Partida Rol por web

Esta noche tu trabajo se está convirtiendo en algo muy diferente a los esperado. Normalmente el trabajo de encender las luces es sencillo, llenas de aceite las lamparas, compruebas el estado de las mismas, que no haya nada cerca que pueda arder...ese tipo de cosas sencillas. Se tarda tiempo en iluminar toda la ciudad, gran parte de la noche si se hace con tranquilidad. Así es como trabajas normalmente.

Pero no hoy. Una sorpresa desagradable te esperaba al ir a por el aceite. Ratas. Han mordido varios barriles y el valioso aceite se ha derramado por toda la bodega. Esos guardias haraganes...ya les has advertido mil veces que vigilen bien los barriles, pero no te hacen mucho caso. Al fin y al cabo, ellos solo deben guardarlos desde la entrada, esas son sus ordenes.

Cuentas lo que queda. Un rápido calculo te deja ver que esa noche habrá aceite, pero no para la próxima y el cargamento siguiente llega dentro de dos días. Es un problema grave y sabes que te echarán la culpa, aunque no sea justo. O no totalmente. Una no puede estar todo el día vigilando la bodega, ¿no?

Tu cerebro da mil vueltas, intentando buscar una solución a tan pringoso problema. Y entonces se te enciende la llama. Una historia que oíste el otro día. Un herrero nocturno, en Cerco Blanco, justo al pie de Canterlot, que trabaja toda la noche sin descanso. Y es de suponer que necesitará luz para ver, ¿no? Seguro que tiene mucho aceite acumulado. Es la solución perfecta.

Al entrar a la bodega camino rápidamente hasta el deposito de aceite para encontrarme con la sorpresa de que las ratas se han salido con la suya, el grito de molestia y frustración que suelto fácilmente fue escuchado por los guardias que custodiaban el almacén. 

-¡Sucios animales! ¡Cuando os encuentre os reduciré a cenizas! - Suelto amenazante a los animales, aunque la mayoría cree que no nos entienden, siempre me ha dado la impresión que los animales son mas listos de lo que la mayoría piensa, incluso pareciese que nos ponen atención, rápidamente me apresuro a asegurar el aceite que queda y a revisar los daños causados por la peste pulgosa - ¡Mal, mal, mal! ¿Que voy a hacer? ¿¡Que puedo hacer!? ¡No es mi culpa pero me echaran la culpa a mi de todas maneras! Solo hay aceite para esta noche... - Hago memoria con la fe de que repondrán el aceite para mañana, pero mis esperanzas se pierden cuando recuerdo que el próximo cargamento del precioso recurso llega dentro de dos días - ¡Esos guardias haraganes tiene la culpa! - Golpeo el suelo con mis cascos de frustración, pero suelto un suspiro, después de todo tampoco es su culpa, su responsabilidad es cuidar el cargamento desde afuera, no el interior, al igual que tampoco era mi responsabilidad vigilar el interior. Se que mi turno empieza pronto, así que si quiero resolver esto  tiene que ser ahora - ¿Que puedo hacer? ¿Que puedo hacer? ¿Que puedo hacer? - Eso es lo malo de ser tan solitaria, no tener a nadie a quien acudir en momentos así, y mientras reflexiono recuerdo aquella herrería que siempre trabaja en horario nocturno - ¡Lo tengo! - Tendré que tragarme mi orgullo y pedir ayuda... pero no hay otra solución, sinceramente tengo que volver a reclamar con que exterminen esa peste.

Salgo de la bodega tras asegurarme que el resto del aceite este seguro y listo para cuando vuelva para iniciar con mi trabajo, al pasar miro con cara de pocos amigos a los guaridas, que aunque me miran con esa cara neutra que siempre tienen en el fondo reconozco que algo me temen, ya los conozco de bastante tiempo como para saber que pongo nerviosos a la mayoría en la guardia por mi mal humor. 

-Sean unos amores y cuiden que las ratas no se terminen el resto del aceite ¿quieren? Voy a intentar solucionar este problema, pero les aseguro que haré que caigamos los tres si sale mal esto - Les digo, luego niego con la cabeza y me dirijo en dirección a la herrería. 

Los guardias asienten, algo atemorizados por la ira que se desprende de tus ojos. 

Para tu sorpresa, te hacen algo de caso y a mitad de camino te alcanza uno de sus compañeros, un pegaso de gran tamaño y pelo plateado que carga con un carro lo bastante grande como para llevar una carga considerable. No dice nada, a sabiendas de que prefieres la soledad, pero al mismo tiempo porque tu gesto no invita a nadie a entablar una tranquila y amistosa conversación.

