Partida Rol por web

Orichalchum

Escena II (Dáravah): Entrevista con el Dragón

Cargando editor
02/03/2011, 13:52
Director

Las habitaciones que te han preparado son realmente lujosas. Y eso, recuerdas, que le dijiste al mayordomo que querías algo sencillo, poco ostentoso. Están situadas en una de las alas desde la sala principal de la estatua del dragón. La verdad es que os han alojado a todos en la misma ala: dos pasillos en un "primer" y "segundo" pisos con multitud de puertas. Cada una da a una habitación. No son todas iguales, pero sí están decoradas con el mismo o parecido gusto.

Las que te han dado a ti constan de un dormitorio con un cuarto de baño bastante generoso, comunicada con el corredor del ala por una antesala común bastante amplia.

En la antesala hay una mesa de madera para seis comensales, un espacio aparte con una mesa baja rodeada por dos sillones de aspecto cómodo y un sofá tresillo incluso más cómodo aún. En las paredes hay cuadros, una armadura medieval, un pedestal con el busto de alguien, estanterías con libros y "recuerdos", y macetas con plantas de interior. Al preguntarte por dónde entrará la luz natural necesaria para las plantas, te fijas en que en el techo, junto a la pared opuesta a la puerta de entrada a la salita, hay cuatro paneles de cuarzo, de aproximadamente medio metro cuadrado cada uno, por los que todavía se filtra algo de luz, ya que no ha anochecido del todo. Un trabajo impresionante, desde luego. Desde luego que también hay lámparas de gas y candelabros con velas para iluminar por la noche, cuando no hay luz del sol en el exterior. El suelo es de madera y está cubierto por un par de alfombras bajo las mesas. Alfombras que parecen nuevas por lo bien cuidadas que están.

La habitación tiene un mobiliario algo más funcional y es más pequeña. No obstante está decorada siguiendo el mismo gusto victoriano. La cama, bastante ancha, tiene dosel. También hay un pequeño escritorio y una mesa redonda con cuatro sillas de elaborado diseño. Un armario ocupa la totalidad de una de las paredes. Junto a la cama hay una mesilla de noche a un lado y al otro un arcón, abierto, en el que se han colocado primorosamente varias de tus posesiones.

El baño es pequeño, pero no obstante consta de una bañera de bronce muy recargada y bastante amplia, en la que cabrán tranquilamente 2 o 3 personas. Igualmente hay un lavabo de porcelana y bronce a un lado, con un espejo enorme y un tocador con muchos cajoncitos. También hay una taza algo apartada, tras un biombo de madera y tela. El suelo y las paredes están cubiertos de azulejos de diversos colores, aunque destacan los verdes y azules, creando la sensación de estar dentro del agua. Es curioso, pero tanto el lavabo como la bañera tienen grifos. Parece que hay instalación de agua corriente por toda la mansión.

Y da la impresión de ser muy grande.

Cargando editor
02/03/2011, 14:14
Director

Por ser quien eres, una hechicera de una Logia a la que se le presupone un gusto por la privacidad y la soledad, el mayordomo te ha asignado una habitación que no compartes con nadie, Dáravah. Eso, al menos, tienes que reconocérselo: basta de charlas de sociedad y reuniones amistosas con una copa de coñac en la mano y sonriendo falsamente. Lástima de tanto lujo... aunque desde luego que es algo más comedido que en la Sala de Recepción...

El dragón dijo que quería hablar contigo a solas después de la cena... así que allí estás, en tu habitación, esperándole, mientras ojeas las macetas con plantas primorosamente cuidadas y als estanterías con libros.

Cargando editor
02/03/2011, 19:28
Dáravah Clums

No era una mujer que necesitara todo eso, es más, me sobraba prácticamente el noventa por ciento de lo que allí abría pues aún no entendía para qué podría necesitar alguien una mesa así en una habitación.

- Con todo este espacio yo podría hacerme una casa entera...

Recorrí el lugar con curiosidad, fijándome en la decoración pero como el que mira una novedad, sin repararme en el valor que pudiera tener, pues no me interesaba lo más mínimo. A fin de cuentas, aquello me llevaría a la conclusión que ya sabía, que al dragón no le preocupaba lo más mínimo el dinero.

