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Orichalchum

Escena II (Hannah y Sven): Entrevista con el Dragón

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02/03/2011, 13:55
Director

Las habitaciones que os han preparado son realmente lujosas. Y eso, recordáis, que le dijisteis al mayordomo que queríais algo sencillo, poco ostentoso. Están situadas en una de las alas desde la sala principal de la estatua del dragón. La verdad es que os han alojado a todos en la misma ala: dos pasillos en un "primer" y "segundo" pisos con multitud de puertas. Cada una da a una habitación. No son todas iguales, pero sí están decoradas con el mismo o parecido gusto.

Las que os han dado constan de dos dormitorios, cada uno con un cuarto de baño bastante generoso, comunicadas por una antesala común bastante amplia.

En la antesala hay una mesa de madera para seis comensales, un espacio aparte con una mesa baja rodeada por dos sillones de aspecto cómodo y un sofá tresillo incluso más cómodo aún. En las paredes hay cuadros, una armadura medieval, un pedestal con el busto de alguien, estanterías con libros y "recuerdos", y macetas con plantas de interior. Al preguntaros por dónde entrará la luz natural necesaria para las plantas, os fijáis en que en el techo, junto a la pared opuesta a la puerta de entrada a la salita, hay cuatro paneles de cuarzo, de aproximadamente medio metro cuadrado cada uno, por los que todavía se filtra algo de luz, ya que no ha anochecido del todo. Un trabajo impresionante, desde luego. Desde luego que también hay lámparas de gas y candelabros con velas para iluminar por la noche. El suelo es de madera y está cubierta por un par de alfombras bajo las mesas. Alfombras que parecen nuevas por lo bien cuidadas que están.

Las habitaciones tienen un mobiliario algo más funcional y son más pequeñas. No obstante están decoradas siguiendo el mismo gusto victoriano. La cama, bastante ancha, tiene dosel. También hay un pequeño escritorio y una mesa redonda con cuatro sillas de elaborado diseño. Un armario ocupa la totalidad de una de las paredes. Junto a la cama hay una mesilla de noche a un lado y al otro un arcón, abierto, en el que se han colocado primorosamente varias de vuestras posesiones.

El baño es pequeño, pero no obstante consta de una bañera de bronce muy recargada y bastante amplia, en la que cabrán tranquilamente 2 o 3 personas. Igualmente hay un lavabo de porcelana y bronce a un lado, con un espejo enorme y un tocador con muchos cajoncitos. También hay una taza algo apartada, tras un biombo de madera y tela. El suelo y las paredes están cubiertos de azulejos de diversos colores, aunque destacan los verdes y azules, creando la sensación de estar dentro del agua. Es curioso, pero tanto el lavabo como la bañera tienen grifos. Parece que hay instalación de agua corriente por toda la mansión.

Y da la impresión de ser muy grande.

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02/03/2011, 14:49
Director

La asignación de vuestros alojamientos fue muy sencillo, por supuesto: juntos en una de las habitaciones compartidas.

La decoración es mucho más discreta de lo que habéis visto hasta ahora, lo que os hace sospechar que el lujo y la ostentación anteriores son para... amedrentar a los visitantes. No es que la sala en la que os encontráis ahora, sentados mientras esperáis a que aparezca el dragón (que quiere hablar con vosotros en privado), no sea lujosa... pero desde luego que no está tan saturada de lujo.

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05/03/2011, 01:52
Sven Herzog

Camino hacia la habitación con el paso ligero, aliviado por haber terminado la incómoda comida. No estoy acostumbrado a preocuparme por las normas de etiqueta, así que el concentrarme por mantenerlas me hizo pasar la cena en silencio intranquilo por si alguien no consideraba correcta mi forma de actuar.

Al entrar en la habitación, mi mirada se dirige directamente a los paneles de cuarzo. "Ach so. ¡Qué forma más interesante de redirigir la luz utilizando la refracción al atravesar el material! ¿Cómo harán para que el cuarzo sea tan transparente? Normalmente es muy lechoso". Rápidamente, recuerdo las piezas que hemos visto del extraño material. Me he quedado con ganas de analizarlas un poco más en detalle, pero no era cuestión de hacerlo delante de tanta gente. Paseo la mirada rápidamente por la habitación, buscando algún adorno de orichalcum, por si acaso en un descuido han dejado allí alguna valiosa pieza en vez de exhibirla con las demás.

