Partida Rol por web

- Pues ponte a ganarte el sueldo, irlandés, y ayúdame a hacer un campamento -responde Liv, asintiendo a los consejos del irlandés-. Escoge la zona que te parezca mejor y vamos a empezar ya, me aburro de tanta cháchara y tan poca acción. Y si vuelves a llamarme "querida" vas a pasarte una larga temporada meando con ayuda -termina, sin acritud ni hostilidad, enunciando un hecho en un tono completamente conversacional-, porque te romperé las putas piernas.

Dedico al irlandés mi mirada más severa mientras salgo caminando detrás de Hannah.

- Hija, espera... - digo tomándola del brazo. - No es prudente que salgas tú sola. - Le sonrío tiernamente mientras apoyo la mano en su hombro en un apretón de ánimo. Mientras la retiro, me fijo en el colgante del engranaje que le di el día anterior y sonrío, sabiendo que la dedicatoria que antaño escribí para su madre ahora se aplica perfectamente a ella.

Tirando de ella con suavidad, hago que vuelva al grupo mientras discutimos qué hacer.

- Bien, la señ... Liv ya ha expresado su deseo de quedarse aquí y, desde luego, no resulta apropiado que usted se quede a solas con ella - digo amonestando al explorador con el índice una vez más. - Por otro lado, está claro que necesitaremos más provisiones para establecer un campamento más permanente y, como dije esta mañana, no me importaría echar un vistazo a la biblioteca del señor Draconis, sobre todo ahora que tengo una ligera idea de qué debo buscar. Me temo que eso nos deja solamente una opción, que Acteon me acompañe al castillo.

Miro nervioso a Hannah. - En circunstancias normales insistiría en que mi hija me acompañase, pero dada la compañía - añado frunciendo el ceño hacia el irlandés - empiezo a planteármelo...

Señalo el lugar donde Liv empieza a sacar las cosas de su mochila. - Por otro lado, estoy de acuerdo con el señor Acteon en que no es prudente encender una hoguera tan cerca de la puerta, pues aún no sabemos cómo puede reaccionar el material a variaciones térmicas. - Doy por sentado que un par de enanos tienen experience más que de sobra para poder encender una hoguera en una cueva, pues los conductos de ventilación de las fraguas enanas son legendarios en la Nueva Europa.

- No te preocupes por Hannah, doc, te prometo que cuidaré de ella como si fuera mi cinturón de herramientas -dice Liv, solemnemente.

Frunzo el ceño, dubitativo.

- Aún no sé que es mejor, si que venga conmigo o se quede... - Inspiro profundamente, sabiendo que mi hija agradecerá ser ella la que decida, pero sin terminar de estar convencido para dejarla hacerlo. Mordiéndome los labios en una expresión casi infantil, finalmente añado. - ¿Qué te gustaría hacer a ti, Hannah?

Casi sin darle tiempo a contestar, me vuelvo a mirar a la puerta, como si escuchar su respuesta me fuese a costar tanto como plantear mi pregunta. Como la mayor parte de las veces que me pongo nervioso, dedicarme al trabajo consigue calmarme.

- Pero antes de salir... D.G. ¿Ves alguna marca en las zonas de la puerta por donde pasan las lineas del campo magnético? Me pregunto si las lineas están relacionadas con las uniones de distintas partes de la puerta, pues es evidente que la montaron aquí, ya que no cabe por el pasillo.

Le señalo al enano las zonas que corresponden a las marcas en mi dibujo, pero no puedo evitar girar la cabeza para mirar a Hannah por encima del hombro mientras ella medita su respuesta.

Hannah decide hacer oídos sordos a los comentarios. Claro que... ella misma se los ha ganado. Y, después de todo... "Helen dice que los chicos siempre dicen esas cosas a las chicas para luego... ¿Por qué siempre se queda callada y sólo sonríe?".

-No pasa nada, papá -le dice a Sven-. Si vamos a necesitar algo de madera, mejor voy yo a por ella. Hay muchos arbustos por la zona y tú... tú tienes que comparar tus notas con las de DG y Liv.

Le da una palmadita a su padre en la mano.

-No te preocupes, que estaré bien -se lleva una mano al chaleco, en cuyo interior hay un bulto sospechoso-. Los lobos sólo salen por la noche.

Dicho lo cual... se marcha.