Me senté, pero lo hice en el suelo, echando hacía detrás la cabeza para apoyar mi nuca en el colchón de la cama y mirar a ninguna parte, cruzando mis piernas, necesitando un poco de tranquilidad.

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue la mala pata que había tenido al replicar a nuestro anfitrión cuando me gustó más bien poco que hablara así de los humanos, a fin de cuentas, yo formaba parte de ellos aunque pasara más bien mucho rato alejada de ellos, pero por otro, un dragón vivía demasiado y era muy poderoso, por lo que era normal aquella arrogancia.

Tras suspirar por mi enorme bocaza y mi mala suerte pensé en el resto de las personas que había allí reunidas y la verdad, es que no sabía si alguno me había parecido interesante, quizás, el hechicero, pero más que nada era curiosidas, lo que no tenía que decir que fuera a ser agradable.

- Demasiado complicado, demasiada gente, demasiado poco margen para decir lo que pienso...

Me sentía como un pajarillo enjaulado.

Cargando editor
05/03/2011, 14:41
Director

No has de esperar mucho, no obstante. No llevarás más de diez minutos sola cuando llaman a la puerta.

Cargando editor
05/03/2011, 14:43
Everard Draconis

Tras darle permiso para entrar, aparece el señor dragón, Everard Draconis, sonriéndote.

Se ha cambiado de traje.

Y, como siempre, está deslumbrante.

-Buenas noches, señorita Clums -te saluda, haciéndote una leve reverencia-. Disculpe la tardanza. Por favor, siéntese. ¿Quiere tomar algo? -te pregunta, acercándose a una estantería-. La habitación está surtida con un pequeño minibar. Yo, desde luego, creo que tomaré un coñac -añade, sirviéndose unos mililitros de licor en una copa.

Se acerca a donde estás.

-Bien, señorita, ¿qué le parece mi casa? Agobiante, supongo... Pero sin duda admirará la geografía en la que se encuentra, ¿no es así? -sonríe de nuevo, agitando levemente la copa.

Tomáis asiento.

-Por ir al grano, señorita, que me parece que no gusta usted de los circunloquios, es la primera vez que recibo a una Druida. Interesante -dice, llevándose un dedo al bien formado mentón. Te evalúa con sus extraños y penetrantes ojos-. Sin duda, además, acostumbrada a pasar largas temporadas en entornos agrestes, por su excelente forma física diría que muy agrestes -asiente para sí. Agita un poco la copa-. Bien, bien... vayamos al grano: sin duda le habrá parecido tentadora mi oferta. Desde luego que me he asegurado de que no se perturban las piedras. Los lugareños son rudos y rústicos, pero valoran mis opiniones y saben que siempre pagaré por los perjuicios que les ocasione. Así pues, el crómlech estará a su disposición... siempre que acceda a trabajar para mí.

Se acerca la copa al rostro y huele su contenido, deleitándose. Después... vuelve a bajar la mano y agita la copa.

-Tal vez usted pueda sonsacar a los feéricos, cosa que a mi me desagrada hacer, y mucho. Sin duda también sabrá manejar una conversación con los lugareños. Puedo recomendarle -añade- que hable con Jean, un pastor de cabras -sonríe de modo un poco enigmáticamente- y un bribón con el que sin duda se entenderá. Creo que ahora está en la villa de Benasque, tomándose unos días de asueto...

Cargando editor
06/03/2011, 01:33
Dáravah Clums

En cuanto abrí la puerta hice una especie de reverencia a modo de saludo, una de esas, que enseñan a las niñas buenas de clase alta para aparentar cuando vienen visitas a casa y tras ello, me aparté de la puerta para dejarle entrar, no sin antes fijarme en que se había cambiado de ropa.

- ¿ Vanidad? Y yo ni siquiera he sido capaz de meterme en la ducha... aunque lo haré en breve...

- No tiene que disculparse, estaba descansando un poco de mientras, ordenando ideas... - Sí, eso de pensar era algo que hacía con más asinuidad de la que muchas veces me gustaría. Quizás, incluso hubiera veces que envidiaba a esa gente que primero actua y luego, piensa tan sólo en las consecuencias ya desatadas.