La visión de la armadura medieval me recuerda los comentarios de Hannah al presentarse. "¡Espadas y pistolas! ¡Ay, Sveta! ¡Le leímos demasiados libros de aventuras cuando era pequeña!". Sin embargo no es momento aún para reproches. El dragón debe estar a punto de venir, aunque probablemente se dedique a visitar primero a alguno de los importantes invitados que han respondido a su llamada.

Por fin, mi mirada repara en mi maletín. Compruebo que los frasquitos están en buen estado. Por supuesto, no dudo de la profesionalidad de los sirvientes del señor Draconis, pero llevo materiales que podrían resultar peligrosos en caso de juntarse. Al acercarme al equipaje, reparo en otro detalle, que me pone aún más nervioso:

- Hannah, Schatz, ¿crees que debería arreglarme más para recibir a nuestro anfitrión? - pregunto a mi hija. Al hacerlo sonrío melancólico. Hace tiempo que no viajo y siempre era su madre quién se preocupaba de esas cosas.

Mientras escucho la respuesta, reviso que el autario siga bien calibrado. Voy a tener que revisarlo pronto, pero ahora estoy algo nervioso. Cuando acabe la entrevista con el dragón puede ser un buen momento para revisar que esté bien. Además, poner por escrito los acontecimientos del día probablemente me relaje, ya que no he tenido tiempo para hacerlo desde que salimos de Viena.

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05/03/2011, 14:24
Hannah Herzog

La joven Hannah, todavía ensoñada con la magnificencia de la recepción del dragón, la cena y los platos y la elegancia y todo aquello... sólo asiente y suspira, distraída. Ella, desde luego, lo primero que ha hecho al llegar a la habitación y maravillarse con ella, ha sido deshacer su maleta y sacar su mejor vestido. Va a asegurarse de estar lo más guapa posible para cuando llegue el dragón... Bueno, guapa, guapa... es una lástima que no haya podido ir a la peluquería y haber traído más maquillaje y...

Se ruboriza por el tren de pensamientos que está teniendo. Se obliga a prestar atención a su padre.

-Bueno, papá, no sé -le dice a su padre-. Ya sabes lo que opinaba mamá de presentarse ante gente importante yendo con la bata llena de manchurrones de grasa y productos alquímicos. Yo creo que voy a ir a cambiarme...

Se da cuenta de que su padre está mirando su último invento de forma crítica. Suspira.

-Espera que te alcanzo las herramientas, anda... que si no le echas un vistazo por dentro no te vas a quedar tranquilo...

Busca la caja de herramientas, la abre y se la deja cerca de su mano.

 

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07/03/2011, 20:36
Sven Herzog

- Gracias, Schatz. - Miro a Hannah sonriendo mientras se dirige a su habitación, donde ya ha sacado su mejor vestido. Mientras cierra la puerta para cambiarse sopeso el destornillador en mi mano. Tras dudar un momento, lo dejo junto al autario y saco la ropa de la maleta, buscando algún traje suficientemente elegante para la ocasión. "Esta vez no te decepcionaré", me digo.

De el fondo de la maleta saco un elegante pantalón negro con un chaleco y una levita. Están arrugados por el viaje, pero tendrán que valer. Pese a que no me los pongo desde hace años, antes de comprar la casa en Viena al saber que iba a ser padre, es el traje que utilizaba cuando íbamos a buscar patrocinadores para mis inventos y aunque esté algo pasado de moda (supongo, pues yo no entiendo de esas cosas) es de bastante buena calidad.

Mirando el traje sobre la cama, me sumo en mis recuerdos durante un momento. Luego, con una sonrisa, voy a lavarme antes de cambiarme de ropa. "¡Maldita sea! ¡Olvidé la pajarita!", pienso al mirarme al espejo.

Una vez arreglado, me siento a esperar a mi hija. Sin embargo, apenas un segundo después, recojo el destornillador y ajusto unos cuantos tornillos de mi último invento. El dragón no debería tardar en llegar y trabajar en algo me ayudará a relajarme durante este rato.

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08/03/2011, 23:17
Hannah Herzog

La muchacha se va a su habitación y se da un pequeño baño, casi un lavado de gato, como lo llamaba su madre, y después se cambia de ropa, pensando detenidamente qué sería apropiado y qué no para una entrevista de carácter íntimo. Las palabras de su madre y de sus institutrices desfilan ante ella, guiándola con decisión.

