Partida Rol por web

No esperaba que todo fuese tan rápido, quería al menos a ver podido ver que iba a pasar antes de reaccionar así... Suspiro y me encojo de hombros. 

Me acerco entonces a la mujer e intento inmovilizarla, quiero dejar claro que las dos vamos muy en serio, intento desde mi posición, o moviéndome un poco, ver si realmente la otra sala es una piscina. Bueno, habrá tiempo de registrarlo todo, porque ellos estaban desnudos, no podían portar armas ni esperarse aquello, nada podía salir mal, ¿verdad?

Ambos levantas la manos confundidos pero el Leonard el que habla: Tranquila, no queremos obligar a nadie...sabíais a lo que veníais y ha sido voluntariamente...baja ese arma antes de que alguien salga herido... da un paso en dirección a Harper con las manos levantadas.

White asoma la cabeza por la puerta entreabierta y puede confirmar que se trata de una enorme sala cerrada, más profunda que ancha, iluminada por unos pocos fluorescentes pegados a las paredes. Casi todo la sala está gobernada por una enorme piscina de agua marina. Las aguas penetran por una verja parcialmente sumergida que hay al otro extremo de la sala. Los barrotes de acero parecen robustos, y están cerrados, y entre ellos se cuela el agua del mar que inunda la piscina.

El resto de participantes se encuentra ya está subido en los inicios de las venideras relaciones sexuales sin importar el género ni la relación que tengan. Toda la sala exuda erotismo y sensualidad.

¿En verdad sabían a lo que iban? No, desde luego Julia no lo sabía, o más bien la historia de la orgía no acababa de convencerla. Si todo lo que habían en el apartamento de Carcosa había partido de allí, entonces esos dos tenían que esconder algo más. Quizás se había precipitado pero no podía quedar desarmada y a merced de aquellos locos.

—Ni se te ocurra dar un paso más si no quieres que te vuele la cabeza —el tono de Julia era autoritario, el de alguien acostumbrado a dar órdenes y esperaba que esos dos también le hicieran caso. Por otra parte necesitaban saber si los de fuera los estaban escuchando ya que, con toda seguridad, necesitarían refuerzos—. Necesitamos respuestas y vais a contarnos todo lo que sabéis, ¿de acuerdo? Así que quietecitos y nada de movimientos raros. Venga, sentaos los dos ahí como buenos niños y ni se os ocurra advertir a los otros —señaló uno de los bancos esperando que se sentaran.

La sala de la piscina era eso, una piscina, donde veía que efectivamente estaban haciendo lo que supuestamente habían venido a hacer. Bueno por ese lado, no les habían mentido, el caso era, ¿dónde podíamos obtener la información que habían venido a buscar?

Me acerco entonces a mi compañera y le susurro- si que es una piscina y bueno, allí están todos con todos, pero no veo nada fuera de lo normal, ¿cuál es el nuevo plan?

Me quedo mirando todo por si veo algo "raro".

Lo que decía Lizzy no era una buena noticia. Julia esperaba que en el lugar donde tenían pensado llevarlas encontrarían algo, pero sólo se trataba de una simple piscina donde aquellos depravados se dedicarían a organizar una orgía. Por unos instantes, la agente Harper dudó, frustrada por el poco avance que estaba teniendo aquella maldita investigación y, sobre todo, por la sensación que tenía de haber metido la pata precipitándose como lo había hecho.

Pero no podía volverse atrás, había tomado una decisión, se había equivocado y a partir de ese momento tendría que acarrear con las consecuencias. De todas formas Julia seguía convencida de que aquellos dos ocultaban algo y, aunque fuera por pura cabezonería, no los iba a dejar marchar así como así, al fin y al cabo todos los juguetitos sexuales que habían encontrado en la casa de Carcosa procedían de allí y seguramente el polvo blanco también saldría de los dos que tenía delante.

Llevarlos a comisaría para interrogarlos y una orden de registro sería suficiente. O por lo menos eso era lo que Julia esperaba.

—Seguro que Carcosa no haría tratos con cualquiera. Estos dos tienen muchas cosas que explicar aún y vendrán con nosotros a comisaría para ser interrogados. Así que... andando.

Julia rezaba para que la comunicación con los que vigilaban fuera no se hubiera cortado y estuvieran ya pendientes de lo que estaba sucediendo. Necesitarían un poco de ayuda, aunque esperaba que esos dos no hicieran nada raro porque, al primer movimiento raro que hiciesen, a ella no le temblaría el pulso al disparar, aunque su intención no era por supuesto matarlos.

- ¿Policías? - dice al escuchar la palabra comisaría y se gira hacia su marido ¿Has traído a dos policías a la reunión? Dijiste que eran mujeres dispuestas y estas dos putas son de la pasma.....otra vez pensando con la polla Leonard.