No me apetecía beber alcohol, es más, no lo bebía nunca, quitando algo mezclado con alguna hierba, de esas pocas veces que un resfriado me vencía, aunque puede que eso hubiera sido un par de veces en mi vida.

- Con un poco de agua me bastará...

Asentí al hacer mención de aquello de mi atención, pues sí, sin duda había atraído toda mi curiosidad.

- No somos muchos los druidas, pues requiere una vida llena de sacrificios. Los hay quien se consideran magos por ser capaces de transformar en magia lo que pone en un libro... - negué con la cabeza. - pero son incapaces de comprender, de abrir su mente, y saber de dónde viene verdaderamente ese poder y quién se lo otorga...

Aquello era la típica arenga queriendo decir que estaba orgullosa de qué era una de las elegidas de madre para poder usar su don, pero andaba lejos de creerme mejor que nadie por ello, quizás, pecando a veces de ser demasiado humilde, aunque pensándolo mejor, tampoco solía abusar del poder que podía concentrar. La magia ayuda pero es la mente la que termina decidiendo.

- Iré a hablar con ellos y trataré de obtener alguna información, pero como bien sabrá, mis largas temporadas lejos de la civilización han mermado un poco mis modales y a veces me cuesta bastante entenderme con otra gente o decidir lo que es " politicamente " correcto. - Sonreí pues lo siguiente que iba a decir esperaba una reacción. - Como cuando le he llevado la contraria antes al decir lo que pensaba, a lo que pido disculpas pues estoy en su casa y quizás, haya formas menos claras... ummm... más diplomáticas de decir las cosas.

Cargando editor
08/03/2011, 23:17
Everard Draconis

Everard sonríe, mostrando su blanquísima dentadura. Vuelve a agitar el contenido de su copa.

-No se preocupe, señorita Clums. El mero hecho de que sepa reconocer sus errores la acerca más al tipo de personas que ando buscando que el que posea múltiples y arcanas habilidades. Yo también -añade, enarcando levemente una ceja- soy de la opinión que la magia no es algo que venga sólo en los libros, sino que... está a nuestro alrededor y formamos parte de ella.

Descruza y cruza las piernas sin dejar de mirarte con fijeza, esos extraños ojos llegando hasta más allá de tu piel.

-El que sepa esa gran verdad me asegura, además, que es la apropiada para hablar con los montañeros. Usted está mas cerca de ellos que cualquier mago de túnica y sombrero con estrellitas. Sabrá hablarles en su lenguaje y... con total seguridad podrá hacerse con su amistad. Son un poco cerrados ante los extranjeros -explica brevemente-, pero si es capaz de hablarles en términos de plantas y animales, de crianzas y de prever el tiempo... no creo que tenga problemas.

Cargando editor
09/03/2011, 22:19
Dáravah Clums

Sonreí asintiendo ante lo que dijo de mis aptitudes, pues como ya había podido comprobar, seguía sin pavonearme como harían otros muchos en aquella situación, quizás, intentando gozar con el favor de un dragón como aquel, pero yo ni siquiera me había presentado como una druida, sino como la simple herborista que en realidad era y me gustaba ser.

- Es normal que la gente de los lugares pequeños no quiera airear sus cosas ante los desconocidos, aunque intentaré ganarme su favor como buenamente pueda. Un " intentar " es todo lo que puedo decir en estos momentos, pues aún no he hallado la forma de ver el futuro, pero ya sabe a lo que me refiero.

No quería dar las cosas por supuestas antes de tiempo, pues sabía que hacerlo sería hacerme vulnerable hasta delante de la persona más indefensa e inocente del mundo y aún no sabía ni cómo sería el lugar al que tenía que ir, aunque imaginaba a ganaderos y gente sin mucho más que el sudor de su frente para sacar adelante a sus familias.

- Sé que mi siguiente pregunta podría considerarse un insulto, pero no quiero que se lo tome como tal, sino simplemente como la curiosidad de una persona que está por primera vez delante de un dragón y desconoce su forma de pensar y de actuar. ¿ Qué es lo que busca verdaderamente con todo esto? Me cuesta creer que alguien tan poderoso y con tanto tiempo de vida como para planear algo esté haciendo esto por el bien del planeta...

Levanté las manos como queriendo decir que no se enfadara, que estaba volviendo a ser sincera de nuevo.