"Una lástima no tener un vestidor con cientos de vestidos, como el que tienen mis amigas", se lamenta. Pero sólo durante un momento. hay cosas que sus amigas jamás harían. Como, por ejemplo, aprender a manejar una espada. Eso da satisfacción.

Una vez cambiada y algo arreglada vuelve a la sala común, donde su padre está, de nuevo, con un destornillador en una mano.

Suspira y pone los brazos en jarras.

-¡Papá! -protesta-. Te estás manchando las rodillas del pantalón. Si es que ya sabía yo que no podía dejarte ni un minuto a solas, que te ibas a poner a darle en cuanto me diera la vuelta.

Vuelve a suspirar. Y se da por vencida.

-Anda, toma -le alarga otra herramienta-. Creo que esa tuerca está un poco floja. Cuando gira el engranaje del disco elipsoidal parece que se mueve, como si fuera a salirse... No se ve desde donde estás tú, pero desde aquí sí.

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09/03/2011, 14:49
Sven Herzog

La reprimenda de mi hija es casi como un golpe físico. "Vaya... Me pongo mi mejor traje para que se sienta orgullosa de su padre y lo vuelvo a estropear..." Sin embargo, su aguda observación me devuelve rápidamente al trabajo. Con una sonrisa, contento porque se haya dado cuenta de un pequeño detalle que yo aún no había visto, fijo la tuerca con en un movimiento completamente mecánico.

- Danke, Hannah. ¡Muy bien visto! - añado mientras me giro para mirarla.

Por un momento me quedo petrificado al verla. Con ese vestido es el vivo retrato de su madre.

- Estás... preciosa - le digo embelesado. "¡Ay, querida Sveta! ¿Cuándo se ha hecho mayor si parece que ayer le estabas leyendo sus cuentos en la cama?". - Lo que me recuerda... - dejando el destornillador y la llave inglesa, me dirijo nuevamente hacia mi equipaje y abro uno de los bolsillos laterales, del que saco un pequeño colgante de plata.

- Este fue el primer regalo que le hice a tu madre - digo acercándome a Hannah con una sonrisa. - Es sólo una fruslería, porque entonces yo no tenía mucho dinero para grandes joyas, pero a ella le encantó. Estoy seguro que le hubiese gustado que lo llevases tú, ahora que eres toda una mujercita.

Con cuidado, me coloco detrás de mi hija y le abrocho el colgante, colocándola delante del espejo para que lo vea... una pequeña estrella de plata en el interior de una tuerca del mismo material.

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10/03/2011, 20:35
Hannah Herzog

La joven Hannah se queda embelesada mirando el colgante mientras su padre se lo abrocha. Simple, pero precioso.

-Oh, papi... muchas gracias...

Se da la vuelta rápidamente y le abraza el cuello, tirándose casi encima de él para darle muchos besos en las mejillas, riendo.

-Eres un papá excepcional. El mejor del mundo. Y ya verás que nos lo vamos a pasar de miedo aquí.

Luego se separa y vuelve a coger la estrella encerrada en una tuerca del colgante. La mira con detenimiento, intentando descifrar...

-Parece que hay aquí algo grabado, pero no llego a verlo -musita, forzando la vista-. Tal vez con una lupa de aumentos...

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11/03/2011, 13:43
Sven Herzog

- Claro, seguro que tengo una por aquí... - Me doy la vuelta y rápidamente me enjugo una lágrima del ojo antes de que Hannah lo vea. Son demasiados recuerdos en un momento y la explosión de efusividad de mi hija me ha emocionado más de lo que quiero dar a entender.

Rebusco en mi equipaje un momento, hasta que me doy cuenta que tengo mi antescopio (ateojo-microscopio) en uno de los bolsillos de mi abrigo. Cogiéndolo con cuidado, se lo llevo a Hannah, prefiriendo que sea ella misma la que lea la dedicatoria, aunque se la puedo recitar de memoria, pues la escribí con mis propias manos para Svetlana:

"Tú haces que encaje"

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14/03/2011, 18:44
Hannah Herzog

-Ohhhhhhhhhhhhhh...

No se sabe si es un jadeo o un suspiro. Lo que sí es cierto es que la joven queda totalmente emocionada.