- No me ha parecido que tú hayas puesto pegas en ningún momento así que también has pensado con el coño ¿verdad querida? Luego se gira hacia Harper: Vosotras no sois policías de aquí ¿qué es lo que buscáis? ¿De qué se nos acusa?

- ¿Que de qué se os acusa? Pues mira a eso puedo contestarte, sabemos que tratábais con un tal Carcosa, os hizo un pedido importante de polvo blanco, seguro que sabéis de que estoy hablando - digo acercándome primero al tipo - deberías soltar todo lo que sepas o esto acabará mal, muy mal, ya has visto que a mi compañera no le hace falta mucho para saltar, y tiene una pistola en la mano... - voy entonces hacia la mujer - bueno, bueno, bueno, ¿me has oído no?, pues eso, empieza a hablar tu también o vamos a tener un problema... Además aquí nadie puede oiros, recordadlo...

Había que intentarlo, seguramente dirían que no tenían nada que ver, pero en fin...

- Te dije que no hicieras tratos con ese hombre ten siniestro, nunca me gustó que llevara la cara tapada.....

- Cállate, Joanny  - le dice a su mujer con furia - cierra la puta boca, ya te he dicho muchas veces que estás más guapa chupando pollas. Intentando recomponerse respira profundamente y les dice a las investigadoras: Es un cliente como otro cualquiera, hace pedidos de artículos eróticos y se los mandamos por correo, no sé nada más.

Pendientes de la conversación y los gritos de el matrimonio Beeks, casi os pasan desapercibidos los ruidos de júbilo que llegan por la puerta entre abierta...no son gemidos ni ruidos sexuales son más como de alegría y celebración por algo.

- ¿Oyes eso? Me parece a mí que en la piscina está pasando algo, ahora vuelvo, grita si necesitas algo.

Regreso por la puerta entreabierta a la zona de la piscina, aquellos ruidos habían llamado mi atención, parecían estar celebrando algo todos juntos, y vale que aquello podía ser una orgía, pero no creía que fuese aquello lo que les hacía tan felices.

Julia se desconcentró ligeramente al escuchar los sonidos procedentes de la zona de la piscina. No sonaban gemidos de placer ni gritos nombrando a dios, ni siquiera palabras obscenas, simplemente se escuchaban muestras de alegría, gritos de alborozo... ¿Qué coño estaba pasando?

No podía ir a investigar y a la vez apuntar a la pareja con su arma así que, cuando Lizzy se ofreció a mirar lo que estaba sucediendo, se lo agradeció con la mirada, volviendo a prestar atención a aquel par de buenas piezas que tenía delante para evitar que cometieran ninguna tontería.

Pero Julia no podía evitar sentirse intranquila. Desde su punto de vista, todo desde que habían entrado por primera vez en esa tienda había sido un despropósito, un cúmulo de malas decisiones y errores de los cuales sólo ella tenía la culpa, aunque esperaba que al final todo acabara saliendo bien y que los responsables de que circulara el maldito polvo blanco y, como consecuencia de él, de los asesinatos terminaran donde deberían estar... entre rejas.

Esperó perdiendo poco a poco la paciencia a ver qué le contaba Lizzy.

Cuando White se asoma de nuevo no puede dar crédito a lo que ve, la reja del pasaje por el que llega el agua de mar está abierta y una bestia se alza en el centro de la piscina. Está desnuda y no mide menos de tres metros, su piel es verdosa y parece cubierta de aceite, dejando ver la poderosa musculatura de sus brazos y piernas. Su enorme cabeza es la de un saurio anfibio, proyectada hacia delante, sin nariz, sin orejas, con unos ojos pequeños y negros como el olvido, y una mandíbula que se abre de lado a lado, con dos filas de dientes que parecen los clavos de un ataúd. La bestia anda ahora hacia los devotos y su enorme miembro comienza a endurecerse, amenazante.

Cuando White se asoma por la puerta percibes una mirada de complicidad entre en matrimonio Beeks, se sonríen y luego te miran algo más relajados.

Abro los ojos como platos, ¿qué demonios es eso? ¿es real? ¿estoy delirando? ¿veo visiones? ¿es algún tipo de truco? Respiro hondo e intento tranquilizarme, no sé muy bien como actuar, nunca me he visto en una situación ni remotamente parecida. Me pellizco, vale no estoy soñando. No entiendo nada así que lo único que se me ocurre es retroceder y acercarme a Julia, debo estar más pálida que un cadaver.

Vuelvo pálida a la estancia donde están Julia y el matrimonio y me acerco a ella.

- Esto... yo me quedo vigilando a estos dos, quiero que vayas por esa puerta - señalo de donde vengo - y veas con tus propios ojos lo que yo acabo de ver, porque creo que me he vuelto loca.

No digo nada más, no tengo palabras.