Cargando editor
14/03/2011, 18:26
Everard Draconis

El rostro de Everard se relaja y sonríe de un modo encantador. Levanta la mano y agita de nuevo su copa.

-Aunque no se lo crea, señorita, los dragones llevamos tantos millones de años viviendo en el mundo que hemos llegado a preocuparnos mucho por él. Hace mucho que decidimos -sus ojos miran al vacío, desenfocando totalmente la mirada, perdido en recuerdos- que el desastre que acabó con el Imperio de los Reptiles. En aquel momento no teníamos nuestro poder, pero desde entonces hemos aprendido mucho, y cuidamos, a nuestra manera, del mundo. No quiero que algo preternatural -aclara, volviendo a tu pregunta- amenace al planeta. ¿Por qué ahora? Porque es ahora cuando he conseguido reunir a un grupo de gente lo suficientemente capaz como para suplir mis carencias.

Suspira y se recuesta indolentemente en el mullido sillón.

-Además, este valle entero es mi dominio, mi casa. No quiero cosas potencialmente letales en mi salón, gracias. Y quiero que sepa, señorita Clums -añade, sonriente de nuevo-, que agradezco la franqueza y la curiosidad. Aprender es loable.

Notas de juego

Problemas con Umbría, de nuevo. Siento la tardanza en contestar.

Cargando editor
15/03/2011, 10:22
Dáravah Clums

Agradecí aquella explicaciones, suponiendo que me estaba diciendo la verdad, a fin de cuentas, no tenía por qué mentirme cuando ya había conseguido que aceptara el trabajo, aunque en mi interior siempre guardaba aquel sentimiento de duda, pues aunque no quisiera, había una cierto resquemor, pero quizás fuera porque nunca había conocido a un dragón y sabía que solían elegir hacer las cosas demasiado a voluntad.

- Para la gente como yo la vida es demasiado corta, así que nos pasamos aprendiendo de ella hasta que no podemos aprender de nada.

Sonreí asintiendo, pues así era y más, si uno de nosotros nacía con el don de la magia, pues era algo que no llegabas a terminar de dominar por mucho que practicaras, algo que seguía su aprendizaje hasta el mismísimo momento en el que la muerte te recibia en su regazo.

- ¿ Tendré que ir con alguna de las personas que ha reunido para la ocasión?

No sabía si iba a sentirme muy cómoda con la compañía que me pudiera poner, pero intentaría al menos, si no estar muy agusto, llevarme bien con quien tuviera que acudir.

Cargando editor
15/03/2011, 20:09
Everard Draconis

Asiente, de nuevo vuelto hacia el tema principal de conversación.

-Sí, es posible, señorita Clums. Creo que la señorita Graham y el señor Gwyn... les recordará, supongo... pueden tener interés en "pasearse" por el valle. También es cierto que, por lo que tengo entendido -añade, enarcando levemente una ceja-, la señorita Thornton quizá quiera visitar al párroco, monseñor Balaguer.

Se lleva la copa a los labios y, sta vez, deja que un poco del oscuro líquido entre en su boca. Entorna los ojos y por unos instantes se deja llevar por las sensaciones.

-Claro que -continúa, una vez que ha tragado el alcohol- si usted desea visitar a los feéricos de la zona, es posible que se encuentre acompañándola a ella o al señor Renoir... -no parece muy a gusto con los feéricos, por cómo frunce levemente el ceño al hablar de ellos.

Cargando editor
15/03/2011, 23:00
Dáravah Clums

Asentí cuando la pregunta fue que si recordaba a aquellas personas, pues así era, tendía a recordar muchas cosas inútiles que raramente valían para algo, como los nombres de aquellos que había conocido ahí abajo y que seguramente no volvería a ver, pero era algo que hacía sin querer. Demasiado tiempo observando cosas que recordar en los bosques como para grabar algunos pequeños detalles en mi cabeza sin que vinieran a cuento.

Graham era aquella mujer que tan sólo había abierto la boca para decir que era exploradora, por lo que podía deducir que aún le gustaba la compañía menos que a mí y eso, no ayudaría en lo que nos traíamos entre manos. Gwyn era el hombre que con el que ya había hablado y bueno, al menos me había parecido que trataba de entablar una conversación. Cuando mencionó lo de Thornton tuve que reprimir mi gesto de ir a arrugar la nariz.. aquella mujer se rompería un tobillo si no caminaba por un suelo adoquinado...