-Vaya... yo... seguro que mamá se derritió cuando le regalaste esto... ¿verdad? -pregunta, con la voz algo temblorosa.

Se pasa un pañuelo por sus ojos brillantes, borrando el rastro de las lágrimas.

-Bueno... -sonríe de nuevo, volviendo a su estado normal: alegre-. ¿Qué opinas de todo esto, papi? ¿No es fantástico? ¡Qué gente tan peculiar! ¡Y qué lugar tan emocionante! Cuando se lo cuente a mis amigas las voy a dejar sin palabras, fijo... Oye -dice, cambiando totalmente el hilo de esa manera que sólo un adolescente podría hacer-, ¿vamos a ayudar al enano y a la chica que le acompaña? Sería fascinante ir con los caballeros bien vestidos -se sonroja levemente- y con esa señorita tan increíble...

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15/03/2011, 17:25
Sven Herzog

Agito la cabeza, ligeramente aturdido por el cambio de conversación que me obliga a salir de mis recuerdos.

- Ehm... Ich weiss es nicht, Hannah. No sé qué es lo que el señor Draconis espera que hagamos, así que no puedo decirte a quién acompañaremos más adelante. - Me paro a pensar mis próximas palabras por un momento. - Esa "señorita increíble"... Lady Thorntorn, ¿verdad? Una mujer bastante... "Libertina"...resuelta. Aunque, claro, no destaca entre todos los que están aquí.

Recojo el antescopio y lo vuelvo a guardar en mi abrigo.

- Ahora que lo recuerdo, tu tropiezo con el señor Whiplash, ¿fue fortuito? Has de tener cuidado con ese hombre, tiene algo que me inquieta... ¿No crees? Tanto como el Illuminati, ¿van Harkov? ¡Me ponen los pelos de punta! ¡Ay! Sé que te gustaría mezclarte con todos esos hombres de la alta sociedad, Hannah, pero la mayoría de ellos no dudarían ni por un momento en aprovecharse de la gente como nosotros si eso sirviese a sus propósitos.

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15/03/2011, 20:18
Hannah Herzog

La joven se muestra ligeramente dócil ante los consejos paternos, aunque en su fuero interno tales advertencias no hacen más que exacerbar su curiosidad natural de adolescente.

-Síiii, papáaaaa... -dice, entornando un poco los ojos y mirando hacia el techo, y añade, en tono monocorde-: ya sé que el mundo es peligroso, y que no debo fiarme de todos, y que a veces es mejor mirar y no hablar, y todo eso...

Con una de sus manos juguetea con el colgante. Entonces sonríe pícaramente.

-Claro que si hubieras seguido tus propios consejos... entonces no te habrías casado con mamá -señala, triunfal.

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16/03/2011, 20:29
Sven Herzog

Mi expresión de sorpresa ante la respuesta de Hannah dura solo el tiempo que tardo en cerrar la boca.

- ¡Eso no es lo mismo! - protesto. - Tu madre era una buena mujer, y la conocí en su casa, y... - por un momento me siento como si fuese yo quien tuviese catorce años y estuviese justificándome ante mi padre después de estar a punto de hacer saltar el garaje por los aires... - Y fue ella la que se acercó a mi... - reconozco sonrojándome.

Me doy la vuelta y, de forma mecánica vuelvo a coger el destornillador.

- De todas formas no te estoy diciendo que no te relaciones con ellos, pues en ese caso nunca habríamos venido. Solo quiero que tengas cuidado, especialmente con esos dos hombres, que no me han gustado nada... - La miro con un gesto de reproche y añado. - Aunque claro, había olvidado que tú "puedes defenderte bastante bien"... Vas a tener que explicarme dónde aprendiste esas... habilidades de las que hablaste antes, señorita - le digo con tono de regañina, pues tan sólo la llamo "señorita" en estos casos.

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16/03/2011, 22:33
Director

Notas de juego

Perdón por la intromisión, pero es que no puedo evitarlo: ¡jajajajajajaja!

Creo que permitiré que Hannah conteste antes de intervenir yo. Pero es que vuestra conversación es genial.

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22/03/2011, 16:48
Hannah Herzog

La joven prusiana se sonroja hasta la raíz del cabello, una mezcla de enfado y vergüenza. Después de todo... es su padre.