-No, si al final la culpa será mía -murmura el irlandés mientras Sven "consuela" a su hija-. A ver, que quede claro que aquí estamos todos de bromas. El humor relaja el cuerpo y aleja la preocupación. Mis disculpas (de nuevo) si alguien se ha sentido ofendido por los comentarios que, no obstante, ha iniciado la encantadora Liv. No es mi intención quedarme mirando las posaderas de nadie -sonríe llegado a este punto y levanta ambas manos, pidiendo paz-, aunque tengan tan buen aspecto como las de las presentes.

Le guiña un ojo a Hannah a modo de disculpa, antes de que se vaya, y después se gira hacia Sven.

-De todas maneras, míster, y yendo a lo que nos interesa, ya le digo yo que se tarda medio día en ir y venir -repito una vez más-. Esto es: no va a tener tiempo de ojear nada si quieren estar de vuelta aquí antes de que anochezca. ¿O es que piensa quedarse en el castillo esta noche y obligarme a volver a por usted mañana?

- Los enanos no somos encantadores -replica Liv-. Y nuestro sentido del humor dista mucho del de los humanos. Pero acepto tus disculpas, aunque mi aviso sobre tus piernas sigue en pie.

Miro a Hannah recordando las voces junto al río. "No son los lobos lo que me preocupa", pienso mientras recojo las cosas rápidamente y salgo detrás de ella. Miro a mis acompañantes, urgiéndoles para seguir a mi hija lo antes posible...

- ¿Querían montar el campamento fuera, no? - Pregunto ante su mirada de sorpresa.

Prácticamente arrastro al irlandés conmigo siguiendo a mi hija, hablándole constantemente para no dejarle centrar su atención en la parte baja de la espalda de Hannah.

- Pues, en realidad, no creo que sea capaz de aguantar un viaje de ida y vuelta al castillo montando en esos animales. - Digo frotándome los riñones para no llevar directamente la mano a mi rabadilla.  - Así que la respuesta es sí, pensaba pasar la noche allí. Así aprovecharía para mirar la biblioteca... Aunque tal vez tenga razón - añado al ver su expresión de disgusto, - aún hay muchas cosas que debo investigar aquí, así que es posible que sea mejor dejar los libros para un poco más adelante. "Y así de paso, acabamos con mi dilema sobre dejar aquí a Hannah o pedirle que me acompañe al castillo."

Liv alucina bastante con la actitud de Sven, pero ya se está acostumbrando a sus divertidas peculiaridades. Esboza una sonrisa divertida y, sin dejar de saborear la pipa, comienza  a mover el precario campamento hacia una zona más cercana a la entrada, como ha dejado dicho el irlandés. Aprovecha para observar el techo de la caverna, por si hubiera alguna oquedad interesante que pudiera hacer de chimenea de un fuego.

Una vez termina de hacer eso, en espera de que Hannah o el irlandés -ya no le ha quedado claro- traigan madera para la hoguera, saca el cuaderno y en su plano -no un plano detallado de un artista, sino el plano esquemático y gráfico de un ingeniero- marca los lugares donde deberían poner puntos de luz que garantizaran una óptima iluminación de la zona de estudio -la puerta, vamos-.  También esquematiza, según las zonas que parecen más importantes de la puerta, las alturas y direcciones del andamio que van a fabricar; y por supuestísimo, la estructura de los arneses de seguridad. Hace todo esto minuciosamente, como su padre le ha enseñado. En una mina hay que ser especialmente cuidadoso, y los sistemas redundantes nunca están de más. De vez en cuando, cuando duda entre dos puntos del plano, coge una cadena que cuelga de su cuello y juguetea con ella, nerviosamente.

Con una tiza, traslada esos puntos al mundo real, haciendo inscripciones en las paredes de la caverna que para un no iniciado seguramente sean un galimatías, pero que para alguien como ella son claras y concisas indicaciones de cómo se debe estructurar todo.

Arrastrado por el inventor prusiano, Acteon se dirige también a la entrada.

-OK, míster. Entonces haremos una cosa. Usted, el enano y yo -señala alternativamente a Sven, a DG y a sí mismo- iremos al castillo... ya, que creo que es una buena hora -añade, mirando brevemente hacia el cielo para ver dónde se haya el sol-. DG y yo traeremos lo que haga falta esta tarde-noche y usted se quedará en el castillo a la espera -pone una mueca al prever la cabalgata que le va a tocar realizar- de que yo mismo vaya a buscarle mañana por la mañana. ¿Conformes?

Me muerdo el labio, pensativo.

