apetecería un poco más de té, si eres tan amable.

Mientras, tras aplaudir un poco, Cloudy hizo un comentario que podía tener más de un significado, y no agradables precisamente. Tras eso comenzó a contar otra historia que no tardó en hacerse evidente que sería trágica. Lo que sí que no esperaba era que la historia fuera la del origen del "Peregrino Gris", figura de la que todos, en algún momento y en mayor o menor medida, habían oído hablar en Equestria. Otro tema era lo que cada uno creyera o no en la misma.

Más esa apreciación fue echada a un lado enseguida por buenos motivos.

Shadow era buena observadora. Siempre lo había considerado un requisito imprescindible para un explorador y no dudaba de que estaba relacionado con su cutie mark. Por ello pudo notar como Fair no había comentado nada con la anterior historia, que no parecía convencerle, pero sí hizo gestos ante las acciones de Cookie y Book, igual que notó como Night Green clavaba su mirada en el maduro unicornio, como si sospechara, por alguna razón, de que él pudiera ser el "Peregrino". Mas todo eso no era nada comparado con lo que pasó con la jovial cocinera. La expresión que apareció en su rostro... Azure no supo porqué, pero le heló la sangre. Le recordaba a la expresión que tenían los veteranos de guerra que habían visto y sufrido demasiado. Y aún así, era distinta... "Casi parece... vacía... del todo", pensó, muy sorprendida de que alguien con el carácter que había mostrado desde que la pegaso se reunió con el grupo de pronto pusiera esa cara y dijera aquellas. "Algo la pasó..." dedujo Azure. "Algo muy malo...".

Con eso el ambiente general, lógicamente, se enfrió. Y si antes la exploradora no sabía que decir por ser la recién llegada, ahora todavía menos. Ni siquiera el intento de la misma Cookie la animó para decir algo.

Cloudy Sight, sin duda el miembro mas misterioso del grupo. Esta claro que esconde muchos secretos. 
Me sorprende que afirme no conocer un hechizo...pensandolo bien, es un pony como los demas, es normal que haya cosas que desconozca.

Su historia evoca diferentes emociones en mi, había leido algun fragmento, y al finalizarla no puedo sino soltar una par de lagrimitas que ruedan por mi hocico hasta caer al suelo. Ver morir a las personas que amas, sabiendo que han muerto por ti...no creo que exista nada más duro.

-*Snif*-Se me escapan un  par de sollozos y me limpio as lagrimas rapidamente.  Por otro lado, algo de comer me animara, y Cookie...Cookie, ¿que le ha pasado? Parecia que hubiese visto a la muerte misma...y sin embargo estaba tratando de sonreir ofreciendo postres. Me da un poco de miedo por su reacción pero -_Esto...Co-Cookie...yo, _eeh, yo tomare de ese postre- Trato de ponerle mi mejor sonrisa, esta claro que trata de olvidarse de lo que acaba de pasar, es mejor ponerselo facil.

Miro a Cloudy poco despues y hago un gesto para agradecerle su historia...y me quedo mirandole, con los ojos aun humedos. Hay algo que me llama la atencion.

"Hay muchos ponis grises pero...puede que sea por la edad que su crin sea...no...no creo...pero ,se parece tanto..."

Miro al resto, cada uno esta a lo suyo, menos Natty, que mira fijamente a Cloudy...como si hubiese caido en algo importante.

"Espera espera, no me digas que..."

Sigo dudando, aunque la reaccion de Natty me dice que tampoco es tan descabellado.

"...¿podría ser que...?"

Como cada vez que el anciano pony hablaba, Book Shield le prestó toda la atención que podía prestar. Estaba seguro de que si su maestro no conocía un hechizo era sencillamente porque no existía. Eso resultaba tranquilizador aunque no terminó de entender cómo un pony podía convertirse de pronto en una sombra. En adelante caminaría con más cuidado no fuera que al tropezar y caer al suelo se quedara pegado al suelo para siempre. Y entonces hizo lo del rayo en el fuego.

Oh, lo del rayo en el fuego era lo mejor de las historias del maestro. Por un momento fue como estar de vuelta en la cabaña, haciendo una pausa en el estudio para escuchar algún cuento pero el que iba a contarles era un poco menos amable que los que estaba acostumbrado a escuchar.

Por fortuna, lo que más afecto al potro fue la ambientación en los tiempos tan duros que su maestro aseguraba que habían llegado a vivir los ponis y que él no podía llegar a creer. Todo eso del amor verdadero y los románticos destinos funestos todavía era demasiado joven para entenderlo realmente más allá de cosas que pasaban en las historias.