-Yo... bueno, ya sabes. Ahora está de moda -dice, deprisa, casi de carrerilla, como una lección aprendida- el que las señoritas asistan a clases de esgrima y de tiro, papá... No es nada malo.

Carraspea.

-Además, así te puedo ser de más ayuda que si sólo te paso las herramientas, ¿no? -frunce el ceño y se cruza de brazos-. Lo cierto es que me siguen pareciendo iguales las "Gustavson del nº 5" y las "Hieverr del 13". No sé para qué hay dos iguales, la verdad... y no me importa

Notas de juego

Problemas múltiples con Umbría. No sé yo qué pasa, pero me está jodiendo un poco...

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22/03/2011, 18:52
Everard Draconis

Antes de que Sven tenga tiempo de contestar, llaman a la puerta. Abrís y entra el señor del castillo, Everard Draconis, nuevamente vestido con otro traje diferente. Parece que a este hombre... bueno, a este dragón, no se le acaba el guardarropa.

Os saluda con una sonrisa y una inclinación de cabeza.

-Buenas noches, señores... espero que se encuentren cómodos -dice con su voz grave y aterciopelada, mientras se acerca a una estantería, toca un resorte oculto y despliega un pequeño minibar. Se sirve una pequeña ración de lo que parece coñac en una gran copa. La agita para difundir su olor y sonríe satisfecho.

Entonces se fija en el aparato que hay en medio de la habitación. Enarca una ceja y lo señala con la mano en la que lleva la copa.

-¿Uno de sus inventos herr Herzog? -pregunta, curioso-. Iba a ofrecerles algo de bebida, pero tendrán que disculparme -sonríe algo afectado-, si no puedo evitar satisfacer mi curiosidad inmediatamente...

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23/03/2011, 09:27
Sven Herzog

Frunzo el ceño ante la respuesta de Hannah y abro la boca para contestarle, cuando se abre la puerta de la habitación. Sobresaltado, me vuelvo para encontrarme cara a cara con el señor Draconis. Intento disimular el acaloramiento del momento mientras se sirve la bebida, pero, preocupado, no puedo dejar de darle vueltas a la cabeza... "¿Cómo demonios se supone que va a ayudarme que se meta en peleas a punta de espada y pistola?"

Sin embargo el dragón, aún me cuesta pensar en él de ese modo, hace la pregunta adecuada para distraerme hablando de mis inventos. Dirigiéndole a Hannah una mirada de reproche, me vuelvo hacia el aparato que señala nuestro anfitrión.

- ¡Ah! Esto... Es mi autario, mi "auto-secretario". Verá, sirve para transcribir palabras. - Señalo una trompetilla que apunta hacia arriba. - El sonido se captura aquí y la vibración se transmite a esta membrana -  la recorro con el dedo hasta señalar una pequeña chapa de metal muy fina. - En su base hay unos finos cables de acero, muy rígidos que, dependiendo de la frecuencia y la duración de los sonidos mueven unos pequeños buriles que golpean este cilindro de aquí - bordeo el artefacto señalando un pequeño cilindro en el cual se ven algunas marcas - que está girando. Los buriles dejan su marca en en cilindro y, dependiendo de lo que graben, se activan esos engranajes que finalmente mueven las letras que pintarán el papel. Sin embargo, solamente con eso el autario cometía graves errores de ortografía, así que tuve que añadir un pequeño sistema de realimentación - indico una zona en la cual hay una pequeña lupa y espacio para colocar un libro pequeño o algo similar - que comparase las palabras que iba a escribir con un diccionario básico antes de imprimirlas sobre el papel. Eso hace que sea algo más lento, pero mejora notablemente la calidad del texto final. - Sonrío triunfante al terminar la explicación, pero me pongo algo más serio al ver la expresión de Hannah al otro lado de la habitación.

- Pero... ejem... lamento si le he aburrido, señor Draconis. Probablemente usted sea un hombre muy ocupado y no quiera perder el tiempo escuchando el funcionamiento de mis inventos...

Algo más nervioso miro a uno y otro lado, hasta que finalmente decido coger una llave Allen que está junto al autario y empiezo a juguetear con ella, moviéndola entre los dedos de forma casi compulsiva.

Notas de juego

Cita:

Problemas múltiples con Umbría

Bueno, ¡ánimo que nos pasa a todos de vez en cuando! ¡Y ya acabaremos esa discusión sobre las armas, señorita!