- No sé para qué has preguntado, casi era mejor no saberlo...

Me quedé unos momentos mirando al suelo y y cogiendo aire, como queriendo pensar en algo que me hiciera pensar que no sería tan malo y no lo encontré, pero de todas formas, si me hubieran dado a elegir el ir con alguien hubiera elegido ir sola...

- Está bien. - Fue mi escueta respuesta a esta cuestión, aunque en seguida añadí. - Puedo empezar hablando con los feéricos si así lo deseas..

Cargando editor
20/03/2011, 23:36
Everard Draconis

-No parece muy a gusto, señorita. ¿Acaso preferiría ir sola? -te pregunta, casi como si te leyera la mente-. Como ya le digo, si lo refiere puede ir con la señorita Graham y el señor Gwyn. Seguramente se encuentre más cómoda con ellos -asiente para sí mismo.

Hace un vago ademán con la mano, como recogiendo las palabras igual que un pastor recoge su rebaño.

-Puede hacer usted lo que considere más apropiado, señorita. Yo no sé cómo funciona su mente y cómo prefiere hacer usted las cosas. Es más, les he contratado a ustedes porque saben pensar por su cuenta. Si tuviera que encargarme yo de dirigirles -se ríe-, entonces no habría puesto ningún anuncio y estaría usando a mis criados, ¿no cree?

Cargando editor
21/03/2011, 17:30
Dáravah Clums

Negué con la cabeza, pues para ser un dragón su razonamiento tampoco era del todo correcto, pues normalmente, quien ponía el trabajo y pagaba los sueldos, ya fuera con dinero o con otra cosa, solía ser quien dijera cómo se hacían las cosas.

- Supongo que no será ni una cosa ni la otra. El fin no justificaría los medios en el caso de que cualquiera de nosotros nos excediéramos y además, la anarquía no es que resulte demasiado efectiva. Así que al menos, nos haría falta el tener unas directrices de qué se espera de nosotros, tiempo del que disponemos y hasta dónde debemos llegar...

Había cosas que se debían de tratar antes de nada, pues eso era lo importante y no lo cómoda que se pudiera sentir una druida como yo con gente que no conocía.

- Qué gran verdad aquellas palabras de mi tío que me decían que lo primero que debía hacer era encontrar un compañero animal...

Siempre que estaba con más gente me acordaba de aquello.

- Me es indiferente con quién ir....

Cargando editor
25/03/2011, 15:35
Everard Draconis

El dragón parece divertido ante tu razonamiento.

-Puede que tenga razón, señorita, puede... y en ese caso lo que espero es que solucione su parte, que parece ser que es llegar a una especie de acuerdo con los feéricos. Necesito, entonces, que le revelen todo lo que sepan acerca de la puerta, de los artefactos encontrados, del orichalchum en general.

Saca de su chaqueta un pequeño reloj de plata y lo mira. Frunce el ceño levemente pero enseguida se recompone y, cuando vuelve a mirarte a ti, sonríe de nuevo.

-Y puede que para ello lo mejor será que la acompañe la señorita Graham. No creo que haya problemas, sobre todo siendo usted quien es... pero siempre es mejor precaver, ¿no?

Cargando editor
25/03/2011, 19:06
Dáravah Clums

Se quedó mirando aquel reloj y por su gesto, supuse que tenía prisa por ir a alguna parte, pues era el gesto que haría cualquiera si el tiempo del que disponía para algo se estuviera pasando ya.

- Sólo soy una persona más pero haré lo que pueda.

Y así me sentía. Aquellas personas seguramente serían reacias a hablar con extraños y yo, lo sería igual, aunque mi naturaleza no fuera la de un dragón sino la de una persona criada entre el bosque y la ciudad. De todas formas, no hacía prometido buenos resultados, sólo intentarlo, aunque suponía que no conseguir lo que se esperaba de mí podría airar al dragón, lo que me pondría en una situación muy poco alentadora.

- Dara hacer las cosas por miedo no va contigo...