-Sí -contesto, firme-. A mí me parece bien. ¿Has hecho una lista con las cosas, Liv? -pregunto a mi hermana-. Deprisita que aquí el gigantón pelirrojo quiere marcharse ya...

Echo un vistazo a sus apuntes.

-¿Oh, muy bien! Pero... creo que esa polea estaría mejor un palmo más a la derecha... o no, no. Sí, bien así. ¿Se te ocurre alguna cosa que traer? Específicamente, digo. Porque si no traeré lo que me parezca y luego no quiero quejas -advierto a Liv señalando su nariz con mi dedo índice.

Hannah escucha en silencio la conversación que está teniendo lugar cerca suyo. No es tan tonta como para marcharse lejos. No conoce este lugar y, pese a sus palabras, no tiene ninguna gana de perderse y encontrar "lobos".

Después se acerca a su pare, con las riendas del caballo de éste en las manos.

-Ten cuidado, papá, y no te preocupes -añade, poniendo mueca de hastío-, que me portaré bien, no deambularé por ahí sola y además me cepillaré los dientes después de comer... -sonríe-. Estaremos bien Liv y yo.

-Pues veamos... si consiguieras saquearle algo de tabaco rubio o de cerveza roja decente al dragón, sería magistral; pero creo que me conformaré con que traigas las hachas o el material de construcción básico que vamos a necesitar, lo propio para construir el campamento, víveres esenciales... Una lupa me vendrá bien, supongo que esa maquinaria no va a ser toda de buen tamaño; también  quiero unos guantes gruesos por si acaso. Y tráeme jabón, ¡no se te olvide!

Liv se queda pensativa, pero no se le ocurre nada más que pueda necesitar. Evidentemente, cuando llegue el momento le hará falta un montón de cosas...

¡¡Dejar a dos mujeres... dos chiquillas... en un bosque solas!! ¿Es que se han vuelto locos? Durante toda la conversación miro a todos mientras hablan con un gesto dubitativo, pero las últimas palabras de Acteon me hacen decidirme finalmente por una opción.

- Con su permiso, señor Gwyn Dwr, creo que tan solo conseguiría retrasarles - digo señalando al caballo. - Y ni siquiera estoy seguro de que mi... espalda... soporte el viaje de vuelta al castillo - añado casi en un susurro a modo de confidencia. - Además, no quiero hacerle volver por mi dejando desprotegido el campamento por la mañana. Ya tendré tiempo para mirar los libros cuando volvamos al castillo con más calma, pues en una sola noche no tendré tiempo para investigar nada... ¡y menos después de pasar todo el día en ese animal!

Me vuelvo a Hannah, cogiendo las riendas del caballo que me ha traído y diciéndole con una sonrisa: - Pero que me quede no quiere decir que no tengas que cepillarte los dientes, ¿¡eh!? Además, - añado mirando a Liv - así podremos discutir las posibilidades para abrir esa puerta.

Me acerco al irlandés. - Si fuese posible que el señor Draconis nos proporcionase algo de ese material, orichalcum, para realizar algún ensayo sin afectar a la puerta, sería de gran ayuda.

Dicho esto, vuelvo a atar el caballo junto a las monturas de Liv y Hannah y empiezo a recoger algunos palos para colaborar en esa hoguera, ante la mirada de estupefacción del resto de los presentes que a todas luces deben pensar que me falta un tornillo.

- Doc, lo primero antes de intentar nada es montarnos nuestra infraestructura, así que será bastante más útil que busques algo en la biblioteca mientras yo me encargo de andamios y apuntalamientos. Poco vamos a poder discutir sobre la puerta si ni siquiera alcanzamos a ver la parte de arriba, ¿no crees? Y los ensayos que quieras hacer sobre el metal, tendrás que hacerlos en el castillo: aquí por ahora no tenemos material para jugar a la química.

Le dedica una mirada tranquilizadora y se palmea el lateral del holgado pantalón de enano, donde Depredadora, el prototipo, permanece expectante...

-Aquí estaremos seguros, si es lo que te preocupa: fíjate en que no hay señales de que entren aquí muchos bichos. Además, no te lo tomes a mal, pero para mí que Hannah sabe defenderse casi mejor que tú, doc.  Estaremos bien, te lo prometo.

Interesante discusión entre Sven y Liv.

Los dos tienen razón en su postura, claro, pero algo hay que decidir. Mientras determináis con firmeza qué vais a hacer, Acteon se está dedicando a preparar sus cosas y DG anda murmurando sobre la lista de cosas que Liv le ha mandado traer.