El descenso por la ladera de la montaña no es muy difícil, aunque te imaginas que luego la subida será mucho peor. En cualquier caso, ahora preocuparse por eso no tiene importancia, mejor centrarse en conseguir el aceite. Los guardias del pueblo te abren las puertas enseguida cuando te identificas y explicas tus motivos para acudir a estas horas, aunque se miran de reojo, dudosos. Es obvio que no creen que puedas conseguir tu objetivo.

Y allí está. La herrería. Y dentro una figura tenuemente iluminada por la roja tonalidad de la fragua y de las velas.

Moonlight, iluminada por el rojo de la fragua, golpea un trozo de metal candente, con unos bocetos para un encargo, candiles. Pero no candiles cualquiera, sino unos que se mantengan encendidos más tiempo usando el menor aceite posible. Y que sean bonitos, sobre todo que sean bonitos.

Leyendo unas notas en el boceto-Que sean bonitos....-Se queda pensativa y exclama para si misma- ¿Pero en que estabas pensando cuando apuntaste esto Amber?¿Que significa bonito para ti?

Para colmo, el encargo requería de algo bastante peligroso, tener un barril de aceite cerca de la fragua, para hacer las pruebas pertinentes. Y no solo eso, sino también una hilera de candiles encendidos en los que había probado diferentes encantamientos. Cada cierto tiempo echa un ojo a los candiles y anota cuales de ellos se han apagado y el tiempo aproximado que han durado.

Escucha unos cascos de alguien acercándose y no puede evitar ponerse nerviosa e intentar volver a su trabajo para no establecer un contacto directo con un desconocido. Cierra una trampilla que tiene en el techo para que entre la luz lunar y su pelo se apaga lentamente hasta volver a su color natural, todo sea para no llamar la atención...más de lo normal.

La caminata no ha sido prolongada, sin embargo esta noche me siento mas cansada de lo habitual, tal vez sea por el mal inicio y las fuertes emociones por las ratas, pero cuando veo la herrería suelto un pequeño suspiro de alivio y miro al compañero de la guardia real que me acompaña. 

-Espera aquí - Digo con tono de voz neutro - No queremos que piense que la has venido ha arrestar o algo ¿cierto? 

Aun estoy molesta con ellos, pero mantengo una expresión casual y tranquila cuando me acerco hasta la puerta de la herrería, lo que si es apreciable, es la falta de una sonrisa en mi rostro, no, claro que no sonreiría, ha sido una mala noche y reír por reír no es mi estilo. 

-La risa abunda en la boca del tonto - Pienso al llamar a la puerta con uno de mis cascos.

A pesar de no ver nada de vez en cuando echo una mirada hacia la puerta, para en una de esas veces encontrarme con un pony.

Mis ojos se abren y las pupilas se cierran, mientras un escalofrío recorre mi cuerpo. Retrocedo un par de pasos lentamente intentando articular alguna palabra.

-Ho-¿Hola? ¿Querias algo? Consigo decir.

Mantengo la vista en el pony recién llegado,escondiendo mi cara con vergüenza y el susto aun en el cuerpo.

Hago una mueca de confusión por la actitud de la pony, tal vez no solo intimide a la guardia real, sino que también al resto de la población, pero al parecer o le incomoda hablar conmigo o es tímida, por lo que decido ir directo al grano. 

-Si - Digo con un tono de voz algo severo y confuso a la vez, no tengo mucha practica tratando... bueno con nadie - Mi nombre es Flamer Dancer, no creo que me conozcas pero soy la pony que mantiene encendidas las luces de la ciudad. 

Miro al guardia que había venido conmigo y también en consiguiente a la ciudad a medida que oscurece poco a poco y aun no hay ni una luz prendida.

-Y bueno, hemos tenido un pequeño problema de plagas y estamos escasos en reservas de aceite - Suelto un pequeño suspiro, no estoy para nada acostumbrada ha hablar con otros, y menos en pedir ayuda, por lo que al hacerlo mi voz suena como si me doliese algo - Y bueno, querríamos saber si tienes aceite de sobra, lamentamos molestarte pero el próximo cargamento es en un par de días y es una emergencia.

Su respuesta me deja un tanto desconcertada. ¿E-entonces...-mirando al barril de aceite y los candiles rezumando llamas de diferentes tonalidades- quieres aceite? Si es una emergencia supongo que po-podría darte un poco. Retrocediendo un paso hacia el barril.

Después de una rápida ojeada, ve que sus experimentos han consumido más de la mitad del barril.

Pues...Cre-Creo que tendré que ir a por barriles al cobertizo de fuera. S-si quieres acompañarme. ¿Cu-cuanto necesitas?