En realidad, aunque mi sentido común se sintiera demasiado cohibido, mi curiosidad sobrepasaba barreras y eso que me mostraba bastante tranquila en apariencia. La serenidad hecha persona, como la mayoría de las veces.

- Si no tiene nada más de lo que hablar, creo que será mejor que ambos descansemos para mañana.

Le puse fácil lo de marcharse sin que se considerara algo así como de mala educación.

Cargando editor
28/03/2011, 13:47
Everard Draconis

Everard asiente.

-Tiene usted toda la razón, señorita Clums. Ya se hace tarde y... me gusta empezar el día pronto. Hay tantas cosas por hacer... -suspira.

Se levanta del sillón y vacía su copa de dos tragos, dejándola después descuidadamente junto al minibar.

-Espero entonces -se vuelve hacia ti, sonríe y se inclina levemente, tomándote de la mano con delicadeza-, que todo lo que he oído de su noble Orden de magos esté a la altura de las circunstancias. No me cabe duda de que no podían haber elegido -deposita un pequeño beso en el dorso de tu mano- mejor representante... Buenas noches, señorita. Nos veremos por la mañana -se despide, tocándose el ala de un imaginario sombrero.

Va hacia la puerta, la abre y se va, cerrándola tras de sí.

Dejándote ojiplática.

Cargando editor
30/03/2011, 11:18
Dáravah Clums

A pesar de que para ciertas cosas con respecto al dragón era algo reticente, quizás porque una siempre tiende a desconfiar de aquello que no conoce, tuve que reconocer que me quedé embelesada cuando besó mi mano e incluso suspiré como una chiquilla cuando cerró la puerta, tras darle las buenas noches.

Tardé aún unos instantes en reaccionar, aunque lo hice negando con la cabeza, sabedora de que aquella reacción sólo había sido resultado de esa especie de atractivo que rodeaba a las criaturas de su clase.

- Hay que ver lo estúpidamente mal que te comportas algunas veces Dara.. - Me reprendí a mí misma para luego ir a asearme un poco.

El agua estaba fría, pero si algo había aprendido es hasta soportar el agua de un arroyo en el invierno, por lo que tampoco me supuso el más mínimo problema y luego quitándome la ropa, mucho menos pomposa que la que había visto en las otras mujeres, la doble en una silla y me metí en la cama, dejando abierta la ventana para poder escuchar el canto de los grillos ahí fuera y quizás, poder escuchar como el sonido del viendo me arrullaba aquella noche.

Cargando editor
02/04/2011, 18:48
Director

Duermes una noche sin problemas, sin pesadillas, sin despertarte bruscamente en ningún momento, tan recogida en las cómodas sábanas como un bebé en el útero materno. Hacía tiempo que no descansabas igual de bien.

A la mañana siguiente te despierta el olor a bollería recién hecha: sobre la mesa descansa una bandeja con bollos, agua caliente, leche fresca, una selección de hojas de tés en cuenquitos y un pequeño cazillo con café humeante.

Notas de juego

Lamentablemente tendrás que esperar a que un jugador termine algo en su escena privada para poder continuar. No obstante, si quieres seguir jugando aquí algo más, no hay ningún problema, Dáravah.

Cargando editor
03/04/2011, 01:49
Dáravah Clums

Con el amanecer, como era costumbre en mí, abrí los ojos, incluso antes de que se supiera si era de día o de noche sin mirar al cielo.

Nada más me incorporé miré por la ventana, para ver como elcolor oscuro del cielo iba clareando en tonos de azul y sentir aquel suave viento, algo frío que provenía del exterior a esas horas.

Decidí que lo primero en hacer sería asearme un poco y tras hacerlo. me puse a desayunar tranquilamente, pues calmar el estómagi siempre resultaba algo agrafable y productivo. No me pude acabar todo lo que me habían dejado, pero usé algo de pan para mezclarlo con agua y dejarlo en el nacón para que los pajarillos que tuvieran hambre pudieran ir ahí a picotear.

Una vez lista, salí al balcón para observar los alrededores de aquel lugar y sentirme mejor al poder respirar perfectamente.

Notas de juego

Lo de esperar es la historia de mi vida en umbría, así que no te preocupes, estoy más que acostumbrada.