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25/03/2011, 15:50
Everard Draconis

-No, no, se lo ruego. Me fascinan los pequeños... pasatiempos mecánicos. Me encanta comprobar cómo han evolucionado los humanos en tan corto periodo de tiempo -comenta, sin acritud, como dando por hecho que, por ejemplo, el agua moja-. Sin duda un invento que revolucionará la sociedad... aunque yo, personalmente, encuentro muy relajante escribir mis propias notas.

Acerca su copa a los labios y no bebe de ella, sino que simplemente aspira su aroma.

-Pero tempus fugit, ¿no es cierto? -sonríe y os mira a los ojos alternativamente-. Bien, querría yo saber sus impresiones sobre lo que les he presentado esta tarde. Si acceden, está claro cuál va a ser su cometido: investigar la puerta de orichalchum y tratar de abrirla... siempre con seguridad, por supuesto. Pero... -ensancha su sonrisa algo afectadamente- hay que habar del siempre desagradable asunto del pago, ¿no es cierto? A veces me pregunto -añade, divertido- el porqué de esa frase: "el desagradable asunto del pago". ¿Cómo va a ser desagradable si, por una parte hay quien lo espera por sus servicios y, por la otra, hay quien estaba dispuesto a darlo para obtener un servicio? Todos contentos...

Se encoge de hombros y mira de reojo a Hannah. Luego centra la mirada en Sven de nuevo.

-Ustedes dirán, qué pueden desear de un dragón...

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25/03/2011, 23:42
Sven Herzog

"¿Qué pueden desear de un dragón?". Una buena pregunta que llevo haciéndome varios días, desde que emprendimos el viaje desde Viena. Una vez más me pierdo en mis recuerdos, "Sveta... Tú siempre negociabas con los grandes señores y conseguías lo que necesitábamos, que tampoco es mucho, pues siempre fuimos gente sencilla... Sveta". Al pensar en mi esposa una lágrima acude a mis ojos sin haberla llamado. Al fin y al cabo, lo que más desearía ni siquiera un Señor Dragón puede concedérmelo.

Desechando la idea de mi cabeza rápidamente, mi mirada vuelve a Hannah. Al fin y al cabo, ella es la razón por la que estamos aquí. Sé que quiere vestidos bonitos, como los de sus amigas, pero nuestra economía está lo suficientemnte saneada como para que podamos permitírnoslos sin la necesidad de ponernos en peligro... "¡Peligro!". De repente me doy cuenta de algo que lleva rondándome la cabeza desde que vimos los grabados, un pequeño detalle que había obviado hasta el momento, pero que no puedo dejar de preguntarle al dragón.

- Señor Draconis, antes de hablar del pago, hay algo que quiero preguntarle. Según lo que se nos ha dicho, aquellos que intentaron abrir esas puertas sufrieron una "curiosa muerte". Antes de aceptar ese trabajo, necestiaría saber como piensa usted garantizar la seguridad de mi hija, pues por nada del mundo aceptaría que se pusiese en peligro su vida.

Miro firmemente a nuestro anfitrión, pero evito desviar la mirada hacia Hannah al darme cuenta de que he hablado de "su" seguridad, pero no de la mia. Las perspectivas de trabajar con un material de unas cualidades tan particulares, merecen suficientemente la pena como para que un verdadero científico e ingeniero asuma ciertos riesgos.

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30/03/2011, 19:45
Everard Draconis

El dragón mira a Sven con curiosidad.

-Desde luego, señor, tiene usted mi palabra de que haré lo posible por minimizar riesgos. Aunque como he de serle sincero -añade- también tengo que decirle que esta empresa es... peligrosa. Si aceptan... estarán aceptando el peligro. Pero claro -sonríe-, ¿qué científico hoy en día no se enfrenta al peligro de lo desconocido? ¿Acaso los grandes descubrimientos se logran desde detrás de un confortable muro de seguridad?

Bebe un sorbo de su copa.

-No, no creo que sea así. Y usted tampoco, señor Herzog.

Mira ahora a Hannah.

-Y estoy razonablemente seguro de que su hija, esta encantadora señorita, está de acuerdo conmigo en que a veces hay que cortarse con el filo de una espada para aprender cómo esquivarla la próxima vez que quiera golpearnos...