Partida Rol por web

La misma noche en que partisteis, después de una larga y agotadora caminata por el sendero de baldosas amarillas, Cloudy se levantó de su lecho cuando estuvo seguro de que todos y cada uno de los demás ponies ya estaban dormidos. Una parte de el quería olvidar y volverse a dormir, pero su otra parte le impedía olvidarse de este asunto. Y por experiencia sabía que esa sería la parte que ganaría, tarde o temprano. Pero Book lo necesitaba ahora.

Se acerca sigilosamente y te mueve, intentando despertarte sin sobresaltarte demasiado. Una pezuña en tu boca asegura que no emitirás ningún ruido fuerte que pueda llamar la atención de los otros. Cuando estás tranquilo, la retira y sonríe. al principio es un poco desconcertante, el cielo sigue igual y te preguntas por un momento si ya es hora de volver a la caminata. sin embargo el sueño que tienes delata lo contrario. 

-No hables alto. No quiero que los demás despierten.

Teniendo en cuenta el agotador día de caminata que ya le había dejado los cascos hechos polvo, Book debería haber caído en el sueño de forma automática. Pero no fue así. Se había esforzado en no ponerse a dar vueltas sobre sí mismo para no llamar la atención pero llevaba un buen rato despierto y abrazado a su mantita sin poder llegar a dormir. Justo cuando había empezado a cruzar la línea que separaba  la consciencia del mundo de los sueños, sintió algo sobre sí que le movía. En un primer instante pensó que se trataría de un sueño pero, al ver que no se sentía dormido, se asustó pensando que tal vez fuera algún monstruo que se los quisiera comer a todos. Estuvo a punto de gritar pero no consiguió que nada saliera de su boca, afortunadamente… porque había sido su maestro, no nada horrible.

Más calmado asintió un par de veces. No estaba seguro de… qué hora era… o qué día… pero él siempre obedecía. Se echó la desgastada mantita por encima y se levantó  frotándose los ojos.

Ahora que estaba despierto, su valor flaqueó de nuevo unos instantes. No estaba seguro de querer hacer esto, pero la mirada que le dirigían los adormilados ojos de Book lo convenció. Sonrió para si mismo, pensando en lo irónico que era tener miedo de esto comparado con todas las vivencias que había tenido.

-Book, me gustaría hablar de lo que ha pasado esta tarde. Sobre ese pony que nos visitó. Tú...sabes quien es, ¿verdad? -al menos su voz no había vacilado, pensó con alivio.

Y cuando ya casi se había olvidado del tema, al menos por el momento, volvía a recordárselo…

- Un… general del ejército de la Princesa… ¿no? -respondió agachando la cabeza e intentando ignorar lo obvio.

Como si por no decirlo fuera a ser menos real. Además... ya había perdido su oportunidad...

Justo como temía. Maldijo internamente al semental que era la causa de todo este embrollo. No tenía derecho, ningún derecho a aparecer así en sus vidas y causar tanto daño con su maldito orgullo.

-Book, se sincero conmigo. No puedo ayudarte si me mientes.-su mirada se hace más inquisitiva.-Para enfrentarse al miedo, lo primero es asumir que lo tienes.

El potro suspiró. Ahora que estaban tan lejos no le parecía que hablar de eso tuviera mucho sentido pero Cloudy parecía decidido.

- No tengo miedo, maestro. No más que a cualquier otro pony que grite, diga cosas horribles y le amenace.

Porque sí, se había asustado mucho… pero igual que se había asustado con Night Green.

- Es sólo que… le había olvidado. Sabía que no había nacido en Cerco Blanco pero… no sé… Siempre creí que igual todos exageraban y… y me habían dejado allí por una buena razón.

Genial, ya volvía a sentirse triste.

- No es que quiera ir a ninguna otra parte, me gusta estar con usted, maestro, pero me hubiera gustado… no sé… poder hablar con ellos. Haberla vuelto a ver si es que estaba allí… ¿Es que les hice algo tan malo?

Las palabras de Book dejaron sorprendido al unicornio. Imaginaba que después de ese incidente tan desagradable no tendría ganas de reencontrarse con sus padres. Se acercó y puso su pezuña en el mentón del potro.

-Jamás les hiciste nada malo, hasta donde yo sé. Solo llegaron a mi un día y me ofrecieron una suma a cambio de cuidar a un potrillo que solo les causaba problemas. -se acomoda a tu lado, dispuesto a seguir hablando.- En esos momentos necesitaba el dinero, así que acepté. No se que es lo que vieron en ti para rechazarte de esa manera, nunca podré comprenderlo. Pero jamas has sido una carga para mí. -dice mirándote a los ojos, puedes ver como brillan de emoción.- Puedes que no seas el más fuerte, pero tienes una gran inteligencia y maña con la magia. Algún día se que sorprenderás a todos con tus logros.

Te abraza y sonríe para si mismo.

-Supongo que he tratado de protegerte en exceso. Aún eres un potro, pero hablas como todo un semental. Siento no haberte dado la oportunidad de conocerlos.

No era algo en lo que pensara con frecuencia, porque le ponía triste, pero se había preguntado muchas veces cómo debía ser tener una madre. Su maestro podía haber llegado a ser como un padre y por eso debía pensar menos en él pero… ¿y ella?

Según el viejo maestro empezó a hablar, Book fue poniéndose más y más triste. Efectivamente le habían abandonado, pagando incluso para que se quedaran con él… Por mucho que Cloudy insistiera en que no había sido una carga y supiera que le quería, eso no le quitaba la horrible sensación de que sus padres no habían querido tenerle con ellos. Sabía de sobra que podía haber potros horribles pero él nunca se había considerado uno. ¿Qué problemas podía haberles causado?

Cerró los ojos y apoyó la cabeza en su maestro cuando le abrazó. Era reconfortante… pero no lo suficiente.

- No se preocupe, maestro. Puede que haya sido mejor así.

-Bueno, no hablemos como si no fueses a tener otra oportunidad. -comenta intentando restarle importancia al asunto.- Cuando cumplamos con la misión, podemos volver a verlos y preguntarles...si tu quieres. -añade con suavidad, antes de mirar hacia la luna y suspirar.- Se que no es agradable hablar de esto, pero me alegro de que lo hayas hecho. Mi propia experiencia me dice que es lo mejor.

Sí. Podía ser que tuviera otra oportunidad pero eso no quería decir que fuera buena idea. Había quedado bastante claro que no deseaban verle y eso dolía más que todos esos años de ausencia. Seguro que hasta Cloudy pensaba lo mismo.

La boca se le abrió en un enorme bostezo y se tapó un poco con la pata.

- Gracias por acompañarnos.