Él simplemente se alegraba de que nadie ahogara ya a sus hijos por malos que pudieran ser y bajo las circunstancias que fueran pero la forma en la que Cookie se puso a hablar… eso sí daba miedo. Era la vez que más triste la había visto y de pronto… estaba animándolos a todos ella misma. La fortaleza de esa yegua joven era tan asombrosa que hasta él se daba cuenta.

Bueno, no podían culpar al Peregrino Gris. A fin de cuentas sólo era un unicornio, no Pony Claus, que podía estar en todo el mundo en una sola noche. Seguro que ayudó a tantos como le fue posible.

-¡Yo también quiero postre!

E irse a dormir, que las historias estaban empezando a ponerse para ponys demasiado mayores.

Ahora fue el turno del viejo unicornio. Su historia iba de amor, sufrimiento y pérdida. Algo que sin duda no dejó indiferente a nadie. El Peregrino Gris... No, no era la primera vez que había oído hablar de él y aunque el pegaso no era muy dado a esas creencias y no era muy aficionado a escuchar cuentos, siempre había alguien en la familia que si lo era. 

Esta vez el relato si le había hecho a Fair reaccionar, no por la historia del amor perdido, si no más por la cobardía de la familia del Este. Era cierto que Fair estaba enamorado de una joven yegua, pero la forma de actuar y atacar de forma tan rastrera... Le molestaba bastante, por decirlo de una forma suave. 

Se puso en pie y miró a Cookie -no, muchas gracias Cookie... - respondió sin más. Después miró al resto del grupo, con el ceño algo fruncido (siempre estaba así, pero ahora era a propósito) - es hora de ir a dormir. Haremos tres turnos, yo haré el segundo turno con quien esté dispuesta acompañarme, ya que Night Green pidió hacer el primero - dijo con su sempiterno tono autoritario. 

Después miró a Book y a Cloudy - creo que vosotros dos deberíais descansar toda la noche- antes que pudieran protestar, continuó hablando- si por algún motivo nos atacasen, cosa que dudo, sería ideal tener a dos de los tres unicornios frescos para lanzar magia por si acaso. Aparte de que Book me parece muy joven para descansar poco y necesitamos que mañana siga aguantando el viaje. 

Un momento… ¿qué? ¡Que no quisiera terminar escuchando historias de fantasmas no quería decir que fuera tan pequeño. Además, todavía tenía un postre que zamparse.

-Eh, que tampoco estoy tan cansado… -dijo hinchando los carrillos algo enfurruñado para luego soltar un enorme bostezo que le fue imposible cubrir con su casco- Puedo hacer montooones de guardias.

Algunas heridas nunca sanan.

Debería haberlo sabido. Había creído que sería una buena historia para terminar la noche, pero ahora todos parecían aún más tensos que antes. Miró a Night Green. La yegua lo contemplaba de un modo extraño, bueno, más extraño de lo que ya lo había hecho anteriormente. No estaba seguro del motivo exacto, pero ahora le preocupaba más Cookie. Y aunque de esta tampoco conocía los motivos, no era difícil imaginárselos. Cuando llegó a Cerco Blanco estaba sola, excepto por su hija, sin ningún semental que la acompañara. Y con ninguno del pueblo había mantenido relaciones, que el supiera.

Algunas heridas nunca sanan.

Al escuchar las indicaciones de Fair frunció el ceño. En parte estaba de acuerdo, pero no le gustaba como se estaba refiriendo a Book, como si solo fuese un potranco. Con un carraspeo intervino, intentando no parecer demasiado protector.

-Creo que Book es adulto, puedes preguntarle si quiere o no hacer las guardias. Por mi parte, yo dormiré. Nos espera un largo camino a través de las montañas y los huesos de un anciano necesitan reposo, así que si me disculpáis...

Rain se había quedado totalmente absorta en las historias de ambos ponys, mientras acababa con la comida hecha por Cookie, la historia de Night Green le había gustado porque contenia una enseñanza, la de Cloudy no tanto, puesto que nunca había sido una de esas yeguas que sueñan despiertas con grandes amores, a ella todo aquello le parecia una cursilada, aun así la escucho hasta el final.

En el momento en el que Cookie ofrece postre Rain le responde.

-Yo si tomare postre, gracias Cookie, la cena estaba realmente buena. Ah! cuando necesiteis que haga guardia solo teneis que despertarme- Dice mirando al resto.